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Ver la versión completa : Con la mirada puesta en el horizonte



AnaLauraM
11/04/2011, 01:23
Les prometí traer más de esta obra que he empezado a concretar y que espero llegue a culminarse. Gracias a algunas opiniones he ido revisando sus capítulos y los he ido modificando, forjándolos en un contexto más específico... Bueno, de a poquito la iré plasmando en éste sitio, así como también de a poquito voy organizando las ideas y los recuerdos que dan vuelta como torbellino en mi mente...
Les dejo ahora la sinopsis y luego procederé a la exposición de esta novela en pleno desarrollo y que se titula "con la mirada puesta en el horizonte"

Saludos



Con la mirada puesta en el horizonte, relata la historia de una joven complicada por las duras situaciones de su niñez, que la llevan a perder el sentido de la vida hasta desear la muerte, aún encontrándose en el amanecer de la vida… Sin embargo, esta misma vida, da un vuelco inesperado, permitiéndole experimentar la felicidad y el sentirse plena; Pero solo será por un corto tiempo… “El tabor, es solo un momento”. Ahora debe aprender a vivir la alegría, la confianza y la esperanza en la más violenta marea, en las más turbulentas situaciones que la vida le presenta e impone….

AnaLauraM
11/04/2011, 01:34
CAPITULO I


Era una fría mañana de invierno y Edgar miraba la nieve caer, absorto en sus pensamientos. Esa nieve resplandeciente en su palidez encantadora, que en su caída mostraba la gracia de su danza atrayente… Parecía extraído del natural ajetreo diario de en una clínica; donde los pasos no se detienen y las camillas van y vienen en el apuro por salvar una vida; Donde las miradas se confluyen vacías y otras entusiasmadas, donde se mezcla el llanto del dolor con el de alegría, donde resuenan en sus muros los diagnósticos favorables y los negativos…

Cuando de pronto, una voz animada lo volvió de aquél estado en el que se encontraba imaginando justamente lo que ahora era realidad.
_ ¡Es una niña!- Dijo la voz y Edgar, sobresaltado y resplandeciente de felicidad se dirigió atontadamente al cuarto donde su esposa y su recién nacida hija lo esperaban… Nada podía expresar su alegría al ver a la pequeña emitir sus primeros llantos, era algo increíble, impagable… Y embriagado de dicha, la cual compartía con su esposa, tomó a su hija en brazos y la abrazó tan tierna y delicadamente cómo cuanto pudo su corazón en relación a sus actos… Lo que nunca imaginaría es que ese llanto, sería la característica de esta pequeña; una característica ahogada en su ser místico.

Era una pequeña literalmente muy pequeña, su peso no llegaba al adecuado, lo cuál era esperable ante su “adelanto” pues llegó dos meses antes de lo esperado, era una niña prematura que respiraba los aires del nuevo mundo y sintiendo miedo quizá y queriéndose aferrar a algo que la protegiera de ese mundo que le parecía aterrador, tomó el dedo de su padre entre sus pequeñas manecillas ejerciendo tanta fuerza como podía… Pero luego, la quitaron de esas manos seguras que la contenían y la llevaron a un lugar solitario y frío para que continuara desarrollándose, para que estuviera más “segura”, a aquél lugar le llaman incubadora… y allí permaneció hasta que se aseguraron que estuviese fuera de peligro…
¿Quién podría imaginar lo que pasaba por la mente de aquél ser que apenas había asomado a este mundo complicado, a veces doloroso, a veces gozoso? ¿Quién podría imaginarse que tan delicada criatura, ser tan pequeño con aspecto de insignificante ya pensaba, sentía, reconocía, amaba, pero que sobretodo, absorbía aquello que tenía para ofrecérsele?

Lauren, sería el nombre de la niña, nombre pensado por su madre, querido por ella y aceptado por su padre… Nombre significativo en su etimología pero no en la historia que llevó a denominar al nuevo cachorro de especie humana, puesto que no tenía otra historia que una muñeca… Una muñeca que había pertenecido a su madre a la cuál ella había denominado de ese modo, pensando que el día que tuviera una hija la llamaría de ese modo…

AnaLauraM
11/04/2011, 01:47
CAPITULO II
_Edgar murió- Dijo una fría vos, tanto cómo esa mañana de invierno, mientras Lauren trataba de abrir sus ojos cerrados por una larga noche de sueño… Ella, sin emitir una sola palabra se levantó de su cama y se vistió mientras trataba de recordar a su padre… Él, era lo más cercano que tenía, a pesar de tener aún a su madre, su padre significaba algo especial, era su doble, su clon, era la persona con la que más se identificaba y le agradaba estar. Pero ahora, después de una larga y extraña agonía, su padre estaba muerto, extinto, ya no existía, ya no era él… ¿Con qué se encontraría?

Mientras se vestía escuchaba las vos de dos mujeres fuera de su habitación. _ ¿Cómo está?- _Murió con una sonrisa; Lauren tendría que haber ido a verlo anoche, pero su tío dijo que no era conveniente, que quizá más adelante. Pero bueno, no se pudo-; Respondió la otra.

Lauren sabía de lo que hablaban, ella había esperado ansiosa que llegara la tarde del viernes para poder visitar a su padre, pero a última hora su tío llamó y canceló la visita… Nadie imaginaba que Edgar moriría esa misma noche. Ciertamente su estado había decaído y se encontraba un poco perdido respecto a su lucidez, pero no podía pensarse que su estabilidad decayera tan repentina e intensamente…

_Lauren! Vamos, ¡apúrate!- Dijo la misma vos que le había dado la atroz noticia… _ ¡Ya voy mamá!- Se limitó a decir la niña y colocándose su calzado salió disparada a la galería donde la esperaban su madre y su abuela. _Hola- dijo Lauren con un tono de voz apagado. _Hola hija- le respondió su abuela; Mientras su madre dirigiéndose a su automóvil seguía apurándola, pues una de las cosas que la caracterizaban era el andar sumamente ligero o eléctrico.
Su abuela era muy diferente a su madre, era una mujer de carácter fuerte, pero la mayoría del tiempo era muy tierna, su carácter sólo se dejaba ver cuando la hacían molestar, pero el resto del tiempo vivía para sus nietos, quienes eran la luz de sus ojos… Era una mujer de edad avanzada pero llena de vitalidad, sus aficiones eran la cocina y la jardinería, pasaba horas transplantando toda clase de plantas, y Lauren desde pequeña le ayudaba en éste oficio, prefería jugar con plantas y tierra, estar en contacto con la naturaleza a que pasarse el día con sus costosos y sofisticados juguetes que poseía en cantidad… De todos modos, ¿De qué servían los juguetes si no tenía con quien jugar?

Entre sus nietos, Lauren era la menor y típicamente la más mimada o quizá no, quizá resaltaba esto porque la edad que se llevaba con sus primos era muy extensa… Sus primos eran de edades muy aproximadas entre ellos pero llevaban a Lauren casi quince años, ella era la “muñequita” de la casa…
El automóvil se puso en marcha y la niña, no se percató en qué momento llegó a la funeraria, todo el camino se la había pasando mirando por la ventanilla del automóvil, absorta en sus pensamientos; Recordando a aquél hombre, que era su padre y que había querido y quería tanto a pesar de ser ahora una nulidad. Era la persona con la que más había compartido. Había una especie de código entre ellos, sólo una mirada bastaba para que se entendieran… Pero esa persona, ya no estaba, se había ido o se la habían llevado; No estaba segura, sólo sabía que estaba sola…

Su padre, era un tipo tranquilo, muy tranquilo… A Veces su presencia en la casa no se notaba, ya que era silencioso, no hablaba mucho y además su figura se disminuía ante la de su esposa, como si esta le hiciera sombra a su figura paternal… Pero en la vida de Lauren él no pasó desapercibido, él llegó a ser lo más importante, aunque no lo entendiera en ese momento, aunque quisiera ocultarlo, aunque quisiera tragarse todo eso para que no doliera, para que desapareciera…

Al entrar a la funeraria, vio un lujoso ataúd del que sobresalían los típicos linos con el que se suelen cubrir los cadáveres, y más adelante, una nariz que reconoció al instante, la nariz de su padre… ¡Cómo no reconocerla, si ella tenía la misma nariz! No sólo se identificaba con su padre, se asemejaba a él en lo interno y también en lo físico. Había heredado de él la cabellera oscura, los ojos marrones que miraban tranquilos, la voz pausada y el paso calmado. ¡Eran idénticos!

La niña, sin acercarse al cadáver y con expresión dura y de poco interés, se sentó en un sillón mullido que se encontraba en un extremo de la sala, el extremo más lejano al cuerpo inerte de su padre y allí se quedó todo el tiempo, sin moverse; Sin hablar con nadie y recibiendo fríamente las consolaciones de extraños y conocidos.
Y a pesar de que sólo era una niña de casi 10 años, se limitó a observar y analizar las actitudes de cada uno de los presentes… Le impactó que todos tuvieran los ojos rojos, cómo un falso intento por llorar, o por no hacerlo… _Hipócritas!- Se dijo a sí misma, mientras continuaba con su observación. Odiaba el hecho de que aquellas personas, que quizás no conocían tanto a su padre como ella, ¡Que no amaban a su padre como ella! Se mostrasen tan dolidos y conmovidos, mientras ella, quizás la más afectaba se encontraba inmóvil, sin derramar una sola lágrima y sin dejar asomar a la ventana de sus ojos el más mínimo cristalino resplandor de alguna de ellas. Por alguna razón, consideraba aquello una falta de respeto, le parecía un circo, digna de ser la función suspendida.

Era un alboroto ese lugar, odiaba escuchar el lloriqueo exagerado de las mujeres mayores. Antes, los había escuchado y aún con más ahínco… realmente le parecía algo fuera de sitio y quizás una psicosis colectiva, una forma de llamar la atención, esa intención escondida de ser recordados a costillas del muerto. A ella, todas estas expresiones no le parecían para nada sentimientos sinceros…

Y ese silencio, que mantuvo durante aquellos días, esa mirada distante pero que penetraba en la intimidad de cada uno de los que desfilaban por aquél lugar turbio y patético, cerrado pero abierto, habría de identificarla, de ser lo que la caracterizaría por el resto de su vida… Esa sería la mirada que la acompañaría, sería el escape de las duras situaciones, sería la máscara que ocultaría el dolor cuando su corazón se desgarrara en un llanto agonizante por la sangre derramada de sus heridas, por los vacíos, por la soledad…


***

AnaLauraM
11/04/2011, 03:10
continuación capítulo II


Era lunes, y Lauren se encontraba en su clase de literatura; A pesar del luto debía cumplir con su obligación; Así se lo había dejado en claro su madre. Ella, era una mujer trabajadora, simpática con sus amigos y familiares, muy diferente a Lauren, tan diferente que no resultaban compatibles. A su madre le encantaba hablar, es más casi no dejaba de hacerlo y Lauren no se podía imaginarla callada durante largo tiempo. Era una mujer bastante materialista y apasionada por su trabajo, por no decir obsesionada… Parecía poner su vida en el trabajo y Lauren así lo creía, varias veces había escuchado discutir a sus padres, y no le resultó extraña ni mal ubicada la posición de su padre al decir…_ ¡Te importa más el trabajo que tu familia!-
De pronto, la puerta del salón de clases se abrió y la figura de una joven religiosa que todas las alumnas reconocieron apareció tras ella... Y una voz suave y cálida susurró el nombre de Lauren Matthius y tras la autorización de la maestra, Lauren se puso de pié y se acerco a la joven monja.

La Hna. Cecilia no llegaba a los 30 años, era de mediana estatura, delgada, y su piel muy clara; Sus ojos eran muy profundos, su mirada transmitía todo el amor que sentía en su corazón, lo miso que su voz tranquila, armoniosa, suave, cálida, dulce… Llevaba colgada a su cuello una pesada medalla de la congregación a la que pertenecía, la cuál se sostenía por una gruesa cadena, que juntas daban la impresión de ser demasiado pesadas para el frágil cuello de la monja que parecía doblarse…

Sin decir una palabra, la joven y la niña se sentaron en un banco que estaba cerca y la religiosa, mirando los ojos tristes y vacíos de Lauren tomó su mano pequeña y cálida, procurando expresarle lo más tierno y cercanamente posible cuanto sentía la muerte de su papá… Y realmente era así, las hermanas se preocupaban y estaban atentas a las situaciones que vivían las niñas en la institución pero también en su vida, en su familia, en sus realidades concretas…

Entonces metió su mano al bolsillo –de esos bolsillos “mágicos” de las monjas, donde guardan absolutamente todo- y sacó de él una pequeña imagen de una advocación mariana, que aseguró, significaba mucho para ella y entregándola a la niña le dijo que rezara mucho, que Dios la acompañaba... Lauren, recibió el cumplido sin expresión alguna y no dijo ni una palabra durante el encuentro… _Dios… ¿quién es Dios?… ¡Dios no existe!... y si existe es un ser malvado…- Pensaba para sí misma cuando finalmente la monja se despidió con una dulzura propia de su delicadeza y fragilidad; Y la acompaño nuevamente a su salón de clases.
Al llegar a su asiento, sin mirar y sin darle importancia arrojó la imagen de la inmaculada a su bolso, cual arrojaría basura en un recipiente con esa utilidad. Lauren, no consideraba a Dios un ser bondadoso. A pesar de que llevaba años en un colegio católico y de “profesar” esa fe no se consideraba creyente. Tenía apenas 10 años y ese tal Dios le había quitado lo más preciado… Hace un año le había quitado a su mamá sustituta, la mujer que se había encargado realmente de su crianza; y ahora le quitaba a su padre… Ese Dios, no valía la pena, resultaba un ser repugnante para ella… Y así lo creyó por mucho tiempo…

Avicarlos
11/04/2011, 04:56
AnaLauraM: Deseo que no te identifiques con Lauren. Que al menos tu infancia transcurriera con paz y tranquilidad, ya que la situación que describes de la protagogonista, no augura futuro feliz.

En tu mano está proporcionarle situaciones que la hagan olvidar estos tristes comienzos. Leeré atento, como nos cuentas su desarrollo.

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
11/04/2011, 18:06
AnaLauraM: Deseo que no te identifiques con Lauren. Que al menos tu infancia transcurriera con paz y tranquilidad, ya que la situación que describes de la protagogonista, no augura futuro feliz.

En tu mano está proporcionarle situaciones que la hagan olvidar estos tristes comienzos. Leeré atento, como nos cuentas su desarrollo.

Saludos de Avicarlos.


Hola Avicarlos, gracias por comentar; Puedo exponer una pequeña pista en relación a lo que decías... fíjate en el título de la obra... "Con la mirada puesta en el horizonte" trata de observar esa mirada que se detiene a mirar el horizonte... ¿Que ves en ella? Quizá un gran deseo de trascendencia, un sentido por el cuál volar o quizá todo lo contrario... (No lo diré ahora, no adelantaré el desarrollo)

Bueno, seguiré exponiendo los capítulos, que como dije antes, ya han sido escritos varios, pero que han pasado por numerosas modificaciones, ampliándose y mostrando mas explícita mente el contexto del personaje principal.

Nuevamente gracias por tu comentario y por estar atento a le lectura. Saludos!

AnaLauraM
11/04/2011, 18:53
Capítulo III


Caía la noche, y Lauren se encontraba en su habitación, encerrada, escuchando música punk a todo volumen. Ya no era la niña observadora, callada y tímida que había sido alguna vez; Ahora era una adolescente rebelde, resentida consigo misma, enfurecida con la vida y sedienta de venganza, sin un sentido por el cual vivir…

Vestía ropas desagradables para el resto de la sociedad, su color habitual era el negro… expresaba así el luto de su vida, y quizá el tono de su alma… Que así se encontraba, totalmente obscurecida por el pecado, por el odio, por el rencor, por el instinto asesino que crecía dentro de ella… Se estaba transformando o se había transformado en una persona totalmente insensible, cuya capacidad de amar había anulado voluntariamente de su vida.
_Baja el volumen de la música- Interrumpió su madre. Pero Lauren no hizo nada al respecto. _ ¿Por qué no te pones a estudiar? ¡Estas todo el día ahí sin hacer nada!- Siguió su madre mientras tomaba el teléfono.
Lauren, había sido una chica muy aplicada en sus estudios, pero ya no lo era, había decaído mucho en el ámbito escolar y no le interesaba progresar. Vivía sumida en unas tinieblas sumamente densas y nada la sacaría de ella por más que quisiese salir, estaba condenada a permanecer en esa oscura cueva el resto de su vida, que esperaba, no durara demasiado porque ya le era demasiado difícil soportarla.

_Hola, ¿como éstas?- _ ¡Hola Jessica!, muy bien, ¿tu?- _Renegando con Lauren, está muy rebelde- _Ya se le pasará, es típico en los adolescentes, sino mira a mis hijos…- _Bueno, mira te llamaba para preguntarte si retiraste la encomienda que enviaron del gremio.- _No, no la retiré, fui a buscarla y aún no había llegado, entonces llamé a región Córdoba para preguntar y me dijeron que habían tenido un problema con el micro, que la encomienda salió más tarde de lo previsto… Entonces estará llegando ahora o en un rato más.- _Bueno, yo iré a buscarla entonces, esta mañana la jefa nos sermoneó todo el día, sólo por su típico mal humor y mal carácter… Pero por otro lado, esa correspondencia merece sumo cuidado, esos papeles no pueden perderse.- _Si, si, seguro.- _Bueno, nos vemos mañana en el trabajo, cualquier cosa te aviso.- _Dale Jessica, hasta mañana, saludos a tu hija.-

_ ¡Lauren, baja el volumen de la música, no me dejas hablar por teléfono! ¡Que vergüenza! realmente eres una vergüenza como hija, no sé a quién saliste, no eres como yo…

La adolescente escuchaba sin decir ni hacer nada al respecto, odiaba su vida, odiaba lo que hacía y también lo que no hacía, pero sobre todo se odiaba a sí misma… Se había convertido en un monstruo ¡Y por su propia voluntad! Sólo ella era responsable de su mutación. Tenía apenas trece años y ya no le apetecía vivir, no veía en la vida nada interesante; Al contrario, la veía dolorosa, temible, oscura y extensa, demasiado extensa… Su vida era como una lenta tortura, que preferiría acabar…

Los días pasaban y Lauren se preguntaba para qué había nacido, no entendía por qué alguien debía sufrir tanto… Cada día pesaba demasiado para ella… estaba agotada, rendida, sin fuerzas y sobretodo sin esperanza… Pasaba las noches sin dormir, llorando sobre su almohada, tratando de desahogar la frustración, el rencor y la falta de amor que sentía… Hasta que una noche, ya demasiado cansada de la vida, comenzó a pensar en cómo acabarla.
Se desvelaba noches íntegras calculando todo, pensando en el modo, en la manera, en la ocasión, hasta pensó en las opciones por si fallaba su autoexterimnación. Consideró que al colgarse de una soga había probabilidades de que sobreviviera, la soga podía cortarse o podían encontrarla antes de que se asfixiase. Si bebía veneno… no sabía que veneno beber, quizás bebiera alguno que le hiciera mucho daño pero no el suficiente como para acabar con su vida… Concluyó que la forma más adecuada sería atacar con el filo a las venas, para esto calculó un horario, tenía que tener el suficiente tiempo para desangrarse antes que la encontraran.
Al fin, su plan malévolo encontró día de ejecución. Y se dispuso, como lo había organizado a acabar con su vida.

Se sentó, tomo un enorme cuchillo y marco levemente cómo sería el tajo que infligiría… Alejó la mano siniestra contenedora del arma, cerró los ojos y dio vuelta la cara para no mirar cuando ella misma se cortase, frunció el seño y salvaje y enérgicamente hizo el amague para atacar a su muñeca que permanecía inmóvil y esperando… Pero, algo detuvo la fuerza de su brazo… Algo contrarió su fuerza, era algo que iba contra las leyes de la gravedad… ¡No podía ser posible! Era incoherente, pero había sucedido… Ella había puesto todas sus fuerzas, pero éstas se debilitaron por una fuerza contraria que no había permitido que se hiciese más que un leve rasguño…
Dejó el cuchillo a un costado y recapacitó lo que estaba haciendo, lo que había estado a punto de hacer… ¡Era una locura! Y se estaba haciendo consiente de ello… En ese momento tocó fondo… Y al tocar fondo, no queda más que rebotar y regresar a la superficie… Así pasó, meditó sus acciones, sus pensamientos obscuros… Fue como un rayo de luz celestial en medio de las tinieblas infernales…

Pasaba el tiempo y Lauren seguía sin encontrarle un sentido a su vida, seguía sumida en la depresión y no podía salir de ella… Tenía claro que no volvería a intentar arrebatarse la vida, pero nada podía hacer ni cambiar para darse ánimo de vivir, no había nada que la alentase. Se sentía horriblemente sola, incomprendida y seguía odiándose. Una mala combinación, que la mantuvo sumergida en ese caos espiritual durante bastante tiempo más… Los días se le hacían eternos y las noches eran cómo la última agonía, el único problema era que nunca acababan. Pasó estos años de su vida encerrada en su habitación, sin amigos, lamiéndose sus heridas y mascullando rencores. Tratando de sobrevivir, tratando de encontrar un sentido para vivir…

Se sentía completamente sola, nadie, absolutamente nadie recurría en su ayuda, ni le preguntaba sobre su estado. En cambio, todo el mundo la criticaba por sus vestimentas y gustos musicales, por pasar todo el día encerrada y no perseverar en los estudios… Pero nadie le preguntaba cuál era la raíz de sus males, aunque ella tampoco lo sabía, sólo sabía que se sentía vacía, inútil y sin vida.

Avicarlos
12/04/2011, 04:39
Una descripción muy verosímil. Me gusta lo detallado del proceso.

Saludos de Avicarlos.

Caracolamarina
12/04/2011, 08:41
AnaLauraM

Una novela. que nos describe el terrible flagelo de la depresión, cuando se instala en las mentes de adolescentes, que no pueden entender, porque quizás no saben o nadie alrededor tampoco se da cuenta, de que ese ser, necesita ayuda, para poder transitar los cambios.
Interesante de leer y de analizar desde otro punto de vista ( del lector ) Que se interesa por estos temas, que son tan propios de esa etapa de la vida, en que se manifiestan estos cambios orgánicos y emocionales y que a veces pasan sin ser detectados a tiempo, por los que están cerca, por ignorancia, o por tantos motivos, de la vida misma.
Ellos ( los adolescentes ) pasan muchas veces, esta etapa de manera tal en que su cuerpo está en grandes transformaciones, sufriendo miles de cambios orgánicos que...muchas veces desencadenan estados emocionales, que tan bien, describe la autora Ana Laura.
Concuerdo con Avicarlos, en la verosimilitud, de lo que se relata.
Y también al leer, puedo adentrarme en el mundo torturado, de esta adolescente, que es Lauren y que de alguna forma podrá ...""mirar hacia el horizonte""...
Seguimos con mucho interés el relato y los hechos que vendrán...
Saludos muy cariñosos.

