Comentario biblico personal

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ANTIGUO TESTAMENTO · 1448 versículos de, la palabra de Dios: Salmos 95:3 = Sal.95:3 Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. (Sal.96:4; 97:9; 135:5) Génesis: Gn.1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Jer.4:23; Sal.104:30) Cuando el Espíritu de Dios se movía sóbre la faz de las aguas. Lo hacía con la autoridad suprema de tomar el control. En cuanto a los movimientos acuáticos, hemos podido conocer que el Espíritu de Dios está definido como fuego, viento, agua y aceite. Y podemos contar que el ardor de su fuerza, no es ilimitado. En pocas palabras podemos entender que cuando el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas, ajitaban las aguas que rodeaban el globo terrestre. Siendo el único planeta con tal inmenso mineral que hasta el día de hoy, sigue siendo uno de los mayores en cantidad que se encuentran sóbre la faz de la tierra. También necesitamos caracterizar que el Espíritu de Dios, tenía razón de estar sobre la faz de las aguas, porque de las aguas, germinaría la vida. Porque la vida misma, aún sería gobernada por el mismo Espíritu de Dios. No obstante conocemos, que la tierra en sí, estaba desordenada y vacía, y las profundas tinieblas estaban sóbre la faz de un abismo. "Confusión". Pero no es solamente confusión, porque también la tierra misma, se encontraba bajo unas densas tinieblas y oscuridad, un tiempo de entenebrecimiento. Las sombras de la oscuridad, hacían temblar aún el abismo profundo. Esto quiere decir, que aún, Dios no había dado a conocer su luz. Esto quiere decir que cuando el ángel Lucifer, fue desechado del cielo, saborio la eterna condenación de lo que vendría a hacer en el tiempo postrero. Un lago de fuego, en densas tinieblas, donde el abismo es infinito. Donde nunca se encontrará la salida, ni aún para salir a flote. Porque allí, no está el Espíritu de Dios. Jer.4:23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. (Gn.1:2; Is.24:19) - Sal.104:30 Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra. (Is.32:15; Ez.37:9)

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Gn.1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. (Sal.100:3; Hch.17:26,28,29; Col.3:10)
Primeramente el hombre, debe de reconocer que el no se hizo, el mismo. Esta clase de diálogo que hubo entre el Padre el Hijo y el Espíritu Santo, fue algo que se decretó para manifestar la potencia de su poder, al crear, al ser humano, con semejanzas humanas e imagen del mismo Dios. Este suceso formó parte de lo creado, porque Dios, utilizó los mismos minerales, de los cual el había creado en su creación. El acuerdo que hubo entre la Santa divina Trinidad era de que una vez, el hombre creado. Nunca jamás sería abandonado, porque experimentaría la Providencia, la misericordia, la autoridad y la gracia redentora de Dios. Hubo conformidad en cuanto a las estructuras humanas, con medidas específicas y la singularidad de ser la única creación representando al mismo Dios. Las cosas que fueron creadas antes del hombre, se señoreaban dándole gracias a su creador, y ahora vemos que Dios le da el privilegio que se señoree en las cosas que a él lo han enseñoreado. Esto lo respaldo diciendo que todas las cosas que respiran alaban a Jehová, y antes que el hombre fuese creado, habían plantas y animales de los cuales tenían aliento de vida. El hombre creado en su totalidad es, la corona de la creación de Dios, siendo el linaje escogido de Dios.
Sal.100:3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. (Sal.46:10; 95:6,7) - Hch.17:26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; (Mal.2:10; Dt.32:8) - Hch.17:27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. (Ro.1:20; Hch.14:17) - Hch.17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. (Is.40:18ss)
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Ex.3:6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. (Mt.22:31,32; Mr.12:26; Lc.20:37; Hch.7:32) El Dios que fue manifestado por medio de generaciones, seguirá manifestandose de generación en generación por los siglos de los siglos y toda una eternidad. Moisés mostró reverencia y temor de mirar cara a cara a Dios. Porque su divina presencia es con una luz inaccesible e inmarcesible que penetra transparentemente al hombre no dejando rasgos de vida, sino más bien, de polvo, o como una planta marchita. Al Dios declararle a Moisés, Yo Soy, se daba a conocer como el único Dios verdadero y creador que los llevaría a la tierra prometida. Y que todo lo que recibíese provendría de él. Le menciona los nombres de sus ancestros porque con ellos hizo pactos, los guió dándoles promesas que se irían cumpliendo a través de las generaciones venideras, hasta cumplirse el fin de los tiempos, bajo la gracia divina y redentora con la dirección de su poder. Mt.22:31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: - Mt.22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob ? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. (Ex.3:6,16; Hch.7:32; He.11:16) - Mr.12:26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob ? (Ex.3:6) - Lc.20:37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. (Ex.3:6) - Hch.7:32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. (Ex.3:6)


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