Eburnea
08/07/2012, 14:45
Quiero recomendar esta película - documental dirigida por Werner Herzog, en la que se nos muestra la principal cueva de arte rupestre hallada hasta hoy: la cueva de Chauvet en Francia.
Contrariamente a las decisiones seguidas por los Gobiernos en otras, que al exponerla al público se han deteriorado, la de Chauvet tan sólo puede ser visitada por los estudiosos del tema y por tiempo limitado. Que podamos verla en 3D es casi un milagro. Ovservamos absolutamente quietos unas pinturas maravillosas, que parecen realizadas ayer y tienen más de 30.000 años. La exposición, la luz, fría, blanca, progresiva, la música o el silencio crean una impresión jamás vivida. Literalmente se oyen los latidos del corazón de quienes contemplan asombrados esos animales , sobre todo caballos, esas figuras en perfecto movimiento, obra sin duda de artistas paleolíticos geniales. Y nosotros los espectadores de la sala guardamos un silencio distinto del de otras proyecciones. Hay muchas clases de silencio y este se puede palpar. Y es que parece como si hasta la mirada fuera a profanar o a deteriorar tanta belleza.
Uno de los científicos, que explica datos sobre las pinturas, nos dice que decidió salir, para tomar distancia, para poder asimilarlo, pero...enseguida deseó volver a entrar. Es lo que nos sucede a nosotros, que tenemos la oportunidad de contemplar una joya de la Naturaleza, del Arte Paleolítico y del cine. Y gracias a Werner Herzog, que está a la altura de lo que se espera de él y más
Contrariamente a las decisiones seguidas por los Gobiernos en otras, que al exponerla al público se han deteriorado, la de Chauvet tan sólo puede ser visitada por los estudiosos del tema y por tiempo limitado. Que podamos verla en 3D es casi un milagro. Ovservamos absolutamente quietos unas pinturas maravillosas, que parecen realizadas ayer y tienen más de 30.000 años. La exposición, la luz, fría, blanca, progresiva, la música o el silencio crean una impresión jamás vivida. Literalmente se oyen los latidos del corazón de quienes contemplan asombrados esos animales , sobre todo caballos, esas figuras en perfecto movimiento, obra sin duda de artistas paleolíticos geniales. Y nosotros los espectadores de la sala guardamos un silencio distinto del de otras proyecciones. Hay muchas clases de silencio y este se puede palpar. Y es que parece como si hasta la mirada fuera a profanar o a deteriorar tanta belleza.
Uno de los científicos, que explica datos sobre las pinturas, nos dice que decidió salir, para tomar distancia, para poder asimilarlo, pero...enseguida deseó volver a entrar. Es lo que nos sucede a nosotros, que tenemos la oportunidad de contemplar una joya de la Naturaleza, del Arte Paleolítico y del cine. Y gracias a Werner Herzog, que está a la altura de lo que se espera de él y más