Neftis
29/09/2012, 07:49
Había llegado el momento de su libertad.-
No sabía explicar con exactitud cuando notó la primera sensación, pero podía asegurar que entró dentro de ella con una fuerza inusual. No iba con su carácter, aunque eso ahora fuera lo que menos le interesaba.
-Estaba allí y dudaba de si cobijar aquella sensación entre amarga y victoriosa.
-En la oficina, todos la habían mirado siempre como a una mujer sumisa, y sobre todo nostálgica, ya que no se escondía de explicar a los compañeros que a pesar de ser soltera, su vida había dependido de otras personas. Primero fueron los padres, y culminó con un novio medio chalado que la dejó plantada al cabo de un tiempo de salir juntos.
-Sí, aquello fue un duro golpe para ella, tanto que decidió no volver a reanudar con nadie ninguna relación de este tipo.
-Tuvo momentos duros de soledad y también de responsabilidad con sus padres con el paso de los años. Todo esto ya acabó.
-Y ahora con la jubilación, era como si estuviera viendo una gran puerta abierta a sus ganas de mostrarse rebelde, pero sobre todo libre. Notaba que el cuerpo se lo exigía.
-Y por primera vez en su vida, hizo lo que realmente le apetecía, sin tener que dar explicaciones a nadie
.-Se acordó de aquel refrán que decía “más vale tarde que nunca” Y se apuntó a todos los viajes, y excursiones que últimamente estaban tan de moda entre la gente de su edad.
-Por fin pudo hacer muchas cosas sin tener que supeditarse principalmente al destino, que es quien a veces nos entorpece.-Con su pensión, tenía para esos pequeños caprichos que nunca antes de ahora se pudo dar.
-Se avecinaban unos días en un crucero por el Mediterráneo, una verdadera provocación a sus ansias acumuladas de libertad. Y mentalmente se frotaba las manos como un avaro ante un gran tesoro.-
Durante aquel crucero, se dedicó por completo a apurar al máximo lo que la vida le estaba brindando. No tardó en unirse a un grupo que le pareció que se ajustaba a ella, sobre todo por la edad. Entre ellos descubrió que la mayoría pensaban igual, en lo referente a conocer nuevas ciudades, que aunque fueran de paso, siempre dejaban un buen sabor en el cuerpo, y sobre todo en la mente.
-Al volver a casa, aquellas amistades recién hechas continuaron, puesto que la mayoría habían salido de su ciudad. Y se sintió inmensamente agradecida al destino, que había puesto a su alcance, la maravillosa oportunidad de poder seguir hablando de sus gustos, de los viajes que harían en cuanto tuvieran oportunidad.
-Era como si naciera de nuevo. Y era cierto estaba naciendo a una vida desprovista de horarios fijos, de trabajos acumulados, de tener que soportar a sus jefes que no siempre estaban de buen humor.Ahora estaba naciendo con una libertad recién adquirida, y le encontraba un placer indescriptible.
No sabía explicar con exactitud cuando notó la primera sensación, pero podía asegurar que entró dentro de ella con una fuerza inusual. No iba con su carácter, aunque eso ahora fuera lo que menos le interesaba.
-Estaba allí y dudaba de si cobijar aquella sensación entre amarga y victoriosa.
-En la oficina, todos la habían mirado siempre como a una mujer sumisa, y sobre todo nostálgica, ya que no se escondía de explicar a los compañeros que a pesar de ser soltera, su vida había dependido de otras personas. Primero fueron los padres, y culminó con un novio medio chalado que la dejó plantada al cabo de un tiempo de salir juntos.
-Sí, aquello fue un duro golpe para ella, tanto que decidió no volver a reanudar con nadie ninguna relación de este tipo.
-Tuvo momentos duros de soledad y también de responsabilidad con sus padres con el paso de los años. Todo esto ya acabó.
-Y ahora con la jubilación, era como si estuviera viendo una gran puerta abierta a sus ganas de mostrarse rebelde, pero sobre todo libre. Notaba que el cuerpo se lo exigía.
-Y por primera vez en su vida, hizo lo que realmente le apetecía, sin tener que dar explicaciones a nadie
.-Se acordó de aquel refrán que decía “más vale tarde que nunca” Y se apuntó a todos los viajes, y excursiones que últimamente estaban tan de moda entre la gente de su edad.
-Por fin pudo hacer muchas cosas sin tener que supeditarse principalmente al destino, que es quien a veces nos entorpece.-Con su pensión, tenía para esos pequeños caprichos que nunca antes de ahora se pudo dar.
-Se avecinaban unos días en un crucero por el Mediterráneo, una verdadera provocación a sus ansias acumuladas de libertad. Y mentalmente se frotaba las manos como un avaro ante un gran tesoro.-
Durante aquel crucero, se dedicó por completo a apurar al máximo lo que la vida le estaba brindando. No tardó en unirse a un grupo que le pareció que se ajustaba a ella, sobre todo por la edad. Entre ellos descubrió que la mayoría pensaban igual, en lo referente a conocer nuevas ciudades, que aunque fueran de paso, siempre dejaban un buen sabor en el cuerpo, y sobre todo en la mente.
-Al volver a casa, aquellas amistades recién hechas continuaron, puesto que la mayoría habían salido de su ciudad. Y se sintió inmensamente agradecida al destino, que había puesto a su alcance, la maravillosa oportunidad de poder seguir hablando de sus gustos, de los viajes que harían en cuanto tuvieran oportunidad.
-Era como si naciera de nuevo. Y era cierto estaba naciendo a una vida desprovista de horarios fijos, de trabajos acumulados, de tener que soportar a sus jefes que no siempre estaban de buen humor.Ahora estaba naciendo con una libertad recién adquirida, y le encontraba un placer indescriptible.