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Ver la versión completa : Catafracto Solar



Orfelunio
05/05/2012, 21:25
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Catafracto Solar


Quedaron de acuerdo en señalar a los futuros esclavos. La huida se produjo entre selvas y llanos, unas veces pobladas de árboles y otras en árboles sin poblado. Me preguntaron, ya en tierra, el apodo por el que era llamado; no sabía cuál era mi nombre, ni tenía por bien señalarlo. Llegó quien mandaba, y al no saber dar un informe, dijo misericorde: ¡dejarlo! Temiendo ser presa de nuevos intentos, vi una sombra entre la arboleda, no por frondosa, que en la noche caían, allí agazapado, tinieblas que cubrían de hombres, fulgores, cuyos fuegos vestían despidiendo sus catafractos… Eran soles temibles, y eran tantos relinches, que por cada ser tatuado, hubo dioses y tildes, pero yo no fui centuriado. Por fin llegué al sitio santo y el frescor fue el señor de la paz; símbolo que flanqueaban dos árboles bajo el poder de la sombra, que a media altura y de un borbotón que era agua, manaba la fuente tumba de los cadáveres incinerados. La España mágica no es fruto de magia alguna, sino del desconocimiento y la ignorancia. Habidis no es inicio de un incesto sino de la unión de dos seres humanos; y el incesto, como algo indeseable, forma parte de la moral que una sociedad se impone queriendo ostentar el isomorfismo con aquella sociedad donde en los clanes magos eran los mismos perros de ahora pero con distinto bagaje; autoridad que siempre se impuso por sus reales colgantes. El hombre es autosuficiente, y cuando necesita la imagen totémica para dar sentido y origen al grupo no es por un bien colectivo, sino que el colectivo que da identidad a un grupo tiene su base en el menester individual de trascender su propio ego por contraste con el ego ajeno; no para hacer viable un propósito común, ya que los propósitos comunes surgen con secuencia, sino que un común propósito, que será regulado consentidamente por las partes con tal que cada una de ellas esté identificada como propia, será asumido por el resto cuya idiosincrasia evoluciona de común acuerdo, y en el consenso y aceptación no de una moral sino de unas leyes que sirvan de igual manera a los egos enfrentados. Necesario es para ello, que la religión, y consecuentemente la moral, estén separadas de la política que legisle.

En la valencia del siglo XIX, doña Flora, separada de don Trono, mujer elegante de forma y belleza, está obsesionada con mandar a sus hijos, habidos de su primer matrimonio… El amor profundo que siente, primitiva y nacional, da sus últimas palabras para la cuenta atrás, y aunque eso tenga que ver con Osorio, no puede olvidar a Tristán. Los habitantes de la casa, a pesar de su oposición, serán sorprendidos con una terrorífica sucesión de tenebroso ambiente, e inmersos en la empresa toda mano caerá sobre las tendencias delegando misteriosamente la obsesión en la catástrofe, que implicará un castigo salvaje en medio de un mar donde los cadáveres llenos de moho quedarán brutalmente visionados en la locura satánica de un escenario circense. Mientras las calles de Valencia sangran, la cadena que subyuga lanza su empresa hacia los otros, y reduce sus miradas a la mudez pura y dura que aparenta un accidente. Es la gran aventura del poder y del palo que hace sangrar; muestra de grandeza en un claro porqué, actualidad de un partido que en lugar de hacer tablas matan lo bueno que iba en los libros, y no era otro que el pueblo, porque el pueblo es el rey pero no quieren que aprenda “porque la gente joven no sabe que aún tiene mucho que aprender”. Así que ¡leña!, que la letra con sangre entra. Así nos dan y nos andan los señores de toda la vida. Hay quien dice que le ha salido un nuevo tumor en la cabeza… Pues como si te sale en el ****, ¡a mí qué me cuentas! Otros dicen que lamentablemente no podemos hacer nada, aunque se investigará, las disposiciones judiciales seguirán su curso… “Muchas gracias por hacer mejor la Justicia”. Y yo que creía que la justicia debían hacerla los responsables de la administración susodicha. Pero en fin, vayamos al banco, que hay que firmar. La dación debe esperar a que la oferta sea posible sin la carga de la ¡oh culpa! Pero firme, firme, después ya se verá la viabilidad de su protesta; pero firme, firme… y no se olvide que quien firma cayó en la trampa del interés en su propuesta… De un ¡oh culpa! revés del fiador ¡sálvame oh rey!, adorna con flores mi paso y cúbreme de laurel; no dejes que plebes me insulten ni que me ahogue en billetes de bancos; que tus nietos saben que zampo, y tu hija zampó, aunque infanta no pudo del agua bebió, e inocente otro tanto… ¡Yo te saludo!, hurgando que hurgando. ¡Qué callado se lo tenía este febo enamorado!, no sé si del dinero o del buche del Ducado, que buenas eran las maneras de un vasco tan educado.

