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Ver la versión completa : El lamento de lucifer



buholobo
14/04/2013, 11:23
LEER PARTE 1

EL LAMENTO DE LUCIFER Advertencia: Este relato contiene fragmentos y pasajes que pueden herir la susceptibilidad del lector creyente. Esta es una obra de ficción, y de ninguna manera, el autor pretende emitir un juicio de valor ni agraviar signos o creencias religiosas cimentadas y sustentadas por la fe de cada persona.


I- UN LIBRO DESCONOCIDO Y SORPRENDENTE

Soy Lucifer. Y para casi todos los seres humanos soy el Demonio, Satanás, Belcebú, Luzbel, Mefistófeles ó cualquiera de los nombres con el que suelen llamarme neciamente al asociarme con criaturas mitológicas creadas por sus ********s creencias, y es mi historia tan lejana, tan distinta de como la han contado los hombres en sus libros religiosos, en sus textos bíblicos, en sus pergaminos sagrados, y en cada una de las leyendas diseminadas por la tierra desde la misma creación de la humanidad, en las que me idealizan como a un ser abominable, el origen de toda perversión y me denominan como el Malo, el que trae tormentos y aflicciones, crueldad y miseria, el culpable por el pecado, la lujuria, el daño, las enfermedades, la crueldad, la envidia, el dolor, las guerras e interminables calamidades de las que los hombres necesitan un responsable de sus propias culpas, y se estremecen de pavor no sólo al oír mi nombre, sino ante las figuras extrañas, grotescas y absurdas con las que me representan en efigies, estampas, grabados y en cualquier medio en los que me asocian con la fealdad más repulsiva, y así como he dicho que me idealizan, yo, uno de los reyes del universo, debo soportar los delirios y calumnias que hacen de mí, un ser maligno y aterrador, cuando la raza humana en realidad no conoce ni siquiera un ápice de la verdad, esa que dan por acreditada en exclusividad y a favor de Jehová, Dios, Padre Celestial y cuanto otro nombre con el que los piadosos le invocan, y es realmente curioso que para ambos tienen siempre una cantidad de patronímicos y formas nominativas, cuanto también no es menos cierto que para mí son todas execraciones y anatemas, y para el que llaman el Bueno, por el contrario está colmado de alabanzas y agradecimientos y su nombre es bendito hasta el último suspiro de sus vidas terrenales, cuanta injusticia, cuanta desigualdad para con uno de los seres más extraordinarios del infinito cosmos, cuanta calumnia para con aquel que en un tiempo fue el más grande espíritu celestial de la Creación, un ángel de belleza sin igual y poderoso cuando nada existía, llamado a encender los primeros fulgores del universo, y me fue dado por nombre Lucifer o “ el que trae la luz” y que lanzado de su sitial de origen, expulsado como apóstata aborrecible, hoy reina en paralelo con el que llaman Dios y adoran y entronizan como el único, cuanta torpeza e ignorancia, y bien claro está que han sido sus iglesias y religiones quien los ha llevado a creencias confusas, destinadas a estigmatizar a un príncipe de la Creación, cuyos dominios circunscriben a las tinieblas a las cuales creen que ha sido arrojado de los cielos eternos por desobediencia y no a raíz de una contienda por la supremacía del mundo, pero ¡hay de ustedes!, hombres, que aunque pudieran vivir una eternidad completa, serían incapaces de conocer el origen del bien y del mal, parte indivisible de vuestra condición humana cuyos fundamentos usan tanto para su beneficio como para su perdición, que cuando aquellas bienaventuranzas acontecen es voluntad divina que los reconforta, pero cuando los desploma el infortunio es maldición que viene por el demonio de los infiernos de fuego, y por ello asocian mi lugar de residencia con el fuego sin comprender al menos su esencia, vital como el aire o el agua, que despertó reverencia desde los tiempos remotos y que la sabiduría natural de los vuestros primeros congéneres de la tierra nunca relacionó conmigo, y que por causas de las supercherías, mitos y religiones que se extendieron a lo largo de los tiempos en necio discurrir de bárbaro oscurantismo, pasó a representar un elemento de tortura y de castigo para las almas pecadoras, guardando para aquellas que tomaron el camino del temor y la obediencia a un Dios todopoderoso y celestial, y otros a un conjunto de dioses fantásticos, el paraíso que solo existe en vuestra especulación, un edén en resarcimiento de las privaciones, flagelos y dolores terrenales que ustedes mismos se provocan, y no saben, en la creencia que ése es el camino hacia una eternidad colmada de venturas, que la eternidad no es lugar de dichas ni aflicciones, ella es sólo eso, eternidad.....

