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Davidmor
28/10/2011, 19:34
“Tu palabra es la verdad.” (JUAN 17:17.)

¡LA VERDAD ha sido una cuestión controversial por mucho tiempo! Esta cuestión, tan antigua como la historia de la humanidad, surgió allá en Edén cuando la Serpiente original puso en tela de juicio la veracidad del Señor Soberano Jehová. Bajo tentación, nuestros primeros padres optaron por pensar de una manera independiente y seguir su propio camino egoísta. No mantuvieron su integridad ni defendieron la verdad. Pero Dios dio a conocer allí la más grandiosa de las nuevas verdades, a saber, que se produciría una “descendencia” del Reino que desbarataría las obras del Diablo. (Génesis 3:1-6, 14, 15.)

Ahora la verdad empezó a ser atacada. El archiengañador obtuvo el apoyo de otros hijos celestiales rebeldes de Dios para arruinar la Tierra. La generación inmoral antediluviana llegó a estar tan absorta en hacer lo que le parecía que no prestó atención a la advertencia de Dios dada por medio de Noé. Por consecuencia, perecieron. Pero Noé y su familia sobrevivieron debido a su intachable integridad. Cuando estos defensores de la verdad salieron del arca en que fueron protegidos, lo primero que quisieron hacer fue ofrecer sacrificios de agradecimiento... “un olor conducente a descanso” a Jehová. (Génesis 6:4-12; 8:18-21; Lucas 17:26, 27; 2 Pedro 2:5.)

Efectos destructivos de la falsedad

Sin embargo, aquella antigua Serpiente, el Diablo, continuó sus esfuerzos por enturbiar las aguas de la verdad. Indudablemente la antigua Babilonia fue construida bajo dirección satánica. Los ‘misterios de Babilonia’ llegaron a ser los cimientos de un imperio mundial de religión falsa, descrito en Revelación 17:5 como “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”. Sus numerosos segmentos, con sus enseñanzas sectarias en conflicto, han sobrevivido hasta este día como un gran depósito de errores religiosos. (Génesis 10:8-10; Jeremías 51:6.)

Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, defendió valerosamente la verdad. Dirigiéndose a los hipócritas religiosos de su día, dijo: ‘Ustedes proceden de su padre el Diablo. Él no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él’. Además, Jesús, la predicha “descendencia” prometida, dio énfasis a la importancia de la verdad cuando dijo a Poncio Pilato: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. Jesús dio su vida humana a fin de defender la verdad, la verdad del Reino. (Juan 8:44; 18:37; Génesis 3:2-5.)

La falsedad va acompañada del desafuero. Por eso, no sorprende que Satanás, en su incesante guerra contra la verdad, creara una clase clerical apóstata, descrita en 2 Tesalonicenses 2:3 como “el hombre del desafuero”. Después de la muerte de los apóstoles de Jesucristo, estos apóstatas ‘desaforados’ se ensalzaron sobre los legos y contaminaron la pureza de la enseñanza cristiana al fusionarla con “misterios” babilónicos y filosofía griega, en especial la teoría de Platón de que el alma humana es inmortal.

Esta falsedad ha suministrado la base para otras falsedades, tales como las siguientes: ‘toda persona buena va al cielo’, ‘los que no son tan buenos van al purgatorio’ y ‘los malos van a quemarse eternamente en un infierno de tormento’. Puesto que hay tantas enseñanzas erróneas en la religión babilónica, ¡qué felices podemos sentirnos de que Jesús prometiera: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”! Debe ser nuestro deseo el defender celosamente la verdad portadora de libertad. (Juan 8:31, 32.)

Se da a luz a una gran falsedad

Sin embargo, el Diablo aprovecha absolutamente todo medio que está a su alcance para oponerse a la verdad. Le encoleriza que alguien crea en la Palabra de la verdad de Dios, la Santa Biblia, aun en lo más mínimo. Su meta es ‘cegar las mentes de los incrédulos, para que no conozcan las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo’. El Diablo ha intentado desacreditar la verdad, no solo haciendo que el “hombre del desafuero” de la cristiandad trate de añadir enseñanzas religiosas falsas a la Biblia, sino también alegando que la Biblia se basa en mito y leyenda. Por eso, durante el siglo XIX aquella Serpiente antigua dio a luz a otra enseñanza falsa y engañosa. A esta se le ha llamado la teoría de la evolución. (2 Corintios 4:4.)

En 1859, mientras se acercaba el “tiempo del fin” que se menciona en la Biblia, Charles Darwin publicó su libro sobre el origen de las especies mediante la selección natural, o la conservación de razas favorecidas en la lucha por la existencia. (Daniel 12:4.) Darwin teorizó que los organismos vivos no fueron creados, sino que evolucionaron de otras formas de vida ya existentes mediante “selección natural como consecuencia de la lucha por la existencia”. Y que, finalmente, el hombre evolucionó de una especie de mono. Darwin alegó que era un asunto de “la supervivencia del más apto”.

