PDA

Ver la versión completa : Libros infantiles [10 -12 años]



Acila
18/05/2011, 14:15
Hola,
Si tuvieran que regalar un libro a una niña o niño de entre 10 y 12 años, ¿cuál eligirían?

A mi me gusta Socorro de Elsa Bornemann, son una serie de cuentos cortos de terror muy bien logrados.

Diana2005
18/05/2011, 14:32
Hola,
Si tuvieran que regalar un libro a una niña o niño de entre 10 y 12 años, ¿cuál eligirían?

A mi me gusta Socorro de Elsa Bornemann, son una serie de cuentos cortos de terror muy bien logrados.

Hola Acila:

Considero que se puede elegir los libros tomando en cuenta las preferencias del infante, por ejemplo, a mi hijo que bordea esa edad le fascinan los libros de astronomía y de animales.

Ahora, si de obras literarias se trata, tiene que ser una historia corta y entretenida, particularmente me gustó la de "Hola Andrés soy Maria otra vez" de María Fernanda Heredia, es una historia muy divertida.

Saludos!

AnaLauraM
18/05/2011, 16:47
Recomiendo "Mi planta de naranja lima" de jose mauro de vasconcelos.
La leí cuando tenía esa edad y me resultó una obra maravillosa que tuvo la capacidad de conmoverme profundamente y hacerme asidua a la lectura...

Sadness
18/05/2011, 19:21
Un clásico, Tom Sawyer de Mark Twain, por las correrías del pequeño travieso seguramente pasaran un rato muy agradable.

Pero igual, como sugiere Dianis, algún libro temático con ilustraciones, hay que tener en cuenta los gustos de los peques.

Mi Kinder
11/08/2011, 13:59
Además de elegir un buen cuento o libro infantil, mucho está en conocer algunos secretos para leerlo con tu hijo. Aquí compartimos contigo algunos secretos para que sea una experiencia inolvidable para ambos: http://mikinder.blogspot.com/2008/06/cmo-contar-cuentos-para-dormir-los-nios.html

rebelderenegado
11/08/2011, 14:35
¿Como no recomendar un libro que está prologado por el monstruo de Frankestein?, si él lo recomienda es porque es voz autorizada y algo del asunto sabe, aunque se "caiga" de miedo.

PRÓLOGO

Celebro, con todos mis corazones (el literario y los cinematográficos) la publicación de este nuevo libro de Elsa Bornemann.
Ella me había prometido escribirlo poco tiempo después que nos conocimos, cuando era apenas una criatura más o menos así de alta y, como a casi todos los niños, le encantaban los cuentos de terror (aunque se "cayera" de miedo al leerlos o escucharlos...).

A pesar de su corta edad, al enterarse de la tremebunda historia de mi vida E.B. me compadeció y comprendió que lo que yo necesitaba, desesperadamente, era ser amado. Me trató, entonces, del mismo modo que a su familia o a sus compañeros de escuela y yo respondí con profunda lealtad a sus sentimientos: jamás le hice el menor daño.
Un día, en el que me sentía monstruosamente triste, E.B. me prometió, para mimarme, un regalo hecho por ella, especialmente para mí. "Cuando usted cumpla 170 años y yo sea grande —me dijo— voy a escribir un libro de cuentos que le van a poner los pelos de punta, querido Frankie", y acarició una de mis repulsivas mejillas, a la par que me dedicaba la mejor de sus sonrisas.