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LEER PARTE 2

II TODOS SON MIS ENEMIGOS

La noche se cierne sobre la cárcel levantada en las afueras de Greenvalley, y en el pabellón de neuropsiquiatría para presidiarios con facultades mentales alteradas, la interna número diecinueve, Lucy Pikerson, deja caer sobre la mesa de noche el libro que ha comenzado a leer; “El lamento de Lucifer”, un vetusto anónimo de tapas revestidas en cuero rojo desgastado por el tiempo, que llegó a sus manos en uno de los paquetes de golosinas, cigarrillos, galletas, cosméticos y especialmente libros, los que desde hace algún tiempo recibe de un ignoto admirador, tal como él se proclama en las cartas que acompañan a estas remesas. Lucy, una obesa enfermera que de un día para el otro comenzó a enloquecer mientras trabajaba en el hospital público de una ciudad en el Estado de Nuevo Méjico pudo disimular la alteración y trastornos que estaba padeciendo su cerebro. Durante ese lapso, su mente desquiciada la llevó a provocar la muerte, al menos a una docena de pacientes de ambos sexos afectados por dolorosas enfermedades, en la seguridad de que así las libraría de sus prolongados sufrimientos. La inquietud de las autoridades por los decesos sin explicación médica, dio motivo a la intervención de la policía y agentes de investigación federal, más nunca se llegó a pruebas que pudiesen incriminar a personas relacionadas con el establecimiento hospitalario, estando por el momento estos casos, tipificados como “muertes enigmáticas”, envueltas en una total nebulosa y con el riesgo de terminar ingresando a la leyenda de los crímenes y misterios nunca esclarecidos. Unos meses después del último asesinato, producto del caos hospitalario que se creó al tomar conocimiento público la prensa, se inició una corrida de pacientes que se auto derivaban a otras clínicas, lo que hizo que el establecimiento colapsara económicamente y fuese necesario reducir personal. Lucy fue la primera despedida. Las extrañas muertes cesaron repentinamente y ello encendió en los agentes de la investigación una luz de esperanza que comenzara a disolver la nebulosa en la que estaban envueltos estos casos, y la búsqueda tomó otros rumbos. Mientras tanto, Lucy, poco amiga de gastos innecesarios y superfluos, con sus ahorros y la indemnización recibida, compró una cabaña en las montañas de Colorado, donde se retiró a vivir casi como una ermitaña. Su último crimen fue producto del azar. Ocurrió en oportunidad de un accidente en el cual atropelló con su automóvil al vehículo de un hombre que circulaba en sentido contrario por la nevada carretera. Lucy baja de su automóvil y comprueba que la persona se encuentra viva, pero en estado grave, necesitando atención médica con urgencia. Las lesiones ocurren a causas del impacto de su cabeza que destruyó el parabrisas, casi cercenándole el cuello.Una llamada a emergencias del área, podía quizás salvar la vida del desdichado conductor.
La terrible enfermera ni se inmuta por lo ocurrido. Logra poner en marcha el vehículo del hombre y con absoluta muestra de habilidad, lo arroja al precipicio que corre al costado de la carretera; el fondo del desfiladero se traga prontamente auto y el cuerpo, y gradualmente va siendo cubierto por la copiosa nevada que cae sin pausa en la zona. Finalmente, Lucy sin ningún tipo de inquietudes prosigue la marcha a su casa de la montaña. La búsqueda frenética de la esposa de este hombre, con más la ayuda de la policía estatal llega su fin con el escurrir de la nieve en los primeros días de primavera, momento en que es hallado el automóvil y el cadáver del conductor, y los pasos de la policía que ha ido atando cabos sueltos desde tiempo atrás, se dirigen hacia la casa de la enfermera. La mujer niega conocer algo del tema por el cual se le viene a interrogar. No obstante en un momento se quiebra y con la naturalidad de la demencia ahora totalmente expuesta, cuenta la verdad de los hechos y confiesa lo ocurrido y lo que hizo con el cuerpo del infortunado automovilista. Luego insiste en hacer notar que fue un accidente; que se asustó por la “muerte” del hombre y que por ello lo arrojó al vacío para no verse involucrada en el siniestro. Pero todo es en vano. Ya la policía había investigado sobre el pasado de Lucy; la arresta y conduce a la estación de policía del pueblo vecino, y luego de una hora de intenso interrogatorio en los que surgen contradicciones de todo tipo, Lucy se desmorona y confiesa los crímenes perpetrados en el hospital de Nuevo Méjico.

