Davidmor
24/11/2011, 19:59
Las palabras griegas y hebreas que se traducen “señor” (o términos relacionados como “dueño; amo”) se usan con referencia a: Jehová Dios (Eze 3:11), Jesucristo (Mt 7:21), uno de los ancianos que contempló Juan en una visión (Rev 7:13, 14), ángeles (Gé 19:1, 2; Da 12:8 ), hombres (1Sa 25:24; Hch 16:16, 19, 30) y dioses falsos (1Co 8:5). La designación “señor” suele denotar que es propietario de personas o cosas o tiene autoridad y poder sobre ellas. (Gé 24:9; 42:30; 45:8, 9; 1Re 16:24; Lu 19:33; Hch 25:26; Ef 6:5.) Sara aplicó este título a su esposo (Gé 18:12), algunos hijos lo aplicaron a sus padres (Gé 31:35; Mt 21:28, 29) y un hermano más joven a su hermano mayor (Gé 32:5, 6). Aparece como un título de respeto dirigido a personas prominentes, oficiales públicos, profetas y reyes. (Gé 23:6; 42:10; Nú 11:28; 2Sa 1:10; 2Re 8:10-12; Mt 27:63.) Cuando se utilizaba para dirigirse a extranjeros, era un título de cortesía. (Jn 12:21; 20:15; Hch 16:30.)
Jehová Dios. Jehová Dios es el “Señor del cielo y de la tierra”, el Soberano Universal debido a su condición de Creador. (Mt 11:25; Rev 4:11.) Las criaturas celestiales lo llaman “Señor”, como se ve en Revelación 11:15: “En el cielo ocurrieron voces fuertes, que decían: ‘El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor [Jehová] y de su Cristo[’]”. Los fieles siervos de Dios en la Tierra se dirigieron a Él como “Señor Soberano”, título que aparece más de 300 veces en las Escrituras inspiradas. (Gé 15:2; Rev 6:10.) También se le llama apropiadamente el “Señor verdadero”. (Isa 1:24.) Bajo su dirección se recoge o cosecha a la gente para que reciba la vida. Jehová es el “Amo [Señor] de la mies”. De modo que es a Él a quien hay que pedir más obreros para ayudar en la siega. (Mt 9:37, 38; véase apéndice de NM, págs. 1565-1568.)
Jesucristo. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, se llamó a sí mismo el “Señor del sábado”. (Mt 12:8.) Por ello utilizó el sábado para hacer la obra que le había encomendado su Padre celestial, que incluía sanar a los enfermos. (Compárese con Mt 8:16, 17.) Jesús sabía que la ley mosaica, con su requisito del sábado, era una “sombra de las buenas cosas por venir”. (Heb 10:1.) Existe un sábado relacionado con esas “buenas cosas por venir”, del que Jesús será Señor. (Véase SÁBADO [“Señor del sábado”].)
Además de sus discípulos, otras personas llamaron “Señor” a Jesús cuando estuvo en la Tierra. (Mt 8:2; Jn 4:11.) En estos casos la denominación era principalmente un título de respeto o cortesía. Sin embargo, él mostró a sus apóstoles que el llamarle “Señor” envolvía más. Dijo: “Ustedes me llaman: ‘Maestro’, y, ‘Señor’, y hablan correctamente, porque lo soy”. (Jn 13:13.) Como discípulos, estos apóstoles eran sus aprendices o alumnos. Por lo tanto, él era su Señor o Maestro.
Sobre todo después de la muerte y resurrección de Jesús, su título Señor cobró un gran significado. Por medio de su muerte sacrificatoria, compró a sus seguidores, lo que lo convirtió en su Dueño. (Jn 15:13, 14; 1Co 7:23; 2Pe 2:1; Jud 4; Rev 5:9, 10.) También era su Rey y Novio, a quien ellos estaban sujetos como su Señor. (Hch 17:7; Ef 5:22-27; compárese con Jn 3:28, 29; 2Co 11:2; Rev 21:9-14.) Para recompensar la fidelidad de su Hijo hasta el punto de morir una muerte vergonzosa en un madero, “Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Flp 2:9-11.) El reconocer a Jesucristo como Señor significa más que simplemente llamarle “Señor”. Requiere que se reconozca su posición y se siga un proceder de obediencia. (Compárese con Jn 14:21.) Jesús mismo dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mt 7:21.)
