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Ver la versión completa : El mundo está cambiando. ¿Hacia dónde va?



Davidmor
25/01/2012, 14:07
ALGUNOS cambios producen un efecto profundo y duradero en la vida de millones de personas, en realidad, en la entera población del mundo y en las generaciones futuras. Los delitos violentos, el consumo ilegal de drogas, la propagación del sida, la contaminación del agua y el aire y la deforestación son tan solo algunos de los cambios que nos están afectando a todos. El fin de la guerra fría y la expansión de la democracia occidental con su economía de mercado también están cambiando vidas e influyendo en el futuro. Examinemos algunos de estos factores.

Cómo ha cambiado nuestra vida el delito

¿Cómo están las calles de su vecindario? ¿Se siente seguro al caminar por ellas solo y de noche? Hace solo treinta o cuarenta años, muchas personas podían dejar la puerta de su casa sin cerrar con llave. Pero los tiempos han cambiado. Ahora algunas puertas tienen dos o tres cerraduras, y las ventanas están protegidas con rejas.

La gente de hoy tiene miedo de llevar sus mejores prendas y joyas por la calle. En algunas ciudades, personas han perdido la vida por una chaqueta de cuero o un abrigo de visón. Otras han muerto en el fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes. Casi a diario resultan heridas o muertas personas inocentes, muchas de las cuales son niños. Los automóviles no se pueden dejar a salvo en la calle sin instalar algún ingenioso dispositivo antirrobo. En este ambiente mundial tan trastornado, la gente ha cambiado. La honradez y la integridad son valores casi olvidados. La
confianza ha desaparecido.

El delito y la violencia son un fenómeno mundial, como lo ilustran los siguientes titulares de noticias procedentes de diversas publicaciones: “Ladrones, crimen organizado y vicio; Moscú descubre que tiene de todo”; “Llega a Corea una nueva era, seguida del crimen”; “El crimen callejero afecta la vida cotidiana de Praga”; “Japón ataca al crimen organizado, y este contraataca”; “Los tentáculos de la Mafia. Muere asesinado en una explosión el principal luchador de Italia contra la Mafia”. El crimen es un problema universal.

El crimen de hoy día también es más violento. Apenas se da valor a la vida. Un barrio bajo de las afueras de Río de Janeiro (Brasil) ha sido “reconocido oficialmente por las Naciones Unidas como el lugar más violento del mundo. Todos los años asesinan en él a más de 2.500 personas”. (World Press Review.) En Colombia, los grandes narcotraficantes envían en motocicleta a sus jóvenes sicarios —asesinos a sueldo— para zanjar cuentas con competidores y deudores por medio de su especial y rápida forma de aplicar la pena de muerte. Y, con frecuencia, pobre del que presencia un crimen, sea en Colombia o en cualquier otra parte. Esa persona posiblemente se convierta en la próxima víctima.

Otro cambio grande es que cada vez más criminales llevan armas de fuego automáticas y más personas recurren a portar un arma para defenderse. Esta escalada de armamentos supone automáticamente una escalada de muertos y heridos, bien por causa del crimen o por accidente. Actualmente es un axioma de aceptación universal que un arma de fuego en el bolsillo o en la casa puede hacer de cualquiera un homicida en potencia.

Crimen y drogas

¿Quién se hubiera imaginado hace cincuenta años que las drogas serían un problema mundial? Actualmente es una de las principales causas del crimen y la violencia. En el libro Terrorism, Drugs and Crime in Europe after 1992 (Terrorismo, drogas y crimen en Europa después de 1992), Richard Clutterbuck prevé que “el incremento del narcotráfico podría convertirse a la larga en la mayor amenaza para la civilización humana. [...]
Las ganancias no solo otorgan un enorme poder económico y político a los magnates de la droga [Colombia es un claro ejemplo], sino que también financian una espantosa cantidad de delitos por todo el mundo”. Y añade: “Una de las causas principales de terrorismo y violencia criminal en el mundo es el tráfico de cocaína desde los campos colombianos de coca hasta los cocainómanos de Europa y Estados Unidos”.

La actual ola de crímenes y el aumento de la población reclusa en el mundo indican que hay millones de personas con tendencias criminales y pocos deseos de cambiar. Son demasiadas las que se han dado cuenta de que el crimen es lucrativo. Como resultado, nuestro mundo ha cambiado, pero para mal. Se ha hecho más peligroso.