AnaLauraM
13/04/2011, 04:13
Capítulo IV



Habían pasado el tiempo y el perfil de la joven continuaba siendo alumbrado por un halo de luz apenas suave que se perdía entre la espesura de las tinieblas…
_ ¡No quiero ir a misa!- _ ¡Vas a ir Lauren, es la misa de tu Tía, y te vas a confesar! _ Pero si ya me confesé… - _ ¿Cuando te confesaste?- _Para el funeral de Edgar-
_Harán tres años que murió tu padre y tú vienes a decirme que te confesaste para su funeral ¡o sea que hace dos años que no te confiesas!- _Si.- _ ¡Lauren, vas a hacer lo que yo te diga, eres mi hija, me tienes que obedecer! _Pero no me gusta ir a misa ¡Es aburrido! Y al final, todos lloran, odio cuando lloran…- Lauren hablaba con una voz quedada y ahogada, su madre, en cambio usaba un tono autoritario y chillón, que a veces parecía poder lastimar los tímpanos, su voz era tan agudo que a su hija le molestaba la audición cuando su madre la elevaba…

Faltaba poco más de un cuarto de hora para la misa y Jessica regañaba a su hija por su lentitud para arreglarse…
_ ¡Lauren, llegaremos tarde, siempre me haces llegar tarde a todos lados! _Ya voy…- _ ¿Qué estás haciendo? ¡Apúrate!- _Ya voy- _ ¡No te vistas como ridícula! ¿Qué dirá la gente? Me da vergüenza salir contigo…- _Yo no quería ir- _No me discutas, soy tu madre.- _Grrrmm.- _ ¡Me voy! Iré sacando el auto, si no estás lista para cuando termine te dejaré.- _De todas formas yo no quería ir.-


Sonaban los tacos de su madre en los cerámicos de la casa, la cuál era bastante lujosa, no precisamente un palacio, pero mostraba explícitamente la buena posición económica de la familia, además, estaban remodelándola y ampliándola, los detalles en el embellecimiento de la casa eran constantes, parecía que los albañiles no se irían nunca de allí…
_ ¡Escoty, escoty, ven perrito, ven! ¡Escoty!... ¡Lauren, escoty volvió a escaparse, lo va a atropellar un auto, ve a buscarlo!
Lauren abandonó su habitación con una expresión dura y una mirada furiosa, salió a la calle y observó para ubicar al animal, el cuál estaba a no más de unos pocos metros de ella. Se acercó sigilosamente al cuadrúpedo, que no se daba cuenta de la presencia de su ama por estar entretenido olfateando todo a su paso, cuando una mano dura lo sorprendió tomándolo del cogote y alzándolo bruscamente del suelo…

_¡No trates así al animalito! ¿Qué te hizo? Venga escoty, venga con su abuela, no le haga caso a la chica esta…- Decía Jessica al perro mientras lo llevaba tomado de la pata delantera y caminando con las otras dos –como si fuera una persona- hacia el patio trasero; Mientras tanto, Lauren entraba al baño para lavarse las manos y mirándose al espejo mascullaba un sonido gutural.


Llegaron a tiempo a la Iglesia y por suerte encontraron lugar para sentarse, de a poco el templo comenzaba a llenarse, a medida que el tiempo se disminuía para el inicio de la celebración.

_ ¡Siéntate bien! ¿En donde crees que estás?-
_Grmmmm-

Sonaron las campanas que anunciaban el ingreso del celebrante y todos se pusieron de pié para recibirlo. Ahora Lauren pensaba que tenía que hacer lo mismo que todos los demás y buscar una forma de mantener su mente ocupada en el momento en el que el cura diera el sermón…
La misa pasó muy lentamente para “mal” de Lauren, que ya no sabía que posición adoptar ni en que pensar, y ante cada una de estas actitudes suyas su madre le dirigía una mirada fulminante de reproche…
Por fin, la misa concluyó, ahora sólo tenía que esperar que las “dolorosas” mujeres afloren su llanto falso, en medio del típico “chusmerío” que no podía dejarse de lado, es más, era sabido que muchas habían asistido a la celebración sólo para enterarse de esto o de aquello, a Lauren no le era difícil imaginarse que algunas de ellas llevaran cebollas en sus carteras y que las acercaran a la vista en algún momento para provocar las lágrimas…

_ ¡Cómo te quería tu tía Laurita!- _mmm.- _Perdónela, es que ella es muy especial, no le gustan estas cosas.- Se disculpaba su madre por ella. _Ah si, así son todos los chicos a su edad, ya crecerá…-

_ ¡Que vergüenza me haces pasar Lauren! ¿Qué va a decir la gente?
Reprochaba la madre a Lauren mientras se dirigían al lugar donde habían dejado resguardado el automóvil, de pronto, Lauren se detuvo y observó el interior de un club deportivo…

_ ¿Que haces?- _ Quiero ver.- _ ¿Que quieres ver? _ Quiero ver como juegan.- _ Entonces entra, no te quedes en la puerta entorpeciendo el paso.- _ _ Me da cosa entrar.- _ Entra o nos vamos-

Lauren ingresó al club tímidamente, ese era un mundo que ella no conocía, las risas de los niños y jóvenes le parecían extrañas, ella nunca había hecho ni estado en un lugar parecido… Aquello le resultaba sumamente extraño, pero a la vez atrayente…
Se dirigió al patio, porque vio otras muchachas de su edad y se dio con que estaban jugando basketball, parecían muy divertidas y concentradas en lo que estaban haciendo…

_Bueno, ¿Vamos?- _Espera.- _ ¿Que quieres que espere? _Quiero ver.- _ ¡Lauren, van a cerrar la playa de estacionamiento y el coche quedará dentro! _Quiero ver.- _ ¿Por qué no vienes otro día? _No.- _ ¿Por qué? _ ¿Y qué haría?- _Puedes jugar, como las chicas… _Pero yo no sé jugar.- _Aprende, mira allá esta el profe. Ve a hablarlo y dile que quieres aprender.- _No, me da cosa.- _ ¿Tengo que hacer todo por vos? ¿Cómo puede ser que tengas trece años y no sepas desenvolverte sola?


Jessica tomó a Lauren del brazo y a su paso acelerado la condujo por la cancha hasta llegar a donde estaba el profesor…
_Hola profe, yo soy la mamá de ella… Ella quiere aprender, venir a jugar con las chicas pero no se anima a decirlo… _ ¿Cómo está señora? Mi nombre es Adrián. ¿Cómo se llama su hija?- Dijo el hombre levantándose del asiento en el que se encontraba y dando un apretón de mano a la mujer.
_Lauren.- _Hola Lauren, mucho gusto… ¿Cómo estás? ¿Cuántos años tienes?-
_Bien, tengo 13- Expresó la niña sin levantar la vista del suelo. _jajaja Bueno, mira, si quieres puedes venir los martes y jueves de 18 a 21 hs. En ese horario estamos dando clases, las chichas que están jugando allí están en clases, aunque ya está por terminar el turno… Bueno, piénsalo, te vamos a estar esperando, ¿si?-
_Bueno.- _Bueno profe, disculpe las molestias.- _No es molestia señora, ¡que le vaya bien!- _Bueno, gracias.-
_Gracias a usted ¡hasta luego!- _Hasta luego profe, ya veré que decide la niña.- _¡La estaremos esperando!.- Agregó sonriente el profesor. _ ¡Saluda! Dijo su madre con una delicadeza que sólo afloraba en público… _Chau.- _Chau Lauren, un gusto conocerte, ¡que estés bien!

AnaLauraM
13/04/2011, 04:22
Continuación Capítulo IV


Ella no se lo hubiera imaginado antes, pero sentía una cierta atracción hacia los deportes, especialmente hacia el basketball, le encantaba observar el juego y un día, decidió jugarlo. Acudía al club casi diariamente, y sin pensarlo se estaba convirtiendo en una muy buena jugadora, aprendía rápido, era veloz y creativa para las jugadas, el adversario caía derrotado ante ella…
Pero ésta no era la única evolución en su vida, sino que también en el club comenzó a hacer amigos, comenzó a abrirse a la vida y a disfrutarla, así como disfrutaba el partido.

_Este fin de semana, viajaremos, tenemos un partido contra el equipo femenino más importante de nuestro estado- Dijo el entrenador, y las chicas entusiasmadas dieron un alarido

_ ¡Ganaremos!, somos las mejores- _Para eso, será necesario que entrenemos arduamente- concluyó el hombre. El era un tipo joven, atractivo, naturalmente de buen porte, de ojos azules y cabello rizado. Pero a pesar de su apariencia, las chicas no se fijaron en él, sólo lo consideraban su entrenador y ni los sentimientos ni los cambios hormonales interrumpían en el juego. Y eso resultó bueno, sería difícil imaginar, aunque no tanto en los tiempos actuales, un enredo esporádico entre las jóvenes o más bien adolescentes o niñas y el entrenador que prácticamente les doblaba la edad…
Era una mañana soleada y de mucho calor, las jóvenes esperaban ansiosas la llegada del bus que las llevaría al punto de encuentro, al lugar del juego… Para ellas, significaba el camino a la gloria. No temían ni los nervios les atacaban, estaban felices y así lo demostraban enérgicamente.

El reloj marcabas las 10.08 AM cuando el bus llegó, era el momento de dar el paso hacia la victoria. Tomaron sus pertenencias y subieron al vehículo, charlaban divertidamente entre ellas _ ¡Cuidado, no te vallas a enredar en tus propios cordones!- Dijo una, y Lauren dirigiendo su mirada a sus zapatos rió _No queremos que una de nuestras mejores jugadoras se lesione antes del partido- Concluyó la joven, y todas rieron al descubrir que por poco Lauren habría quedado totalmente enredada entre sus cordones y la correa de su bolso… ¡La caída hubiera sido brutal! Y de pronto ella recordó la vez que se lesionó en medio de una jugada que hubiera sido fantástica, pero que no pudo concretar por doblarse el tobillo… Esa vez le había costado más de una semana recuperarse totalmente y poder volver a caminar con normalidad, claro que para correr y saltar tuvo que esperar un tiempo más… Recordó que en ese tiempo se había sentido muy mal… extrañaba demasiado lo que se había convertido en el centro de su vida… el basketball…

Pero este no era momento para añejos recuerdos, era el momento de la gloria… _No será tan fácil esta vez, ¡mi tobillo se ha fortalecido a precio de golpes!- Dijo Lauren con una sonrisa pícara y todas rieron recordando todas las veces que Lauren se había lesionado pero que no les había dado importancia y había seguido el partido como si nada…

Sin duda era una jugadora extraordinaria, y sus lesiones se debían indudablemente a lo brusco de sus jugadas y a la creatividad para ellas, una vez había convertido un punto tras una bandeja impecable lograda luego de un delicado envión y una vuelta sobre sí misma en el aire, colocando el balón dentro del aro y quedando colgada por unos segundos de él, esa vez el público había enloquecido al ver semejante jugada y ella se sintió bien. Soñaba con jugar en la WNBA… y estaba enamorada de un basketbollista profesional que había tomado prestigio y comenzado a jugar en la NBA tras un descubrimiento en el estado al que ella pertenecía… Obviamente era un amor imposible, pero formaba parte de los típicos sueños de una adolescente.
Se sentó en el asiento que le asignaron y suspiró; Cada vez que se sentaba en un automóvil o en un bus y contemplaba por la ventanilla una cierta melancolía se apoderaba de ella, pero no sabía a que se debía y apartando la vista de la ventana miró a sus compañeras… _ ¡Este es nuestro gran día!- Dijo entusiasmada y todas asintieron. _ ¿Que hay si algún entrenador de prestigio nos descubre y cumplimos nuestro sueño?- Dijo una de ellas _¡No alucines!- Respondió otra. _ ¿Están diciendo que yo no tengo prestigió?- comentó dinámicamente el entrenador. _ ¡Claro que no Adrián! Pero sabes cuál es nuestro sueño.- Dijo una de ellas mientras lo sacudía por sus hombros. El hombre rió y todas con él. Era realmente un grupo genial, y el lazo que los unía a todos era muy fuerte. Se sentían más que un equipo, quizá una familia…

El viaje había comenzado, y las chicas no pararon de hablar en todo el camino, y al entrenador le fascinaba el hecho de haber contratado un bus especialmente para su traslado, de otro modo hubiera sido casi imposible que otra gente soportara el parloteo animado de las chicas. El asentó la cabeza en el asiento y se durmió con una sonrisa, más allá de que las chicas ganaran o perdieran le importaba su bienestar, las quería como si fueran sus hermanas menores. Las hermanas que siempre soñó tener. Era un tipo joven, no pasaba de los treinta años, y las chicas tenían entre 13 y 16… de ellas, Lauren era la menor, aunque no lo parecía. Él tenía un cariño particular hacia ella, la primera vez que la vio parecía un pajarillo asustado, ahora era otra persona…
Pero más allá de ello había algo en su mirada que lo atrapaba… algo místico, enigmático, un no se qué, que lo llevaba a la reflexión y se daba cuenta que no conocía demasiado de su vida, ni de su pasado… Sólo sabía que era hija única y que venía de una familia bien posicionada. Y cada vez que recordaba ello se sentía un poco mal y se prometía conocer un poco más de ella, aunque ella siempre evadía el tema de su familia y de su pasado. “Esto es lo que me hace feliz” decía y todo el mundo pasaba a otro tema. Era evidente que Lauren amaba el basketball y lo consideraba su vocación.

AnaLauraM
13/04/2011, 04:24
Continuación Capítulo IV


_ ¡Llegamos!- Anunció el conductor y las chicas festejaron, mientras que el entrenado despertaba de su profundo sueño. Había tenido una pesadilla, que irresolublemente su novia lo abandonaba… Lo cuál en la vida real hubiera sido un golpe muy duro, el la amaba y pronto se casarían, llevaban muchos años de novios… y consternado se preguntó si ese sueño significaría algo y poco después telefoneó a su amada y se alegró al descubrir que todo estaba bien. Le dijo lo mucho que la quería y que la llamaría después del partido, ella sonrió y se despidió cariñosamente. Sin duda conformaban una hermosa pareja… Las muchachas se burlaron al descubrirlo hablando tiernamente y le enviaron un saludo a su chica…

Ellas la conocían, la muchacha también trabajaba en el club, era la entrenadora del equipo de boleyball, una buena mujer. Por lo menos a ellas, les caía muy bien.

_Bueno, basta de charlas, ¡que se aproxima el gran juego!- Dijo el entrenador mientras golpeaba las manos. Ellas rieron típicamente mientras se encaminaba hacia donde suponían que se encontraba la cancha.

Llegaron y conocieron a sus rivales. Luego, se tomaron un tiempo para descansar por el viaje, y entrenar un poco, el partido sería durante la tarde.
El almuerzo, se dio en un ambiente muy alegre, a pesar de que el aire acondicionado del restaurante había dejado de funcionar por un rato y el calor era casi insoportable. _Les recomiendo que ordenen pastas- dijo el entrenador con una expresión de extasiado. _ ¡Claro, los carbohidratos!- Respondió una de ellas, mientras otra añadía que casi ordenaba ensalada. _ ¡Te morirías, no tendrías fuerzas para el partido!- Añadió Lauren, le gustaba opinar de vez en cuando sobre algunos temas, pero solo aquellos que les parecían serios…
A pesar del tiempo, y del ambiente en el que se movía, seguía siendo una persona meditabunda, silenciosa. Y se limitaba a hacer bromas a veces, y a opinar de vez en cuando. En las cosas sin un sentido profundo y serio se mantenía al margen. Y muy de vez en cuando, casi tan atípico como la muerte de un jugador en la cancha, se le soltaba la lengua y hablaba sin parar… Pero a todos les parecía extraño cuando sucedía…

Las muchachas descansaron un rato y cuando se sintieron en condiciones de entrenar se dirigieron a la cancha; Era una cancha maravillosa, impecable, ¡Ya quisieran gozar ellas de una cancha así en su club!
Practicaron unas cuántas paces, unas jugadas, unas bandejas y unos triples. Lauren era fantástica para los triples y ni hablar para los trucos… Mareaba a sus adversarios y luego iba directo al aro. Casi nunca fallaba.

Se anunció el partido y el juego comenzó, las visitantes tardaron menos de dos minutos en convertir su primer punto. Pero se sorprendieron que las anfitrionas fueran bastante buenas. Le llegó un pace a Lauren y ella intentó con una jugada sencilla, que para sorpresa de todos, no logró terminar porque el balón le fue quitado y las anfitrionas convirtieron un triple. Lauren, sintió una rabia profunda, no había sido abochornada así en mucho tiempo. A partir de ese momento comenzó a jugar con el corazón, dejaría todo en la cancha, costara lo que costara. Su orgullo era alto.

De pronto, se elevo bruscamente del suelo, tomando el balón antes de que se convirtiera otro punto en su contra y salvajemente corrió por la cancha, realizando una serie de trucos a cada oponente que se le cruzaba y casi a mitad de la cancha se arriesgó a lanzar convirtiendo un impecable triple que dejó con la boca abierta a sus adversarias y provocó el aplauso de su entrenador. Las anfitrionas, comprendieron al instante que estaban frente a una gran potencia que no podían dejar sin marcar ni un solo segundo, pero era difícil, Lauren era veloz pero sobretodo escabullidiza y muy silenciosa.

La chicharra sonó indicando el fin del juego, y las muchachas del equipo visitante expresaron una mueca de satisfacción, ¡Habían ganado! El partido había sido difícil, más de lo que habían podido suponer, y eso les daba más orgullo… Eran muy buenas… Y Si bien, su puntaje no había resultado un bombardeo para sus adversarias, porque se mantenía parejo, ellas degustaban la dulce sensación de la victoria, y se fortalecían con cada una de ellas…
Durante la noche, cenaron libremente, y sus adversarias las acompañaron, no había rivalidad entre las jugadoras, sólo instinto de competencia dentro de la cancha, fuera de ella algunas se hicieron muy amigas… Y esa noche, decidieron ir a bailar; Con la condición de que su entrenador las acompañaría.
Entraron al boliche, aún no había demasiada gente y se podían apreciar los efectos de luces y humo, al cruzar la puerta fue cómo si entraran en otra dimensión y automáticamente sus cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de la música. No pasó demasiado antes de que el lugar esté abarrotado de gente… _ Vamos a la barra, me estoy deshidratando. – Dijo una de ellas, mientras un par de sus compañeras la seguían. _Nosotras nos quedaremos aquí.- Mencionó Lauren, aunque inútilmente, porque el sonido ensordecedor no permitió que el mensaje llegara a su compañera.

Lauren y un puñado de chicas más se quedaron en el centro de la pista, bailando entre ellas. Pronto regresaron las demás con algunos refrescos, los cuáles compartieron. _Adrián está en la barra, nos está observando. – Dijo una. _ ¿cuál es el problema? ¡No estamos haciendo nada malo!- _Lo sé, pero sólo las prevengo… por las dudas…- Agregó y todas rieron. Realmente ninguna había pensado en “descontrolarse” esa noche, estaban cansadas pero felices, y el compartir entre ellas le bastaba.

Sonó el tema del momento y todas bailaron más anímicamente, cuando Lauren sintió que alguien la tomaba de la mano y la sacaba del círculo que habían formado entre ellas. Era un muchacho, que le pareció bastante atractivo… _ ¿Quieres bailar?- Le preguntó el. Y ella con una mueca le dio a entender que no le disgustaba la idea.

_ ¿Cómo es tu nombre?- Le susurró él al oído. _Lauren, ¿el tuyo?- _Nick.- _Pues, mucho gusto Nick…- _Igualmente, Lauren.- Le dijo mientras le sonreía.
Parecía estar interesado en algo más que sólo bailar con ella unas cuantas piezas, y al pensarlo, ella se sonrojó.
_Te vi jugar esta tarde, ¡eres sensacional!- _Lo sé.- dijo irónicamente ella mientras reía, contagiando a su compañero de baile.
_En verdad, no sé mucho de basketball, yo juego football, pero lo que hiciste hoy fue espectacular… y eres muy hermosa además… - Agregó con una sonrisa pícara. Y Lauren se limitó sólo a devolverle la sonrisa, mientras se ponía tan roja como un tomate; Dio gracias que por los efectos de las luces, sus colores no se notarían, de lo contrario parecería una entupida.
_ ¿Quieres que vayamos fuera? Aquí es difícil oírte.- Dijo él, y ella le encontró razón en ese aspecto. La aferró fuerte de la mano para no perderla entre la multitud y caminó hacia la terraza, tenían que subir por unas escaleras que espacio ya no tenían de la cantidad de gente que había en el lugar. _Buena suerte.- Le dijo una de sus compañeras al verla irse con el muchacho y ella se rió _No pasará nada.- Agregó, aunque no estaba segura, el muchacho le atraía mucho.

Llegaron a la terraza y ella se percató de que era una noche hermosa después de que él se lo hiciera notar. _Es verdad, es una noche hermosa.- Dijo ella… _Tan hermosa como tú.- Continuó el y ella no supo que hacer y disimulando su nerviosismo siguió observando el firmamento.
_Cuéntame de ti, ¿Qué haces?- Preguntó Nick. _Pues… no mucho, juego y voy al colegio. El basketball es mi vida.- _Que interesante, nunca conocía a nadie que amara tanto al deporte.- _Siempre hay una primera vez para todo.- Dijo ella mirándolo a los ojos y sintiéndose extraña…
_ ¿Tu que haces?- _Pues, estudio y juego football, me encanta el football, aunque creo que no tanto como a ti el basketball y también trabajo.- _Pareces ser un chico ocupado.- _No lo creas, no tanto…- Dijo él mientras esbozaba una sonrisa tímida.

Continuaron hablando largo rato, de sus intereses, gustos, de sus respectivas familias y amigos. Se llevaron muy bien desde primer momento, había una química que los atraía… y ambos lo sabían.
_ ¿Tienes novio?- Le preguntó él y ella le respondió que no. _ ¿Y que hace una chica tan linda como vos sin novio?- _Pues… creo que disfrutar la vida…- dijo ella riendo. _ ¿Tu tienes novia?- _Tampoco.- Respondió el _Aunque sueño tenerla, y creo que he encontrado a la chica de mis sueños… agregó tiernamente mientras la tomaba de la mano. Y ella le sonrió. El aprovechó para acariciar su mejilla e inclinándose suavemente la besó. Y sin darse cuenta, estaban abrazados, enredados en un beso apasionado que ambos disfrutaban.

_Me gustas mucho.- Susurró él en su oído. _Y tú a mí.- Se animó a responderle ella.
Sentían que la pasión los consumía, ella nunca había sentido eso, y por eso le deseaba. Continuaron besándose y acariciándose por un rato, cuando una de las chicas los interrumpió. _ ¡Adrián te está buscando! ¡Rápido, ven!, está furioso porque te desapareciste.- Decía eso mientras pensaba en alguna forma de cubrir a su amiga… _¡Ya se! dile que estabas en el baño y ya…- sugirió la chica _Pero, ¿tanto tiempo en el baño?- dudó Lauren, _Estamos en un boliche Lauren, entrar al baño es difícil y salir también.- Y Lauren rió al escuchar la conclusión de su compañera.

De pronto, Lauren recordó y miró a tras… Allí vio a ese chico que la había hecho sentir maravillosa, le sonrió y el la saludó con la mano. De pronto se dio cuenta que no tenía ni su número de celular, ni su e-mail, quiso regresar y pedírselos pero su compañera la arrastraba escaleras abajo…
_ ¿Donde estabas?- Dijo Adrián con un tono poco amigable. _En el baño…- Contestó Lauren. _ ¡No me mientas!- _No te miente Adrián, estaba en el baño, allí la encontré. Entiende que en estos lugares es difícil poder entrar al baño y más difícil salir si esta lleno de gente fuera…- Respondió su amiga por ella, y la mirada de Adrián se tranquilizó. _Bueno, pero traten de mantenerse juntas, no quiero que a ninguna le pase nada malo…- Las intenciones del entrenador eran las mejores, el no soportaría que a alguna de las chicas le pasara algo malo.

Avicarlos
13/04/2011, 06:01
Me gusta como va animándose la huraña Lauren. ¿No se pasará ahora de rosca?.
Bien, AnaLauraM ya estamos metidos de lleno en su vida y se nos ha vuelto simpática. Con trece años tiene una vida por delante. Sigue mostrándonos la que le tienes determinada.

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
13/04/2011, 23:42
Me gusta como va animándose la huraña Lauren. ¿No se pasará ahora de rosca?.
Bien, AnaLauraM ya estamos metidos de lleno en su vida y se nos ha vuelto simpática. Con trece años tiene una vida por delante. Sigue mostrándonos la que le tienes determinada.

Saludos de Avicarlos.

Me alegra que te agrade como se va desarrollando la obra. Gracias por comentar y por leerme.

Saludos!