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LEER PARTE 3


Juzgada y condenada a reclusión perpetua en la cárcel de seguridad especial de Greenvalley, en estos momentos pasa revista a las burdas calumnias que sobre ella y su enigmática personalidad, han escrito las revistas y periódicos.
Una espectral luminosidad sobre la lobreguez de la prisión, derraman las estrellas que rodean como collares de luciérnagas, la luna macilenta y azafranada, inerte sobre el marco del cielo. Fantasmales horas se abalanzan desgranadas segundos tras segundos sobre la horda de pensamientos azorados que produce la razón subvertida de Lucy la loca, tendida sobre su camastro de reclusión eterna. Miles de cielos e infiernos a lo largo de su vida restante tendrán que transitar por las distancias infinitas de su minúsculo cuarto de pesares, de agobios y de sabores de perpetuidad, y aún así no le preocupa el vacío de su presencia en un mundo atormentado, irritado e hinchado de aflicciones. Levanta la vista hacia el cielo protegido del techo de su celda, mira unos instantes y luego entrecierra los ojos. Un brusco estremecimiento que hace vibrar el lecho, le saca de su ominosa abstracción. Enciende un cigarrillo y el humo parece formar grises espectros que rápidamente se deshacen y escapan por los imperceptibles recovecos de su celda. Lucy fuma y fuma, y con cada bocanada brotan de sus trémulos labios, espasmódicas palabras que musita por lo bajo, casi como en silenciosa oración desasosegada que alguien pudiera oír en su reino de soledad. ¿Por qué yo, por qué Señor, Dios mío, debo pagar con este cruel encierro, todo lo que he hecho por mis semejantes? Yo, que conozco los favores de la piedad y he aliviado los dolores infinitos de quienes sufrían sin compasión y esperaban la muerte misericordiosa que los alejara de su mundo de padecimiento. ¡Ay de mí, Señor!, que sólo recibo castigos y dolores de Tu mano... ¿Es que acaso me reservas para Tu servicio, a Tu lado, en Tu Reino Celestial?.. Pero ahora, reconfórtame y ayúdame a soportar esta iniquidad... Apiádate de mí, no ves acaso que apenas soy una débil mujer... ¡Señor ¡ ¿ Estás ahí?.. ¿Me escuchas? ¡Golpea con tu puño poderoso y haz polvo a esos infelices profetas de la calumnia y la infamia! ¡Señor, me oyes!, ¿ Estás allí?. ¿Señor?-... Lucy aplasta con violencia el resto insignificante del cigarrillo, e intenta una vez más cerrar los ojos velados por un mar de lágrimas, pero el engranaje constante de su razón hace girar la rueda de los sueños, y todo vuelve a comenzar. ¡Señor ¡ayúdame, por favor!,...... Y, como en una letanía siguen los sollozos ahogados, hasta que por fin, luego de horas interminables, la paz victoriosa sobre una de las diarias y enigmática contiendas desencadenadas en aquella celda de pesadumbre, lenta y gradual se interna en los recónditos meandros del trastornado encéfalo de la desdichada, que ahora duerme. Con el anuncio de la aurora, la luna se espanta y retrocede a la visión del ojo humano. La mujer se recuesta y estira uno de sus brazos hacia la mesa de noche donde parece esperar impaciente el libro extraño, entre cuyas hojas sobresale un trozo de papel a modo de indicador en la hoja en la cual había interrumpido su lectura, y Lucy lee:

