Neftis
20/08/2012, 11:37
Sabía que había dejado escapar al gran amor de su vida
.--Aunque de eso ya hacía muchos años, quedaba el rescoldo, las cenizas de lo que en su momento fuera su primer gran amor.
--Él nunca dijo nada con palabras, sólo sus ojos eran expresivos, y por supuesto aquellos encuentros casuales, en los lugares más dispares, como si la siguiera a todas horas.
--Se saludaban y hacían juntos el recorrido de vuelta a casa. Sus charlas eran sobre cosas banales, sin importancia.--Ni un roce de sus dedos. Ni una palabra.
--Y ella, en aquellos primeros años de su juventud, sin experiencia de ningún tipo, dejó escapar a aquel muchacho que la devoraba con la mirada.
--Nunca le animó a que le abriera sus verdaderos sentimientos, porque ella tenía muy asumido que su deber, era cuidar de sus padres. Nació demasiado tarde, se decía a sí misma para consolarse. Ellos ya eran muy mayores, justo cuando para ella se empezaba a abrir el mundo de las fantasías y los enamoramientos, sus progenitores empezaron con los achaques de todo tipo. Y se convirtió en su enfermera. Y comprendía que no debía arrastrar a nadie más en esta tarea.
--Su deber era cuidarles a ellos, que le habían proporcionado todo lo material que se puede dar en esta vida. Y que sin saberlo le quitaron lo más preciado. Las ganas de amar y ser amada. Este detalle lo apartó de inmediato de sus pensamientos.
--Por aquellos años ya vislumbró que no podía obligar a nadie a cargar, con lo que no ignoraba le tocaría a ella muy en breve. Cuidar de sus padres con toda la dedicación y mismo cariño que había recibido. Se lo merecían.
.--Y así convencida por completo, que su manera de obrar era la única salida que tenía, dejó pasar aquellos años maravillosos, cuando soñar con el amor era lícito.
--Pero… ahora se encontraba sola. Y en más de una ocasión se había preguntado si su manera de actuar había sido la más conveniente.
--Había transcurrido demasiado tiempo para hacerse reproches, sólo le quedaban sus recuerdos, de los que no se separaba nunca. En realidad era como si aquel chico aún estuviera mirándola con ojos embelesados.
--Era la única felicidad que le estaba permitida..
.--Aunque de eso ya hacía muchos años, quedaba el rescoldo, las cenizas de lo que en su momento fuera su primer gran amor.
--Él nunca dijo nada con palabras, sólo sus ojos eran expresivos, y por supuesto aquellos encuentros casuales, en los lugares más dispares, como si la siguiera a todas horas.
--Se saludaban y hacían juntos el recorrido de vuelta a casa. Sus charlas eran sobre cosas banales, sin importancia.--Ni un roce de sus dedos. Ni una palabra.
--Y ella, en aquellos primeros años de su juventud, sin experiencia de ningún tipo, dejó escapar a aquel muchacho que la devoraba con la mirada.
--Nunca le animó a que le abriera sus verdaderos sentimientos, porque ella tenía muy asumido que su deber, era cuidar de sus padres. Nació demasiado tarde, se decía a sí misma para consolarse. Ellos ya eran muy mayores, justo cuando para ella se empezaba a abrir el mundo de las fantasías y los enamoramientos, sus progenitores empezaron con los achaques de todo tipo. Y se convirtió en su enfermera. Y comprendía que no debía arrastrar a nadie más en esta tarea.
--Su deber era cuidarles a ellos, que le habían proporcionado todo lo material que se puede dar en esta vida. Y que sin saberlo le quitaron lo más preciado. Las ganas de amar y ser amada. Este detalle lo apartó de inmediato de sus pensamientos.
--Por aquellos años ya vislumbró que no podía obligar a nadie a cargar, con lo que no ignoraba le tocaría a ella muy en breve. Cuidar de sus padres con toda la dedicación y mismo cariño que había recibido. Se lo merecían.
.--Y así convencida por completo, que su manera de obrar era la única salida que tenía, dejó pasar aquellos años maravillosos, cuando soñar con el amor era lícito.
--Pero… ahora se encontraba sola. Y en más de una ocasión se había preguntado si su manera de actuar había sido la más conveniente.
--Había transcurrido demasiado tiempo para hacerse reproches, sólo le quedaban sus recuerdos, de los que no se separaba nunca. En realidad era como si aquel chico aún estuviera mirándola con ojos embelesados.
--Era la única felicidad que le estaba permitida..