AnaLauraM
14/04/2011, 00:43
Capítulo V



Habían pasado meses desde el viaje y Lauren no podía quitarse de la cabeza a aquél muchacho… Nick, repetía en silencio. Y se dejaba llevar por la imaginación, soñaba volver a estar con él, volver a besarlo y a sentir su abrazo… Creía estar enamorada de él… Sin embargo, esos sentimientos no empañaban su desempeño a la hora de jugar, seguía siendo tan buena como siempre, incluso mejor…

Ella no se había dado cuenta, nadie en realidad, que desde que había estado con Nick algo había cambiado… Las noches ya no eran una agonía, eran una fantasía… soñaba con el, lo deseaba… Pero la realidad era que no había forma de comunicarse con él. Sin embargo, ella soñaba con que algún día, por alguna extraña razón y casualmente se encontrarían nuevamente…
Y un día, cómo de costumbre abrió su correo electrónico y el mail de un extraño le llamó la atención, lo abrió y leyó… ¡Era Nick! No podía creerlo. Su sueño se hacía realidad.

El le contaba que había tenido que pedir su correo a una de sus contrincantes, pero que le había costado mucho conseguirlo… Que durante estos meses no había dejado de pensar en ella, que deseaba volver a verla y que si ella aceptaba, podrían encontrarse en algún lugar la próxima semana, ya que él viajaría a la ciudad de ella, porque allí vivía su hermano…
Ella estaba entusiasmadísima, flotaba de la felicidad que la embriagaba… De inmediato le contestó que ella también quería verlo, le pasó su número de celular para más fácil comunicación y le pidió que le avisara cuando llegaría para quedar de acuerdo cuando, donde y a qué hora se encontrarían…
Horas más tarde, le llegó un texto a su celular… Era Nick, pasaron horas hablando por medio de textos. Nick era muy dulce y eso le encantaba a Lauren, nunca se había dejado querer así y tampoco ella había sido tan sentimentalmente expresiva antes… Pero Nick tenía algo que la cautivaba, y que no podía esconder, por lo menos a él no podía ocultárselo.


El reloj marcaba las seis quince de la tarde y Lauren se aproximaba al lugar donde habían quedado con Nick encontrarse, el tránsito era espantoso y aún para un peatón como ella se complicaba… Llegó al lugar indicado a las seis treinta y subió las escaleras prácticamente corriendo… Allí estaba Nick, de pié, alumbrado por las luces artificiales del lugar; Con una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo el móvil al cuál observaba expectante. Se veía mucho más guapo que aquella noche en el boliche… De pronto, levantó la mirada y vio a Lauren acercarse a él, sus ojos verdes brillaron lo mismo que su rostro, abriéndose en él una sonrisa tierna, llena de la alegría que sentía en ese momento…

Ella se acercó tímidamente, sin saber cómo actuar; Había esperado mucho ese momento y ahora que llegaba no sabía como reaccionar, se sentía nerviosa por volver a ver a ese chico que le gustaba tanto y que la había hecho sentir tan bien…
_Pensé que no vendrías.- Le dijo él.
_Perdón, es que el transito…- _No importa.- La tranquilizó él y atrayéndola a si la beso tiernamente.

Lauren se sintió volar nuevamente. ¡Había extrañado sus besos! Y por otro lado se sintió aliviada de que él diera el paso, pues ella se había petrificado…
_ ¿Que quieres hacer?- _ ¿Pues no sé, lo que tu quieras _No sé, podemos quedarnos aquí y tomar un refresco o salir a dan una vuelta por allí…
_ Bueno, salgamos, así de paso voy conociendo el lugar, ¿te parece? _ Si, vamos.-
Salieron del lugar y tomados de la mano decidieron recorrer la ciudad hablando de sus vidas, de qué habían hecho durante ese tiempo, de cuánto se habían extrañado y del sueño que les parecía volver a estar juntos.
_Temí que te hubieras olvidado de mí.- Dijo Nick tímidamente… _Aunque lo intenté, no pude.- Dijo ella con una sonrisa; Mientras se perdía en su abrazo.

Llegaron a una plaza hermosa, que durante la noche se convertía en un espectáculo, el cuál hubieran gustado de observar, pero aún era temprano y Lauren tenía permiso de permanecer fuera sólo una hora más. Ella había dicho que se reuniría con sus amigas y que darían unas vueltas por el centro comercial.
Buscaron un asiento y se sentaron, la hierba verde y bien cuidada parecía una alfombra bajo sus pies y acondicionaba el ambiente… Parecía una tarde primaveral, a pesar de encontrarse en verano. Y el verano solía ser muy riguroso en esa ciudad, que era de clima árido y seco… Por lo tanto, el verano daba pié al azote del sol y al agobio de sus ciudadanos.

Permanecieron largo rato tomados de las manos y mirándose a los ojos, de vez en cuando se besaban… Ya no sabían de qué más hablar… Les bastaba estar juntos. Y repentinamente ella recordó que tenía tiempo límite y miró el reloj…
_Tengo que irme.- Lamentó. _Está bien cariño, no quiero que te regañen por mi culpa.- Siguió él y ella se sintió profundamente conmovida.
_Quizá podrimos encontrarnos otro día, yo me quedaré aquí una semana más.- Dijo Nick.
_Los martes y los jueves yo hago natación, quizá podría ausentarme a una clase… -
_Sería una opción.-

Ella recordó que ya debía marcharse y lo besó y abrazó una última vez…
_ ¿Quieres que te acompañe?-
_No, esta bien, gracias por ofrecerte. Pero temo que me regañen si me ven contigo…-
_Está bien, entiendo.-

El la miró alejarse, y sintió algo que no había sentido antes… Parecía que realmente se estaba enamorando…

Ya se ocultaban los últimos rayos del sol cuando Lauren llegó a su casa. Todo el camino se la pasó pensando en él… Sentía algo extraño dentro de ella que no podía explicar, que no había sentido antes y que la hacía ponerse en movimiento, la obligaba a abandonar esa cerrazón en la que había vivido escondida tanto tiempo…

_ ¿cómo te fue?- Preguntó su madre. _Pues, bien.- respondió la joven sin agregar nada… Y cómo de costumbre se dirigió a su habitación y se encerró.

Últimamente había tomado la costumbre de escribir… Escribía poemas y dibujaba; El dibujo era un don nato, mientras que la escritura con un poco de orientación podría mejorar, pero tenía talento… Más tarde le llegó un texto de Nick y organizaron para encontrarse al día siguiente, era martes. El iría a donde ella practicaba natación, pero ella no entraría a la clase.

Se acercaba la hora en la que ella acostumbraba ir al club de nado, entonces buscó su bicicleta y poniéndose en marcha se dirigió al lugar, que no quedaba demasiado lejos de su casa…
El día era caluroso, el sol se había decidido a exprimir la vitalidad de las personas, era uno de esos días que “aplastan” que uno no siente ganas de salir de los lugares refrigerados y que si no lo encuentra estaría dispuesto a buscar un sótano o meterse bajo tierra con tal de encontrar escape a tan agresivo calor…

El asfalto ardía, y se veían espejismos de agua en la ruta, las llantas de la bicicleta de Lauren parecían ir a estallar en el roce con el fuego vivo que desprendía el suelo. Al fin llegó y no vio a Nick, de repente tomó conciencia de que el lugar era enorme y él podía encontrarse en cualquier sitio… Mientras pensaba eso le llegó un texto. “Quédate donde estás” decía… Y ella miró a su alrededor; De pronto vio a Nick que se acercaba riendo.

_Olvidé decirte que este lugar es enorme.- se disculpó ella.
_Lo sé, por eso apenas te vi decidí escribirte, si seguías caminando quizá ya no podría encontrarte.- Agregó el, mientras continuaba riendo, parecía divertido con la situación. Y no tardaron en buscar y encontrar un lugar para sentarse y hablar, mirarse, y demostrarse todo el cariño que sentía el uno por el otro, principalmente a través de las palabras, pero especialmente a través de la sinceridad de sus miradas.

Sin embargo, el tiempo pasó volando, lo mismo que las semanas que Nick había pasado en la ciudad de ella… Y ahora tenían que despedirse una vez más… Para no saber cuando volverían a verse.
Era una tarde calurosa y la mano de Lauren sostenía firmemente la de Nick.
_Te extrañaré. - _Yo también cariño…- Dijo él entre los dientes, como negándose a soltar que le dolía en lo profundo dejarla…

Se despidieron y no tardaron demasiado. Los horarios de los dos eran apretados y su relación era aún escondida. Hubiera sido mucho mejor que fuera conocida, quizá les permitirían estar juntos, o quizá no…


El reloj marcaba las 17:15, y Nick revisándolo suspiró mientras pensaba en ella, las semanas se habían hecho muy breves y él sólo podía pensar en que quería volver a verla…

Ella, mientras tanto, había regresado a su hábito de escritura y permanecía sentada en su escritorio, sumida en las frases y oraciones colmadas de romanticismo volcadas en un papel, que jamás llegarían a las manos de él, pero que a ella le bastaba el sólo hecho de poder expresarlo, poder extraerlo de su interior como una lluvia fina y constante que vivifica el paisaje; Pues no sabía cuando volvería a compartir un momento con aquél príncipe que la había rescatado de la prisión oscura de su egocentrismo.

Estaba dispuesta a entregarle su corazón, su tiempo, su vida… Quizá estuviese acelerándose con esta decisión, sin embargo, son comunes estas expresiones un poco alborotadas, prematuras y poco reflexionadas durante el enamoramiento del adolescente, porque se apoyan principalmente en el sentimentalismo, no tanto en lo profundo y concreto del amor, ni en su significado más amplio y concreto.

El enamoramiento en esa edad es tan extraño y singular como una estrella fugaz, de lo que el nombre comparte. Podría definirse como una ilusión de un ser maravilloso que cambia la vida, pero esa ilusión termina pronto, y tan fácilmente como se construyó.

AnaLauraM
19/04/2011, 01:24
Capítulo VI


Era un fría mañana de agosto, el sol se esforzaba por entibiar el rostro de quienes lo observaban esperando recibir de él ese abrazo de calidez, pero él no lo lograba, claro, se encontraba demasiado lejos, en cambio el viento helado se encargaba de envolverlo todo y conquistarlo todo con su silbido hiriente, resecando la piel, colándose hasta los huesos y dejando a quienes de él escapaban con las mínimas fuerzas y con la minima movilidad si no se habían ocupado de cubrirse lo suficiente para evitarlo…

_No sé que me pasa, pero creo que deberíamos darnos un tiempo, No estoy segura de continuar con esto.- Explicaba Lauren mediante un texto, a lo que su amado acepto con un silencio abrupto, tan denso que parecía poder cortarlo con una navaja.

_ ¿Qué te sucede?- Preguntó una de sus amigas al ver a Lauren más meditabunda de lo normal y con una expresión de duda y a la vez de satisfacción. _Corté con Nick- _ ¿En serio?... ¿Por qué?- _Pues, no lo se. Creo que me cansé…

_ ¡Adivinen qué!- _ ¿Qué?- _Me fue genial en el retiro, no se imaginan lo lindo que fue… y el lugar… ¡Sorprendente! Había unas monjitas, y después nos contaron… y a la noche hicimos una comunión espiritual… y…- _Tranquila, tienes todo el día para contarnos, respira…- Interrumpió Lauren a su amiga Debh que había entrado como torbellino al salón de clases, después de haber pasado el fin de semana entero en un retiro espiritual en una ciudad vecina.

Debh era una bella muchacha, muy entusiasta y muy inteligente, prueba de que no todas las rubias son tontas… Pues su cabello tenía el color del oro y sus ojos eran un especie de verde azulado pero a pesar de su hermosura externa era muy bella interiormente, una muy buena amiga y compañera, un mujer –joven- muy fuerte, que no se dejaría batir por cualquier ola, viento o inconveniente que quisiera azotarla, pero aún así también muy tierna y dulce…
Lauren, meses antes había comenzado a frecuentar la Iglesia gracias a su Debh, ella la había invitado a un grupo juvenil y después de mucha insistencia Lauren decidió asistir, pero sólo para conformarla, pues se había vuelto algo insoportable… Esa era otra característica de Debh, cuando se proponía algo luchaba hasta lograrlo…

Cuando llegó, le impactó la cantidad de jóvenes, su alegría y la unidad entre ellos… En definitiva, le encantó como se manejaban. Pensó que se encontraría con un montón de imbéciles que se la pasaban rezando… Pero no fue así, al contrario… Por asistir a la Iglesia ninguno perdía la “onda” y eso le sorprendió.

_ ¡Ahora te toca a ti!- Dijo Debh mientas interrumpía los lejanos pensamientos de Lauren. _ ¿Qué?- _ ¡SI! No será el único retiro que habrá; al próximo seguro que vas- .Y así fue…


***


El reloj casi marcaba el medio día y Lauren estaba entusiasmadísima, nunca había ido a un retiro; Nunca había querido ir a uno hasta ahora. Contaba las horas, faltaba poco, sólo tenía que llegar a su casa, almorzar, terminar de preparar su bolso y se iría…

A eso de las tres de la tarde tocaron el timbre de su casa, era una de las chicas que también viajaría, la mamá de Lauren las llevaría en el auto a las dos hasta la parroquia, de donde saldrían camino a aquel esperado lugar…
_ ¡Quizá regrese una monjita!- Dijo la madre de Lauren bromeando. _ ¡No! ¡Jamás, monja jamás!- Replicó ella con un tono poco abrupto. Y se subieron al automóvil para iniciar la marcha. Cuando llegaron a la parroquia se entusiasmaron aún más al ver a sus compañeras. La coordinadora las dividió en los respectivos automóviles que viajarían y en cada uno de ellos sus debidas pertenencias.

Y salieron por fin en viaje a ese lugar con el que tanto habían soñado y esperado las últimas semanas…
Habían pasado dos semanas desde que su amiga le contó su experiencia en el retiro, ella había regresado muy cambiada y eso le impactaba de sobremanera; No sabía con qué se encontraría, lo que le generaba una mezcla polarizada de emociones, miedo, ansias, impaciencia, alegría, entre otras… Pero todas esas emociones dejaron de golpearla cuando se organizaron para comenzar a rezar, rezarían un rosario pidiendo por el viaje que estaban realizando, por cada una de ellas, y por lo que el Señor les tenía preparado a vivir o degustar en esos días de retiro. Empezaron a rezar y el tiempo pasó muy rápido, la ciudad a la que viajaban quedaba a solo 90 minutos de distancia con su ciudad de origen…

_ ¿Aquí es?- Dijo una voz mientras el auto se adentraba en lo que parecía un bosque. Ya había caído la noche, de modo que el lugar parecía más tenebroso que hermoso. Al fondo vieron una casita, o una cabaña, mientras se acercaban iban distinguiendo las formas… Descendieron del auto, la noche era fría y había empezado a llover. Les impactó un canto melodioso, hermoso, de tono angelical que se dispersaba entre la soledad de aquél lugar, jugando entre los àrboles gigantescos y rebotando en las paredes de la pequeña casita, nunca habian escuchado algo parecido y se preguntaron que sería o de donde se emitía, pero claro, sin decir palabra tan sólo con las miradas de asustadas y sorprendidas a la vez. _Son las hermanas, están haciendo oración.- Se adelantó la voz de su coordinadora mientras señalaba el reflejo de una luz que es escapaba por una ventana de lo que suponían sería la capilla. _Entremos, pero en silencio.- Continúo, y las chicas sin perder más tiempo obedecieron.

Al abrir la puerta de la capilla las voces angelicales salieron como estruendo, parecían estar en el mismísimo cielo y sus ojos que mucho no comprendían se esmeraban por guardar íntegra aquella imagen hermosa y extraña. La escena estaba conformada por un grupo de diez monjas vestidas de blanco y con sublimes velos negros, tenían unos libros en sus manos del cuál seguían los cantos. Inmediatamente las muchachas ingresaron una de las monjas se apresuró a buscar unos cuantos de los mismos libros para entregarles a ellas, los cuáles ya estaban señalados, significaba que las estaban esperando. Pero eso no quitó que las chicas no supieran usarlos. Se preguntaron que eran, no era ni un cancionero ni una Biblia, tenían salmos, lecturas e himnos intercalados y mencionaba nombres raros, como laudes, vísperas y en los bordes superiores los días de la semana… Luego supieron que aquel libro extraño se llama breviario u oficio. Las monjas los utilizaban para rezar el oficio divino o la liturgia de las horas, en ese momento se hallaban rezando vísperas, la oración vespertina y de allí su nombre.

Al terminar las oraciones, salieron de la capilla y se dirigieron a la casita que estaba al lado. Era pequeña pero muy acogedora, sus paredes se cubrían de ladrillo visto, había cuchetas y una pequeña cocina siguiendo un estrecho pasillo en el que encontraron un cartel o un aviso hecho de madera y en él talladas unas inscripciones, eran unos nombres, no precisamente de personas, sino de… quizá eran oraciones, pero mas o menos entendían porque cada una estaba marcada con un horario.

Tenían que levantarse muy temprano, harían unas oraciones, después misa, después más oraciones cerca del medio día, ¡se la pasarían rezando!, aunque les había agradado el canto de las monjas. Un nombre que leyeron les llamó la atención, no sonaba a una oración y su horario coincidía con la hora de la siesta _ ¿Tenemos que dormir siesta también?- Preguntó una mientras escucharon abrirse la ventanita de la puerta que estaba junto a ellas y rostro pálido pero alegre de una monja anciana pero risueña y charlatana apareció. _ Veo que ya están revisando los horarios… No se asusten, no tienen que hacer todas las oraciones, sino solo aquellas que quieran o que su coordinadora quiera que hagan.-

_ ¡Hola madre!- Dijo la coordinadora apareciendo de una de las habitaciones _Hola Gabbie, ¿como has estado?- Respondió la monja. _Muy bien, aquí de nuevo con las niñas.- Y ambas rieron mientras las chicas se miraban unas a otras.

_Madre, ¿Qué son las nonnas?- Preguntó una de ellas imitando el trato de la coordinadora. _Son unas oraciones, que se hacen a esa hora porque a las tres de la tarde es la hora en que Jesús muere en la cruz.- _Ahhhh.- Emitieron tonadas al unísono y no pudieron evitar dejar escapar unas carcajadas luego, pues habían creído que era la hora de dormir la siesta y así se lo contaron a la monja y ella también rió muy divertida con las ocurrencias de las chicas.

Esa noche, después de cenar regresaron a la capilla a rezar las últimas oraciones del día, las completas. Ya casi habían terminado cuando vieron que las monjas se arrodillaron y ellas las imitaron, su coordinadora les hizo seña para que se acercaran a la reja que dividía su espacio con la clausura de las monjas y allí se inclinaron… Pronto, mientras las hermanas entonaban un canto -el Salve Regina- otra se acercó a ellas y les roció con agua bendita, lo mismo había hecho con las monjas, que tras recibir el agua se pusieron de pie y en una bella y armónica organización enfilada regresaron a sus lugares.

_ ¡Bendigamos al señor!- _Demos gracias a Dios.- Fue la última oración entonada que escucharon ese día y se dirigieron a la casa. Aún era temprano, la noche era joven, pero habían recibido la orden de ir a acostarse temprano, el día siguiente sería largo… Y sin reprochar demasiado las muchachas obedecieron.

AnaLauraM
19/04/2011, 02:04
CAPITULO VII

La mañana del sábado, como estaba estipulado madrugaron, comenzaron con las oraciones de la mañana, las laudes, luego la misa de ocho y siguieron así el día.
Su coordinadora les había prevenido el día antes que quizá ese sábado marque un antes y un después en sus vidas, que lo disfrutaran; Y Lauren se mantuvo expectante, toda la jornada aguardó ese cambio, pero parecía que no llegaría…


***

Durante la tarde se había organizado una charla con la madre superiora, aquella simpática monja que las había recibido la noche anterior.
La mujer entró en el locutorio, un salón pequeño y acogedor, con unas cuantas sillas de ambas partes, digo ambas parte porque el salón se encontraba dividido a la mitad por unas finas rejas que no llegaban al techo pero que recordaban o daban a entender la clausura de las monjas. El locutorio, era muy similar a la casa en la que ellas se alojaban, era bastante pequeño, aunque bien iluminado, las paredes eran también de ladrillo visto y en ellas no se encontraba ningún adorno, excepto una pequeña imagen de santo domingo, que comúnmente casi no se veía por las características propias de la pared que obscurecía la imagen volviéndola parte de ella más que resaltándola…

La madre comenzó a hablarles, las chicas se sorprendieron al enterarse de que la edad de la monja fuera mucho mas avanzada de la que aparentaba, estaba cercana al centenario y ellas adivinaban solo hasta la mitad.
Les contó la dulce mujer sobre su experiencia, sobre como descubrió su vocación y cómo había llegado a ese país, ya que su continente originario es África, aunque sus padres eran de nacionalidad española, lo que explicaba sus rasgos, su tez blanca y sus ojos turquesa junto con ese acento gallego que dejaba escapar a veces, puesto que África solo fue testigo de su alumbramiento, en cambio España lo fue de todo su crecimiento.

Ellas les hablaba abiertamente, con el corazón en la mano; Se veía en sus ojos el amor que sentía por Aquél al que se entregó completamente –Cristo- y a las muchachas les impactaba muchísimo su testimonio, sus palabras, pero aún más todo lo que había hecho y que atestiguaba concretamente que estaba dispuesta a todo por el amor de los amores, con quien se había desposado hace poco más de cincuenta años atrás…
_Sentía un vacío que nada podía llenar; No lo llenaban ni los libros, ni la escritura, ni siquiera poniéndome de novia pude llenar eso que sentía.- Fue una de las cosas que explicó la monja y dejó a Lauren un poco inquieta.

Durante la noche, después de las oraciones se reunieron todas las muchachas, harían una comunión de alma, un momento para compartir, para expresar lo que sentían, sus heridas, deseos, inquietudes, lo que las había llevado allí, sus expectativas y demás…
Para esta actividad la coordinadora había organizado una dinámica; Cada una de las chicas tendría que sacar un papel que se encontraba doblado en un recipiente, colocado justo en el centro de la ronda que habían formado; Cada papel contenía una simple palabra pero con mucho significado y tenían que expresar lo que ella les generaba, las palabras eran mamá, papá, hermanos, amigos… Empezarían por una de las chicas al azar y a partir de allí todas expresarían lo que le generó la palabra que su compañera o que ella misma había sacado.
Lauren no había llorado tanto en su vida, sin duda el compartir las cargas ayudaba a sanar las heridas, como también expresar aquello que dolía, ella nunca había hablado hasta ahora del dolor que le había causado la muerte de su padre, la ausencia que sentía de su madre y que no podía aún perdonarla por haber sido tan fría cuando a ella le estremecía la defunción de su progenitor.

Cómo nunca su lengua se había soltado, y en buena hora, habló de cada una de sus heridas, aunque el tema de la perdida del sentido de la vida lo dejó aún escondido… Sintió que de alguna forma esa herida ya estaba sanando y que no era momento de expresar algo tan drástico. Y esa noche, al apoyar su cabeza en la almohada, recordó cada una de las palabras de la superiora, algo le inquietaba, le resonaba lo que les había contado, era como un martillo que golpeaba su mente y su corazón sin permitirle descansar, pasó la mayor parte de la noche dando vueltas en la cama, pensando en aquellas palabras, no sabía que significaban, temía que Dios quisiera decirle que la llamaba también a ella a ese estilo de vida, y eso no podía ser posible, no se veía como monja ni lo quería. La idea había empezado a asustarle y finalmente pensando en ello, volando en un recuerdo se fusionó con el sueño y se durmió.