buholobo
14/04/2013, 11:29
LEER PARTE 4

….. ciertamente es el temor a lo desconocido, lo que los ha llevado a subordinarse a reglas ancestrales creadas desde tiempos remotos, preceptos para inculcar entre ustedes la existencia de una breve vida terrenal, y una pretendida vida extraterrena infinita en un edén de flores y aguas cristalinas, para aquellos que aceptaron la obediencia a un Dios que no se hace presente ante vuestra vista, que no se inmuta ante todo tipo de calamidades las que paradójicamente parecen lloverles desde el cielo día a día, pero cuyas leyes de sumisión a Sus órdenes son inexorables, so pena del castigo y destierro a los dominios del mal, reino en el que soy el amo y tenebroso señor desde los tiempos de vuestros textos sagrados, desde la misma Creación del hombre, en la cual he sido representado como la serpiente que indujo a la primer mujer, comer de los frutos del árbol del Bien y del Mal, árbol prohibido en el que acercarse al mismo era malo, terrible contradicción que escapa a toda lógica, pues si el conocimiento de esta diferencia significaba el castigo y la muerte de los primeros hombres y sus descendientes, mal podían estos discernir acerca de uno de otro concepto y lograr expandirse en libertad , ajenos a la obediencia tiránica impuesta, y ese fue el inicio del pretendido pecado original, el descubrimiento del sexo, la vergüenza, la expulsión del Paraíso, el parir los hijos dolorosamente y otras desventuras, mandamientos de un Dios vengativo y poco avenido al perdón para con criaturas formadas a Su Imagen y Semejanza, las que asistían a las primeras órdenes confusas y temibles, por las que debían rendirse a la obediencia absoluta de un Creador inexplicablemente urgido por el escarmiento con aquellos que osaran desafiar sus preceptos y decisiones, lo que me consta fue usado para ejercer el dominio total del Universo y de toda cosa que en él existiera, siendo la actitud de su poder omnímodo, la representación perfecta del amo con sus siervos y ganado, el soberano con su heredad, siendo para ello necesario inculcar entre ustedes, la existencia de un enemigo maligno, dotado de poderes en los que la perfidia, la mentira, la insidia y la maldad, fueran de tal magnitud como para representar un peligro para vuestra almas, y así yo, Lucifer, el ángel esplendoroso de la Creación, el que enciende el lucero de la mañana, fui condenado a ingresar a la lista de los demonios, convertido en un enemigo avieso de insaciable apetito, cuya existencia estaba orientada a adueñarse de las almas de los hombres, cruel patraña que muchos perversos aprovecharon, y aprovechan del mito y la superstición de sus comunidades, para cometer crímenes a los que añaden un toque siniestro que pueda ser identificado con la huella del mal, y se profundiza la creencia que trato de competir con Dios, instigando en mi favor ceremonias fetichistas e idólatras, cuando yo no necesito de pleitesías ni sumisiones, pese a que los hombres me señalan como El Gran Tentador, sin que esos detractores puedan comprender que a la perfección se llega a través de las tentaciones, palabra que relacionan con algo pecaminoso, cuando en realidad la misma viene en resultar un estímulo, un acicate, para obtener lo que uno se propone, y que si por causas de lo que ustedes llaman destino, la buena fortuna resulta esquiva, nada tengo que ver con los afanes y tropiezos naturales del hombre, el que no puede contactar conmigo ni con Dios, y quienes así lo afirman sólo desvarían y no hacen más que aumentar las historias e intervenciones de poderes que están fuera de las discusiones humanas, siendo las iglesias y cultos quienes invariablemente reúnen ambas fuerzas y dirigen con el apotegma del castigo infernal, al rebaño de humanos ajustados al orden que imponen estas creencias de mi presencia adoptada por múltiples formas entre los seres que representan la malignidad, y vuelven una y otra vez a la asociación de mi figura con la del demonio de la perdición, generalización obligada de religiones nacidas en la confusión de los primeros tiempos, donde nunca, nadie, antes ni ahora, pudo probar otra cosa que sus propias dudas y recelos, en las que tanto puedo resultar un vendedor de ilusiones como un comprador de almas, almas que no necesito para ningún objetivo, como tampoco esas almas irán a descansar junto a otros seres de existencia inmaterial, incorpóreas, intangibles, que ciertamente existen, pero que nada les une a ustedes, humanos necesitados de socorro externo y milagroso para justificar sus propios errores y culpas, especulación que sólo existe en lo profundo de sus creencias no obstante que algunos llegan a jactarse de obtener relación con criaturas divinas, cuyo cometido en el universo se encuentra muy distante de vuestra visión y alcance, y son éstas pretendidas conexiones no más que pequeñas trampas que se hacen a sí mismos, embaucamientos que tienden a mantener distancia de la propia y única realidad, su condición de mortales que en el momento supremo no alcanzan limbos, cielos ó infiernos, ya lo he dicho; sólo la eternidad, que sigue a la fuga del alma de su irreductible isla corporal, pero que otorga al fin, la paz y el descanso de tantas aflicciones terrenas.....