Esta teoría viene a ser una negación clara del relato bíblico de la creación y de la caída del hombre en el pecado. Haría que el sacrificio de rescate dado por Jesús y las enseñanzas bíblicas acerca del Reino, la resurrección, la vida eterna y una tierra paradisíaca carecieran de significado. Además, si la teoría de la evolución fuera cierta, dejaría a la humanidad sin responsabilidad moral alguna ante el Creador. Al proponerse el concepto de “la supervivencia del más apto”, esta teoría sin duda preparó el terreno para que el marxismo, el fascismo y otras ideologías echaran raíz. Los defensores de la teoría de la evolución son responsables de gran parte de la incredulidad y el sufrimiento que hay en el mundo hoy. (Salmo 14:1-4.)

Davidmor
28/10/2011, 19:35
Defensores de la falsedad

¿Rechazó el clero de los tiempos de Darwin esta teoría que desacreditaba a Dios? Sorprende lo que un profesor de la Universidad de Cambridge escribió: “Al principio, mucha de la oposición a la teoría de Darwin provino de científicos por falta de evidencia y no de los teólogos por motivo de las Escrituras”. Otro docto añadió: “Con solo pocas excepciones, los principales pensadores cristianos de Gran Bretaña y América se adaptaron muy pronto al darvinismo y a la evolución”. En 1882, ¡al propio Darwin le dieron sepultura junto a reyes en la abadía de Westminster, con permiso especial del deán anglicano de la abadía! (Compárese con Hechos 20:30; 2 Timoteo 4:3.)

Muchos de los clérigos de la cristiandad aceptan ahora la teoría atea de Darwin como una ‘verdad evangélica’. El arzobispo de York, segundo en rango de los prelados de la Iglesia de Inglaterra, considera que la teoría de la evolución biológica está tan bien establecida que es “la única base concebible de la biología moderna”. Recientemente, en una reunión en el Vaticano, 12 eruditos que representaron al cuerpo científico más encumbrado de la Iglesia Católica declararon: “Estamos convencidos de que el cúmulo de evidencias existentes ponen fuera de duda la aplicación que hagamos del concepto de la evolución al hombre y a otros primates”. A esto la New Catholic Encyclopedia añade: “La evolución en general, aun la del cuerpo humano, parece ser el relato científico más probable del origen de la vida”. Pero, ¿es esto verdaderamente científico? ¿Tiene la evolución el apoyo de pruebas científicas confiables? La propia vida de uno depende de que se determine cuál es la verdad en este asunto. (Juan 14:6; 16:13; 17:17.)

En tiempos recientes, algunas religiones fundamentalistas se han valido del creacionismo para refutar la evolución. Pero al hacer eso, su afirmación es tanto antibíblica como increíble. Alegan que los cielos, la Tierra y todo lo que hay en esta fueron creados por Dios en 6 días de 24 horas, sí, ¡solo en 144 horas literales! Esta enseñanza ha hecho que muchas personas ridiculicen la Biblia. Pero, el término “día” en la Biblia, ¿significa siempre un período de 24 horas? Génesis 2:4 habla del ‘día en que Jehová Dios hizo tierra y cielo’. Ese día incluye los seis ‘días’ creativos del capítulo uno de Génesis. Según se usa en la Biblia, el término “día” simplemente significa un espacio de tiempo determinado. Un “día” para Jehová puede ser de mil años, o de miles de años... como sucede en el caso de los ‘días’ creativos. En esto el relato bíblico es razonable y compatible con la ciencia verdadera. (2 Pedro 3:8.)

El origen de la vida

¿Cómo explican el origen de la vida los defensores de la teoría de la evolución? Dicen que miles de millones de años atrás el océano que cubría la Tierra pudo haber llegado a ser una “sopa orgánica”, aunque todavía sin vida. Entonces —explican ellos— ‘un accidente sumamente improbable formó una molécula excepcional’. Milagrosamente, esta se reprodujo y formó otras moléculas que se agruparon para formar una célula viviente. ¿Pudiera haber algo que pareciera más fantástico que esto? El escritor que dio esta descripción declaró en su prólogo: “Este libro debe leerse como si fuera ciencia ficción”. Ficción, sí, ¡pero difícilmente ciencia! La revista National Geographic ha dicho que las instrucciones programadas (ADN) en tan solo una célula minúscula, “si se escribieran, llenarían mil libros de 600 páginas cada uno”. ¡Qué ridículo es decir que la célula viviente se creó a sí misma por accidente en alguna “sopa” en tiempos primitivos!

Mucho más razonable y entendible es la explicación que da David, un escritor de la Biblia, que escribió en Salmo 36:5 y 9: “Oh Jehová, [...] contigo está la fuente de la vida”. Como defensores de la verdad, tenemos que apoyar esa enseñanza bíblica fundamental. (Véanse también Salmo 100:3; Isaías 42:5, 8.)

Davidmor
28/10/2011, 19:37
¿Evolución progresiva, o creación directa?