¿Ha hecho el sida que el mundo cambie?

Lo que al principio parecía ser una enfermedad que afectaba principalmente a la población homosexual se ha convertido en una plaga que afecta a gente de toda raza y estilo de vida. El sida ya no tiene preferencias. En algunos países africanos está diezmando a la población heterosexual. Como resultado, la promiscuidad sexual a algunas personas de pronto les parece pasada de moda, no por moralidad, sino por temor a la infección.

El lema que se oye actualmente es el de “sexo seguro”, y la barrera preventiva que más se recomienda es la de los preservativos, mientras que la abstinencia es la protección que menos apoyo recibe. Pero ¿qué efectos sobre la familia humana tendrá el sida en el futuro inmediato?

La revista Time publicó recientemente: “Para el año 2000 el sida podría convertirse en la mayor epidemia del siglo, llegando a eclipsar a la gripe del año 1918. Aquel desastre mató a 20 millones de personas, lo que equivale al 1% de la población mundial: más del doble de la cantidad de soldados que perecieron en la I Guerra Mundial”. Una especialista en estos temas dijo que “esta epidemia es de proporciones históricas”.

A pesar de los millones de dólares y lo que se aporta en diferentes monedas para la investigación del sida, no se ve ninguna solución. Una conferencia sobre el sida celebrada recientemente en Amsterdam (Países Bajos) reunió a 11.000 científicos y otros expertos para estudiar el problema. “Reinaba una disposición de ánimo pesimista, reflejo de una década de frustración, fracaso y tragedias crecientes. [...] Puede que la humanidad no esté más cerca de vencer el sida que cuando empezó la investigación. No hay ninguna vacuna, ninguna curación, ni siquiera un tratamiento que sea indiscutiblemente eficaz.” (Time.) Para los que ahora son seropositivos, con posibilidades de enfermar de sida, las perspectivas son poco prometedoras. En este campo, los cambios también han sido para mal.

Cambios en la política mundial

El cambio en el clima político de los últimos cuatro años ha tomado por sorpresa a muchos líderes, y los más sorprendidos quizás sean los de Estados Unidos. Esta nación se encuentra de pronto sin un competidor político relevante. Ha sido comparada a un equipo de baloncesto invencible y con un gran incentivo que descubre que nadie quiere volver a competir con él. Esta difícil situación se resume muy bien en un artículo publicado en 1990 por Charles William Maynes, el director de la revista Foreign Policy: “La labor de la política exterior estadounidense hoy día no es la de librar al país de una guerra catastrófica, sino la de institucionalizar la inesperada paz que ha surgido entre Estados Unidos y la [ex] Unión Soviética”.

La proliferación de conocimientos nucleares presenta nuevas amenazas, mientras que la guerra con armas convencionales continúa floreciendo, lo que alegra a los fabricantes mundiales de armas. En un mundo que clama por la paz, muchos líderes políticos refuerzan sus ejércitos y su armamento. Y las Naciones Unidas, casi sin fondos, se dedican a poner parches para solucionar los problemas crónicos del mundo.

La inalterable maldición del nacionalismo

Cuando el comunismo empezó a desintegrarse, el presidente estadounidense Bush popularizó el concepto “nuevo orden mundial”. Sin embargo, como han descubierto muchos líderes, los lemas ingeniosos no cuestan mucho; lo más difícil de conseguir son los cambios radicales. En el libro After the Fall—The Pursuit of Democracy in Central Europe (Tras la caída. La búsqueda de la democracia en la Europa central), Jeffrey Goldfarb dice: “La esperanza infinita en ‘un nuevo orden mundial’ se ha visto seguida rápidamente por la comprensión de que los problemas más antiguos están todavía con nosotros, y a veces multiplicados. La euforia de la liberación [...] a menudo se ha visto eclipsada por la desesperación causada por tensiones políticas, conflictos nacionalistas, fundamentalismo religioso y depresión económica”. La guerra civil en la anterior Yugoslavia es un ejemplo claro de la influencia divisiva de la política, la religión y el nacionalismo.

Goldfarb continúa: “La xenofobia [hostilidad hacia los extranjeros] y la inseguridad personal se han convertido en hechos cotidianos de la Europa central. La democracia no produce de manera automática los resultados económicos, políticos y culturales prometidos, y una economía de mercado no solo promete riquezas, sino que también crea problemas insondables para aquellos que no saben adaptarse a ella”.