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LEER PARTE 5

III El lamento de Lucy

“Por mí se va a la ciudad doliente; por mí se va al eterno dolor; abandonen toda esperanza ustedes que aquí entran”. Las palabras del Dante aletean como mariposas incansables por entre las sinuosidades del cerebro de Lucy. Ha dejado por unos momentos el libro intrigante, extraño, y mientras la pausa entra en colisión con sus febriles y desquiciadas reflexiones, en un proceso simultáneo de recuerdos, fantasías y espacios en blanco que rápidamente desaparecen y dejan lugar a nuevas lucubraciones que trepan al carrusel de su memoria, ella se eleva por sobre las cumbres del delirio, vuelve luego al mundo apacible, al compás de la musiquilla que adormece a los impávidos caballitos de madera, y por unos minutos vuela a su infancia, a su pueblo en la lejana comarca canadiense, y a las imágenes de sus compañeros de colegio burlándose de su cuerpo obeso, a las de su madre alcohólica azotándola casi a diario en castigo de minúsculas travesuras, a la de su padre que imagina y nunca conoció, se ve estudiando en su cuarto, posesa de la necesidad del título futuro que la lleve lejos de aquel infierno, y de inmediato regresa a la realidad de su celda de soledades inagotables. Una y otra vez se repiten, confunden y amalgaman los fantasmas de su imaginación, se retiran por unos instantes, retornan y se alejan en disciplinadas retahíla de ensueños, y Lucy en rapto de lucidez que se esfuma como la llama de un fósforo, comprende que ella es prisionera de una cárcel sin rejas, su celda está en otro lugar, inaccesible a toda posibilidad humana, los rudos barrotes sólo pueden encerrar un cuerpo, sólo un cuerpo obeso y casi grotesco. Si no hubiese sido por aquel maldito conductor, por la nieve, y por el momento y lugar exacto en que sus vidas se cruzaron, Lucy piensa, sabe que todo habría sido distinto. Ella era feliz en su cabaña en el umbral del bosque, entre las montañas y el jardín de flores perennes, con su fiel perro Calígula, ¿ Qué será de él ?. ¿Por qué el que Todo Lo Puede me pone a prueba a cada momento, me jaquea una y mil veces, y no permite el sosiego que mi vida necesita? Quién dispone de la suerte o de las desventuras de los humanos? Existe Dios? Y si existe, por qué me castiga? O es que siempre, como antes, como ahora, soy yo quien debe soportar un calvario de golpes y humillaciones?. ¿Es acaso mi existencia una especie de sacerdocio destinado a llevar esta carga sobre mis hombros hasta el fin de mis días? Señor, por qué no me contestas? ¿Eres o no, Aquel que escucha el clamor de los que sufren, el que dispone de todas las cosas, o sólo miras impávido y divertido mi injusto padecer?.¿Debo entonces creer que eres el titiritero que maneja a su antojo a las marionetas humanas, para dejarlas caer a un costado cuando te cansas del juego? Y si es así, por qué? Lo sé ahora! No, no eres bueno. Eres cruel. Es mentira el arrepentimiento que haces pregonar a tus acólitos. ¿Qué juez, que tribunal puede librarme a Tus órdenes, de estas torpes cadenas, aún si gritara al mundo mi culpa y mi pesar por lo hecho? Todo es falso, todo es inútil, no quieres ni puedes sacarme de estas cuatro paredes que sólo han de caer con mi muerte. He sido juzgada por hombres y mujeres iguales a mí, tú nada puedes hacer para revertirlo. ¿Qué eres entonces? ¿Dónde te encuentras? Cual es tu propósito para conmigo? Estás y no estás en ninguna parte, y entonces ¿Cómo llegar a Ti ‘? ¿Cómo?. La noche avanza hacia sus últimos tramos. Pronto el día borrará todo vestigio de la misma. Lucy, enciende un nuevo cigarrillo, se hunde literalmente en su lecho y en acto maquinal, irreflexivo, retoma la lectura del libro que aguarda inquieto cual un guardián alerta sobre la mesa de noche:

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LEER PARTE 6


..... culminando así con tantas desdichas que son propias de su existencia y condición, penurias que en otra concepción me suelen alcanzar ante tanta diatriba e injurias que llenan mi ser de tristeza e impotencia, ya que no hay textos imparciales, alabanzas ni juicios ecuánimes para mi, y a veces lamento mi benevolencia para con aquellos predecesores de los actuales serviles de Dios y de sus ya desaparecidos representantes en la tierra, llámense Buda, Mahoma o Jesucristo, multitud de lacayos entregados al fanatismo de los credos y religiones que pueblan la tierra, y que en aras de la pretendida fe que les pone fuera de las fuerzas del mal en las que me incluyen, no hacen más que extender la confusión entre los hombres, quienes pueden observar, como aquellos que se dicen y proclaman ajenos a los pecados, usan de esta pretendida inmunidad para ejecutar hechos condenables y aborrecibles, ejercer negocios siniestros, acumular riquezas y fortunas incalculables, levantando templos fabulosos con la moneda de la gente que por incontable cantidad sufre privaciones de todo tipo, y, extrañamente, sus propias subconciencias les han traicionado, cuando erigieron en lo alto de sus catedrales cristianas y católicas, figuras y gárgolas monstruosas cuyos rostros grotescos no son otra cosa que la pretendida representación del demonio, y en ése caso nunca más acertada, pues ésta pétrea vigilancia que ejercen sobre toda investidura eclesiástica, no es más que el registro de las falsas actitudes de quienes se arrogan derechos y poderes otorgados por la esencia divina, la incriminación de estos mesiánicos que desde los altares, frente a sus atriles y facistoles perdonan a los enriquecidos fabricantes del crimen, de la miseria y sus secuelas, mientras sus altas dignidades vivían – y viven- como reyes rodeados por el oro y el boato, satisfechos de todos los placeres mundanales, y pretenden cauterizar esas heridas e iniquidades con la promesa de un mundo mejor, en el que el padecimiento es el camino y el pasaje a la gloria eterna, ruines falsarios que bendicen las armas de guerra en nombre de un Dios supremo a quien claman por la destrucción de sus enemigos, para luego, antes como ahora, escandalizarse por las matanzas que se apuran en condenar, orando por una pretendida paz, la que hipócritamente se arrogan en reclamar como elegidos de la divinidad, pese que estas calamidades son el resultado de sus ambiciones y del dominante poder global que aunque repartido, monopolizan en su beneficio, ocultando la realidad con la existencia del chivo expiatorio, del propagador del mal sobre la tierra, el que quiere preguntar si las Santas Cruzadas que armaron ejércitos de niños, de monjes guerreros llamados los guardianes del templo o templarios, marchando a Jerusalén en busca de sangre, la que vertieron mediante matanzas increíbles, siendo a su vez luego de haber cometido terribles carnicerías, juzgados y quemados en las piras públicas, sometidos a torturas indecibles, y otras tantas ignominias elevadas en aras del predominio de las religiones monoteístas que dejaron blanqueando sobre la tierra incontable cantidad de osamentas humanas, fueron hechas en su nombre ó en nombre de Dios; en nombre de quién y no de la Santa Inquisición de la Iglesia Católica, las muertes en la hoguera sufrida por miles de vuestros antecesores, en nombre de quién los suicidas que se inmolan sin dudar frente a otros creyentes en un mismo Dios único , aún por distinta maneras con que le invoquen, extensa sería la lista de perversidades llevadas a cabo por su causa y existencia, cuanto oscurantismo, cuanta superchería , cuanta adoración de santos y mártires, vírgenes y profetas, cuyas efigies ora derraman lágrimas, ora manan sangre de sus cuerpos, mitos fantásticos para sostener creencias que se desploman ridículamente ante el menor planteamiento razonable, y son los espíritus santos ó ángeles etéreos los encargados de velar por vuestras almas destinadas al Reino del Creador los que influyen en vuestra decisiones terrenales, nada de eso, patrañas para legos e ignorantes alentadas por los sirvientes de doctrinas y cultos profanadores de la natural inteligencia humana, prédicas capciosas que desconocen la condición biológica del hombre universal, libre y dueño de todos sus actos, al que no pueden decir que eleven los ojos al cielo o los dirijan a cualquier rincón del cosmos, que allí estará su Dios, imposible, lo saben, pero ocultan una realidad terminante, no es visible a nada ni a nadie que habite el universo, tampoco pueden verme ustedes, sólo mi emblema allá en lo alto, allá, en el fondo del firmamento, cuando nace el día, desde el principio de los tiempos, ahora y siempre, radiante y esplendoroso .........