_¡A levantarse chicas; Vamos despierten!- Repetía la coordinadora en la fría mañana que aún era noche del día domingo. Era agosto, el frío calaba los huesos y las chicas se abrigaron y bebieron unos sorbos de café antes de dirigirse a la capilla a rezar las primeras oraciones. Entonaban salmos, intentando seguir a las monjas de melodioso canto, mientras fuera amanecía y se veía la vislumbre a través de unos vitrales ubicados en lo más alto de la capilla. La escena resultaba hermosa, muy armónica, pacífica y consoladora.
Eran cerca de las nueve de la mañana, ya habían desayunado y Lauren se había adentrado en esa especie de bosque para reflexionar un rato, se sentó a la vera de un árbol inmenso, entre las hojas que él había soltado y que le servían de colchón…
De pronto recordó aquello que la había perturbado durante toda la noche, y tuvo miedo de preguntárselo, pero algo cansada y con desánimo esperando que la respuesta sea de su agrado oró a Dios. _ ¡Señor! ¿Qué quieres de mí?-. Y escuchó en su corazón que Él le respondía _Te quiero a ti, te quiero mi sierva, mi esposa.- La jovencita no sintió miedo, más creyó estar volviéndose loca así que tomó la Biblia pensando que ésta no le mentiría y la abrió… Leyó entonces algo que le impactó… “Quien deja su padre, su madre, sus hermanos, su tierra, sus bienes por mí, ese recibirá el ciento por uno” (Mt 19, 29). Asustada la cerró e intentó nuevamente, esta vez leyó “Quien quiera seguirme que cargue con su cruz y me siga” (Mt 16, 24). Era demasiada coincidencia y pensó que la tercera sería la vencida, entonces probó una última vez… “Desde el vientre materno te conocí, desde el ceno de tu madre te consagré” (Jr 1, 5 -7) Las frases resonaban potentemente en su corazón, el cuál latía con suma fuerza como queriendo abandonar su lugar, su respiración se había acelerado y sintió deseos de correr, las lágrimas resbalaban por su rostro, no lo entendía, pero estaba demasiado claro que quería largarse de aquél lugar, más aún de aquella situación, pero comprendió que aunque se alejara llegando al otro extremo del mundo, lo que sentía estaba dentro de ella y lo que había vivido permanecería…

_ ¡Lau, vamos, es hora de la misa!- Interrumpió una voz alzada a los lejos, entonces ella se limpió los ojos y se dirigió a paso lento a la casa, dejó sus pertenencias sobre su cama, se sentía muy turbada, como si se encontrara borracha y esto se notaba al verla caminar; El mareo de su alma se exteriorizaba.
_ ¿Qué te sucede; Estás bien?- Preguntó una de sus compañeras. _Si, estoy bien. No es nada.- Dijo con mirada extasiada mientras se dirigía como sonámbula a la capilla, donde las monjas se hallaban esperando al celebrante.

Durante la misa y todo el día permaneció como en otra dimensión, le resonaban profundamente esas palabras, no podía creerlo, le daba miedo, no lo comprendía, pero no le angustiaba. Logró entonces separarse de ese pensamiento, aunque no duró demasiado el intento, sólo hasta la tarde, que al volver a encontrarse con la superiora para charlar una última vez y al recibir una mirada especial de ésta mientras repetía _ Nada cubría mi vacío.- recordó lo que había vivido, todo se renovó y cobró inimaginable fuerza, Dios le había hablado a ella, y le seguía hablando a través de personas concretas, y aunque no entendía por qué la había elegido a ella si era tan imperfecta, guardó en su corazón lo que sentía y cuando ya todas habían subido a los automóviles, incluso ella y se preparaban para pegar la vuelta a sus hogares, sintió desgarrante tener que dejar aquél lugar, aquella escena, era como una catarata lo que había vivido y tan sólo en escasos días, realmente se veía situada entre un antes y un después en su vida.

Avicarlos
19/04/2011, 06:07
Muy buena descripción de como evoluciona Lau, AnaLauraM. Me has hecho reflexionar como sería la vida contemplativa (Monja de clausura), que tuvo una tía-abuela mía, a la que solo conocí por referencias.
Y lo trasladé a la semana de "Ejercicios espirituales" con los jesuítas, a mis diez años de edad.
O sea, que uniendo ambos recuerdos, veo lo que relatas con mucha luz.

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
19/04/2011, 13:25
Muy buena descripción de como evoluciona Lau, AnaLauraM. Me has hecho reflexionar como sería la vida contemplativa (Monja de clausura), que tuvo una tía-abuela mía, a la que solo conocí por referencias.
Y lo trasladé a la semana de "Ejercicios espirituales" con los jesuítas, a mis diez años de edad.
O sea, que uniendo ambos recuerdos, veo lo que relatas con mucha luz.

Saludos de Avicarlos.

Gracias por seguir leyéndome, pero he decirte que lo que puedo decir con mis insulsas letras no espeja para nada lo que es realmente la vida contemplativa, la hermosura de ella. Las palabras no llegan a tal sublimidad, sólo el corazón lo entiende cuando a pasado por una experiencia de esas... Pero bueno, es válido que al menos pueda mostrar un poquito de esa magnífica forma de vida... Saludos!

Caracolamarina
20/04/2011, 10:30
AnaLauraM
Felicitaciones, vamos leyendo y ""viendo"" casi como espectadores la vida de Lauren.
Excelente relato...
Tus musas en pleno.
Saluditos muy cariñosos para ti...

AnaLauraM
20/04/2011, 13:10
CAPITULO VIII

La noche había caído, aunque aún era hora de la tarde, la capilla se encontraba plenamente iluminada y los feligreses comenzaban a llegar puesto que se acercaba la hora de la misa dominical. Las lámparas arañas brillaban con especial fulgor, el lugar imanaba un brillo especial, una escena que impactaba por su no sé qué, quizá era percepción propia e interna de Lauren, pero ella veía especialmente hermosa la capilla ese día… La fila de confesiones se iba acortando poco a poco y en la espera el rostro de Lauren había tomado una expresión dura y fría, demasiado seria, buscando esconder aquellos nervios que le asaltaban en su interior. Repasaba lo que diría, como empezaría, era algo nuevo para ella, aún no lo aceptaba pero no podía mantenerlo oculto, además los remordimientos que había sentido por tratar de ignorar tal cosa la habían hecho reflexionar.

De pronto, la joven alzó la mirada y vio la mano del sacerdote que la invitaba a ocupar el lugar del confesionario que se había desocupado, era su turno… Aunque conocía al sacerdote de su parroquia, no tenía un trato muy fluido con él aún, pero le pareció correcto empezar a hablar de éste asunto con él, antes que buscar un sacerdote totalmente desconocido y de una parroquia ajena que no le seguiría el rastro o que se vuelva más difícil aún relacionarse…
Tal cómo lo había ensayado comenzó a relatarle lo que había vivido semanas antes, en aquél retiro tan esperado y que ahora tomaba una resonancia singular en su vida. El sacerdote escuchó atento, serio, analizando y rezando cada una de las palabras que la niña expresaba, detectaba sus miedos, sus ansias, sus inseguridades, las típicas confusiones y esos sentimientos contrapuestos de querer y no querer aceptar aquello que se sentía en el fondo del corazón, ese intentar evadir la situación; Eso le recordó a él mismo; Él tenía la misma edad cuando había sentido la llamada al sacerdocio, y son típicos aquellos sentimientos que rondan la mente y el corazón cuando Dios llama a algo concreto.

_No te apures, iremos paso a paso.- Calmó él a Lauren, percibiendo que ella creía que debía responder inmediatamente e ingresar casi instantáneamente en algún convento. _En esto se requiere mucha paciencia. Pídele a Dios que te alcance mucha de ella, éste camino suele ser largo, un poco difícil, y uno tiende a querer apurarse a intentar conocer el “final de la historia” antes de tiempo. Pero Dios tiene sus tiempos, nuestros tiempos no son los de Dios. Ánimo y tranquila, siempre que necesites hablar, ya sabes donde encontrarme.- Terminó de decir él mientras le daba una palmadita en los hombros, luego le dio la absolución y la despidió.

Así se dirigió ella al centro de la capilla, buscó un banco vacío para sentarse y meditar lo que había oído, pronto encontró uno casi al principio de la fila y al fin se arrodilló con la mirada clavada en el sagrario y observando la imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada concepción, meditó el Sí de la virgen dado a Dios, pero no se animó a aún a dar su sí profundamente, desde su corazón…



***



El tiempo pasaba y la inquietud no se iba, al contrario, crecía. Lauren se había hecho asidua a las santas lecturas y así llegó a sus manos la autobiografía de Santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, y con gusto y encanto comenzó a leerla. Degustaba sus páginas cuál alimento nutritivo, enriquecedor, le llenaba el alma aquello que describía la joven monja, aquello que vivía bajo el cielo del Carmelo… Y sin darse cuenta, terminó enamorada de aquél carisma que en concreto no conocía, pero que le bastaba con lo que su “amiga” Teresa le había compartido a lo largo de las páginas cargadas de su vida y de vida, porque no en cualquier “personalidad” se percibe aquel exquisito perfume de santidad, y no en cualquier condición se podría vivir, le parecía a ella, tal perfección. La santa había conquistado su corazón y quería imitarla en santidad, quería volar también a los brazos del divino maestro, como una pequeña, sin demasiados complejos, como un alma sencilla y pura, un alma entregada totalmente, un alma adherente por la Eternidad a la santísima voluntad de aquél rey de reyes, del Eterno, del Excelso, del sumo bien, del amor en estado puro…
Y al el mismo tiempo, casi coincidentemente o casualmente, llegó a sus manos la biografía de un fraile, de un pobrecillo, de un juglar de Dios, San Francisco de Asís, leyó también su vidamcon tantas ansias como leyó sobre la vida de Teresita. Le atrajo del “poverello di Assisi” la altísima pobreza, la humildad, la confianza plena en el Dios de las misericordias, esa confianza de hijo con su amado padre… ¡Que bellas historias, que exquisitos aromas, que riqueza en virtudes, que espléndidas formas de “gastar la vida. Le quedó resonando aquella imagen del frailecillo, de aquel pobre hombre que habiendo sido rico lo abandonó todo para vivir en la perfección del santo Evangelio, en servicio a Dios y a sus hermanos.
Se dio cuenta que también le atraía demasiado, que le había impactado en lo profundo la historia del “pobre de Asís”, pero pensó que si en su discernimiento abría un abanico de posibilidades, esto se haría más extenso y que en vez de ir desenrollando el ovillo, lo anudaría cada vez más en una indecisión de carismas, que podrían irse sumándose, y quizá sólo por el simple hecho de haberse atrevido a la aventura de vivir… Y así descartó el carisma del frailecillo, quedándose con el de Teresa. Y entre “teresas” se pasó degustando nuevos conocimientos, porque habiendo terminado de “saborear” en su corazón y en su mente la vida de la jovencita se dio el lujo de atreverse a escudriñar la vida de la “gran” influencia; la reformadora del Carmelo. La mística española y doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Ávila. Con las complejas letras de ésta, más bien, tratando de descifrar el español antiguo, que también le comenzó a parecer atractivo, se informó un poco más sobre la esencia del carisma… Aunque no se puede comparar la forma de vida en plena edad media a los tiempos por los que transcurrimos, digamos que si Teresa de Ávila regresara en vida en éstos momentos y viera la realidad de las órdenes y congregaciones, armaría un gran alboroto exigiendo y animándose nuevamente a la espectacular pero peligrosa, arriesgada y quizá necesaria “aventura” de la reforma…

Lauren ya había cumplido quince años, y sentía tan fuerte, tan evidente, tan constante y perseverante ese llamado en su corazón y que encontraba determinada identificación con aquél carisma que le seducía y del que se instruía, que se animó a llegar a un convento de carmelitas que ya antes había pisado para cruzar palabras del asunto con las monjas, pero esta vez el asunto era más profundo y concreto. Había relatado una larga carta a la priora, contándole sobre sus inquietudes y expresándoles sus deseos de ingresar al Carmelo, sabía que sería difícil, aún más por su corta edad. Pero sentía tan ardiente la llamada de Dios que no podía detenerlo, ya quería entregarse por completo, y así se lo contaba a la monja, enlazando en sus letras los sentimientos más profundos de su alma, las verdades que en ella misma iba encontrando y que no podía ocultar, a éstas alturas ya había aceptado el llamado y estaba dispuesta a concretarlo, estaba dispuesta a entregar su vida…


***

Antes de llegar al convento, el sacerdote, su guía espiritual, se había acercado a ella, buscando el modo de prevenirla de las posibles repuestas de las monjas…
_Quizá no te permitan el ingreso ¿Eres conciente de ello?-
_ Si.-
_Pero, no tienes que desanimarte… Si te permiten el ingreso sería hermoso. Pero si no lo hacen, no te entristezcas, ya llegará el momento, Dios sabe por qué hace las cosas… Él está preparando ese momento, y cuando tenga todo listo, te llamará y te abrirá las puertas…-
_Espero que así sea padre.-

Lauren continuaba siendo persona de pocas palabras, y sobre todo ahora que se había dedicado a la oración y a las santas lecturas. Llevaba una vida casi de ermitaña, interrumpida su soledad sólo para ir al colegio y los sábados a la parroquia, sin contar las misas… Fuera de eso, permanecía en su casa, no quería salir con amigos, pues se preparaba para su “boda” y le parecían incorrectas ciertas exhibiciones y actitudes de algunos que la rodeaban, al ver el ambiente pecaminoso se abstenía de él y se limitaba a la santidad fluida en la oración, en la contemplación, en el dejarse estar en su amado Señor…

Llegaron entonces al antiguo convento San Bernardo de carmelitas descalzas, un monumento histórico nacional. Antes de haber sido convento había sido un hospital, y antes se encontraba sólo la Basílica San Bernardo. En definitiva, el edificio había sido construido hace varios centenarios, en el tiempo que los españoles llegaron a la ciudad…
El sacerdote anunció su llegada y la de la joven tras la implacable puerta de roble macizo, tallada delicada y seguro esforzadamente por manos indígenas, mientras la monja dispuesta a atenderlos se encontraba literalmente escondida tras ella procedió abrir la antiquísima reliquia con una llave singularmente atrayente, por ser única y por la historia que cargaba, una de esas llaves que parecen pesar una tonelada y que miden poco menos de medio metro; Una llave que no podía ser menos que la extravagante puerta a la que daba apertura, pero que tenía consonancia con la historia de aquél monumentos histórico que era techo de las monjas que allí vivían.
Entraron al salón de recepción, la monja que les había hablado tras la portentosa se había esfumado mientras ellos ingresaban, y cuando lograron cerrar completamente semejante símbolo histórico una voz les habló tras de un torno…

_ ¡Padre! Aquí tiene la llave del locutorio. Ya los atenderán las hermanas.-
_Muchas gracias hermana.- Respondió el sacerdote con su simpatía y dulzura características, mientras tomaba la llave, ya normal, aparecida tras el girar del torno.
Al entrar al locutorio, Lauren respiró hermosos recuerdos… Esas rejas tenían algo que le deleitaban, aunque a ella le deleitaba lo que a otros les asustaría… Las rejas se extendían del piso al techo, estaban hechas de madera entrecruzadas, y eran dobles guardando entre una y otra un espacio aproximado de treinta centímetros… Se podría decir que había rejas para las monjas y rejas para los externos; Y en un extremo de ellas se encontraban arrolladas gruesas cortinas que cubrían las rejas en caso de presencia de personas ajenas o desconocidas para las monjas. Un gran cuadro de santa Teresa de Ávila con una inscripción propia del carisma escrita en latín se mostraba poderoso en un costado del locutorio, el sacerdote leyó y lo tradujo en voz alta… “Para vos nací, ¿que mandáis hacer de mi?”… El lugar se encontraba en penumbras, tan sólo iluminado por la tenue luz que se infiltraba por una pequeña ventanilla ubicada en lo alto, como queriendo escapar de la realidad de esa habitación, o como ocultándose para no dejar escapar el mínimo sonido ni movimiento de los santos seres que Vivian allí dentro.
De pronto se abrió una puerta del otro lado de la reja y un rostro conocido apareció detrás de ella ¡había que saber mirar entre aquellas rejas! sino sólo se vería una silueta marrón en movimiento que emite un bello sonido angelical al pronunciar palabra.

_Hola padre, hola Lauren, ¿Cómo están? ¿Qué tal el viaje?-
_Muy bien hermana ¿Usted? ¡Que alegría de verla! ¡Cuánto tiempo!- Exclamó sonriente el sacerdote, que había conocido a la monja muchos años antes, cuando él era seminarista y ella novicia.
_Muy bien, gracias. La madre viene en camino. Pero quiero decirte Lauren, que eres aún muy jovencita…- Explicó la religiosa mientras Lauren, tímidamente agachaba la cabeza sin pronunciar palabra… Ya se imaginaba lo que vendría luego e intentaba no mostrarse débil, ni parecer una niña caprichosa que lloriquea al no recibir lo que espera.
_Buenas tardes, ¿Cómo se encuentran? Dijo la voz de una monja mayor que había atravesado la puerta mientras Lauren se encontraba absorta en sus pensamientos. La mujer era de contextura robusta, pero no de demasiada altura, sus grandes lentes brillaban apenas con la tenue luz que se filtraba; Exhalaba la propia paz del corazón de una consagrada, pero a la vez parecía muy rígida y exigente, lo que ponía un poco alerta a Lauren.
_Muy bien hermana, ¿usted? Se apresuró a responder el clérigo.
_Ella es la priora.- Advirtió la joven monja dulcemente.
_Mucho gusto madre.- Dijo quedadamente Lauren.
_Ella es Lauren, Madre, he hablado en otras oportunidades con ella.- Siguió la religiosa…
_Bueno Lauren, mira, me temo que no puedes ingresar ahora, la primera razón es porque en este momento no estamos recibiendo vocaciones, estamos esperando la orden del obispo para que nos permita volver a recibir vocaciones, la otra razón es que eres muy jovencita aún y la tercera es que ya he recibido jovencitas de tu edad y no perseveraron, se fueron a los pocos años de haber ingresado. Entonces, lo mejor es que esperemos un tiempo ¿Te parece?-
_Si madre.- Dijo la joven titubeando y con lagrimas en los ojos que se resistía con todas sus fuerzas a dejar caer para no demostrar debilidad ni inmadurez frente a la superiora, que parecía además una mujer muy fuerte, a quien no le resultarían agradables ciertas “chiquilinadas”. Intercambiaron palabras durante un rato más y luego Lauren se retiró del locutorio para dejar al sacerdote confesar a las monjas.

Vivian veinticuatro monjas en ese convento, de modo que supuso que estaría largo rato en el salón de ingreso, y al cerrar la puerta del locutorio a sus espaldas, soltó las lagrimas que había estado conteniendo dentro. Lloró un rato, hasta que se sintió en paz recordando las palabras de su sacerdote “Dios está preparando el momento, que sea maravilloso, y cuando todo esté listo te llamará y abrirá Él mismo la puerta… Estaba parada frente a la puerta de ingreso a la clausura y se imaginaba aquel hermoso momento, aquél día que entraría para siempre a desposarse con su amado Señor. Imaginaba cómo sería todo adentro, cómo sería la celebración de ingreso. Casi podía ver a las monjas en filas enfrentadas, con los rostros cubiertos por sus velos, entonando algún salmo o canto de la forma gregoriana y con un cirio encendido cada una; Ella ingresaría luego de recibir la bendición de su sacerdote y apenas al cruzar la puerta, éstas se cerrarían tras de ella, y dentro, ya en la clausura saludaría con un abrazo fraterno a cada una de sus hermanas… Y luego, quizá, se dirigirían en procesión hacia la capilla, donde se celebraría la Eucaristía dando gracias por el ingreso de una nueva vocación; Entre sueños se pasó el rato de espera y su guía espiritual salió anunciándole su partida; a la que ella asintió y siguió…

Caracolamarina
20/04/2011, 13:48
Un relato conmovedor...siguiendo las alternativas de la vocación de Lauren...
Seguimos leyendo.
Saludos cariñosos.

AnaLauraM
25/04/2011, 17:16
CAPITULO IX

Pasaron los años, Lauren crecía y mientras crecía física, mental y psicológicamente, también lo hacía espiritualmente; Tanto fue su crecimiento espiritual que con dieciséis años ya era “animadora” de grupo y la habían puesto a cargo de un grupo de niños de diez a doce años; Es decir que ella estaba encargada de la formación espiritual de esos niños y de animar el espíritu misionero en ellos.

Se acercaba la navidad, y como todos los años se estaba preparando con todos los niños y adolescentes de los grupos abiertos en la diócesis un pesebre viviente. Lauren estaba en los preparativos; era el día de la presentación y un fuerte viento corría derrumbando parte de la escenografía y Lauren corría también para evitar que los daños sean mayores y lograr salvar algunos de los ranchos que habían armado, les había costado trabajo levantarlos, habían estado toda la mañana al rayo del sol preparando todo para lograr una escena maravillosa con numerosas casas o ranchos, el infaltable establo del pesebre y simulaciones de pozos de agua o aljibes; Habían logrado la impresión de una ciudad de esa época y zona se tratase, ayudaba el hecho de que el “escenario” era una zona llana y árida; que albergaba unos pocos árboles y estaba cubierta de tierra seca donde luchaba, la maleza, por subsistir al rayo castigador del sol enfurecido en los meses de verano; Y cómo la obra se realizaría a horas de la noche, las sombras que traía ésta contrastada con el especial alumbramiento organizado de los reflectores daría un toque alucinante.

De pronto, una voz interrumpió el paso acelerado, casi vertiginoso de Lauren; Era la voz de su guía espiritual. Ella dudo si prestarle atención o ir al salvar las construcciones que se desestabilizaban y tras el amague de seguir su paso retrocedió y se dispuso a oír al sacerdote.

_Laurita, hablé con monseñor, él me dijo que le parece mejor que viajes a su diócesis, allí hay clarisas y cree que podrías hacer una experiencia con ellas.-
_ ¿Clarisas? ¿Son de clausura?-
_Si también lo son.- Lauren dudó un momento y sin saber exactamente por qué aceptó a la propuesta del sacerdote.
_Bueno, mira. Me pondré en contacto con las hermanas y organizaremos tu viaje. ¿Te parece?-
_Si padre. Bueno, lo dejo porque se cae todo, después hablaremos mejor.- Se despidió Lauren un tanto apurada y salió como un rayo logrando evitar que se cayera el tronco principal de un rancho que estaba a metros de ella.

Caía la tarde y los niños comenzaban a llegar en la compañía de sus padres; Comenzaba así el trabajo de vestuario; Nada era improvisado, los animadores se habían encargado, días antes, de medir los ropajes a los niños y seleccionar los más adecuados a la medida de cada uno, de identificarlos con los nombres y luego lavarlos y plancharlos para que esa noche pudieran lucirse…
De modo que mientras iban llegando los niños, sus animadores iban buscando los trajes correspondientes y colocándoselos a cada uno, cuando todos los pequeños ya estaban listos, ellos también debieron vestirse. Lauren, sería un ángel, puesto que a su grupo le había tocado en suerte representar el coro de ángeles que bailan el anuncio del Arcángel Gabriel sobre el nacimiento del Mesías a los pastores y ella debía guiar a los chicos para que no se equivocaran en ritmo, ni tiempo ni coreografía… Realmente ese baile resultó un gran sacrificio, hace años que no realizaba actividad física y su vaso clamaba por salirse de su físico, mientras ella sacaba fuerzas y una sonrisa reluciente de lo más profundo, del espíritu de caridad, quizá, porque si no fuera por puro amor a Dios, a la obra y a los niños no hubiera hecho tal cosa…

Al final el pesebre resultó hermoso, las escenas bien marcadas, ordenadas cada una en su ambiente escenográfico y a la vez el desplazamiento de los personajes por todo el predio ayudaba a que los espectadores se sintieran también parte de la obra. Ya no parecía una representación, sino una cadena de hechos que estaban sucediendo en ese momento o más bien que la historia volvía a repetirse en lo concreto para deleitar a quienes eligieron verlo. Resultó emocionante hasta las lágrimas, y no es una exageración, el final… Puesto que se acentuó la escena de la sagrada familia en el establo, iluminada especialmente hasta parecer resplandecer ella misma, y de pronto, la oscuridad que la rodeaba fue iluminada por las antorchas que los ángeles elevaban tras colocarse en semicírculo a los costados de la escena principal, mientras se escuchaba con excelente acústica “En el medio de la noche encendemos una luz, en el nombre de Jesús” letra a la que todos los actores seguían a viva voz y marcaban con un movimiento de un lado a otro perfectamente coordinado de las antorchas que sostenían…

La obra se llevó el aplauso extravagante de todos, y bien merecido estaba ese aplauso por el trabajo realizado, distribuido en equipo y logrado así en conjunto, en un mano a mano en un hombro a hombro, en una comunión fraterna, el compartir misionero.