Pero es evidente que estos problemas no son exclusivos de la Europa central y las repúblicas de la ex Unión Soviética; la xenofobia y la inseguridad económica existen en todo el mundo, y la familia humana paga las consecuencias con sufrimiento y muerte. El futuro inmediato no ofrece ninguna esperanza de cambio en estas actitudes profundamente arraigadas que generan odio y violencia. ¿Por qué? Porque la educación que la mayoría recibe —sea de los padres o de sistemas escolares con orientación nacionalista— inculca odio, intolerancia y conceptos de superioridad basados en la nacionalidad, el origen étnico o tribual y el idioma.

El nacionalismo, calificado por el semanario Asiaweek como “el último ‘ismo’ deplorable”, es uno de los factores inalterables que continúa provocando odio y derramamiento de sangre. La revista decía: “Cuando el orgullo de ser servio significa odiar a un croata, cuando para un armenio la libertad es vengarse en un turco, para un zulú la independencia es subyugar a un xhosa y para un rumano la democracia significa expulsar a un húngaro, el nacionalismo adopta el cariz más deplorable de todos”.

Esto nos hace pensar en lo que dijo en cierta ocasión Albert Einstein: “El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad”. Es una enfermedad que casi todo el mundo contrae en un momento u otro, y continúa propagándose. En 1946 el historiador británico Arnold Toynbee escribió: “El patriotismo [...] ha sobrepasado por mucho al cristianismo como la religión del mundo occidental”.

¿Hay alguna esperanza de que la conducta humana cambie en el mundo actual? Hay quienes dicen que eso solo se puede conseguir mediante un cambio radical en la educación. El economista John K. Galbraith escribió: “Las personas son el denominador común del progreso. De modo que [...] no es posible ninguna mejoría si estas no mejoran, y cuando la gente está liberada y educada, el avance es seguro. [...] Lo primero es vencer el analfabetismo”. ¿Qué esperanza hay de que los sistemas educativos del mundo enseñen algún día amor y tolerancia en lugar de odio y recelo?
¿Cuándo serán sustituidas las profundas animosidades tribuales o étnicas por confianza y comprensión, reconociendo que todos pertenecemos a la misma y única familia humana?

Es obvio que se necesita un cambio radical. Sandra Postel escribe en la publicación State of the World 1992 (Situación del mundo 1992): “Para mantener esperanzas realistas de un mundo mejor, durante el resto de esta década se han de producir transformaciones aún más profundas y penetrantes”. Y ¿adónde iremos a parar? Richard Clutterbuck contesta: “Sin embargo, el mundo continúa inestable y peligroso. El fervor nacionalista y religioso va a continuar. [...] La década de los noventa podría ser la más peligrosa o la más progresiva del siglo”. (Terrorism, Drugs and Crime in Europe After 1992.)

Davidmor
25/01/2012, 14:08
Cambios en el medio ambiente

Durante las últimas décadas, la humanidad se ha dado cuenta de que las actividades humanas están afectando peligrosamente el medio ambiente. La deforestación está exterminando cantidades incontables de especies de animales y plantas. Y como los bosques forman parte del sistema pulmonar del planeta, su destrucción también está reduciendo la capacidad de la Tierra de convertir el dióxido de carbono en oxígeno vital. Otro efecto de la deforestación es el debilitamiento de la capa superficial del suelo y la consiguiente desertización.

Se han oído manifestaciones de advertencia sobre esta cuestión, una de ellas del político de Estados Unidos Al Gore. En su libro Earth in the Balance—Ecology and the Human Spirit (La Tierra en la balanza. La ecología y el espíritu humano), Gore escribe: “Al actual ritmo de deforestación, prácticamente todas las pluviselvas tropicales desaparecerán durante el próximo siglo. Si dejamos que se produzca esta destrucción, el mundo perderá el depósito más copioso de información genética del planeta y, con él, posibles remedios para muchas de las enfermedades que nos afligen. De hecho, centenares de fármacos importantes que ahora se utilizan comúnmente se obtienen de plantas y animales procedentes de las selvas tropicales”.