Según el testimonio del Salvador, Dios descansó un día, después no ha parado de trabajar… Los resultados están que chillan, mejor le fuera echar una siesta divina y nos dejara descansar. Las civilizaciones no siguen el mismo proceso que las inteligencias biológicas y podríamos llamar también evolutivas, sino que son consecuencia de voluntades y colonias que se establecen como y por la inevitable necesidad de solidificar, inconscientemente por parte de la gran mayoría, un poder que ofrece posibilidades de auto identificación a las partes que lo constituyen, ya sea buscando este fin con engaño, o de forma paradójicamente amable. No es el racionalismo lo que está consiguiendo esta unificación, que será pasajera, o no, sino la irracionalidad a que lleva un acuerdo racional entre las partes. Una confianza plena, pese a haber todavía raciones que se comportan en formas propias de un orgullo, legado de un pasado que sí llegó hace tiempo a su fin, y quieren ostentar aún su racionalidad, que no es otra cosa que poner fe por interés propio en la solidez del colectivo. El humano sólo necesita su propia convicción; si ésta le hace usar la espada, no hace otra cosa que el conjunto de cualquier civilización y cultura cuando se ve agredida y corre peligro de extinguirse. La irracionalidad, debido a cada uno de sus constituyentes, que se identifican así mismos racionales, ha abierto las puertas para su razón de ser. ¿Puede haber una confianza más absoluta que la irracionalidad de la fe? Al final puede que Spengler tuviera razón, y esa fe sea el inicio de una decadencia que subyace al perderse cada una de las partes y difuminarse en un órgano absoluto. La epistemología en el contexto histórico nos debería hacer olvidar que la fe mueva montañas, si no es por la fuerza, y recordarnos que es la ciencia quien nos descubre el dinamismo incluso de las civilizaciones.

¡Españoles! y humanos del mundo, unámonos Unamuno, que soy rey de este mundo, y vosotros uno a uno que adoráis tan lo profundo, comprended que fui dispuesto por la gracias de dos. Uno era el consenso, el otro un mamón, que debió después de tanto desierto, fueron cuarenta el pretexto, legar un regalo de dios, menudo dislate grotesco… Fue asesino, y parecía modesto; también fue peregrino y tuvo su gran monumento. Quienes callaron después de tantos arrestos fueron vencidos pensando que ya estaba bien de caldos cultivos; pero nada está bien si el pueblo no es libre, y libre en efecto, no quiera saber más de rey ni tenga de norte su cetro. Contentar quisieron a quien yo sé, y algunos por ver levantada a Israel no tuvieron en cuenta que hubo soldados afectos, que lucharon por un solo bien que ahora es bien de los muertos. Qué poca honra les dais, y qué poco honor en el frente, que un caudillo ahora es gay y antes el gallo era muerte. Ahí está vuestra horca, porque un legado tan fuerte no puede olvidar nunca a un Lorca, ni puede ni debe ser ente, que impuesta ya la mazurca, los muertos son ahora celestes y desde esas alturas nos llegan antorchas, la luz que el tiempo vislumbra y que deja a cada uno en su sitio; y algunos son llenos de culpas y no hay para ellos ni velas ni canciones de cunas porque nunca existieron; y no quepa la duda, ni quepa un atisbo de que el tiempo no hace más roca y rocas no crean abismos, que recrean la muerte en celar, los dones y dóndes, los duendes y cómos de su valladar, la pompa y servicio de un catafracto solar.

Caracolamarina
08/05/2012, 21:28
Un ""tufillo"" a la Santa Inquisición...y me acuerdo de Torquemada...
Un olor a muertos, por el pensamiento...
A que algo huele mal, en algún lugar...
¿ Hay algo nuevo bajo el sol?
Letras excelentes...con gustos... para cada cual.
Saludos Orfelunio