_Muy bien Laurita, ¡te felicito!- Dijo el sacerdote, de la misma forma cariñosa y simpática que lo había hecho con los demás jóvenes, adolescentes y niños que participaron o que trabajaron para poder realizar la escenificación.
_Gracias padre… Ahora, que estoy más tranquila quisiera que continuemos el tema de la tarde…-
_Si, mira, hablé con monseñor para pedirle que se conectara con las carmelitas e interceda para que realizaras tu experiencia allí, pero él me dijo que le gustaría y que le parece muy factible que conozcas a las clarisas de Resistencia… Pero aclaro, sólo si tu quieres, no te sientas presionada…
_Las clarisas… no sé nada de ellas… -
_Creo que son tanto o más austeras que las carmelitas…- Al escuchar esto los ojos de Lauren adoptaron automáticamente un brillo que hablaba de alegría, de lo que sentía su corazón…
_ ¡Entonces si! ¡Si quiero ir!-
_Bueno Laurita, me comunicaré nuevamente con monseñor para informarle de tu decisión y para pedirle los datos de donde se encuentra el convento de las hermanas exactamente… Seguramente antes de que viajes tendremos que comunicarnos con ellas, aunque sea por teléfono…-
_Si padre. ¡Gracias!-


***


El reloj marcaba las 17.55 PM y los animadores llenaban de alegría jovial y colorido, con sus pañoletas blancas y amarillas –como la bandera papal- la terminal de la ciudad.

_ ¡No veía las horas de hacer este viaje! ¡Por fin!
Comentó Caroline, la mejor amiga de Lauren a ésta, y ella asintió… Se encontraban en la terminal, esperando la salida del micro con salida a la capital del país.

Los animadores, para trabajar más correctamente con los niños debían formarse, para ello sacrificaban parte de sus vacaciones para ir a una escuela de animación misionera; En ella, tenían 60 horas de enseñanza teológica, psicológica y pedagógica para poder tratar con niños y adolescentes… Hacer esa escuela de formación significaba un gran paso, la mayoría de los animadores habían trabajado muy duro para conseguir el dinero y pagarse los pasajes y la inscripción, y lo hacían gustosamente, pues valía la pena, además conocerían y podrían compartir las realidades de cada diócesis con otros animadores, lo que también cooperaba con el enriquecimiento propio como animador y lo que éste implica, es decir, el volcar todo lo aprendido concretamente a la hora de trabajar con su grupo a cargo…

Los jóvenes se encontraban muy entusiasmados, hasta que alguien les dijo que el viaje se suspendería hasta unas horas más tarde, el micro se había averiado… Esperaron entonces, bastante tiempo hasta que por fin pudieron abordar un micro en condiciones, pues las distancias eran bastantes grandes, tendrían poco menos de un día de viaje para llegar al lugar en que realizarían la escuela, la cede nacional de obras misionales pontificias.

_ “Reza, el micro se averió, el malo siempre está metiendo la cola; Que lo arreglen, sino no podremos llegar a tiempo” Explicaba un texto que se enviaba desde el celular de Lauren a una amiga suya y Caroline, sonrió de acuerdo al compartirle su amiga el mensaje que acababa de enviar.
_ ¡Que raro! El siempre metiendo la cola…
_Si, mejor recemos. ¡No nos va a ganar, aunque quiera!
_ Dale, dijo naturalmente Caroline sacando su rosario del bolso.

Caroline, la mejor amiga de Lauren era una muchacha de una espiritualidad también muy fuerte, aunque muy diferente a Lauren; Eran los polos opuestos… Una introvertida, la otra extrovertida, una estructurada, la otra un mamarracho, una correcta en la forma de expresarse, la otra muy natural… Quizás esas diferencias hacían que se complementara tan bien y se quisieran tanto… En fin, eran casi inseparables, y aunque a veces sus diferencias eran causa de divertidas peleas a los pocos minutos lo olvidaban, literalmente, y se encontraban reconciliadas…

Era casi la media noche, y luego de cenar un suculento y exquisito plato de ravioles en el restaurante de la terminal porque la empresa accedió a validarles la cena que el servicio incluía y que por viajar más tarde perderían; Se encaminaron a la capital del país. El viaje era largo, llegarían a destino durante la tarde del día siguiente, pero no les importaba ni el tiempo ni la distancia, estaban felices de poder realizar esa experiencia.

Subieron al micro y comenzó la fiesta, y aunque estos adolescentes no podían compararse con el resto de los adolescentes, no dejaban escapar de la situación ni el contexto la alegría, emoción y exaltación que demuestran los adolescentes; La diferencia residía en el modo, claro… Así, charlaron y festejaron un rato hasta que uno a uno los fue envolviendo el sueño; Al despertar habían llegado a Carlos paz y debían realizar un transbordo, era la madrugada y les llamó la atención, puesto que el transbordo estaba programado hacerse en la capital de Cba. Pero resultó que el micro se había averiado nuevamente, entonces lo más práctico y seguro era trasladarlos a otro coche. Así hicieron y en Cba capital otra vez hicieron transbordo, esta vez era el que estaba programado…

Cerca del medio día llegaron a Rosario y luego de almorzar subieron nuevamente al micro el cuál se dirigió a un taller y… ¡Otra vez transbordo! ¡Otra vez una falla del micro!

_Bueno, por lo menos ya estamos llegando…
_ jaja ¡si! Nos paseamos por todos los coches habidos y por haber.
_Y cada vez se hacen más estrechos. ¡Unos gramos más y no entro! jajajaja

Charlaban alegres entre sí a pesar de las arbitrariedades del viaje. Al llegar, por fin a Retiro, tomaron un micro urbano y se dirigieron al lugar en el que se realizaría la escuela. En la cede de obras misionales pontificias los esperaba la secretaria nacional de la IAM, y otros miembros del secretariado nacional, a quienes contaron muy dinámicos la aventura que había resultado el viaje, ya que ¡No sólo el micro en el que viajarían en un principio se había averiado, sino que durante el viaje tuvieron que hacer tres transbordos más por situaciones de la misma índole y además que en cada transbordo los coches se estrechaban cada vez más y más!... Y todos reían alegres por la odisea que había resultado el viaje, pero principalmente por poder haber llegado bien a destino.

Les asignaron las habitaciones, los chicos se relajaron, tomaron un baño y a la hora estipulada anteriormente por ellos, bajaron a encontrarse para ir a buscar algo de cenar. La noche ya había caído y en la ciudad la mayoría de los negocios se encontraban cerrados, al fin y después de dar una vueltas dentro de la zona y tener que regresar ante el llamado de atención del sacerdote respecto al cielo que parecía ya no poder sostenerse, se dirigieron a un supermercado que se encontraba cerca del lugar y compraron unas cuantas cosas para cocinar.

Esa noche cenaron suculento y rico en un clima de alegría y unidad, tenían todo el comedor para ellos, pues el resto de los participantes de la escuela aún no habían llegado, llegarían al día siguiente, pues ese era el día acordado para el inicio de las actividades; y luego de charlar, reír y compartir fraternalmente cada uno se dirigió a la habitación que le había sido asignada a descansar, pues sabían que les esperaba una semana bastante agitada.

AnaLauraM
25/04/2011, 19:02
CAPÍTULO X

Los despertó el ruido de las ruedas de las maletas, del ascensor subiendo y bajando, de las puertas de las habitaciones cercanas. Evidentemente los demás participantes de la escuela estaban llegando y siendo ubicados en sus respectivas habitaciones, aún era temprano y se tomaron su tiempo para alistarse, al horario indicado bajaron, desayunaron y luego estuvieron listos para la apertura que se daría con la celebración de la Eucaristía, en la misma capilla del lugar, la cuál estaba llena de rostros jóvenes alegres y entusiastas, dispuestos a recibir todo lo que pudieran darles en esa semana y a dar ellos también todo de su parte…

La misa fue celebrada por el director nacional de obras misionales pontificias y concelebrada por todos los sacerdotes que también realizarían la escuela; Se respiraba un clima de ansiedad, alegría, fuerza, pero sobretodo fraternidad. Al terminar la celebración, les dieron las primeras perspectivas sobre la realización de la escuela, las reglas que se respetarían, los horarios de clases y la forma en la que se manejarían durante esa semana, luego, divididos de acuerdo al nivel de la escuela (I Y II) se dirigieron a los salones asignados para las clases, charlas y talleres.

Lauren tomo el programa que le habían entregado y lo observó, sus ojos se quedaron perplejos al leer como primer tema “Fundamento trinitario y eclesiológico de la misión”. Codeó a Caroline, que es encontraba a su derecha y le señaló el tema en el que se había posado, su amiga reaccionó de la misma manera. Las dos tenían los ojos abiertos de par en par por la sorpresa causada; Sabían que la escuela sería elevada, pero no creían que tanto… y lo que les asustaba a las dos era que si Lauren, se asustaba por un tema significaba que era realmente complicado, puesto que ella escudriñaba y conocía mucho de teología ¡y además esos libros elevados de los santos que leía! Todos la tenían por la más preparada en esos temas, de modo que cundió el pánico entre ellos cuando ella demostró no tener idea de que se tratase un tema y asustarse con lo “complicado” tan sólo del titulo.

Pero una vez en sus lugares y habiendo empezado un sacerdote con el desarrollo del tema se dio cuenta que no era tan difícil en realidad, quizá el nombre le daba una aspecto de verdad teológica muy elevada, pero no era nada raro y todos pudieron entender. Lauren estaba fascinada con las clases, tomaba notas y en los momentos libres se dedicaba a escudriñar los documentos que se citaban y a completar los trabajos prácticos.

Entre clase y clase, lectura y lectura, recreo y recreo, se fueron forjando hermosas amistades… A ella le había tocado hacer grupo con un seminarista, su nombre era Mauro, un muchacho muy atractivo de un carácter muy especial, hermoso… Muy humilde, simpático y servicial; De inmediato se hicieron buenos amigos y compartían así el proceso vocacional que cada uno estaba haciendo; Él se alegró mucho al descubrir que su compañera estaba discerniendo para la vida contemplativa, y le prometió rezar mucho por ella, como ella le prometió a él rezar también por él y por su vocación…

La semana pasó volando, casi no se dieron cuenta y ya había llegado la hora de entregar los trabajos finales, de despedirse y regresar a casa. A todos les costaba eso, nadie quería dejar aquél lugar donde muchos corazones se habían unido fraternalmente, donde las amistades florecieron como nueva primavera, donde todos podían compartir cómodamente ese amor por Jesús y por la obra… Lo bueno era que esas amistades podrían seguir alimentándose a la distancia…

_ ¿Estás nerviosa? `Preguntó a Lauren una de sus amigas; Mientras ya se encontraban en el micro que los traía de regreso a su ciudad
_ ¿por qué?
_ Por la experiencia que vas a hacer con las hermanas…
_ Ah, ¡cierto! Realmente, no. No sé cuando la fecha de viajar esté más cerca. Quizá aún no me cayó la ficha.

Repentinamente, Lauren, mientras se encontraba en la terminal de su provincia esperando por la situación del averío del coche había recordado que debía enviar un mail a las hermanas, entonces, junto a Caroline, buscó un local con servicio de Internet y les escribió, muy celebre, estructurada y prolijamente a las hermanas contándoles su situación, la opinión del obispo y demás.

_ ¿Por qué escribís tan raro? A vos te encanta complicarte la vida.- Bromeó Caroline
_ Yo no escribo raro, sino que vos estás acostumbrada a escribir como venga.-
_ ¡Más vale!-
_ Vez…-
_ jajajaja-

De pronto, su amiga le pasó una mano delante de sus ojos como tratando de de comprobar si se encontraba en otra dimensión o seguía allí…

_ ¿Ah? ¿Qué pasa?
_ Es que te estaba hablando y no me respondías; Te quedaste tildada. Pensé que ya habías entrado en éxtasis. Jajaja-
_ ¡No vallas a palmar en medio del pasillo! Comentó Fabri, uno de los animadores; Sacando a relucir su típico buen humor. Y todos rieron tras el comentario.
_ ¡Que ocurrente eres Fabri! Jaja Y… ¿Qué me preguntabas Sil?
_ Si ya les escribiste a las hermanas.
_ Si, antes de viajar les escribí…
_ Ah bueno. Pero… ¿Vas a quedarte?
_ No. En realidad, no sé… No creo. Creo que estaré un mes y después tengo que decidir… - Prosiguió Lauren con un tono poco seguro…
_ ¿Y vas directo al convento?
_ Si, según lo que me dijo el Padre; El chofer de Monseñor me esperará en la terminal y me llevará al convento…
_ ¡Que nivel! Jajaj Vos te codeas con los del alto… Bromeó nuevamente Fabri.-
_ Jajaja. Si, ¡viste! Lo único que falta es sentarme en la cátedra del obispo… jajaja
Y todos reían muy contentos por el paso que iba a dar Lauren y a la vez por las ocurrencias de cada uno…

La fecha en que Lauren viajaría se había acercado muy velozmente; y sus amigos le habían organizado una despedida y de paso festejaban también el cumpleaños –por adelantado- de Gabiie y de Sil.

Esta vez los nervios carcomían a Lauren, era un jueves siete de febrero por la noche, y partiría en viaje a Resistencia la mañana del día siguiente…
_ Y ¿que pasa si no regresas? Le preguntó Fabri poniendo cara de cachorro
_ Al fin me voy por pocos días, menos de una semana. Las hermanas no me permiten quedar más de cuatro días.
_ Ah… Entonces, en una semanita estas de vuelta con nosotros…
_ Si, así que no me extrañen mucho. jaja
_ Bueno, nosotros iremos a la Chaya por vos.
_ ¡Gente pecaminosa!
_ jaja. Tú reza por nosotros…
_ ¡Me voy a tener que ir a arrodillar en los trigales por ustedes! ¡Por Dios! ¡Señor! Ten piedad de este pecador…
_ jaja. Sé que el Señor escuchará tus oraciones.
_ Así espero…

Conversaban animadamente, mientras las canciones del momento escapaban de un equipo de música; Ya era de madrugada y algunos de los animadores habían hecho a un lado las mesas para poder bailar; Pero a Lauren no le agradaba mucho bailar, así que prefería quedarse en la mesa, conversando con alguno de sus amigos… De pronto, en lo más animado de la conversación y cuando los nervios ya habían pasado Sil se acercó con una pregunta para nada desubicada…

_ ¿A que hora sale el micro?
_ A las 05.30 ¿Por qué?
_ Porque son las 04.45
_ Huy. ¡Menos mal que me dices!
_ ¡Casi te quedas mirando el tren Canegunda! Rió Fabri.
_ Bueno, me voy. ¡Chau chicos! Recen por mí, no se olviden.
_ Y vos por nosotros.
_ Así será…

Se despidió de cada uno con un abrazo muy fuerte y casi con lágrimas en los ojos salió de la casa de su amiga Gabiie… Dos de sus amigos la acompañaron hasta su casa, que oportunamente se encontraba a pocas cuadras de allí… Y gracias a Dios que Fabri y Sil la acompañaron, pues aún estaba oscuro y a metros de su casa vio a una persona que temía y le resultaba desagradable, pero no dijo nada; se limitó en cambió a bajar la cabeza para no recibir esa mirada que le repugnaba… Minutos después recibió un mensaje de esa persona “Sal fuera de tu casa” A lo que respondió con la más abrupta indiferencia…
_Al final llegaste. ¿Ya tienes todo listo? Preguntó la madre de Lauren apenas ella abrió la puerta.
_ No
_ ¡Lauren! ¿Qué piensas? ¡Ya va a salir el micro!
_ Sólo bromeaba, ya está el bolso preparado. Sólo tengo que cambiarme…
_Bueno, pero apúrate. No sé por qué no eres como yo. Yo ya estoy lista.
_ Ve llamando a la base y pide un taxi. Yo me visto y estoy lista…
_ Bueno…

Caracolamarina
26/04/2011, 12:05
¿ Quién, es el ser misterioso que le repugna a Lauren? y ¿ por qué le teme?...

Espero una situación...que la autora nos está ...anunciando...
Seguimos leyendo.
Saluditos cariñosos.

AnaLauraM
26/04/2011, 12:52
¿ Quién, es el ser misterioso que le repugna a Lauren? y ¿ por qué le teme?...

Espero una situación...que la autora nos está ...anunciando...
Seguimos leyendo.
Saluditos cariñosos.

Es toda una situación, pero tendrás que esperar un poquito :wink:; Lauren, no revelará muy pronto por qué se le generan esos sentimientos... :smile:
Saludos

Caracolamarina
26/04/2011, 12:57
Justamente ...en una lectura, cuando el autor llega a propiciar el suspenso, de lo que sucederá, hace que el lector siga leyendo...
Felicitaciones AnaLauraM

Avicarlos
26/04/2011, 13:34
Y que nos describa tan bien las previas de una vida contemplativa. Ya digo.....me hace pensar en la tía que no conoci.....jajaja

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
28/04/2011, 04:01
CAPITULO XI

El reloj marcaba puntualmente las 05.30 AM mientras el pulso de Lauren se aceleraba al ver acercarse un micro a la terminal. Se puso de pié, tomó sus bolsos y se acercó a él; Pero al estar frente a él leyó “Salta” en el cartel que indicaba el destino del micro. Se pintó en su rostro una expresión de decepción que la acompañó mientras se daba la vuelta aún cargando el equipaje y buscaba un lugar para sentarse y esperar…

Los minutos pasaban y Lauren comenzó a sospechar que quizá haya llegado unos minutos, quizá unos segundos después de la partida del micro que ella esperaba… Cargó su bolso a los hombros y caminó despacio hacia la ventanilla de la empresa. Mientras caminaba, miraba al piso, miraba sus pies… Se encontraba más meditabunda de lo de costumbre y un brillo especial se asomaba por su mirada; Este brillo, era precisamente una extraña mezcla de diamantes líquidos apunto de desprenderse, alegría, miedo, nerviosismo, nostalgia… Tantas cosas la invadían que sentía que inflaban su pecho y que este en un momento fugaz se permitiría estallar dejando escapar todo aquello que danzaba revoltoso en su interior, donde se combatían además tinieblas y luz…

_Buen día
_Buen día señorita
_ Disculpe, una pregunta… ¿El micro de las 05.30 con destino a puerto esperanza ya salió?
_ Emmm no. Aún no ha llegado, viene con demora de una hora.
_ Ah, bueno. Muchas gracias. Buen día.

Lauren, hablaba con un tono de voz muy calmo, suave… Su voz parecía un calido susurro, una caricia que dejaba aflorar de tal manera la cordialidad, el respeto, que resultaba raro para una joven de su edad… Ella estaba acostumbrada a ser como “el sapo de otro pozo” no tenía casi similitudes con los demás jóvenes de su edad, por eso, fuera de la relación que entablaba con sus amigos de la parroquia, no tenía nada… Sus compañeros de colegio le resultaban demasiado “pecaminosos” y los lugares a lo que concurrían aún más, todo eso a ella la escandalizaba realmente y prefería mantenerse lejos. Aunque cuando sus compañeros de colegio le pedían ayuda con alguna tarea -pues ella era también muy inteligente y aplicada en los estudios, especialmente para las ciencias abstractas- los ayudaba sin titubear, le agradaba darles una mano, estar al servicio de todos, sin importar como sean o si se lo agradecieran luego o no…

Continuó caminando por los pasillos de la terminal, hasta encontrar un rincón donde se arruchó. Sacó su celular del bolsillo, conectó los auriculares y programó el reproductor de música, dispuesta a volar en otras dimensiones a través de la imaginación.

Pensaba en cómo serían las monjas, recordaba que su sacerdote le había dicho que la superiora parecía ser una mujer joven por el timbre de su voz… Se preguntaba cuán austeras serían, si tendría la oportunidad de mirarlas a los ojos o se presentarían con el rostro cubierto por el velo. ¿Cómo sería el lugar? ¿Donde estaría ella? ¿Ingresaría a la clausura? Soñaba con ingresar a la clausura, conocer de cerca, participar del “mundo” de las monjas… Su corazón se aceleraba, sus ojos brillaban como dos faros en la noche más oscura y sonreía, sonreía con el rostro escondido entre sus rodillas, sentía deseos de llorar, su alma explotaba en una alegría inconmensurable, aunque a veces, en vuelos fugaces el miedo aparecía, como una sombra en la noche, difícil de ver, de encontrar, pero haciendo notar su presencia constante…

_ ¡Lauren! ¡Llegó el colectivo! Interrumpió la voz chillona de su madre.
Lauren dio un salto, tomo su equipaje y se dirigió al transporte para certificar que era el correcto. Y si, ese era; En el cartel de destino se leía “Puerto esperanza”. Se emocionó aún más y a causa de ello realizaba movimientos brutos, torpes, involuntarios. Entregó las valijas al maletero y luego los pasajes al guarda que esperaba en la puerta del micro, este les indicó los asientos correspondientes y subieron. Había dado un paso, por alguna razón estando en el micro se sentía mas cerca, y se entusiasmaba cada vez más, como también su corazón se aceleraba cada vez más… Y se preguntó y tuvo miedo por estos latidos tan extravagantes… pues quizá, no permitirían que concrete aquello a lo que se estaba dirigiendo, tenía la sensación de que en cualquier momento su corazón no soportaría más y estallaría, realmente eran fuertes sus latidos y a tanta tensión uno sólo puede imaginarse o esperar un infarto…

Había supuesto que se inquietaría mucho durante el viaje y por eso había comprado un medicamento tranquilizante. Tomó entonces una pastilla esperando dormirse pronto, el viaje sería largo, pasarían 20 horas antes de llegar a Resistencia… Y como lo esperaba, en una velocidad vertiginosa, el medicamento pareció hacer efecto y Lauren se durmió. Cuando despertó vio los colores rozados del cielo por la ventanilla y asoció que estaba atardeciendo, lo cuál era lógico, le parecía haberse dormido durante horas…

_ ¿Donde estamos? Preguntó a su madre, que quiso acompañarla para asegurarse.
_ Todavía en la Rioja.
_ Pero… ¿Cómo? ¿Qué hora es?
_ Son las siete
_ ¿Cuánto me dormí?
_ Y… como media hora.
_ Creí que ya era la tarde. Me dormí muy fuerte…
_ Recién estamos saliendo de la ciudad…

Lauren se decepcionó, se había alegrado al pensar que era el atardecer, puesto que más de la mitad del viaje ya habría sido hecho… Pero no, recién estaba comenzando le quedaban mas de 19 horas…
Se acomodó nuevamente para dormir, pero esta vez no lograba hacerlo… No entendía si el medicamento no había hecho efecto o la dosis había sido escasa… Pensó entonces en tomar otra pastilla, y así lo hizo, disimuladamente, para que su madre no la viera y no la regañara por “empastillarse”.

Un rato más tarde logró conciliar el sueño y se despertó recién cuando llegaban a Tucumán, era más del medio día y les permitían bajar del micro para buscar algo para almorzar, así hicieron, aunque su madre se preocupó más por telefonear a su casa que por buscar alimento y Lauren andaba como bola sin manija, en una multitud de gente y sin dinero para comprarse algo. Pero, aunque sentía hambre, mayor era el deseo por llegar pronto a Resistencia, las ansias la carcomían.

