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Ver la versión completa : El velatorio ( 2)



Eburnea
04/03/2013, 17:05
Sigo pendiente de todo y ahora eres tú, papa, quien llega a mi casi inexistente "corazón"

No lloras, casi no contestas a nadie. Estás concentrado en tu odio contra ti mismo en primer lugar, porque ahora dudas de sí fue acertado enseñarme a no claudicar. Si fue acertado llevarme al Club de Ajedrez y salirnos del “guión” del pueblo, pasando por encima de las opiniones de tu mujer. Por darme pronto a leer esos libros que mamá llamaba “raros” y “perniciosos”, aunque no los había leído. Tienes rabia, porque eres mayor, sabes cómo es el Mundo y piensas que me dejaste indefensa. Te culpas de mi muerte, TÚ, el único hombre, junto con Víctor que ha sabido estar por encimo de todo, para atisbar otros mundos y ver lo que la mayoría no puede o no sabe y enseñármelo después. Odias a Luis, mi marido, y estás jurándote matarlo con tus propias manos y yo, que hasta hace un instante creía tener clarividencia para todo, dudo si serás capaz de hacerlo (TÚ, el hombre “RACIONAL”).
Te he querido mucho, padre, pero te lo he dicho poco. Ahora quisiera que una onda telepática te lo susurrara al oído. Me miras y me miras, tras el cristal de mi vitrina: ves las azucenas blancas, las rosas, la mano en el corazón y mi preciosa melena rubia natural. Soy un imán para tus ojos. Me gustaría saber si yo siempre podré verte, pero aún no lo sé. Papá: No sé nada, no soy ya, NADA, NADA, NADA….. A partir de ahora he de acostumbrarme a esa palabra. Tú tendrás siempre algo: tus recuerdos, pero yo… ¿Podría decirme alguien si voy a desaparecer?...¿Qué es este silencio tan espeso?...Puedo intuir, saber, adivinar lo que ocurre en lo más oculto de los corazones, COMPRENDER… Pero soy como un cerebro funcionando 100%, pero al que le faltan los sentidos. ¿De qué me sirven estas preciosas flores, si no tengo olfato. ¿De qué me sirve saber en un instante todo el contenido del libro que dejé a medias de leer sobre la mesilla de noche, si no lo puedo tocar, sentir el tacto de las hojas, pasar mi vista por encima. ¡Dios!, ahora me doy cuenta que buscamos la sabiduría y no valoramos lo cotidiano, lo maravillosamente cotidiano; los sentidos: ver, oír, tocar, oler…Pero, decía, noto un silencio muy espeso: Todos los presentes han enmudecido y y miran expectantes: ¡Santo Cielo!, HA VENIDO VÍCTOR!

Sabía que no faltarías, Víctor, cariño. Lo siento, lo siento mucho: Siempre nos hemos dicho “Hasta luego” y ahora hay que decir “ADIÓS”. No vas a saber y yo tampoco sé. Todo ha sido tan rápido, tan brusco, tan bárbaro que nos ha cogido desprevenidos. ¡Tanto que hemos hablado en la vida!: ¡VIDA!. Nos hemos contado secretos que sólo tú y yo conocemos y hemos estado juntos desde muy pequeños. Es casi, casi, como si hubiéramos nacido el mismo día, preparados como corredores de atletismo en la misma pista y hacia la misma meta, pero sin competir, sí quizá para relevarnos a veces, pero habitualmente tan sólo para disfrutar de la carrera uno junto al otro. Nuestros mayores secretos siempre estuvieron en el ajedrez; ahí cada cual iba a por todas, ¡Qué fantástico adelantarte mentalmente a la jugada del contrario, adivinarle el pensamiento, aunque tú y yo hemos jugado tanto y nos conocemos tan bien que ya no hay jugadas que nos puedan sorprender. Esta última jugarreta de la vida, que me ha sacado definitivamente del “tablero”, la previste. - “Enrócate”, me aconsejaste muchas veces. Utiliza bien tus piezas. Recuerda que eres muy buena jugadora; ¿Cómo es posible que te den jaques elementales constantemente?. Tú eres la DAMA, la todopoderosa REINA, que se desplaza sólo al mejor lugar, es valiosísima, no la desprotejas, porque tú también eres el REY y en la partida de la vida no te pueden dar NUNCA “JAQUE MATE”.
Eres tan delicado, que no me advertiste que “ÉL” es peor jugador que yo, menos inteligente, más burdo. No querías meter cizaña, empeorar las cosas y no me diste un empujón claro y explícito para que huyera. ¿Era literal tu expresión “jaque mate”?. Realmente tenías miedo de las reacciones de Luis. ¿Sospechaste alguna vez que se lo comían los celos y no tanto porque sospechara sexo entre nosotros, sino por la INTIMIDAD auténtica que. Algo es cierto: a ti te entregué mis pensamientos, a él no y, aunque no se lo insinué siquiera , él lo sabía y me presionaba y yo empecé a odiarle y a desear desaparecer volando, como fuera. Ser transportada a otro MUNDO MEJOR, EL MUNDO DE MIS SUEÑOS. ¡Ya está!, ya he desaparecido, ya he volado, pero, ¿adónde me dirijo?.

