Neftis
15/06/2012, 04:24
No, no los tenía aunque sabía que no había obrado con rectitud.
Simplemente quiso favorecer, a una familia necesitada. Cuando terminaba aquella reunión semanal, ella misma sacaba de la bolsita, los papeles numerados, para dar un premio a quien tuviera la suerte de ser la agraciada. .
.El premio siempre era el mismo, un pastel de hojaldre con nata, gentileza de una pastelería cercana, cosa que en aquellos tiempos, de tantas privaciones, era como el maná caído del cielo..
Tenía su mano dentro de la bolsa opaca, y con disimulo había escogido el nº 6, porque en aquella butaca estaba sentada, aquella personita, más bien modosa, que nunca faltaba a las clases del catecismo. Y realmente merecedora de aquel dulce. Nadie sabría que lo había manipulado, solo su conciencia, y su falta de remordimientos eran debidos a que conocía a la familia, y le apetecía que pudieran disfrutar de aquella merienda en su casa.
.Al decir en voz alta el número, se quedó pasmada al ver que quien iba a re***** el premio, no era la que ella esperaba..¿Qué había sucedido? Durante toda la tarde su pupila estuvo sentada en la butaca nº 6. Y en cambio ahora quien venía a buscar su premio, era la compañera.
.Se sintió anonadada. Había obrado mal, pero con la mejor de las intenciones. Y todo le salió al revés.
No pudo evitar preguntarle a quien en principio debía re***** el premio.
.“¿Cómo es que te has cambiado de butaca?”.A lo que la niña, con pena le dijo, “No lo sé, ella me ha pedido si me importaba hacer el cambio” En su voz pudo notar toda la decepción.
Era lógico de no haberse cambiado de sitio el pastel hubiera sido para ella.
-No, seguía sin tener remordimiento por la trampa que había hecho, pero se dijo que nunca más intentaría forzar al destino.
Quedaba claro que aquella golosina de hojaldre y nata, no le correspondía a su pupila. Se lo llevó alguien que casi nunca acudía al catecismo dominical. .La vida a veces nos pone a prueba.
Fue una lección bien aprendida.
Simplemente quiso favorecer, a una familia necesitada. Cuando terminaba aquella reunión semanal, ella misma sacaba de la bolsita, los papeles numerados, para dar un premio a quien tuviera la suerte de ser la agraciada. .
.El premio siempre era el mismo, un pastel de hojaldre con nata, gentileza de una pastelería cercana, cosa que en aquellos tiempos, de tantas privaciones, era como el maná caído del cielo..
Tenía su mano dentro de la bolsa opaca, y con disimulo había escogido el nº 6, porque en aquella butaca estaba sentada, aquella personita, más bien modosa, que nunca faltaba a las clases del catecismo. Y realmente merecedora de aquel dulce. Nadie sabría que lo había manipulado, solo su conciencia, y su falta de remordimientos eran debidos a que conocía a la familia, y le apetecía que pudieran disfrutar de aquella merienda en su casa.
.Al decir en voz alta el número, se quedó pasmada al ver que quien iba a re***** el premio, no era la que ella esperaba..¿Qué había sucedido? Durante toda la tarde su pupila estuvo sentada en la butaca nº 6. Y en cambio ahora quien venía a buscar su premio, era la compañera.
.Se sintió anonadada. Había obrado mal, pero con la mejor de las intenciones. Y todo le salió al revés.
No pudo evitar preguntarle a quien en principio debía re***** el premio.
.“¿Cómo es que te has cambiado de butaca?”.A lo que la niña, con pena le dijo, “No lo sé, ella me ha pedido si me importaba hacer el cambio” En su voz pudo notar toda la decepción.
Era lógico de no haberse cambiado de sitio el pastel hubiera sido para ella.
-No, seguía sin tener remordimiento por la trampa que había hecho, pero se dijo que nunca más intentaría forzar al destino.
Quedaba claro que aquella golosina de hojaldre y nata, no le correspondía a su pupila. Se lo llevó alguien que casi nunca acudía al catecismo dominical. .La vida a veces nos pone a prueba.
Fue una lección bien aprendida.