juansalgado
30/12/2011, 18:09
Históricamente ha existido en Colombia un grupo significativo de ciudadanos abstencionistas, que ha alcanzado niveles de abstención hasta del 80%, por eso nuestra democracia es y seguirá siendo democracia de minorías, democracia de intereses particulares, muchas veces, ni siquiera de grupo si no de intereses personales, lo demuestra la cantidad de partidos existentes en el país.
La posición más cómoda es la del criticón, o sea el que todo le hiede y nada le huele, son como el palo cagado, por donde quiera que se tocan contaminan con la indiferencia indolente del que no quiere saber nada de política, no sirven ni para tranca, ni para puerta, ni van al toro, ni prestan la manta, no les importa estar recibiendo de la misma espuela que reciben los demás. Para los abstencionistas las cosas nunca son buenas todo es malo no les funciona que de dos males, es mejor el menos malo, son verdaderos narcisistas políticos, todo lo saben y son únicos en su género de honestidad, no escuchan más razones ni argumentos que los propios, son verdaderos fanáticos de sus temores y estupideces políticas. Que pensaran de lo ocurrido en Bello Antioquia donde gana el voto en blanco; ¿Qué pasará cuando esto ocurra en gran número de municipios?
Es el caso de las VEEDURIAS CIUDADANAS, los gobernantes de turno, por ley tienen que aceptarlas, reconocerlas y proporcionarles toda la información que requieran los veedores ciudadanos, pero la ley no obliga a los gobernantes a elegir o es*****, son los ciudadanos organizados los obligados a construir tantas veedurías ciudadanas como proyectos, obras o inversiones sociales existan. Que tal los abstencionistas organizados por la moralidad y buena inversión de los recursos en veedores ciudadanos por la recreación de la confianza en los gobiernos, que bueno hacer campañas por el voto en blanco cuando los candidatos a las corporaciones públicas no son confiables, con ello no solo se participaría en política sino que se haría patria y al fin en Montelíbano se estaría aportando el granito de arena para que Sócrates descanse en paz al comprobar que por fin se empezó entender por qué considera al hombre un animal político.
Es hora que comencemos a entender que el apolítico no existe, el hombre siempre adopta alguna posición, actitud o conducta frente a los fenómenos sociales que ocurren en su entorno, dentro de ellas la política que administra la cosa pública, es la hora de someter a un proceso de canalización a la abstención por la participación, recuerden el que no hace política, la soporta.
La posición más cómoda es la del criticón, o sea el que todo le hiede y nada le huele, son como el palo cagado, por donde quiera que se tocan contaminan con la indiferencia indolente del que no quiere saber nada de política, no sirven ni para tranca, ni para puerta, ni van al toro, ni prestan la manta, no les importa estar recibiendo de la misma espuela que reciben los demás. Para los abstencionistas las cosas nunca son buenas todo es malo no les funciona que de dos males, es mejor el menos malo, son verdaderos narcisistas políticos, todo lo saben y son únicos en su género de honestidad, no escuchan más razones ni argumentos que los propios, son verdaderos fanáticos de sus temores y estupideces políticas. Que pensaran de lo ocurrido en Bello Antioquia donde gana el voto en blanco; ¿Qué pasará cuando esto ocurra en gran número de municipios?
Es el caso de las VEEDURIAS CIUDADANAS, los gobernantes de turno, por ley tienen que aceptarlas, reconocerlas y proporcionarles toda la información que requieran los veedores ciudadanos, pero la ley no obliga a los gobernantes a elegir o es*****, son los ciudadanos organizados los obligados a construir tantas veedurías ciudadanas como proyectos, obras o inversiones sociales existan. Que tal los abstencionistas organizados por la moralidad y buena inversión de los recursos en veedores ciudadanos por la recreación de la confianza en los gobiernos, que bueno hacer campañas por el voto en blanco cuando los candidatos a las corporaciones públicas no son confiables, con ello no solo se participaría en política sino que se haría patria y al fin en Montelíbano se estaría aportando el granito de arena para que Sócrates descanse en paz al comprobar que por fin se empezó entender por qué considera al hombre un animal político.
Es hora que comencemos a entender que el apolítico no existe, el hombre siempre adopta alguna posición, actitud o conducta frente a los fenómenos sociales que ocurren en su entorno, dentro de ellas la política que administra la cosa pública, es la hora de someter a un proceso de canalización a la abstención por la participación, recuerden el que no hace política, la soporta.