Templanza
08/07/2012, 04:04
Abro este tema para plasmar todas esas historias que rondan en mí, que desean ser sacadas al exterior, algunas con un sentido y otras carentes de él.
Día a día nacerán conceptos, sentimientos, aventuras, cuentos, absurdideces...
Bueno, allá voy con mi andadura, siempre me adentro en caminos mágicos...
Historia 1. "El túnel de lavado"
Nunca consiguió entender de donde procedía su fascinación por los túneles de lavado de automóviles. Estaba dentro del auto mientras observaba como mojaban, enjabonaban, aclaraban, enceraban y por último, aspiraban y secaban. Todo esto en un tiempo que parecía detenerse, desaparecer...
¿Cuándo comenzó esa fascinación, para algunos tachada seguramente de absurdidad?
Tal vez recordara cuando su padre la cogía de la manita todos los domingos, y como si de un ritual se tratara, se dirigian al túnel.
Con sus pequeños ojos contemplaba ese "Gran Túnel" como un viaje interior. Le transmitia una sensación extraña. Como si ese gran mecanismo fuera la representación de una madre, y el auto fuese ese hijo a quien baña y seca.
Creció con esa fijación. Cada vez que entraba en un túnel de lavado la sensación siempre era la misma. En ocasiones se planteaba si no sería una forma en la que entraba en meditación. El tiempo se detenía y se convertía en un trayecto donde la distancia no era ni corta ni larga. El silencio se adueñaba de ella, aunque estuviese en compañia. El ruido del mecanismo desaparecía. Era como entrar en otra dimensión. Era como otro camino mágico que te lleva al interior a través del exterior.
En realidad, nunca entendió del todo su fascinación por los túneles de lavado...
Día a día nacerán conceptos, sentimientos, aventuras, cuentos, absurdideces...
Bueno, allá voy con mi andadura, siempre me adentro en caminos mágicos...
Historia 1. "El túnel de lavado"
Nunca consiguió entender de donde procedía su fascinación por los túneles de lavado de automóviles. Estaba dentro del auto mientras observaba como mojaban, enjabonaban, aclaraban, enceraban y por último, aspiraban y secaban. Todo esto en un tiempo que parecía detenerse, desaparecer...
¿Cuándo comenzó esa fascinación, para algunos tachada seguramente de absurdidad?
Tal vez recordara cuando su padre la cogía de la manita todos los domingos, y como si de un ritual se tratara, se dirigian al túnel.
Con sus pequeños ojos contemplaba ese "Gran Túnel" como un viaje interior. Le transmitia una sensación extraña. Como si ese gran mecanismo fuera la representación de una madre, y el auto fuese ese hijo a quien baña y seca.
Creció con esa fijación. Cada vez que entraba en un túnel de lavado la sensación siempre era la misma. En ocasiones se planteaba si no sería una forma en la que entraba en meditación. El tiempo se detenía y se convertía en un trayecto donde la distancia no era ni corta ni larga. El silencio se adueñaba de ella, aunque estuviese en compañia. El ruido del mecanismo desaparecía. Era como entrar en otra dimensión. Era como otro camino mágico que te lleva al interior a través del exterior.
En realidad, nunca entendió del todo su fascinación por los túneles de lavado...