buholobo
14/04/2013, 11:31
EPÍLOGO


Presurosa la aurora se abalanza implacable contra las últimas sombras de la noche. Una suave brisa se levanta sobre el cuerpo grotesco de la prisión, impávido ante los ruidos del silencio que en ella se gestan. Lucy, con ojos desmesuradamente abiertos, abraza entre su pecho el libro. Su vista se eleva hacia un cielo que no puede ver, pero igual la mantiene dirigida a lo alto, en una especie de catarsis que le lleva hacia lejanías inaccesibles, hacia distancias infinitas, hacia ese lugar bucólico donde verdean los prados cubiertos de flores y frutos, y la espuma del río azulado que llega desde el torrente que nace en las hondas quebradas persiste en su danza perpetua entre las rocas. Sigue en ese estado por largos minutos, hasta que de pronto se yergue sobre el lecho. El libro cae de sus manos y yace abierto en el suelo de la celda. Lucy lo alza delicadamente, casi con ternura, y antes de cerrarlo y depositarlo sobre la mesa de noche, se toma unos segundos y lee inconscientemente un par de líneas más de una hoja cualquiera: ….creen que todo mi empeño “está orientado en traer prontamente conmigo las almas de los pecadores”, algo absurdo y tan distante de la verdad, ya que no me ciegan esas apetencias.. Cierra el libro y luego en un acto de diaria rutina, acerca la banqueta al pie de la alta claraboya guarnecidas con barras de hierro, alza sus pies y logra apenas otear la oscuridad en proceso de descomposición. Se mantiene así por unos momentos, casi como suspendida en el aire, luego desciende de la butaca. Una hora más tarde el guardia del último turno de la noche, la encontró colgada de los barrotes del tragaluz. Su cuerpo balanceaba inerte, arrollado a su cuello el trozo de sábana que usó para ahorcarse. El rictus cadavérico deforma el rostro de Lucy dibujando en su boca una sonrisa casi burlona, y por sobre la cabeza inclinada sobre su pecho y el hueco que deja el marco de la diminuta ventana, allá en lo alto, como un dios elevado por sobre todas las cosas, el lucero del alba, la estrella de la mañana, impone su imagen fulgurante y eterna.