Jehová Dios también concedió inmortalidad a su fiel Hijo. Por lo tanto, aunque muchos hombres han gobernado como reyes o señores, solo Jesucristo, el “Rey de reyes y Señor de señores”, tiene inmortalidad. (1Ti 6:14-16; Rev 19:16.)
Como Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades (Rev 1:17, 18 ), está en posición de libertar a la humanidad de la sepultura común (Jn 5:28, 29) y de la muerte heredada de Adán. (Ro 5:12, 18.) Por lo tanto, también es el ‘Señor sobre los muertos’, entre quienes se cuenta el rey David, uno de sus antepasados terrestres. (Hch 2:34-36; Ro 14:9.)
Un título de respeto. El hecho de que los cristianos solo tengan “un Señor”, Jesucristo (Ef 4:5), no excluye el que apliquen “señor” a otros a modo de título de respeto o cortesía. El apóstol Pedro incluso citó a Sara como un buen ejemplo para las esposas cristianas debido a su obediencia a Abrahán, “llamándolo ‘señor’”. (1Pe 3:1-6.) Esto no era un mero formalismo, sino un reflejo sincero de su sumisión, pues le llamó de este modo “dentro de sí”. (Gé 18:12.) No obstante, como todos los cristianos son hermanos, resultaría impropio que llamasen a otro cristiano “Caudillo” o “Señor”, considerándole un caudillo espiritual. (Mt 23:8-10; véanse JEHOVÁ; JESUCRISTO; SEÑORES DEL EJE.)
El término griego “kyrios”. Esta palabra griega es un adjetivo que significa la posesión de poder (ký‧ros) o autoridad, aunque también se utiliza como sustantivo. Aparece en todos los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, excepto Tito y las cartas de Juan. El término corresponde al hebreo ʼA‧dhóhn. Como Jesucristo es el Hijo y Siervo de Dios, creado por él, llama apropiadamente “Señor” (ʼAdho‧nái o Ký‧ri‧os) a su Padre y Dios (Jn 20:17), Aquel que tiene más poder y autoridad que él, su Cabeza. (Mt 11:25; 1Co 11:3.) Jesús, ensalzado a la diestra de su Padre, es “Señor de señores” con respecto a todos, excepto su propio Padre, el Dios Todopoderoso. (Rev 17:14; 19:15, 16; compárese con 1Co 15:27, 28.)
Jehová Dios. Jehová Dios es el “Señor del cielo y de la tierra”, el Soberano Universal debido a su condición de Creador. (Mt 11:25; Rev 4:11.) Las criaturas celestiales lo llaman “Señor”, como se ve en Revelación 11:15: “En el cielo ocurrieron voces fuertes, que decían: ‘El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor [Jehová] y de su Cristo[’]”. Los fieles siervos de Dios en la Tierra se dirigieron a Él como “Señor Soberano”, título que aparece más de 300 veces en las Escrituras inspiradas. (Gé 15:2; Rev 6:10.) También se le llama apropiadamente el “Señor verdadero”. (Isa 1:24.) Bajo su dirección se recoge o cosecha a la gente para que reciba la vida. Jehová es el “Amo [Señor] de la mies”. De modo que es a Él a quien hay que pedir más obreros para ayudar en la siega. (Mt 9:37, 38; véase apéndice de NM, págs. 1565-1568.)
Jesucristo. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, se llamó a sí mismo el “Señor del sábado”. (Mt 12:8.) Por ello utilizó el sábado para hacer la obra que le había encomendado su Padre celestial, que incluía sanar a los enfermos. (Compárese con Mt 8:16, 17.) Jesús sabía que la ley mosaica, con su requisito del sábado, era una “sombra de las buenas cosas por venir”. (Heb 10:1.) Existe un sábado relacionado con esas “buenas cosas por venir”, del que Jesús será Señor. (Véase SÁBADO [“Señor del sábado”].)