Te veo acercarte a mí y sigo pensando en tus velados consejos, en tu miedo latente.
Sea como fuera , no te hice mucho caso. Yo soy muy mía y me temo que poco transigente en lo que se relaciona a que toquen mis derechos y la verdad es que no nadé guardando bien la ropa., que, convencida de mi razón, me defendí de cara. Y aquí está el resumen: un TITULAR, que no figurara en ningún periódico y que tampoco pondrán en mi epitafio: “GLORIA CRUCES HERMOSILLA HA SIDO ASESINADA LA NOCHE DEL 14 DE AGOSTO DE 1989, TENIENDO TODA LA RAZÓN DEL MUNDO.¿CÓMO VA A DESCANSAR SU ALMA EN PAZ?.


Víctor: ¿Oyes los murmullos en los corrillos, que se están originando una vez pasado el primer momento de sorpresa al verte entrar?. No, no oyes ni ves nada que no sea mi cuerpo, con la mano derecha sobre el corazón. Has subido al monte, lo sé, a lo más alto y has cogido unos lirios silvestres, que sabes que me gustan tanto. No te has dado cuenta que tienes el puño cerrado con fuerza y aún no los has depositado. Sólo miras y miras, incrédulo y eres el único, además de mi madre a quien no le parezco “dormida”. Estás pálido, muy pálido. Tus ojeras violáceas y tus labios temblorosos. Con la mano izquierda, suavemente, rozas el cristal de la vitrina que me protege y no oyes los comentarios, que, por otro lado sé que te importan un bledo.
-¡Hace falta valor para presentarse aquí, delante de todo el mundo!
- Bueno, al fin y al cabo, se conocen desde pequeños.
- Sí, pero están los padres y la familia y ya sabes lo que se comentaba en el pueblo.
- Yo no creo que hubiera nada.
- Ni yo, pero dicen que la situación con su marido era insostenible.
- Pero, ¿tú crees?
- Yo no creo nada. Pero los vio solos en el bar a la una de la mañana y perdió la cabeza.
- No creas tú ¡qué menuda papeleta para los padres de Luis!; ¿han venido?
- Pero ¡cómo van a venir mujer!. Ahora, a mí me han dicho que la madre está con una crisis de nervios en la cama, pero que el padre si que ha dado la cara.
- ¿Y los padres de Víctor?, ¿No se conocen las familias desde siempre?.
-Parece que no han salido de su casa.
-También es mala situación para ellos.
-¡Ay, la vida!. ¡Cómo la complicamos!, ¡Tan fácil que podía ser!.
-Desde luego esto es una barbaridad, pero quién sabe si no se podía haber evitado.
-Ella era muy buena chica, pero esas costumbres. Ahora, si al padre le parecían bien.
-Yo creo que el padre ni pinchaba ni cortaba.
-La cuestión es que el tema se les ha ido a todos de las manos y ahora la pobre, ya ves, de cuerpo presente.
-Viendo esto, yo he tenido una conversación con mi hija.
-Y yo.
-Mira, motivos no hay para esta barbaridad, pero yo te digo que antes estas cosas no pasaban, una chica no salía nunca sola por la noche y menos casada, pero ahora todo está al revés nos creemos que todos somos iguales y luego … hay quien pierde la cabeza
-Pues yo pienso que antes había malos tratos, pero con aquello de que los trapos sucios se lavan en casa…..
-Antes no se rompían alegremente familias como ahora y una casa era un hogar como Dios manda, si había que aguantar se aguantaba, pero ¡quién aguanta ahora?.
-En fin , a lo mejor esto se podía haber evitado y menos mal que no hay niños, que siempre son las víctimas.
- A quien no me quito de la cabeza es a la madre ¡Pobre!.