Una vez que salieron de Tucumán, tenían que atravesar Santiago del Estero, Lauren, nunca había observado por tanto tiempo un paisaje tan monótono e insulso, aunque quizá el pasaje era digno de observar, a ella todo le parecía aburrido, puesto que lo que sentía era alimentado por sus ansias de llegar… Sólo luego entrarían a chaco. Pero santiago, era el tramo más largo…

AnaLauraM
28/04/2011, 04:02
Continuación CAPITULO XI


Era más de media noche y por fín, el micro ingresaba en la terminal de Resistencia. El corazón de Lauren se aceleraba… Bajó del micro y pensó en que el chofer del obispo la estaría esperando, sabia que lo apodaban “chino” y relacionó su apodo con su aspecto, pero ni aún así pensó en como sabría él quien era ella ni como sabría ella quien era él… También, las hermanas le habían dicho que si chino no podría irían ellas a buscarla, pero le resultaba difícil creer que las monjas abandonaran el convento a la media noche… En fin, ella no conocía como llegar al convento, no tenía idea de nada… Pensaba todo esto mientras descendía del micro y se dirigía a buscar el equipaje; De pronto, un hombre que no tenía rasgos asiáticos se le acercó sonriendo…

_ ¿Lauren?
_ Si…
_ Hola, ¿Cómo estás? Yo soy chino, de la curia…
_ Ah, hola. ¿Qué tal?
_ Muy bien, muy bien. ¿Qué tal el viaje?
_ Bien, bastante bien…
_ ¿Te ayudo con el equipaje?
_ Esta bien, gracias. Aunque el de mi mamá es más pesado…
_ A ver… Dijo mirando los boletos para retirar el equipaje que Lauren le entregaba al maletero, dándole este a cambio dos valijas, una pequeña y otra enorme…
Lauren tomó la suya, que era la pequeña y dejó que chino ayudara a su mamá con la otra… Dieron unos pasos y el hombre les presentó a su esposa, que se encontraba también mostrando una sonrisa resplandeciente, al costado de una de las puertas de ingreso y salida. Les indicó el auto y caminaron hacia él. La noche, a pesar de ser verano era fresca y lloviznaba… El auto se puso en marcha y al recorrer la ciudad, el conducto les explicaba, cuasi guía turístico, a donde llevaba una avenida y otra. Al tomar ruta 11 les dijo que esa llevaba al convento de las clarisas, pero que ahora irían al obispado que quedaba en sentido contrario y no pasarían por allí. Llegados al centro de la ciudad, él se apresuró por indicarles algunos lugares de importancia… pero Lauren no prestaba atención, ni hablaba...

Se preguntaba en cambio, cómo había hecho aquél hombre para reconocerla tan fácilmente, pues apenas ella descendió del micro, él se dirigió directamente a ella... Y es que... ¿Cómo no reconocerla? Pues no sólo se distinguía del resto de los adolescentes en su forma de ser, sino también en su forma de vestir. Mientras las chicas de su edad se vestían a la moda, con colgantes, pulseras y a todo color, ella, lo hacía con la mayor austeridad y discreción posible. Usaba faldas largas, sandalias y camisas o remeras con el cuello lo más cerrado posible, a leguas se le notaba que era diferente, y no sólo eso, sino que tenía una aspiración diferente al resto, que se reservaba...

Su madre, en cambio participaba animadamente de la conversación, le gustaba hablar aunque no tuviera idea de lo que estaba diciendo…

_ Cuando pasamos por ese lugar… chatarra… ¿puede ser? Estaba todo inundado.
_Charata. Corrigió Lauren a su madre.
_ Si, es charata. Continuaron los lugareños.
Mientras explicaban que algunas zonas del interior tuvieron demasiada lluvia en el tiempo de verano, y otras como la capital –Resistencia- se encontraban en tiempo de sequía…
_Bueno, aquí es el obispado.

Ahora si, Lauren prestaba atención, sus ojos querían acapararlo todo, quería guardarlo todo en su memoria, hasta el más mínimo detalle…
Entraron entonces, con el automóvil. Una vez en la playa de estacionamiento, descendieron del vehículo y el chofer les indicó el camino. Pasaron por el jardín, a propósito, bien cuidado… Adornado con rosas de varios tonos y otras flores; Enredaderas que se trepaban por la cerca que lo delimitaba y subía por las escaleras, como ellos lo harían para dirigirse a donde pasarían la noche. Al terminar las escaleras, caminaron por un pasillo, el chofer se detuvo sobre una puerta y esperando que las mujeres llegaran a su lado, la abrió mientras indicaba que era el oratorio personal del obispo y las invitó a pasar. Entonces, Lauren entró y se arrodilló mirando al sagrario y dando gracias por la experiencia que estaba viviendo y por la que viviría, aún sin conocerla. Mientras su madre se quedaba fuera, admirando sólo la belleza del oratorio, su decoro, meramente lo material; Y al rey ni hola ni chau… Lauren, tras una breve pero profunda oración se incorporó y santiguándose una vez más se retiró de los aposentos del Rey de reyes… Entonces, el hombre cerró la puerta y siguió caminando por el pasillo, dieron la vuelta y se detuvo nuevamente, sacó unas llaves de su bolsillo e indicó que este era el departamento de monseñor; Abrió la puerta y les indicó las habitaciones, la cocina, el baño agregando que al día siguiente las retiraría a las 9 AM para llevarlas al convento de las clarisas, les dio las buenas noches y se retiró cerrando la puerta con llave.

El obispo, pareciera, no estaba… O no vivía allí, o sólo utilizaba ese lugar para realizar algunas tareas. Lauren se encontraba hambrienta y se dirigió a la cocina, abrió la heladera y vio comida pero no se animó a probarla… Regresó al comedor y vio sobre la mesa una guía de profesión solemne, la leyó y se imaginaba su propia profesión ¡Cuánto faltaba para eso! Su madre, entretanto, había ingresado a la habitación para descansar y no se animaba, como lo hacía Lauren, a estar curioseando, cuál perro que olfatea, todos los rincones del lugar, pero ella, como creía que el obispo no estaba comentó bromeando “De tal palo, tal astilla… Ahora sé porque el cura salió tan desordenado, lo aprendió de su formador. Aunque el alumno superó al maestro”
Luego de dar vueltas y vueltas, de estirar las piernas y de escuchar que había empezado a llover intensamente se decidió a ir a descansar. Sólo tenía que pasar esa noche y a la mañana siguiente, por fin, conocería a las monjas…
Se durmió cansada, hambrienta, aunque con una sonrisa y se despertó con el sonido de la alarma del reloj. Su madre ya estaba despierta pero no se animaba a salir. Escuchaban ruidos fuera y no sabían de quien se trataba

_ ¿Será el obispo?
_ No… no se. Pensé que no vivía aquí…
_ A lo mejor llegó hoy…
_ No sé, espérame que me cambie.
_ Bueno.
Pero su madre, no sabía lo que significaba esperar…
_ Apúrate
_ Ya voy
_ yo voy a salir
_ ¡Espera!
_ Buen día padre…
_ Hola, buen día. Yo no sabía si había alguien… Como anoche no llegaban me fui a dormir porque se hacía tarde… ¿Va a desayunar? Dijo con su particular tono Campeche y cómo quien cuenta un chiste…
_ Yo tomo mate, no se que tomará usted. ¿Y la niña? Prosiguió
_Ya viene
_Ah bueno, ya digo… ¿La habrán dejado en La Rioja o ya se fue?
_ Buen día monseñor…
_Hola ¿Cómo estás? ¡Al fin apareces! Yo ya leí el diario, contesté unos mails, me tomé unos mates… Y las hermanas ya se deben haber rezado como siete oraciones…
Y Lauren sonrió tras el comentario divertido del obispo.

Uno generalmente se imagina a un obispo como un hombre lejano, serio, lleno de lujos, con mal carácter y que sólo sabe dar sermones pero que no vive lo que predica… Pero eso es sólo una imagen. Este obispo, no podía ser más humilde, cercano a la gente, conocedor de las necesidades de ellas y luchador por la dignidad de las personas, un tipo muy concreto, muy accesible, lleno de vitalidad y buen humor a pesar de su avanzada edad.

Desayunaron, y el obispo mantenía una alegre conversación, ese era su carácter, siempre alegre, siempre con el buen humor a flor de piel, aunque a veces, sus bromas a algunos les resultaban un poquito pesadas… Lauren, típicamente sólo escuchaba y al terminar todos de desayunar, se puso de pié, levantó las tazas y todo lo que habían utilizado y los llevó a la cocina a lavarlos… Sonó entonces el teléfono, el obispo atendió…

_ Si, si, están despiertas. Ya comieron y bebieron ya puede llevarlas…

Lauren, al escuchar eso se puso nerviosa y case se le cae una taza al piso, pero menos mal que la atrapó en el aire…
Escasos minutos después, el chofer se encontraba en la puerta del departamento del obispo esperando para cargar el equipaje y conducirlas al auto. Lauren ya había lavado todo y se dirigió al comedor. Tomó su valijita y su mochila y siguió al chofer, el obispo las acompañaba, haciéndoles conocer un poco el lugar

_Esa es la hermana Eufrasia, mi secretaria, a veces parece que desayuna limón. Bromeó el clérigo señalando con la cabeza hacia una ventana cuyas cortinas estaban corridas.
_Bueno, vaya que las hermanas la deben estar esperando. Dijo a Lauren y las despidió. Llévalas bien chino, no se vayan a perder. Y acordate que después me tenés que buscar para llevarme a Sáenz peña.
_Bueno monseñor, las dejo en el convento y vuelvo.
_ Bueno

Partieron entonces, y chino seguía haciendo además de chofer, de guía turístico… Aquí es la catedral, esta es la plaza principal, aquí la casa de gobierno, allí era antes el obispado… Y al salir a ruta 11, donde la noche anterior les indicó que dirigía al convento, les mostró el seminario, y el camino que llevaba a “fontana” donde él vivía…

Entraron por unas calles de tierra, llenas de pozos, a una zona bastante precaria y señalando él, un murallón del que sobresalían eucaliptos, les indicó que allí era el convento de las clarisas…

Avicarlos
28/04/2011, 06:36
AnaLauraM: esta lectura, me contagió el ánimo de Lauren. Que nervioso me pongo, imaginamdo como será el encuentro con la Madre Superiora....¿presentaré también mis votos?. jajaja

Sigue muy detallada tu descripción. ¿Y qué pinta ahora la madre de Lauren en el convento?. ¿Es que espera que no admitan a su hija y regresar ambas al hogar?.

Saludos de Avicarlos.

Caracolamarina
28/04/2011, 09:03
Seguimos el relato, de esta vida tan diferente a las que uno conoce comúnmente.
AnalauraM Saluditos y seguimos con gran atención tus letras.

AnaLauraM
29/04/2011, 04:07
CAPITULO XII


Descendieron del automóvil, que había estacionado al lado de la puerta principal del convento, custodiado por un murallón y rejas negras. Chino abrió la puerta, también de rejas, que hizo un chillido común a la falta de lubricación y se encaminaron hacia el interior.

El lugar era sencillo, paredes altas, adornadas por plantas, enredaderas que se trepaban por ellas, algunos canteros a los costados y en medio de todo eso, se levantaba la capilla… El hombre les hizo seña de ingresar a la capilla mientras les abría amablemente la puerta; cuando esta estuvo abierta, Lauren divisó en la penumbra una pared que entorpecía la vista, entró y vio escaleras que bajaban a los costados, giró hacía la derecha y bajó por las escaleras; Le bastó tan sólo bajar unos escalones para darse cuenta que detrás de ese murallón se extendía la hermosa capilla. Muy simple, pero hermosa…

El silencio dominaba el lugar como gran maestro; Retumbaba en las paredes de ladrillo visto barnizado, que por la luz que ingresaba por los pequeños ventanales bajos, tomaban el color del oro, de la gloria misma, el suelo de mosaico blanco y los blancos brillaban con un resplandor particular; Otro ventanal, redondo ubicado en lo superior de la capilla, al lado del altar, hacía de reflector natural y le daba también un especial brillo a la custodia donde reposaba el glorioso cuerpo de Cristo, al que las monjas se encontraban adorando en ese momento.
El altar, a diferencia de las otras capillas no miraba hacia la nave central –donde se ubica el pueblo- sino hacia la nave lateral – la clausura, donde se encuentran las monjas- y la custodia, comúnmente, miraba también hacia donde miraba el altar…

Lauren, al llegar al último escalón, se postró y luego santiguó; Permaneció unos segundos mirando fijamente a Aquél que amaba, a Aquél a quien estaba dispuesta a entregarse, Cristo, en la Sagrada Eucaristía y se sentía también mirada por Él, amada por Él, abrazada por Él y así sonrió, dejando que el exterior fuera testigo del amor y la alegría pacificadora que la embriagaban en ese momento.
De pronto, escuchó que los demás se estaban retirando y con mucho respeto se puso de pié hizo nuevamente una referencia y salió mientras escuchaba que el chofer llamaba con tres timbrazos, una clave…

_ Cuando viene el obispo tocamos tres timbrazos, pero ahora te están esperando a vos… Dijo chino en voz baja mientras miraba a Lauren que cerraba tras ella la puerta de la capilla.

En eso, otro timbre sonó y el chofer empujó la puerta; el rostro de una monja de mediana edad se asomó detrás de una ventanita, mientras sonriente y animada los invitaba a pasar… Y entre tanto, chino, muy cordialmente se despidió, dejándole saludos al resto de las hermanas y saludos de Monseñor.

_Tu debes ser Lauren…
_ Si hermana.
_ ¿Cómo estás? ¡Te estábamos esperando!
_ Bien, muy bien.
_ Ven, acércate. Así te doy la llave del locutorio. Toma, es por esa puertita, la primera hacia mi izquierda.
_ Gracias hermana.
_ De nada. Ya les aviso a las hermanas que llegaste.
_ Bueno, gracias.

La monja parecía muy cortes, muy amorosa… Pero a Lauren lo que le impactó es que ella haya mostrado su rostro, que halla aparecido por esa especie de “torno moderno” que no era otra cosa que una ventanita… Pero la sorpresa fue aún mayor cuando entró al locutorio… ¡No había rejas! ¿Cómo podía ser posible? Un convento de clausura debía tener rejas… Pero en cambio, la “separación” estaba hecha sólo por un mostrador que se extendía a lo largo de todo el pequeño locutorio…

Ella miraba desconcertada, escuchaba una escoba y mirando por una ventanita que se encontraba al frente suyo vio a una novicia barrer… De pronto, escuchó unos pasos un poco alborotados y unas vocecitas pícaras, la puerta se abrió y tras ella aparecieron dos jóvenes monjas, muy alegres, risueñas, parecía que venían saltando y eso espantó a Lauren… ¡Saquen a las postulantes de aquí! Pensó…

_ ¡Hola! ¿Como estás?
Dijo una de ellas mientras se acercaba a saludarla con un abrazo. Lo mismo hizo con su madre –que a pesar de que era un plomazo, la acompañaba- y de la misma manera actuó la otra monja, más joven aún…
_ Yo soy Carolina, la abadesa… Dijo la mayor, aunque Lauren no le daba más de 30 años.
Era una mujer de facciones muy hermosas, de piel morena y ojos color almendra; Sumamente delgada, vestía el hábito de la orden, un hábito muy sencillo… Tan sólo el sayal franciscano, un cíngulo o cordón atado a la cintura con los típicos tres nudos que significaban sus votos de pobreza, obediencia y castidad; Y un velo negro, un velo sublime que caía hasta más bajo de su cintura, cubriendo en parte, el cordón…
_ Y yo soy Nazaret, la maestra de novicias. Dijo la otra con una sonrisa y un poco inquieta, como bailando…
Lauren a ella le daba cerca de veinticinco años; Ella, era un poco más robusta, de tez blanca, rostro sereno y una mirada pícara que se escondía detrás de sus grandes lentes…

Realmente eran dos personajes, Lauren, se había asustado un poco ante tan cálido recibimiento, ante tanta expresión… Ella estaba acostumbrada a otra cosa, a lo distante, a lo formal, a ponerse de pié cuando llegara la superiora y a tratarla de “usted” y de “madre” pero entre ellas se tuteaban, de igual a igual, no había diferencia de rango, de cargo, eran todas hermanas… Se veía a las leguas el amor fraterno que se tenían entre ellas… y entre todo ese merencoche, luego de viajar tanto, de tanta expectativa, de tanto esperar… se preguntó que estaba haciendo allí, ese no le parecía su lugar, no coincidía con su forma de ser, con lo que ella quería… Ella buscaba austeridad, rigidez, exigencia de vida y estas monjas, estas monjas se veían tan alegres, tan de fiesta, tan “locas”, tan distintas a las que conocía que les parecía mal, le parecía que estaban erradas, que eran demasiado permisibles…

Hablaron un rato y las hermanas le aclararon que sólo podría quedarse uno días, cuatro días… Que aún no era tiempo de experiencia, que sería necesario madurar muchas cosas y Lauren dio gracias, en su interior, que no tendría que quedarse un mes en ese lugar, recién llegaba y ya se había arrepentido…
Le indicaron entonces el lugar donde se quedaría, no ingresaría a la clausura sino que se alojaría en una hospedería que estaba dentro del predio del convento pero que no tenía comunicación con él. En realidad, sólo las monjas podían comunicarse con Lauren a través de un timbre y una ventana que daba directo a la hospedería, pero si ella necesitaba algo, debía ir por la puerta principal… De todas, formas, muchas veces tendría que atravesar esa puerta, sobre todo, para hablar con la maestra de novicias, esa mujer que le había asustado un poco al principio por su forma de ser tan transparente, tan expresiva, pero que aún no conocía bien pero que de a poco iría conociendo y se transformaría también en una de las personas que más conociera de Lauren…

Le entregaron la llave de la hospedería, le sobreavisaron con la mayor cordialidad de que si necesitaba algo no dudase en pedírselos y le pidieron a su mamá un taxi, pues ella había anunciado que se quedaría en un hotel, a pesar de que las hermanas ya le habían preparado también una habitación en la hospedería…

AnaLauraM
29/04/2011, 20:27
CAPITULO XIII


Faltaba una hora para el medio día y Lauren se dirigió a la capilla para la adoración Eucarística comunitaria. Ya había arreglado sus cosas y observado un poco el lugar, había tratado de aquietar el corazón pero no lo había conseguido…

Entró en la capilla, tan refulgente como lo había visto durante la mañana, pero esta vez avanzó… Avanzó hasta el primer banco y se sentó, desde su banco se podía observar la clausura, ella podía ver a las monjas y las monjas a ella. Tuvo un poco de vergüenza al verse sola en la nave principal de la capilla y se ubicó en el extremo derecho del banco, lo más posiblemente cerca de la pared, la cuál impediría un poco la vista de unas a otras y así pudiese concentrarse y contemplar sólo a Aquél que se encontraba expuesto.
El santísimo se encontraba expuesto durante gran parte del día y siempre debía haber una monja en adoración, fuera de ello tenían horas comunes de adoración, es decir, horas donde todas se reunían a hacer solamente adoración Eucarística. Las once de la mañana era una de esas horas, la próxima sería a las cinco y media de la tarde…

Se escuchaba una puerta abrir y cerrarse, pasos acercándose y a las monjas que se acomodaban en sus lugares, buscaban entre papeles, acomodaban alguna silla, algún banquito, se cambiaban de lugar… Alguna susurraba –posiblemente preguntando algo- a otra, quien le contestaba, luego, los pasos alejándose y la puerta abriéndose y cerrándose nuevamente… Las hermanas estaban llegando y se acomodaban según su voluntad, en esa hora de adoración no debían respetar sus respectivos lugares y parecía que la mayoría prefería ubicarse en un rincón apartado, en algún banquito cómodo o en un banquito petizo, esos que hacen dar la impresión que la persona está arrodillada, pero en realidad está sentada… Una última vez la puerta se abrió y se cerró y luego de eso todo quedó en completo silencio… Y en ese silencio explotaba la capilla en voces, voces que no se escuchaban, voces que sólo Dios escuchaba, voces silenciosas que volcaban a los pies del maestro todo lo que sentían, todo lo que esperaban, todo lo que necesitaban, todo lo que le amaban, todo lo que habían deseado ese momento con Él durante la mañana…
Y así permanecieron las enamoradas, contemplando a su divino esposo hasta que de pronto, se ubicaron todas en sus respectivos lugares y una voz rompió el silencio…

_ El ángel del Señor anunció a María
_ Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo... Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre…

Se escuchó nuevamente la puerta abrir y cerrarse e inmediatamente después una campana sonar en nueve repiqueteos pausados o aislados y luego tres seguidos. Y precisamente, era la hora sexta –el medio día-, la hora del Ángelus.
Al terminar el rezo de Ángelus, las monjas encendieron las luces y tomaron los breviarios u oficios divinos, ubicando la oración que ahora tocaba rezar, las sextas…

En eso, naturalmente, la maestra de novicias se acercó a la reja, buscó la mirada de Lauren, a la cuál prontamente encontró y sonriendo la llamó para explicarle el oficio. Lauren lo recibió, atendió a la explicación que finalizó con un cómico “Espero no te marees”, y volvió a su lugar, lo mismo que la monja.
Un ratito después una entonación empezó a guiar la oración… Las sextas es una hora corta, se rezan apenas unos salmos y una lectura breve, entonces, en menos de treinta minutos dieron finalización al rezo de éstas. Al terminar, todas se arrodillaron y la abadesa salió de la clausura para reservar al Santísimo, con sumo respeto y devoción, luego entró nuevamente en la clausura, todas seguían reclinadas hasta que una vos empezó y todas la siguieron

_ Te adoramos santísimo señor Jesucristo, aquí y en las Iglesias de todo el mundo y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo…

Al finalizar, todas se pusieron de pié y se retiraron una a una; Era la hora del almuerzo. Lauren hizo lo mismo, se puso de pié, hizo una genuflexión al costado del banco y en dirección al sagrario y salió de la capilla para dirigirse a la hospedería.

La hospedería, resultaba ser una casita muy acogedora y reconfortable, al entrar, uno se encontraba con una especie de living, donde reposaban unos sillones antiguos de paja y una pequeña mesita. Había un enorme cuadro –lamina imitación- de la famosa pintura de la oración en el huerto, y en un rincón un tronco que servía de “altar”, cubierto rústicamente con un aguayo y sobre él una Biblia.

Una pequeña y delgada pared delimitaba el living del comedor, en el cuál se encontraba una mesa mediana, con cuatro sillas y sobre ella, las hermanas habían dejado dos individuales, con sus respectivas tazas y sus platitos, una canasta con galletas dulces y saladas, algunos caramelos y en el centro un pequeño florero con un clavel rosa. ¡Que detalle aquél! Que a Lauren le sorprendió y no quiso desarmar, hasta la hora del almuerzo, nada de lo que las hermanas habían preparado, pues le parecía hermoso.
Y mientras se encontraba cambiando las tazas por platos y cubiertos, la canasta por el especiero y dejando sólo un individual, escuchó el timbre –que se parecía a un timbre de terminal o de aeropuerto- y se dirigió a la ventanilla que se encontraba en la galería. Unos momentos después una monja abrió la ventana y sonriente le presentó una vianda con su comida. Era la misma monja que la había atendido esa mañana.

_ ¿Cómo estas?
_ Muy bien hermana, gracias.
_ ¿No te hace falta nada?
_ No, no. Gracias, estoy bien.
_ Ah bueno, cualquier cosa avísanos. Ah y no sé si habrás visto, pero en la heladera hay varias botellas con agua. A medida que las vayas terminando me las pasas por aquí cuando te traiga la comida así te las cargo de nuevo. Pasa que el agua potable de aquí tiene mucho sarro y a veces hace mal… Ah, y si tomas mate o para el desayuno si podes usar el agua potable, hervida si se puede tomar, sino no es recomendable. Ah y después, cuando te traiga la cena me pasas esta vianda y así vamos haciendo ¿Si?
_ Si hermana, gracias.
_Ah y me estaba olvidando… Me pidió Nazaret que te avisara si te parecía que se encuentren ahora a las cuatro…
_ Si, si, bueno. No hay problema.
_ Bueno, entonces ahora le digo… Ah, y ahora a las tres y media tenemos el rezo de las nonnas. Si quieres ir, puedes hacerlo y cuando termine te encuentras con la hermana…
_ Ah bueno, mucho mejor. Gracias.
_ Nos vemos.
_ Hasta luego hermana.
_ Chau.

