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Ver la versión completa : Julio Caro Baroja un sabio de la confusión o partidismo.



Gabriel Carretié González
27/02/2013, 15:21
Así le despidió el destacado poder mediático local, en el encabezamiento de la primera plana:
Muere Caro Baroja, el último gran intelectual vasco del siglo (El Correo Sabado 19 Agosto 1995 Vizcaya).
Tuve ocasión de comprobar personalmente la precariedad fundamental de los estudios históricos de su dedicación.
En cuanto a datos sobre la presencia romana se encontraba bien informado, pues reconoció que la población inicial de Cuartango (Álava), debía referirse a licenciados de la IV Legión Macedónica, cuerpo militar y de obra civil, que mantuvo gran actividad desde antes de Cristo, en la zona noreste de Hispania [Historia General del País Vasco. Dirigida por Julio Caro Baroja. VOLUMEN II. p. 352 . Editorial La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao. Haranburu Editor San Sebastián 1980]
Entonces el referido vivía en Madrid, frente a un lateral del Parque del Retiro, en la calle Alfonso XII.
Me encontraba en Madrid, realizando alguna investigación o contacto que no recuerdo, ni el año tampoco, pero el episodio con Baroja no lo olvido.
Acababa de encontrar en una librería, quizás en la Puerta del Sol o sus aledaños, un libro que contenía los datos históricos más antiguos sobre Madrid; ¿estaba editado durante la República?; todavía lo tengo en casa, pero ahora con la apretura con que mi biblioteca ha de ubicarse en el piso y mi discapacidad física, tengo dificultad en poder localizarlo.
Mientras me encontraba, tranquilo de paseo curioseando librerías, me sobrepasó caminando Caro Baroja, y sin conocerle personalmente, le reconocí porque mediáticamente, era tratado con generosidad; me apresuré, le di alcance y me presenté como investigador del tema vascongado; creo que me citó para la tarde en su casa y allí fui.
Mientras le exponía, alguno de mis hallazgos, tuve que decirle que un topónimo o antropónimo era celta y me respondió: ¿Por qué?
Mi respuesta fue: Por que sí, porque lo es.
Eso le exaltó de inmediato y me despidió de su casa de forma destemplada. Tal fue, que al re***** mis cosas olvidé el libro sobre Madrid que había adquirido por la mañana.
Este episodio, contiene para la Historia de España una profundidad de enjundia, que es conveniente dar a conocer.
Si a una persona cualquiera, -no es imprescindible que sea sagaz-, se le presenta el problema de conocer, si una palabra es española, inglesa, latina o de cualquier otro idioma, a lo primero que recurre es al diccionario correspondiente.
El sencillo problema que le pesenté a Baroja, pudo haberlo resuelto al momento, pero deduzco por tanto, que para él era irresoluble, porque no debía disponer de diccionario de algún idioma céltico.
Así, por medio de sabiduría restringida, ha recibido el ciudadano español el "conocimiento" de nuestra historia; creyendo que el poblador antiguo de la Península Ibérica era vasco, cuando en realidad los autóctonos de naturaleza, eran celtas y griegos e incluso en parte germanos.
Los vascos o baskos, como dicen ellos, en principio "Bast", bien afincados también con su lengua en la comarca navarra de Bastán (Bastán), como expoliadores de Iberia, los trasladaron desde el norte de África y les desembarcaron los fenicios.
Volviendo al episodio anecdótico con Baroja: una vez salido del encuentro, acudí nuevamente al librero a comprar otro ejemplar idéntico al perdido; recuerdo que al narrarle lo sucedido, comentó: ¡qué contrariedad!
Gabriel Carretié González