¡Qué imagen tan petrificada la tuya , Víctor!. Estás más pálido que yo. ¿Es que no piensas? No leo ningún pensamiento. Noto tu dolor y desde lo alto te veo en el monte hace una hora buscando el lirio silvestre. Te veo tendido en el suelo, anegado en llanto, solo, con la llanura del pueblo a tus pies. Bajo el árbol que tantas veces hemos compartido para charlar, te has tumbado, ¡qué digo! Te has tirado!. Y has gritado con toda tu alma. Has gritado mi nombre ¡G L O R I A……!. Lo he oído. (¿Cómo, si no puedo oir?...) Era la única palabra auténtica en este murmullo de cotorras. Te he contestado, estaba allí, muy cerca, casi tocando las ramas. Estaba contigo cuando has cortado los lirios y estaba contigo cuando has sabido, de golpe, lo que no habías sabido hasta hoy: que yo era la razón de tu existencia. Hubiera querido ayudarte, decirte que una noche soñé contigo, un sueño difuso del que apenas recordaba nada, solo una cosa: tú y yo nos besábamos bajo ese árbol, arriba del monte y con el pueblo a nuestros pies. Nunca te conté lo que sólo era un sueño, que me trastornaba porque convertía nuestra amistad en otra cosa. Jamás te lo hubiera dicho y a lo mejor estuvo bien mi silencio, porque aunque considero sagrado aquel beso soñado, quizá hubiera transformado una amistad más sagrada todavía.
Arriba del monte, bajo el azul del cielo, trastornado por el dolor y con los lirios en la mano, tú has soñado lo mismo: despierto, lúcido como nunca. Tu grito ha sido también contra ti mismo, por no habérmelo dicho. ¡Quién sabe, enfrentados a todo y a todos, con el Mundo por montera, ahora estaríamos lejos!, ¡VIVOS!.
Ante mí tú también te ves muerto. No tienes sed de venganza, no has dado el pésame, sientes el vacío, la NADA; eres lo más próximo a mí, pero con tu DESTINO AQUÍ, en el MUNDO. No creo que sigas en el pueblo.
No vengas mañana a la Iglesia ni al cementerio; que nadie te vea llorar. No importa la interpretación que den; tú y yo sabemos dónde nos vamos a encontrar siempre.
Por favor, guarda la partida de ajedrez que tenemos a medias. ¡Ojalá fuera lo único que nos ha quedado pendiente!. Nunca te he dicho TE QUIERO, porque era sabido desde la noche de los tiempos. Lo NO SABIDO era la transformación de ese cariño. Tengo que haber muerto y Ver desde lo alto para caer en la cuenta de todo lo que nos queda por decir. Escucha tu corazón, seguro que lo oyes. Esto está lleno de gente y yo grito desde lo alto, tienes que oírme; sé que es un momento muy atípico, pero MÍRAME: Tengo la mano en el corazón y para ti no hay vitrina ni cristal. Durante un instante estoy dormida. ESCUCHA: TE QUIERO. La ventaja de estar muerta es que nadie más se ha enterado, aunque si quieres que te diga la verdad, no me importaría que todo el mundo lo supiera.

(Continuará)

once
04/03/2013, 18:32
Pues sigo.11

Caracolamarina
05/03/2013, 07:35
Con emoción... Sigo leyendo...