Gore cree que el impacto del hombre en el medio ambiente representa una inminente amenaza para la supervivencia, y dice: “Al ir introduciéndonos en cada apartado medioambiental concebible, la fragilidad de nuestra propia civilización se hace más obvia. [...] En el transcurso de una sola generación, corremos el peligro de cambiar la composición de la atmósfera terrestre de manera mucho más desastrosa que cualquier erupción volcánica de la historia, y puede que los efectos persistan durante siglos”.

Según Gore y otros, no solo la atmósfera está siendo amenazada, sino también el imprescindible suministro de agua, especialmente en el mundo en vías de desarrollo, “donde los efectos de la contaminación del agua se ven de manera más profunda y trágica en los elevados índices de muerte a causa de cólera, tifus, disentería y diarrea”. A continuación Gore cita el hecho de que “más de 1.700 millones de personas no disponen de un suministro adecuado de agua potable. Más de 3.000 millones de personas no cuentan con los medios de saneamiento adecuados [retretes y alcantarillado], y por lo tanto corren el riesgo de que su agua se contamine. En la India, por ejemplo, ciento catorce pueblos y ciudades vierten directamente en el Ganges excremento y orina humanos, así como otras aguas residuales sin depurar”. ¡Y ese río constituye el recurso líquido vital de millones de personas!

Gautam S. Kaji, vicepresidente del Banco Mundial, advirtió a un auditorio reunido en Bangkok que el “suministro de agua en Asia oriental muy bien
puede convertirse en la crisis del próximo siglo. [...] A pesar de los conocidos beneficios del agua potable para la salud y la productividad, los gobiernos de Asia oriental se enfrentan con servicios públicos que no proveen agua potable [...]. Esta es la cuestión que se tiene olvidada [en la lucha por] un desarrollo que respete el medio ambiente”. Por todo el mundo, uno de los elementos básicos para la vida —el agua potable— está siendo descuidado y desperdiciado.

Todos estos son aspectos en los que el mundo está cambiando, un mundo que en muchas zonas se está transformando en un peligroso pozo negro y que está amenazando la existencia futura de la humanidad. La cuestión principal es: ¿Tienen los gobiernos y los grandes negocios la voluntad y la motivación para dar pasos que impidan el agotamiento masivo de los recursos de la Tierra?

11:18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. (Rv 11:18 )

¿Está la religión cambiando el mundo?

En el campo religioso es donde quizás encontramos el mayor fracaso humano. Si a un árbol se le juzga por su fruto, entonces la religión tiene que responder por el fruto de odio, intolerancia y guerra que ha producido. Parece ser que en el caso de la mayoría de las personas, la religión es como la belleza: algo superficial. Es un barniz que enseguida se desprende bajo la presión del racismo, el nacionalismo y la inseguridad económica.

Puesto que el cristianismo nos insta a ‘amar a nuestro prójimo y a nuestro enemigo’, ¿qué les ha sucedido a los católicos y los ortodoxos de la anterior Yugoslavia? ¿Los absolverán sus sacerdotes de todo su odio y sus matanzas? ¿Son el odio y los asesinatos lo único que han producido los varios siglos de educación “cristiana” en Irlanda del Norte? ¿Y qué puede decirse de las religiones no cristianas? ¿Han producido un fruto mejor?

¿Pueden presentar el hinduismo, el sijismo, el budismo, el islam y el sintoísmo un registro pacífico de tolerancia mutua?
En lugar de ser una influencia positiva hacia la civilización de la humanidad, la religión ha avivado con fanatismo las llamas del patriotismo violento y ha bendecido a los ejércitos en dos guerras mundiales, así como en muchos otros conflictos. No ha sido una fuerza progresiva para cambiar el mundo.

Por consiguiente, ¿qué puede esperarse de la religión en el futuro inmediato? De hecho, ¿qué podemos esperar que le suceda a nuestro actual sistema mundial en el futuro? ¿Qué cambios habrá? Nuestro tercer artículo tratará estas preguntas desde un punto de vista muy singular. (http://foros.monografias.com/showthread.php/60071-El-mundo-está-cambiando.-¿Qué-futuro-nos-espera)
http://www.watchtower.org/s/index.html
[NOTA]
Hitler saludado por el nuncio papal Basallo di Torregrossa, 1933. A lo largo de la historia, la religión se ha mezclado en la política y el nacionalismo

El nacionalismo y el odio religioso siguen causando derramamiento de sangre