Sin embargo, ¿no pudiera ser que, estando la vida ya en existencia, diferentes especies de organismos vivos evolucionaran progresivamente hasta transformarse en otras especies? Pues bien, si así fuera, el registro fósil de edades pasadas lo manifestaría. Pero, ¿lo hace? Considere el llamado período cámbrico. Aquí aparecen juntos por primera vez fósiles de los principales grupos de invertebrados en una espectacular “explosión” de organismos vivientes. Si estos grupos que manifiestan tanta diferencia entre sí llegaron a existir en una “explosión” de vida en aquel mismo tiempo, ¿cómo hubieran podido evolucionar unos de otros? El mismo Darwin admitió francamente: “Si numerosas especies [...] en realidad comenzaron su existencia de súbito, ese hecho sería fatal para la teoría de la evolución”. ¡Verdaderamente fatal! (1 Corintios 3:19, 20.)

El registro fósil revela que formas de vida diferentes y muy complejas aparecieron de súbito y plenamente desarrolladas. Es tal como cierto profesor de ciencias naturales comentó: “Cuando aparecieron por primera vez las ballenas, los murciélagos, los caballos, los primates, los elefantes, las liebres, las ardillas, y así por el estilo, todos eran formas de vida tan distintas unas de otras como lo son ahora. No hay ningún vestigio de que hayan tenido un antecesor común, y mucho menos conexión con algún reptil, el supuesto progenitor”. ¿Hay acaso fósiles de jirafas que tengan cuellos dos terceras partes o tres cuartas partes de la largura actualmente normal? No; no los hay. La verdad de esto se declara en Génesis 1:25: “Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género. Y Dios llegó a ver que era bueno”. Sí, ¡muy bueno!

¡Considere también la impresionante variedad que se observa en los organismos vivos aquí en la Tierra! ¿Adquirieron por casualidad su distintiva belleza la rosa, la mariposa, el colibrí, el pavo real y otras miles de formas de vida en una lucha por la supervivencia del más apto? ¿O son estas formas de vida el diseño magistral de un Dios amoroso que desea que la humanidad se deleite con sus obras? Cuando contemplamos la hermosura y belleza que se hallan en esta maravillosa Tierra, de seguro exclamamos: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones”. (Salmo 104:24.)

Un diseño siempre exige un diseñador inteligente. Y en los organismos vivos existe un asombroso diseño. Considere al ornitorrinco o platipo, que vive en Australia. Tiene el tamaño de un conejo, la piel como la de la nutria, el pico como el del pato, las espuelas como las de un gallo y las patas son palmeadas y dotadas de garras. Pone huevos como los reptiles y amamanta a su cría como los mamíferos. Se encuentra cómodo tanto en tierra seca como bajo el agua. ¿De qué evolucionó el platipo? Puesto que sale solamente de noche, al platipo se le pudiera llamar la pesadilla del evolucionista. Un biólogo de la Universidad de Harvard lo describe como “una criatura magníficamente diseñada para un modo de vida particular y poco común”. ¿Quién fue el magnífico Diseñador? Solo pudo haber sido el Dios que dice: ‘A mí me pertenece todo animal silvestre del bosque’. (Salmo 50:10.)

Además, ¿qué hay del instinto incorporado en tantos organismos vivientes? Por ejemplo, existe un ave diminuta de la familia de los parúlidos que pesa solo 21 gramos (3⁄4 de onza). Esta sabe es***** las condiciones del tiempo más favorables para volar en otoño desde Alaska hasta Nueva Inglaterra. Allí engorda con la buena alimentación, y espera hasta que llegue un frente frío. Entonces emprende el vuelo y viaja a una altura que sobrepasa los 6.000 metros (20.000 pies), para desplazarse en la corriente de viento que se dirige hacia África, hasta que es prendida por un viento predominante que la lleva a su destino en la América del Sur. El conocimiento instintivo de esta ave está programado en un cerebro del tamaño de un guisante. ¿Puede explicar el evolucionista cómo se produjo tal instinto? No puede. Pero la Biblia señala que Jehová es el omnisapiente “Hacedor del cielo y de la tierra, del mar, y de todo lo que en ellos hay”, incluso esas criaturas que son “instintivamente sabias”. (Salmo 146:5, 6; Proverbios 30:24-28.)

¿Está usted agradecido?

La verdad del asunto es esta: ¡Hay tantas cosas hermosas, prácticas e impresionantes en los cielos y sobre la Tierra que la única explicación que puede haber es que todo fue creado por un Diseñador amoroso y omnipotente! En condiciones normales, ¡cuán maravillosamente encajan los sentidos que Dios nos ha dado con nuestro ambiente para que disfrutemos de la vida! La gloria que despliegan ante nuestra vista las puestas del Sol, la fragancia con que las flores regalan nuestro olfato, los deliciosos sabores de las frutas que gustamos, la calma que nos comunica la brisa que sentimos, la música que el bosque hace llegar a nuestros oídos... ¡qué bien expresan estas cosas la bondad amorosa de nuestro Creador y Dios! (Salmo 136:1-6, 25, 26.) ¡Cuán encarecidamente debemos expresar nuestro agradecimiento al defender la verdad en este mundo incrédulo! ¡Verdaderamente ‘la palabra de Dios es la verdad’!