PD/ Soy Lucifer. Así comenzaba este libro sumamente extraño que pertenecía a Lucy Pikerson, y que hoy no se ha encontrado entre sus enseres debidamente inventariados por el albacea de la cárcel de Greenvalley en el estado de Maine, al retirar el cuerpo de la reclusa, fallecida el día anterior. Con la presencia del representante del juez de competencia, se confeccionó el acta de las pertenencias de la occisa, revisándose minuciosamente la celda para evitar la pérdida de algún elemento propiedad de la misma. Respecto de la certificación de muerte, la tarea -cuestión de rutina- estaba a cargo del médico forense de la prisión, quien entregaría el informe respectivo para añadir a la documentación pertinente. Cada uno de estos formulismos, estaban establecidos en las leyes del Estado y aunque luego no se encontrase persona alguna a quien dar información sobre causas del deceso y hacer entrega de pertenencias o valores, este procedimiento se cumplía indefectiblemente, culminando lo actuado con destino a un legajo numerado que pasaba a engrosar el archivo de la prisión. Extrañamente, repito, lo único que no se halló era el libro “El lamento de Lucifer”, encuadernado en tapas duras de color rojo gastado por el uso, el cual fue visto hasta el último día de vida de Lucy Pikerson, por los carceleros de la prisión. Misteriosamente ( luego se supo) a pocas horas del entierro de Lucy, este libro, ¿ éste? fue hallado en manos de Robert Tunner un temible y sádico asesino de ocho mujeres de raza negra, recluido a perpetuidad en la cárcel de Arcadia en el estado de California, a más de 5.000 kilómetros de Maine.

Así fue como ocurrieron las cosas, y así fue escrito.

PD 2/ Aliquid fuerit contigisse allí.y oportet credere in aliquo... (Algo ha ocurrido por allí, y en algo hay que creer).

FIN
Diciembre 2002

Caracolamarina
14/04/2013, 13:33
¡¡¡Hola buholobo!!!

Que bien. Un relato que parece diferente...Eso si hay que tener tiempo disponible, para leerlo bien...
Saludos y saludines....

Avicarlos
15/04/2013, 14:56
Me leí de un tirón el lucifer, ya que intriga desde el comienzo y te entran ganas de conocer el desenlace. Reflejas a la perfección a la protagonicsta como el ser contrariado por las injusticias que depara la Vida. Su amargura y desesperación, inquiere al hacedor como todos hacen cuando ven un destino negro y ninguna ayuda de la que suponen deberían recibir.


Y otra cosa. En Olot, (Girona- Cataluña), donde viví catorce años de mi juventud, hace un par de años se sentenció a un enfermero del hospital Municipal, por al fin haberse descubierto que al menos 23 ancianos terminales murieron a sus manos en los 22 años que él estuvo allí. Se descubrió por cuanto elegía siempre los turnos de fin de semana y era justo cuando la mortaldad se producía con una pasmosa frecuencia. Lo confesó diciendo exactamente lo mismo que tu protagonista que les aliviaba el tránsito. Incluso que las pacientes se lo pedían.

Ya ves que narras sucesos tan reales como la vida misma. Lo que no sé es si el asesino de Olot se suicidará también en la cárcel.
Me alegro que decidieras regresar a monografias. Y seguir escribiendo.

Un abrazo. Avicarlos.

once
15/04/2013, 16:38
Me encanta,pero siempre me pasa ,cuando te leo,que encuentro cierta contradicción en la misma historia y siento que esa contradicción da lugar a otras,me pasó con "La cruz de hierro",con "Ruano" y con este relato.
Y digo que este Lucifer ,que parece decir verdades y no es interesado escribe un libro sin puntos infinitamente eterno,me he planteado mientras leía,debo o no debo creer,¿pq LUCY no lo culpa de nada?
Ysi debo creer algo ,en qué?en el bien ,en el mal,en que nacieron sin ser bien y mal ,en que no son antagónicos o sí pero están encadenados ,en si mi propia moral puede escapar o irremediablenmente debo tomar posición,incluso me he planteado un juicio con Lucy y otro con el detestable asesino,la verdad lo tengo díficil pq estoy bastante convencida de estar en contra de la pena de muerte.
Quién es el siervo que admira la bondad de Lucy y le manda chocolate,dice no estar interesado en su alma pero se lleva su cuerpo.El libro niega la bondad de uno,la maldad del otro,pero no los niega a ellos en una historia circular y eterna :Aliquid fuerit contigisse allí.y oportet credere in aliquo... (Algo ha ocurrido por allí, y en algo hay que creer). ¿cómo escapar de eso?
Luego está el juicio,un verdadero infierno!
Me encanta!HAY TEMA!! BUENO ME MOJO: ¿ y los derechos de Lucy?,del otro no digo nada,soy negra!11

buholobo
15/04/2013, 17:26
Estimados: Avicarlos, CaracolaMarina y Once: Son ustedes muy amables con vuestros comentarios.Sinceramente les agradezco los mismos. Un aparte para el breve análisis efectuada por ONCE; aquí soy yo quien queda pensando en los dilemas planteados por nuestra amiga del foro. Son, en verdad, puntos reflexivos muy interesantes. A mí no se me habrían ocurrido esas miradas. Un fuerte abrazo a todos.
Buho.