Esa monja resultaba muy agradable, era muy cordial, atenta y siempre llevaba encima una sonrisa que inflaba sus mejillas levantando un poquito sus anteojos; Lauren le daba unos cincuenta años; Era gordita y de estatura media, luego se enteró que su nombre era cecilia y era la encargada de la cocina…

Tomó entonces Lauren la vianda y la hermana cerró la ventana y se retiró cada una a almorzar a su respectivo sitio.
A Lauren le había impactado la simpatía de las hermanas, le impactaba positiva y negativamente a la vez. Porque no estaba acostumbrada a tanta cordialidad, a tanto cariño y por otro lado no entendía por qué las hermanas se dejaban ver tanto… Es decir, se estaba fijando solamente en el “adorno” pero no se centraba aún en lo concreto, en la sustancia de aquella vida, en lo que animaba sus corazones…
Se fijaba en si había o no rejas, en lo completo o incompleto del hábito, en la hermosura o no de la liturgia, en tantas cosas sin importancia que estaba desaprovechando su tiempo… Pero lo interesante era… ¿Por qué no quería ver más allá? ¿Qué pasaba dentro suyo que elegía quedarse con lo externo, que no coincidía en nada con lo que ella quería pero no se anima a adentrar en la sustancia de esa vocación concreta, de la vocación eclesial de una clarisa? Se preguntaba eso mientras comía pero luego reaccionó y espantó esos pensamientos de su mente, considerándolos inútiles y turbadores del alma…

Terminó de almorzar, ¡la comida había estado deliciosa! Lavó los platos y se dirigió a su habitación a recostarse unos minutos. La hospedería contaba con tres habitaciones, que se encontraban enfrentadas al living-comedor y cocina y que se encontraban una al lado de la otra… Lauren había observado las dos habitaciones que las hermanas prepararon y cuyas llaves se encontraban colgando de sus respectivas cerraduras y eligió la que más le gustó, la del medio… Era una habitación muy pequeña de dos por dos, o dos por tres en donde se encontraba una cama, una mesita de luz, una silla y un pequeño ropero, nada más… Una habitación muy austera, pero cálida y eso a Lauren le encantó, la austeridad le fascinaba.

Cerró los ojos al apoyar su cabeza en la almohada y sintió relajarse, había sido un largo viaje… Minutos después la alarma le avisó que se acercaba la hora de nonnas pero no le dio demasiada importancia, al cabo de un rato las campanas le avisaron que las nonnas iban a empezar o habían empezado y de un salto salió de su habitación, se dirigió al baño, rápidamente se aseó y corrió hacia la capilla. Y a mitad de camino se dio cuenta que en la puerta de su habitación se había topado con un gato blanco, pero...¿Qué importa? ¡Llegaba tarde a las oraciones!

Abrió la puerta de la capilla, y se dio cuenta que no podía entrar corriendo, se tranquilizó entonces y caminó despacio hacia el mismo banco que había ocupado en la mañana; Las oraciones aún no habían empezado, las hermanas estaban llegando, pero no pasó mucho más antes de que dieran inicio…

Caracolamarina
30/04/2011, 15:17
AnaLauraM
Seguimos leyendo, este interesante relato, sobre una vida joven con miras tan diferentes a lo cotidiano o llamado común.
Saluditos cariñosos.

AnaLauraM
03/05/2011, 01:25
CAPITULO XIV


Sonó una chicharra y Lauren empujó la puerta de ingreso al convento. El rostro de una monja se asomaba por la misma ventanita que había visto esa mañana…
La monja se sonrió tímidamente, le hizo seña que se acercara y le entregó la llave del locutorio chico mientras le preguntaba cómo estaba e indicándole luego que entrara y esperara a la hermana, que ya vendría. Era una hermana joven, de cerca de cuarenta años, o quizá no pasaba de ellos, su piel parecía tersa y reluciente, tenía unos profundos ojos marrones y caían en la punta de sus nariz unos lentes de marco un poco grueso, pero a la vez modernos, daba la impresión que había estado leyendo algo antes de atender al llamado del timbre. Esta monja, era diferente a las demás que había conocido, no era tan expresiva, ni tan efusiva, tenía cierta forma de ser “misteriosa” que llamaba la atención a Lauren… Entre las demás monjas parecía “mala onda” pero no era eso, era algo más, era en otras palabras, la particularidad de cada una que surgía y se complementaba…

Lauren entró al locutorio, se sentó y esperó. Los nervios la carcomían, debía hablar a solas con la maestra de novicias, esa monja que había conocido durante la mañana y que no le había caído muy bien… No sabía que diría… ¿Debía ser sincera si le preguntaba sobre cuál había sido su primera impresión?
De pronto, la puerta se abrió y Nazaret entró sonriente y efusiva…
_ Toma, te traje un regalito… Dijo a Lauren mientras entregaba un caramelo y ella masticaba otro…
_ Bueno, gracias. Dijo Lauren insegura de comerlo delante de la monja…

Pues, delante de las otras monjas, de las carmelitas, no lo hubiera comido. Hubiera sido una falta de respeto… Pero viendo que ésta monja no se molestaría y ante la tentación del sabor agrio del caramelo de limón decidió comerlo…

_ Y… ¿Cómo estás? ¿Pudiste descansar?
_ Si, creo que me dormí unos minutos antes de las nonnas
_ Ah bueno… Pero, ¿estás cómoda? ¿No te hace falta nada?
_ Estoy bien, gracias. Tengo todo lo que necesito. Gracias por los detalles que encontré en la casita.
_ Ah, viste. Es que nos gusta arreglarla así…
_ Y… ¿Muy largo el viaje?
_ Si, bastante. Llegamos más tarde de lo supuesto… Ya de La Rioja salimos una hora después de lo programado. Y aquí llegamos después de las doce, pero tendríamos que haber llegado a las diez.
_ Y ¿chino te estaba esperando?
_ Si, pobre… Estaba preocupado porque no llegábamos, al fin preguntó en ventanilla y le dijeron que el micro venía demorado…
_ Y de ahí fuiste al obispado, ¿No?
_ Si, pero cuando llegamos monseñor ya se había ido a descansar. Pobre, se cansó de esperar…
_ Hay si, encima que ya está viejito y medio mañoso…
_ jeje si.
_ Bueno, y cuéntame, que te pareció la casita o que te parecemos nosotras…
_ Emmmm bien… Y a ustedes todavía no las conozco bien, no se…
_ Ah bueno, tienes razón… Dijo Nazaret para luego quedarse en silencio y mirar fija y profundamente a los ojos de Lauren…

Fue un largo silencio, pues Lauren no tenía mucho interés en seguir la conversación, tampoco sabía como… Mientras tanto, lo que le preocupaba era la mirada penetrante y cristalina de la hermana, bajaba la vista, trataba de escapar de ella, y luego de un rato volvía a levantarla para certificarse que la otra no la siguiera mirando, pero no era así… En realidad, el silencio no duró más de unos segundos pero a Lauren le pareció una eternidad, sobre todo por aquella mirada, se sentía como desnuda delante de esos profundos ojos marrones… Nunca había visto una mirada así, era como la mirada de un león pero inofensivo, una mirada llena de fuerza, pero no fuerza bruta, al contrario, era una mirada fuerte pero delicada, una mirada invasiva pero a la vez respetuosa, una mirada sincera, desafiante pero que a la vez animaba… “Si me está leyendo la mente sabrá que me siento incómoda y dejará de mirarme” pensaba, pero los ojos de Nazaret seguían clavados en los suyos, quizá esperando que ella dijera algo más…
Comprendiendo entonces la monja que Lauren no iba a hablar decidió seguir ella…

_ ¿Querés tomar algo? ¿Qué te gusta? Te, mate, leche, café…
_Me gusta el mate, pero no se preocupe…
_ Entonces voy a traer un mate, yo no soy mucho de tomar mate, pero todo sea para compartir algunos… Ya vengo.

No pasó mucho tiempo antes que la hermana estuviese de regreso con un mate y un termo con agua caliente…

_ No sé como saldrá, esta agua es la del dispenser… Y yo no tengo mucha idea de sebar, pero bueno, a ver como resulta este experimento…
_ jeje
_ Bueno, contame de vos… Dijo Nazaret pasándole a Lauren el primer mate, como quien pasara el microfono…
_ Emmm no se, ¿Qué quiere que le cuente?
_ No se, lo que vos quieras. Lo que vos puedas…
_ Emmm bueno. Hace tres años estoy haciendo discernimiento y realmente siento que Dios me llama a la vida contemplativa… Talvez sería largo contar como empezó todo…
_ Estoy aquí para escucharte, adelante…
_Bueno, voy a tratar de resumirlo un poco… Hace tres años hice un retiro y sentí por primera vez el llamado a la vida religiosa, la verdad que en ese momento no me agradaba para nada la idea, no quería… Pero bueno, después fui aceptando la idea hasta que le dije a Dios “Señor, se haga siempre y solo tu voluntad; Ayúdame para no hacer nada que no pertenezca a tu voluntad”… Así me busqué un guía espiritual y empecé a discernir… A los quince años, influenciada por la vida de santa Teresita, quise entrar en un convento de carmelitas, pero no me permitieron, por la edad… Pero bueno, seguí discerniendo y cada vez el llamado se hacía más fuerte y más fuerte, y como que llegó el momento en que no podía decir “Señor, espérame que haga tal o cuál cosa…” al contrario, es como una necesidad de correr a los brazos de Él…
Y bueno, ahora estoy aquí, es raro… Porque debería estar en san Luis, en un convento de carmelitas, porque la verdad, es que nunca me aparté de ese carisma… Pero a monseñor le pareció que debía conocerlas a ustedes y acepté. Acepté y no sé por qué, pues no conozco nada de este carisma, pero aquí estoy… Bueno, masomenos eso…
_ Ah bueno. Así que estás apurada por ingresar…
_ No veo las horas de ingresar…
_ Bueno, aquí… Cómo te dijimos esta mañana… Nos parece que debemos ir a un paso tranquilo, sin apurarse… Aún sos muy joven tenes 16 años, ¿no?
_ Si, voy a cumplir 17 en mayo…
_Bueno, tenes tiempo todavía… Por ahí te parece, y a todos nos pasa, que queremos entrar ya… Pero es necesario que el fruto esté maduro, para no frustrar una vocación…
_ …
_ ¿O a vos te parece que tenes que ingresar ya?
_ Si, no se…
_Bueno, aquí, por ejemplo, Naty, que es la novicia, la de velito blanco… Es la más chica y tiene 21 años. Entró hace un año y hace poquito tomó el hábito… Nosotras recibimos a partir de los 19 o 20 por ahí talvez a partir de los 18… Depende de la madurez de cada una… Pero es necesaria una madures completa. Tanto personal como espiritual y vocacional también…
_ Si…
_ Pero no te desanimes… Se que es feo, es horrible tener que esperar… Todos lo pasamos, pero al final uno agradece ese esperar…
Yo, por ejemplo entré cuando tenía 22 años… Había estado seis años de novia, me puse de novia cuando tenía dieciséis años y estaba re enamorada… Imaginate, prácticamente crecimos juntos… Y yo estaba en la JUFRA –juventud franciscana- por eso conocía a las hermanas de aquí, y un día en la profesión solemne de una de ellas me emocioné demasiado, tanto que no comprendía… Además de que ya venía sintiendo algo especial estando aquí, así que vine y se lo conté a María Luisa, la que era la maestra de novicias en aquél tiempo y bueno, comencé a discernir y cuando vi que tiraba por este lado le dije al chico con el que estaba de novia que sentía un llamado a la vida religiosa… Y bueno, nos peleamos, estuvimos tres meses separados y después nos reconciliamos y empezamos a salir de nuevo, pero después ya cortamos definitivamente…
Así que el último año que hice de discernimiento antes de ingresar me la pasé bastante mal… De luto por la ruptura con mi compañero y a la vez con esa cosa de querer entrar y todavía no poder… Yo le pedía a Dios “Si queres que sea monja haz que me olvide de él” pero obviamente no se puede… Una cosa no suple a la otra…
Pero todo eso es bueno, porque uno va aprendiendo como hacer camino… Dios no te tortura, pero tampoco es que te pone las cosas en bandeja… Es uno el que debe ir aprendiendo y en ese aprender no aprende solo a discernir, sino también a vivir…
_ Si…
_ ¿Queres decir algo?
_ Creo que no…
_ Entonces, ¿Damos aquí por terminada la charla de hoy?... No te quedes con nada, si queres decir algo decilo… Lo que sea…
_ No se me ocurre nada en este momento…
_ ¿Segura?
_ Si
_ Bueno, entonces… ¿Queres traer tu oficio así te señalo las vísperas?
_ Emmm… Está en la casita. Voy a buscarlo.
_ Bueno, te espero…

¡Alivio! ¡Por fin! Lauren quería salir de esa situación, le resultaba demasiado incómoda; Su corazón aún no se aquietaba y no podía comprender nada, ya casi finalizaba la primera jornada y no había dejado de experimentar durante todo el día una sensación de querer escapar… Pero… ¿Escapar…? Nadie la perseguía ¿Por qué escapar? ¿Escapar de que? Era muy raro todo aquello que se batía en su corazón, traía una connotación, pero todo lo que sentía aún necesitaba madurar antes de que pudiera comprender aunque sea sólo un poco su significado…
Tomó la llave que colgaba de un costado de su falda y procedió a abrir la puerta, miró a un costado y encontró el oficio en la mesa pequeña del living; Lo levantó y se retiró de la casa, cerrando otra vez con llave la puerta… Se demoraba un poco, hacía las cosas sin apuro, caminaba despacio, como paseando, queriendo evadir, pero sin fruto, regresar ante la presencia de la maestra de novicias…

_Aquí está. Dijo una vez que entró al locutorio…
_ Bueno, a ver… Hoy toca… Hoy celebramos a Santa Escolástica, aunque el padre celebró en la misa a santa Águeda. Y mañana celebramos la Inmaculada Concepción, ya le vamos a poner un cartelito así no se confunda, no sea que celebre Fátima…
Bueno, mirá te pongo este papel en el himno. Empezamos por el himno, después vamos al salterio, los salmos ahí te pongo este otro papel y después a la lectura breve que está aquí al final, te pongo esta cintita… ¿Queres que te anote? Porque por ahí se hace mucho lío…
_No se preocupe, creo que recordaré el orden…
_ Bueno ¡Ah! Y faltan las completas… Aunque para que no se te haga lío después de vísperas voy por la casita y te señalo las completas…
_ Bueno
_ Bueno, nos vemos… Las vísperas son a las siete y media. Y ahora a las cinco y media tenemos adoración comunitaria, por si queres ir…
_ Ajá bueno.
_ Bueno, nos vemos.
_ Hasta luego hermana.
_ ¡Ah! ¿Te hace falta algo?
_ No, gracias.
_ Esta mañana nos olvidamos de preguntarte… ¿Tenes algún problema con alguna comida, sos alérgica o algo?
_ No, puedo comer de todo… Y a propósito estuvo muy rica la comida de hoy…
_ Ah, ¡Gracias! Ceci es la cocinara, la misma que te llevó la comida…
_ Ah…
_Bueno, nos vemos. Ya sabes, cualquier cosa nos avisas…
_ Bueno, gracias…

Salió Lauren de aquella habitación como si estuviera aguantando la respiración. Se mantenía cerrada, aún no existía la suficiente confianza como para abrirse y contar todo a la hermana… Además de aquello raro que sentía que no podía describir ni explicar pero a lo que respondía intentando escapar… ¿Qué era aquello?
Durante la noche, cuando la jornada ya había terminado y habiendo participado de todas las oraciones, incluido el rosario franciscano, el cuál rezaban luego de completas; y el reloj marcaba las 22.30 hora en que las monjas ya se retiraban cada una a su celda, Lauren decidió dar una vuelta por el patio, quería conocerlo, pero durante el día merodeaban perros, las mascotas de las monjas, que ante el sólo hecho de ella pararse al otro lado de la puerta causaba que ellos se abalanzaran hacia la misma, ladrando con gran ahínco; Y a pesar de que le gustaban los animales, había visto que se trataba de dos boxers y les tuvo un poco de miedo…

Salió entonces al patio. Los animales ya no estaban, los habrían hecho ingresar a la parte donde se encontraban ellas…
Se respiraba un aire fresco y puro, una brisa le acariciaba el rostro pero no podía divisar casi nada, le dio un poco de miedo verse sola entre tanta oscuridad, alumbrando tan gran espacio sólo una lámpara dentro de una especie de “quincho” natural… que desde fuera, mas que quincho parecía un carrusel que le trajo imágenes de su infancia…
Se dirigió a aquél sitio y pudo ver iluminado tan sólo lo que estaba dentro del radio del mismo, el resto era tinieblas, y por la luz fuerte que la encandilaba, no podía ver absolutamente nada de lo que fuera de él se encontraba… “Así verá quien se encuentra en un escenario” pensó…

Salió entonces de allí y empezó a caminar despacio mientras su vista se acomodaba nuevamente a la oscuridad, paseaba por el lugar y pensaba… Pensaba en el día vivido y se dio cuenta que algo le había gustado, que durante las oraciones se había sentido a gusto e identificada con la vida de las clarisas… pero ¡No! Ella no podía ser clarisa, debía ser carmelita… Ella había sentido el llamado a ser carmelita, no a clarisa. No podía dejar que otro carisma interfiera en su discernimiento… ¡Debía quitarse esa idea de la cabeza! Debía mantenerse firme. ¡Clarisa, no!

Y con ese pensamiento, se retiró a su habitación a descansar, pues ya casi era media noche y al otro día debía levantarse muy temprano; Pues las Laudes, las primeras oraciones, se rezaban a las seis...

Avicarlos
03/05/2011, 05:30
Me mantengo en vilo, interesado por el desenvolvimiento espiritual de Lauren. No imaginé en principio que este tipo de lectura también tuviera su grado de suspense.

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
17/05/2011, 01:41
He de hacerlos esperar un poquito más para el siguiente capítulo, pues la vida me tiene apresada en las manitos de mi pequeña niña recién nacida.
De a poco, mientras puedo "escabullirme" unos minutos para compartir con las letras voy configurando lentamente pero a paso seguro la historia que ya comenzó a contarse.

Les envío saludos y será hasta tiempo indeterminado. :wink:

Avicarlos
17/05/2011, 04:35
He de hacerlos esperar un poquito más para el siguiente capítulo, pues la vida me tiene apresada en las manitos de mi pequeña niña recién nacida.
De a poco, mientras puedo "escabullirme" unos minutos para compartir con las letras voy configurando lentamente pero a paso seguro la historia que ya comenzó a contarse.

Les envío saludos y será hasta tiempo indeterminado. :wink:

Pues, felicidades por el acontecimiento, AnaLauraM. ¿Eres mamá primeriza?.

Un abrazo, de Avicarlos.

AnaLauraM
16/09/2011, 03:47
He regresado!!! jajaj
Les comparte aquí lo que sigue de la novela; Perdón por la demora.. Y prepárense para seguir leyendo!! jajaj

Saluditos

AnaLauraM
16/09/2011, 03:48
CAPÍTULO XV


_ ¡Caro!
_ ¿Si?
_ Dame un segundo…
_ ¿Qué pasa?
_ Es sobre Lauren, cuando hablamos ayer la vi muy cerrada… No sé si será el “susto” del primer día, pero no quiero que desaproveche estos días. Que encima son pocos…
_ ¿Y… que quieres hacer?
_ Bueno, estaba pensando en que podría permitirle leer algo sobre la vocación de la clarisa… No conoce de nuestro carisma, no es intención apurar las cosas pero talvez sería bueno mostrarle un poquito de qué se trata y de allí ella verá si seguir discerniendo con nosotras o no…
_ Sería bueno también, plantearle que no tenga miedo, que no se sienta presionada ni comprometida… Que puede discernir con nosotras más allá de lo que elija luego…
_ Si, es buena idea.
_ ¿Tú te encargarás de decirle eso?
_ Bueno. Tú, mientras tanto puedes buscar los escritos de Victoria Triviño, saca uno de los suplementos, no importa si no vuelve, de todas formas hay muchos…
_ Bueno…
_ ¡Ah! Podríamos hacer que escuche el relato que tenemos en el casete.
_ ¿El español?
_ Si, ese…
_ Si, sería bueno… Pero, ¿Qué le damos primero?
_ Es una adolescente, se me hace que le parecería menos aburrido escuchar un musical a leer un artículo…
_ Es cierto. Bueno, iré buscando el casete. Ahora nos encontraremos durante la mañana y si es posible durante la tarde también… ¿Puede ser?
_ Si, arregla tus horarios con las hermanas. ¿Hay que reemplazarte en algo?
_ No, las tareas que me tocan son comunes…
_ Bueno…
_ Luego seguimos charlando. Ahora me toca mi hora de adoración.
_ Vaya con su esposo. Nos vemos luego. Y dale saluditos a Lauren de mi parte. Ya arreglaré yo mis horarios, también quiero hablar con ella… Pero posiblemente será para mañana…
_ Ajá, bueno…

Eran casi las diez de la mañana y Nazaret entró a la capilla; Cristina, que se encontraba allí terminando su hora de adoración, luego de unos segundos se incorporó y se dirigió a realizar sus tareas… La joven monja buscó uno de los banquitos petizos y se dispuso a dejarse estar ante la mirada de su amado esposo… Una hora sólo para Él, una hora sólo para ella, una hora de profunda intimidad…
Meditaba en su corazón el Evangelio del día, y recordaba incansablemente un día como ese de hace once años atrás, cuando ella había ingresado al convento… Once años, ¡Cuánto tiempo! En eso estaba cuando escuchó que la puerta principal de la capilla se abrió y unos pasos avanzaron. Y avanzaron más que la mayoría de los pasos que ingresaban a la capilla, pues a la mitad se detenían… Pero estos avanzaron hasta alguno de los primeros bancos, pero ella, por donde estaba ubicada no podía ver de quien se trataba…
Se concentró de nuevo en su oración y así se quedó “perdida” fundiéndose en el corazón de su amado esposo… Le parecía extraño que tanto tiempo haya pasado tan rápido. Le parecía un sueño todo lo que había vivido… Aquél muchacho del que se había enamorado, a quien había estado dispuesta a entregar su vida; Pero el Señor la había llamado a este otro estilo de vida y se sentía feliz por ello… Si el tiempo regresara a tras y tuviera que elegir nuevamente, elegiría sin duda, lo mismo… De pronto, escuchó un ruido de bancos y los pasos alejarse, miró el reloj y marcaban las once de la mañana. La puerta de la capilla se abrió y los pasos salieron, luego escuchó el timbre “Debe ser Lauren” pensó. Se puso de pié, buscó la campanilla con la que anunciaban el cambio de horario para la adoración y se dirigió a la galería, mientras hacía sonar el elemento… Pronto, apareció María José, que tomó su lugar, mientras ella se dirigía al locutorio. Entre tanto, la interceptaba cecilia…
_ Te busca Lauren…
_ Si, ahora iba para allá. ¿Ya está en el locutorio?
_ Si, te espera.
_ Bueno Ceci, gracias.
_ De nada…

Caminó lentamente mientras dejaba su mente expandirse… Entendía el “susto” que significaba para Lauren estar allí, no conocía a nadie, no conocía el carisma, era el primer contacto que tenía con ellas y también estaba todo el revuelo que significaba discernir… Todas las veces que uno se negaba a sí mismo lo que sentía, se mentía a si mismo, quería apartar sentimientos, escapar, tantas cosas…
Pero al fin uno termina haciendo la voluntad de Dios, no por la fuerza, sino por haberse enamorado de esa voluntad y por desear adherirla… Pero eso, era un “trabajo” de nunca terminar, la voluntad de Dios no se esconde en un ingreso, en una toma de hábito ni en una profesión solemne, sino que se esconde y desarrolla en la escucha constante de su voz y en la obediencia a ella, concretamente, paso a paso, segundo a segundo, durante toda la vida… Y eso, es lo que llena la vida, lo que le da un sentido real y auténtico, ser felices…
Jugaba con su cordón mientras se dirigía al locutorio y antes de entrar, se aseguró de tener los pies puestos en la realidad.