Además de sus discípulos, otras personas llamaron “Señor” a Jesús cuando estuvo en la Tierra. (Mt 8:2; Jn 4:11.) En estos casos la denominación era principalmente un título de respeto o cortesía. Sin embargo, él mostró a sus apóstoles que el llamarle “Señor” envolvía más. Dijo: “Ustedes me llaman: ‘Maestro’, y, ‘Señor’, y hablan correctamente, porque lo soy”. (Jn 13:13.) Como discípulos, estos apóstoles eran sus aprendices o alumnos. Por lo tanto, él era su Señor o Maestro.
Sobre todo después de la muerte y resurrección de Jesús, su título Señor cobró un gran significado. Por medio de su muerte sacrificatoria, compró a sus seguidores, lo que lo convirtió en su Dueño. (Jn 15:13, 14; 1Co 7:23; 2Pe 2:1; Jud 4; Rev 5:9, 10.) También era su Rey y Novio, a quien ellos estaban sujetos como su Señor. (Hch 17:7; Ef 5:22-27; compárese con Jn 3:28, 29; 2Co 11:2; Rev 21:9-14.) Para recompensar la fidelidad de su Hijo hasta el punto de morir una muerte vergonzosa en un madero, “Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Flp 2:9-11.) El reconocer a Jesucristo como Señor significa más que simplemente llamarle “Señor”. Requiere que se reconozca su posición y se siga un proceder de obediencia. (Compárese con Jn 14:21.) Jesús mismo dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. (Mt 7:21.)
Jehová Dios también concedió inmortalidad a su fiel Hijo. Por lo tanto, aunque muchos hombres han gobernado como reyes o señores, solo Jesucristo, el “Rey de reyes y Señor de señores”, tiene inmortalidad. (1Ti 6:14-16; Rev 19:16.)
Como Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades (Rev 1:17, 18 ), está en posición de libertar a la humanidad de la sepultura común (Jn 5:28, 29) y de la muerte heredada de Adán. (Ro 5:12, 18.) Por lo tanto, también es el ‘Señor sobre los muertos’, entre quienes se cuenta el rey David, uno de sus antepasados terrestres. (Hch 2:34-36; Ro 14:9.)
Un título de respeto. El hecho de que los cristianos solo tengan “un Señor”, Jesucristo (Ef 4:5), no excluye el que apliquen “señor” a otros a modo de título de respeto o cortesía. El apóstol Pedro incluso citó a Sara como un buen ejemplo para las esposas cristianas debido a su obediencia a Abrahán, “llamándolo ‘señor’”. (1Pe 3:1-6.) Esto no era un mero formalismo, sino un reflejo sincero de su sumisión, pues le llamó de este modo “dentro de sí”. (Gé 18:12.) No obstante, como todos los cristianos son hermanos, resultaría impropio que llamasen a otro cristiano “Caudillo” o “Señor”, considerándole un caudillo espiritual. (Mt 23:8-10; véanse JEHOVÁ; JESUCRISTO; SEÑORES DEL EJE.)
El término griego “kyrios”. Esta palabra griega es un adjetivo que significa la posesión de poder (ký‧ros) o autoridad, aunque también se utiliza como sustantivo. Aparece en todos los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, excepto Tito y las cartas de Juan. El término corresponde al hebreo ʼA‧dhóhn. Como Jesucristo es el Hijo y Siervo de Dios, creado por él, llama apropiadamente “Señor” (ʼAdho‧nái o Ký‧ri‧os) a su Padre y Dios (Jn 20:17), Aquel que tiene más poder y autoridad que él, su Cabeza. (Mt 11:25; 1Co 11:3.) Jesús, ensalzado a la diestra de su Padre, es “Señor de señores” con respecto a todos, excepto su propio Padre, el Dios Todopoderoso. (Rev 17:14; 19:15, 16; compárese con 1Co 15:27, 28.)