Eburnea
21/04/2013, 04:01
!BRAVO, Buholobo!: He aquí un relato que por su fondo y por su forma puede catalogarse de excelente. Vayan también mis felicitaciones por el "atrevimiento" con el tema. Si alguna duda quedaba, se despeja aquí: Buholobo encuentra fascinante la Divina Comedia. Siempre es sugerente, atrayente el "Otro Mundo", ese al que tantos aspiran y al que algunos inquieta cuando han reflexionado ( yo lo he hecho) con la terrible idea de la ETERNIDAD. De otro lado, somos tan propensos a dejarnos llevar por la tradición, por el tópico, que tautológicamente hemos catalogado a Lucifer como el MALO por definición, que busca adeptos y es la antítesis de Dios. ¿Pero cómo va a serlo? ¿No vio Dios en su creación que "Todo lo hecho era bueno", ¿Por qué inoculó el germen del mal a su más inteligente arcángel, justo el que porta la Luz?. ¿Pero, era malo?... .¿O es que en la interpretación que se ha pretendido dar no se tolera al que es inteligente, al que busca más luz en la Luz, a quien abandonó la sumisión?. Y nos colocan a San Miguel, otro arcángel creado por un Dios de paz, con la espada en la mano y arrojando a las tinieblas a quien, supuestamente "quería saber más que su Creador"'. Dios Padre OMNIPOTENTE, OMNISCIENTE, que habría de sentirse orgulloso de la gran inquietud mental de alguien creado por Él, pero nos da la impresión de que recela; no le gusta que le hagan sombra. (¿Envidias en el Cielo????). Las "ARMAS" resuelven el asunto (!Guerra y espadas en el Cielo!....) !Gran contradicción!, como la del castigo de Eva y, por ende a Adán!. Sabedora de que un árbol contiene la Ciencia del Bien y del Mal y queriendo tener la clave, puesto que no quiere equivocarse en esto ( para los creyentes en Adán y Eva, ella es el primer ser que busca el CONOCIMIENTO, previo e imprescindible para saber la distinción y obrar ÉTICAMENTE)es, también castigada y con culpa que heredaremos sólo por nacer (???). Curiosa coincidencia con Lucifer.... No puedo extenderme, por culpa de los caracteres permitidos y, además, quizá me esté metiendo en un jardín ( como Buholobo expreso mi deseo de que nadie se sienta herido). Continúo. Me gusta que la protagonista, una reclusa, tenga un Libro como única pertenencia y que lo trate con esmero. Me gusta que el libro esté destinado a romper el tópico ( por extensión quedan cuestionados todos). Me gusta que piense por sí misma.. Me gusta que aquí se cuestione eso tan terrible que es el gusto por la eternidad y finalmente me gusta que se le haya dado a Lucifer su oportunidad de hablar de expresarse, aunque sea a borbotones, dado el tiempo que ha permanecido callado. A Goethe y a Thomas Mann también les habría gustado. Me interesa menos la trama de suspense, quien sea o deje de ser el asesino y sí querría saber en otro relato, contado por la reclusa, cuál era su pensamiento. Respecto a la forma, encuentro interesante la forma circular de la exposición. Referente al "Silencio de Dios", ya había pensado en él (como tantos); tema del que tanto habría que decir.... ( "PADRE MÍO : ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?, clamó el HIJO, antes de ser sacrificado, sin más respuesta que el silencio). En fin Buholobo, esperamos el relato de ella en 1ª persona ¿Será mucho pedir? // Ahora, ya fuera de tema y para finalizar, una petición a quien corresponda: Que las letras sean un poquito mas grades, please, para evitar dificultades a los gafotas como yo. Seguro que me dejo cosas en el tintero, lo releeré, sin duda, cuando descanse un poco mi vista. Saludos afectuosos. Ebúrnea . P. D. Mis disculpas. Si escribo directamente, el sistema no me permite el punto y aparte : !Cosa de las maquinitas!

buholobo
21/04/2013, 11:11
Gracias a todos por leer mi relato. Ebúrnea también hace un análisis que me deja pensando. Eso tiene de bueno compartir las ideas a través de un cuento. Hay otras superadoras que en nada denigran las del autor. Tendré cuenta tu sugerencia del relato en primera persona de Lucy. Veremos si mi salud me ayuda y me " da el cuero" para hacerlo. Por estos días u horas estaré pasando otro relato más del tipo " commedia", pero totalmente real.
Saludos. Y gracias nuevamente.

Eburnea
21/04/2013, 12:11
OK. Buholobo: Cuídate, tienes que seguir ofreciéndonos relatos. Lucy en primera persona tiene mucho que decirnos. Un saludo que lleva en el aire la omisión de "o": "SALUD" Ebúrnea