Quererla a Elsa es fácil. Quererme a mí, no. Por eso, valoré tanto su amistad. Hasta que la conocí, no sabía lo qué significaba tener un alma amiga. Toda la gente a la que intentaba acercarme huía de mí, despavorida, debido a mi apariencia, ya que, según dicen, soy horrible y los seres humanos suelen fijarse en esos detalles para querer o no, a otro, en vez de tomar en cuenta la fealdad o hermosura de los sentimientos.
Nadie podrá imaginarse mi sufrimiento: ¡es insoportable que a uno le adjudiquen, siempre, el papel del malo de la película!
Seguramente, a esta altura de mi relato, muchos de ustedes estarán pensando que E.B. era una nena horripilante, pesadillesca, y que por eso me aceptaba con tanta naturalidad.
Nada que ver. Todos la encontraban bonita, simpática y despertaba cariño y se lo decían, así como a mí me gritaban cosas irreproducibles y únicamente me ganaba el miedo y el odio de los demás.
Pero para qué recordar, ahora, momentos tristes, si también los he tenido muy felices. Como esos ratos que pasaba en compañía de mi amiguita, por ejemplo, y durante los que yo solía recitarle fragmentos de grandes poetas, que siempre me apasionó la poesía y a ella también.
Me escuchaba, entonces, tan extasiada y me contemplaba con tanto afecto que yo lograba olvidar que era Frankestein.
Pero lo soy. Y tengo el orgullo de que E.B. me considere su monstruo favorito y que me haya elegido a mí para escribir este prólogo, entre tantos y tantos monstruos como le tocó conocer en su vida real.
Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella. Por eso, cuando recibí el sobre con los originales de estos cuentos y su pedido de que fuera yo quien escribiese la introducción, me alegré doblemente. E.B. había cumplido con su promesa y su libro me llegaba justo para los festejos de mis 170 primaveras (ya que nací en 1817). También, con el consejo de que no lo leyera antes de dormir, recomendación que, ahora, repito para ustedes, porque lo cierto es que no le hice caso y anduve insomne y con los pelos de punta durante todas las noches que duró mi lectura de "¡SOCORRO!" (la experiencia fue más inquietante que mirarme en el espejo...).
En la carta que me envió adjunta al libro, E.B. me contó que tuvo que armarse de coraje para escribirlo. La pura verdad es que lo hizo muerta de susto, como si hubiera sido aquella nena del pasado la que los creaba, con el corazón encogido y el miedo serpenteándole debajo de la piel.
Al fin, reunió doce —uno para ser leído cada mes del año; uno por mes, porque opina que no es cuestión de exagerar en este asunto de codearse con lo terrorífico... (Y si ella lo dice... Por algo me tenía olvidado durante tanto tiempo, ¿no? Bah, lo que me importa es su confianza...).
Ah, también confió en mí para que le ordenara el material.
Bien. Verán que se me ocurrió dividir a "¡SOCORRO!", en tres partes de cuatro textos cada una, ordenados del siguiente modo: tres cuentos breves más un cuento relativamente largo al final de cada parte, para que resulte un volumen equilibrado en su forma, lo más armónico posible... (justo lo contrario que yo, ¿eh?). Me he referido, someramente, a la estructura del libro, puesto que E.B. asegura que estos detalles de "la cocina literaria", suelen interesarle bastante a "sus" lectorcitos.
"Sus" lectorcitos... Les confieso que me puse un poco celoso al enterarme de que no sólo había escrito el libro para cumplir con la promesa que me había hecho sino, e igual de "especialmente", para responder, de una buena vez, al reclamo que le venían haciendo ellos desde hace varios años, en el sentido de que escribiera "cuentos de miedo".
Aquí los tienen.
Afirmo que nunca había leído yo historias tan sobrecogedoras.
Son decididamente geniales y están escritas con maestría, lo que demuestra, una vez más, el extraordinario talento de E.B., escritora argentina que asombra mundialmente.
Y que nadie ose decir que mis elogios son desmesurados, no sólo porque E.B. merece éstos y muchos más sino porque siempre se supo que los prologuistas tienen como función hablar maravillas de la obra que presentan y de su autor y no voy a ser yo la excepción a la regla (bastantes problemas me ha traído, ya, el ser excepcional, como para que me invente uno nuevo...).
Deseo y auguro para "¡SOCORRO!" el más impresionante de los éxitos en el mundo de la literatura para Jovencitos.
Ya los dejo en la perturbadora compañía de sus relatos y corro a esconderme debajo de la cama, canturreando "¡Helpl", una y otra vez, para espantar los temores (a ustedes puedo revelarles mi nuevo secreto: ¡Me "caigo" de miedo al recordar estos cuentos!).

Los saluda, muy monstruosamente,
Frankestein (el monstruo de)
año 1987



Hay uno solo, un verdadero monstruo, que todos llevamos dentro, el del prejuicio.