Neftis
11/12/2012, 12:41
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Ella siempre había sido muy poquita cosa. Fuera donde fuera pasaba casi desapercibida.
-Y con el paso de los años eso llegó a ser un lastre para ella, no quería brillar como el sol, se conformaba con la luz de cualquier astro, que apenas se notara en el firmamento. Pero a fin de cuentas, que se notara aunque fuera un poco su presencia. Eso era en lo que se refería a su vida personal.
-Por fin con el paso del tiempo se dio cuenta que había encontrado un lugar donde prevalecía su espíritu, sus pensamientos formaban parte del lugar al que iba invariablemente cada jueves. Allí era ella, la auténtica, la que casi nadie había descubierto, y eso la hacía sentir eufórica. Por primera vez en toda su vida conseguía algo parecido, y este detalle que parecía algo inapreciable, la llenó de vigor y de alegría.
-Había comprendido con el paso de los años, que necesitaba un espacio para ella sola, un lugar donde pudiera expandirse por completo. Decir todo lo que pensaba, sin temor a que nadie se riera. Al fin y al cabo todos los que asistían a aquella reunión, estaban más o menos en sus mismas condiciones.
-Este regocijo, duró hasta que allí llegó la invasora. Otra asistente más al círculo. Era la cosa más normal.
-Acabó ocupando todo el espacio, el suyo y el de los demás. Se hizo dueña y señora del grupo.
-Los avasalló a todos con su manera de ser tan abierta. Tenía un carácter alegre, que no trataba de ocultar, al contrario hacía gala de ello. Con sus teorías, que no dudaba en exponer ante los otros que escuchaban embelesados, y la invasora, se iba creciendo cada vez más.
-Y un día sin haberlo meditado demasiado, al bajar pasó por Secretaría, y sólo dijo que quería darse de baja del lugar. Extrañada le preguntó el motivo.
-Y tras quedarse unos momentos callada comentó solamente. ”Ha llegado una invasora, alguien que sin darse cuenta ha invadido mi espacio”
-Podría haber añadido que también la de las otras compañeras. Esto se lo calló, quizás dentro de un tiempo alguien más se borraría de allí, de ese lugar que a ella, le había servido para destapar sus pensamientos más profundos.
-De una cosa estaba muy segura, las demás tardarían en darse cuenta de la invasión.
-Por otra parte quedaba otra manera de enfrentarse a ella, con sus mismas armas. Y eso no le apetecía nada, embarcarse en una lucha personal… porque se trataría de eso. La vida estaba hecha para vivirla felizmente, no como si fuera un campo de batalla, donde todos pugnaban por mostrar sus habilidades.
Ella siempre había sido muy poquita cosa. Fuera donde fuera pasaba casi desapercibida.
-Y con el paso de los años eso llegó a ser un lastre para ella, no quería brillar como el sol, se conformaba con la luz de cualquier astro, que apenas se notara en el firmamento. Pero a fin de cuentas, que se notara aunque fuera un poco su presencia. Eso era en lo que se refería a su vida personal.
-Por fin con el paso del tiempo se dio cuenta que había encontrado un lugar donde prevalecía su espíritu, sus pensamientos formaban parte del lugar al que iba invariablemente cada jueves. Allí era ella, la auténtica, la que casi nadie había descubierto, y eso la hacía sentir eufórica. Por primera vez en toda su vida conseguía algo parecido, y este detalle que parecía algo inapreciable, la llenó de vigor y de alegría.
-Había comprendido con el paso de los años, que necesitaba un espacio para ella sola, un lugar donde pudiera expandirse por completo. Decir todo lo que pensaba, sin temor a que nadie se riera. Al fin y al cabo todos los que asistían a aquella reunión, estaban más o menos en sus mismas condiciones.
-Este regocijo, duró hasta que allí llegó la invasora. Otra asistente más al círculo. Era la cosa más normal.
-Acabó ocupando todo el espacio, el suyo y el de los demás. Se hizo dueña y señora del grupo.
-Los avasalló a todos con su manera de ser tan abierta. Tenía un carácter alegre, que no trataba de ocultar, al contrario hacía gala de ello. Con sus teorías, que no dudaba en exponer ante los otros que escuchaban embelesados, y la invasora, se iba creciendo cada vez más.
-Y un día sin haberlo meditado demasiado, al bajar pasó por Secretaría, y sólo dijo que quería darse de baja del lugar. Extrañada le preguntó el motivo.
-Y tras quedarse unos momentos callada comentó solamente. ”Ha llegado una invasora, alguien que sin darse cuenta ha invadido mi espacio”
-Podría haber añadido que también la de las otras compañeras. Esto se lo calló, quizás dentro de un tiempo alguien más se borraría de allí, de ese lugar que a ella, le había servido para destapar sus pensamientos más profundos.
-De una cosa estaba muy segura, las demás tardarían en darse cuenta de la invasión.
-Por otra parte quedaba otra manera de enfrentarse a ella, con sus mismas armas. Y eso no le apetecía nada, embarcarse en una lucha personal… porque se trataría de eso. La vida estaba hecha para vivirla felizmente, no como si fuera un campo de batalla, donde todos pugnaban por mostrar sus habilidades.