_ ¡Hola! Buen día… ¿Cómo estas?
_ Buen día hermana. Bien ¿Usted?
_ Muy bien… ¿Dormiste bien anoche? ¿No tuviste miedo?
_ Dormí bien, gracias.
_ Que bueno, a mí me solía dar miedito… Bueno… y ¿Cómo estás? ¿Ya se te paso el susto?
_ jeje supongo…
_ ¿em?
_ Creo que si, no se…
_ No tengas miedo, tranquila. ¿Pudiste conocer a las hermanas, así de a poquito?
_ Si, algo… Pero no recuerdo los nombres…
_ ¿Yo como me llamo?
_ Emmm… emmm… Nazaret.
_ Nazaret, si. Bueno, ya vas a conocer al resto. El día que te vayas, así no te asustes tanto… jeje. Imagínate siete más así como yo…
_ mmm
_ Bueno, y… ¿estuviste rezando algo?
_ Si, pero aún no logro tener la respuesta…
_ jaja si, eso viene después… Bueno, contame…
_ Es que no se… Es difícil de explicar… Es que me encanta el carisma de las carmelitas, quiero llevar una vida como Santa Teresita; Una vida de constante oración, de sacrificio, de suma austeridad y pobreza…
_ Perdón… Perdón por si no te gusta lo que te voy a decir… Pero aún tienes tiempo para asegurarte si es eso lo que quieres…
_ Supongo que si.
_ No te apures, ¿Si?
_ Bueno…
_ Contame de vos… ¿Qué haces? O sobre tu familia, no se…
_ Bueno, trabajo en la obra de la infancia y adolescencia misionera, hace tres años que estoy allí pero hace uno que soy animadora…
_ ¿Te gustan los niños?
_ No… Es decir, les tengo un poquito de miedo… Pasa que soy única hija y en mi familia soy la más chica… Así que no he tenido que pasar por la experiencia de cuidar niños y no sé como hacerlo…
_ Ah… claro. Bueno, seguí. Perdón por interrumpirte…
_ Bueno, y ahora hace poco hicimos, con otros animadores, una escuela de formación en Buenos Aires, para tener más conocimientos que impartir a los chicos y también aprender como tratarlos. Ahí se nos dio no sólo enseñanza teológica, sino que también se tuvo en cuenta la pedagogía y la psicología del niño. En la ESAM I se ve todo adaptado a los niños y en la ESAM II todo adaptado a los adolescentes; Yo hice recién la uno, supongo que el año que viene haré la dos, si apruebo esta…
_ ¡Que lindo…! A mi me encantan los niños, yo estudié para maestra jardinera…
_ Ah…
_ Bueno, seguí, no te interrumpo… - Dijo haciendo una seña como de cerrar la boca.
_ Emmm y bueno, eso… De ahí soy hija única, la más chica de la familia… No sé que más…
_ ¿Amigos tenes?
_ Si, los otros animadores… Todos mis amigos son del grupo. Me resulta un poco difícil relacionarme con otros jóvenes, como que no encajamos… Obviamente, es porque tenemos intereses distintos…
_ Claro…
_ Y... ¿En que año estás del colegio?
_ En el último año…
_ Y ¿Qué vas a estudiar?
_ Emmm… Pensaba entrar al convento…
_ ¿A qué convento?
_ No se, por eso ahora estoy conociendo…
_ Claro. Claro.
_ Y si no, ¿que estudiarías?
_ No sé, talvez psicología, que es lo último que me planteé antes de empezar con todo esto…
_ Que bien… Y si, podes empezar y si estás haciendo la carrera y sentís que el señor te llama y bueno, dejas y entras… Y si no, la terminas… Obvio que no vas a dejar cuando te falte un año, en ese caso aguantas un poquito… Cómo yo que me faltaba un año para terminar y quería dejar todo… Me escapaba de una clase para irme a misa y me quedé libre, tuve que rendir libre la materia; Después cuando mi guía espiritual y María Luisa se enteraron me retaron porque era una tontera, podía ir a misa a otro horario…
_ Si, puede ser…
-.Bueno Lauren, Caro me dijo que luego le gustaría charlar un poquito con vos, pero bueno, hasta ahora no se ha podido desocupar… Pero mañana muy posiblemente pueda, sabes… ¿Te parece o no?
_ Si, está bien…
_ Ah, ¿Te gusta leer?
_ Si, mucho.
_ ¡Que bueno! Porque tengo un documento sobre la vocación eclesial de la clarisa. Quizá quieras leerlo… No te sientas presionada, es para que vayas conociendo nuestro carisma, nuestra forma de vida y de paso también lo reces… ¿Te parece?
_ Si, bueno.
_Bueno, espérame. Iré a buscarlo.
Salió contenta camino a la biblioteca, Lauren había estado un poco más abierta, no demasiado pero era un progreso…
Caminaba presurosa por las galerías monásticas, esas galerías que por once años había recorrido… Ese lugar tan soñado ya era su casa, desde hace once años lo era…
Le entusiasmaba de sobremanera que otros corazones jóvenes se animaran a la aventura que deparaba el Rey de reyes, sobretodo si Él llamaba a un estilo de vida como ese… Realmente si ella hubiera tenido la oportunidad de elegir nuevamente sobre su vida, hubiera elegido decididamente lo que ya había elegido, la consagración plena…
Entró en la Biblioteca, no había nadie. Se dirigió hacia donde creía que encontraría los tomos de la autora, una clarisa también. Abrió la vitrina y comenzó a leer los lomos de los libros uno a uno, hasta que encontró el tomo que buscaba, lo abrió y buscó el un suplemento, rápidamente lo encontró entre otros tantos del mismo tipo. Con el suplemento en la mano emprendió el camino de regreso al locutorio…
El perfume a flores bañaba la mañana, el sol se colaba por los arcos del convento otorgándole un toque esplendoroso a la arquitectura… Sus ojos brillaban hoy más que nunca, no dejaba de recordar aquél glorioso día donde había acontecido su ingreso; Recordaba el estrujo de su corazón que se despegaba de su familia y su amado para entregarse a otra familia y a otro amado… Y entre tantas ideas pensó contarle algo a Lauren y pedirle oración…
_ ¡Aquí está!- Dijo la monja entrando alegremente.
_ Que bien, gracias hermana.
_ Mira, la autora es una religiosa de nuestra orden también, escribe muy lindo… Por lo menos a mí me gusta mucho, espero que a vos también…
_ Ah, que bueno.
_ Te cuento que hoy hacen once años que entré al convento… Acordate de rezar aunque sea un ave María por mí…- Dijo tiernamente y con una sonrisa esplendorosa.
_ Así lo haré hermana…
_ Bueno Lauren, ¿Dejamos aquí?
_ Emm bueno.
_ ¿Tenés algo más que quieras decirme?
_ No hermana.
_ Bueno, nos vemos.
_ Nos vemos hermana.

AnaLauraM
16/09/2011, 03:49
CAPITULO XVI


El trinar de las aves resultaba una sinfonía maravillosa mientras la vista de Lauren recorría uno a uno los renglones del dichoso documento… Un viejo lápiz negro era el encargado de dejar rastro concreto en el papel de aquello que sentía el corazón de su portadora, quien ya en pocos renglones se sentía abrumada por la confusión, quien negaba con ahínco aquello que su corazón le gritaba desde su escondite, aquello que era clave y era certero, pero que no coincidía con su propia voluntad, con sus planes, con sus esquemas ni estructuras…
¿Qué hacer? ` ¡Calla, corazón mío, calla! ¡Calla por favor! Le gritaba su mente en la feroz guerra que se desataba en su interior y que volcaba olas furiosas por los espejos de su alma, los cuáles se hallaban detenidos desde hace rato en una palabra, en una sola palabra… “Sostenimiento”
Pero… ¿Qué significaba aquello? Su mirada lluviosa no podía seguir leyendo, su interior se encontraba demasiado aturdido pero la incertidumbre y la necesidad de permanecer en búsqueda eran más fuertes que todo aquello…
Frotó sus ojos húmedos con la intensión de seguir leyendo y trató de continuar… Se devoraba las palabras con una sensación de querer comprenderlo todo de un momento, con la intención escondida en sus entrañas de llegar al punto culmen de todo aquello, de llegar a la meta, de hacer camino… Pero encerrar tanto en un instante, en una minúscula apertura de su mente y memoria significaba algo imposible…
Un temblor sacudía su corazón y sus oídos vacíos del mundo y llenos de esa única palabra parecían querer estallar por sonido tan penetrante, y en un acto que querer escapar de esa realidad que se trepaba por sus dudas abiertas de par en par, se puso bruscamente de pié y tuvo la necesidad de abrir paso, de correr por aquél patio. Pero su corazón que seguía atado a esas letras la obligó a sentarse y a posar nuevamente su vista en aquello que había estado leyendo…
Un murmullo llegó a sus oídos llevado al compás de la húmeda y tibia brisa natural del verano; Eran las campanas que anunciaban vísperas… Y con los ojos luminosos de cristales líquidos se dirigió a la capilla mientras limpiaba su rostro de lo exteriorizado anteriormente, como queriendo también olvidar todo lo que en su corazón se encontraba luchando…


La jornada no se demoró en completarse y un nuevo día había surgido, se encontraba ahora, nuevamente en el locutorio, con el corazón estrujado, con miedo, ansiosa, llena de dudas y por primera vez con ganas de hablar con la monja; Esta vez, lo había pensado toda la noche, tenía un buen fundamento para seguir solo y concretamente el carisma carmelitano, eso quería transmitirle a la hermana…
Se estableció entre las dos un diálogo no muy diferente a los anteriores, pero a éste lo caracterizaba que el fuego de los ojos de Lauren tenía la capacidad de incendiarlo todo, sus dudas y sus incertidumbres florecían desde su interior, y todo aquello que había rezado intentaba desplegar sus alas, para lograr magnánimo vuelo.
_Hermana, estuve leyendo… ¡Muy lindo! Pero… Pero, a mi me llama mucho la atención la vida de sacrificio, además de la pobreza… Y aquí como que no muestra mucho de eso…
_ Claro, no lo muestra, porque nuestros sacrificios no pertenecen al martirio; Sino a la capacidad de amar hasta el extremo… Osea, sacarse el zapato y ponerse una sandalia es fácil; Pero doblegar el espíritu, y nuestra voluntad para amar y amar no lo es... Y a eso nadie lo ve…
Sus ojos se encendieron en un fuego celestial, de tal modo que expresaban un rayo de luz que se colaba de su interior y que iba a encontrarse con aquél haz que la religiosa le ofrecía como pista.
No podía creerlo, nunca se había fijado en eso, toda la noche había pensado sobre el tema y nunca se percató de la caridad hecha concreta… Y eso la desarmaba… La desestructurada totalmente el hecho de que tanta santidad se escondiera en algo tan simple, en algo tan sencillo pero a la vez desafiante y hermoso… ¡Eso era lo que ella quería!
La monja la había dejado sin palabras y quiso terminan la charla ahí. Se pasó el día pensando en esas palabras, hasta que llegó la hora de irse… ¿Por qué? ¡Todo se había pasado tan rápido! El tiempo le resultó corto, sintió que mucho de él había desperdiciado, necesitaba unos días más en aquél lugar, pero eso no era posible.
Preparada para levantar vuelo ingresó en la capilla y postrada ante la presencia de Jesús Eucaristía que la miraba sobre el altar, desde la custodia, dejó caer gruesas y pesadas lágrimas…
_ ¡Señor, te amo! No sé que es lo que quieres de mí, pero me entrego por entero… No sé si esta será la última vez que estoy aquí o si regresaré, no sé si este es mi lugar o no; Sólo sé que quiero hacer siempre tu voluntad…

Se levantó lentamente, queriendo retrasar el tiempo… Miraba aquellas paredes que había sido testigo de lo que pasaba corazón aquellos días y salió de allí para entrar una vez más en el locutorio.
El chofer de monseñor la esperaba en la puerta mientras ella se despedía de las hermanas.
Abrazó a cada una y con especial cariño a Nazaret y Carolina.
_Justo cuando me estaba acostumbrando tengo que irme…
_ Eso pasa a veces. – Respondió la última y tras una última despedida Lauren cerró la puerta que dejó a tras a dos sabias mujeres que habían leído su corazón en esos días, y que ella a pesar de todo había empezado a tener cariño…

rebelderenegado
16/09/2011, 07:40
Todo lo aqui expresado, tiene referencia en una síntesis muy antigua:"conócete a ti mismo"

Avicarlos
16/09/2011, 08:11
Todo lo aqui expresado, tiene referencia en una síntesis muy antigua:"conócete a ti mismo"

Pues rápido sintetizas rebelderenegado, pero al menos AnaLauraM nos lo presenta de modo sosegado y pronto, supongo con hábitos para la protagonista.

Estuve aguardando pacientemente el desarrollo de la original historieta monástica. Si Ana ya se habituó a su nuevo quehacer de mamá, espero nos suministre los siguientes capítulos. Interesantes.

Saludos de Avicarlos.

AnaLauraM
16/09/2011, 12:39
En realidad, lo que busca el hombre siempre y de diversas maneras durante toda su vida es conocerse a sí mismo... Pero nunca termina... Toda la vida, el trabajo, las tareas, los gustos, los sueños, tu comentario y hasta la historia que relato sólo buscan llenar -aunque inconscientemente- ese vacío de conocimiento propio que se escapa o se filtra por las rendijas de nuestro ser.

Saludos

rebelderenegado
18/09/2011, 07:06
¡Caramba!, con el hombre

El hombre nace y muere a veces sin vivir
camina desde el niño al viejo sin gozar
eso que el mismo le llama felicidad
si la tiene aqui, la va a buscar allá
tropieza tantas veces, en una misma piedra
fruta que llega y pasa sin madurar
si tiene tira, y quiere tener mucho mas
es un misterio y es de la vida la sal
tiene alma de guitarra
encordada de estrellas
y es una falta envido, su corazón
solo se diferencia del reino animal,
porque es el hombre el único capaz de odiar
pero mientras el hombre
se asombre llore y ria
sera la fantasia que dios creo

Es una lágrima de niño y de crespín
es monte denso copla vida y manantial
es muy capaz de dar la vida o de matar
es luz y sombra tierra arada o arenal
caramba con el hombre
querer ser tantas cosas,
y nunca más que un cuatro tan solo es él
es un camino que anda solo bajo el sol
sendero trajinado por sueños de amor
es un viejo leguero garrotiador de changos
Con copas de vino triste de carnabal
solo se diferencia del reino animal
porque es el hombre el unico capaz de odiar
pero mientras el hombre
se asombre llore y ria
sera la fantasia que dios creo.

Video realizado por los alumnos de música del primer año y la cátedra
de sociopolítica, Escuela Municipal Carlos Morel de Bellas Artes de Quilmes,
Buenos Aires.

http://www.youtube.com/watch?v=6P6Ai0kOZXE&feature=related

AnaLauraM
21/09/2011, 03:05
CAPITULO XVII

El manto negro de gea la cubría, deseando detener el tiempo, sin querer que Febo llegara; Y aunque no llegaba Febo aún; Ella y su madre llegaron a la terminal de su provincia… Una angustia le envolvía su corazón y un vacío la estremecía en nostalgia.
Las estrellas repartían su titilante brillo cuando ingresó en su casa. Un olor a encierro y un aire caliente y pesado la envolvieron apenas traspasó la puerta… Sus hombros que habían parecido alivianados volvieron a recibir ese peso indescriptible que se entregaba siempre que ingresaba a su casa…
Dejó las valijas en un costado de su habitación, se duchó y se acostó… Soñó con los hermosos días que había vivido, sueños donde se mesclaba el miedo, la alegría, la nostalgia, el dolor, la angustia, el cariño… Se mesclaba todo y todo lo vivía…
Despertó con una sonrisa en los labios y rápidamente acomodó sus cosas para emprender un nuevo viaje; Esa tarde, ella, una amiga y la delegada diocesana de la IAM viajarían a Catamarca, a pasar unos días de retiro…
Volver a aquél lugar significaba para ella una gran incógnita porque lo tomaba como una señal, como instrumento de Dios para decirle algo… Se pasó el día soportando las quejas y los reniegos de su madre; Hasta que llegó la tarde y supo que eso ya se acabaría…
El reloj marcaba casi las seis de la tarde y la bocina de un auto azul, que parecía de juguete la alertó desde el frente de su casa; Salió con todas sus pertenencias saludando mientras tanto a sus compañeras de viaje. No tardaron en animar el viaje con unos mates y santas charlas. Hasta que saliendo de la ciudad, cuando unas gotas comenzaban a desprenderse del cielo cubierto de nubes, una luz encendida en el tablero del autito las alertó y dieron la vuelta a la estación de servicio más cercana para resolver el problema.
Unas ricas tazas de chocolate caliente las deleitaron mientras el auto estaba siendo puesto en condiciones, y apenas esto sucedió, partieron en viaje nuevamente. Las dos horas pasaron rápido y llegaron a la ciudad vecina cuando ya había oscurecido… A Lauren le recordó la primera vez que había ido; la brisa fresca rosaba sus mejillas y el aire puro colmaba sus pulmones abiertos que querían acapararlo todo. Igual que la vez anterior, llegaron para hora de vísperas; Entonces ingresaron a la capilla en silencio y su espíritu se embriagó con la dulzura del canto melodioso de las monjas, el cual se colaba por las rendijas de la capilla y llegaba hasta el pequeño bosque que escondía el monasterio, haciendo gozar a las aves y danzar a los árboles en una sincronía incomparable…
Las nubes luchaban por oír sus voces y entre tanta lucha lanzaron un rugido y su llanto se derramó estremecedor sobre las finas hojas de los árboles que daban sombra a la magnífica capilla llena de luz, de presencia y espíritu…
Y al terminar las oraciones, las miradas voltearon hacia ellas y pronto se vieron sonrisas y saludos al reconocerlas, un par de ojos atentos se acercaron a la reja y llamándolas las saludó cálida y contenta entregándoles las llaves de la hospedería, que sería su hogar por esos días…

Sus ojos clavados en los de santo Domingo que la miraba desde lo alto de la capilla brillaban de nostalgia, de incertidumbre, de emoción y a la vez de desánimo, desgano o decepción…
Bajó la mirada y se concentró en su futuro celestial esposo que la vigilaba desde el altar y entregó su corazón a él; De rodillas en el primer banco, dejaba caer sus lágrimas al piso manteniendo en sus manos el breviario.
El cielo se partía en batalla tormentosa que había asustado a la hija de la coordinadora, a pesar de ser no muy pequeña… Pero no sólo el cielo batallaba ferozmente, sino también su corazón que por estar incómodo quería irse de aquél sitio…
La duda la perseguía, ¿Habría sido tan hermoso lo que había vivido antes, que ahora este retiro se tornaba insulso? No veía las horas de escribirle a Nazaret, tenía muchas cosas en su mente, en su corazón y temía olvidarlas… Una lapicera y un ajetreado papel eran sus apoyos para asentar ideas, previniendo su vuelo repentino…
Ya llevaba un día allí y no podía dejar de pensar en el ayer… Por la mañana se despertó temprano y asistió a Laudes, era la única, pues sus compañeras dormían y después, con mate en mano y lecturas en el otro caminó mojándose las alpargatas por el agua que había quedado contenida en el freso césped que durante toda la noche había sido bañado…
Se sentó en unos troncos y comenzó a leer, leía todo lo que ella días atrás había escrito. La distrajo un perro que saltó sobre sus papeles, invadiendo su espacio y que ella, amorosamente sacó del lugar; Pero el animal habiendo recibido cariño más se apegó a su nueva amiga, Tomándola de la mano con su hocico y llevándola amigablemente a pasear por el lugar; Y entre tanto caminaba, un papel llamó su atención, fijó su mirada en él y lo reconoció; Soltó al animal y se apresuró a levantarlo del suelo húmedo… Era el documento que Nazaret le había dado y que ella había estado leyendo el día anterior en ese lugar… Se me habría caído pensó, y se sintió aliviada por haberlo encontrado antes de darlo por perdido; Miro al sabueso con ternura y agradecida porque gracias a su curioso paseo encontró valiosísima cosa…

AnaLauraM
03/10/2011, 03:17
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AnaLauraM
27/07/2012, 17:48
A ver si ahora puedo ir avanzando con esto... Confieso que me está costando demasiado jaja. Pero también espero que valga la pena el esfuerzo.

--- Mensaje agregado ---

CAPITULO XVIII

El frio que parecía de invierno calaba sus huesos, sus piés helados por haberse mojado permanecían inmóviles colgando uno sobre el otro, mientras sus ojos distantes a cualquier realidad, miraban más allá de lo concreto.
Ni el trinar de los pájaros se escuchaba, la llovizna los había obligado a permanecer en sus nidos… Sólo el viento se atrevía a silbar entre las ramas, escondiéndose y atacando de repente; Causando un escándalo acuoso que salpicaba todo a su derredor… Un espectáculo de ver, que Lauren se estaba perdiendo, porque su mente viajaba hacia horizontes más lejanos y extraños…
De repente regresó a la realidad como muerto que regresa a la vida, se había acordado de una querida profesora y quiso enviarle un mensaje… <<Hola profe, cómo está? Yo bien, estoy en su casa, en el monasterio de las dominicas, hace unos días volví de chaco… Una gran experiencia. Saludos>>
Siguió entonces luego, enganchada de ese hilo invisible que trasladaba su corazón a espacios insospechables, invisibles, misteriosos, llenos de todo pero a la vez vacíos de todo…
Miró la hora y le llamó la atención que sus compañeras siguieran durmiendo; Fue a verlas y efectivamente seguían durmiendo… La mañana se le hacía larga, preparó la mesa para el desayuno y la dejó lista para cuando las chicas despertasen… Dio unas cuantas vueltas, se impacientaba… Su corazón no podía estar quieto; Algo le molestaba, algo le incomodaba…
Pidió hablar con la maestra de novicias y le sorprendió que no hubiera, le dijeron entonces que hablaría con la superiora, pero eso sería por la tarde… Mientras tanto saltaba de incertidumbre en incertidumbre, entre sueños inexistentes, entre incómodos algodones de algo abstracto que la amenazaba en su interior…
Los cristales líquidos se desprendían de las hojas danzantes al compás que marcaba el viento que llegaba para estremecer la piel con el fresco que traía. Las letras una a una y cada vez más abundantes se plasmaban en su cuaderno… Primero una reflexión, luego una carta –que nunca llegaría a destino- todo lo que su corazón sentía buscaba ser figurado allí… Hasta los dibujos expresaban lo que evocaba su memoria, su corazón… Creía que cuanto más expresara más libre se sentiría, pero no… No era así.
Esa sensación de encierro, de atadura, asfixia o de no sé qué la perseguía, aún habiendo llenado páginas, aún de rodillas, aún en el consuelo que buscaba en la figura Eucarística de Jesús… ¿Qué era eso? No podía concebir ni entender sentimiento tan incómodo por estar en ese lugar… Aunque no fuera su lugar… ¿Por qué no podía permanecer unos días allí?
Pensó que quizá no era el momento, que quizá ya había vivido demasiado en un lapso muy corto, que quizá más adelante no tendría problema de regresar. Pero lo que vivía eran contrariedades en lucha… Por un lado se sentía bien por poder disfrutar del silencio, la oración, por poder rezar y compartir la liturgia con las monjas… y por otro lado ese compartir no le era muy agradable… En su pecho explotaba una sensación de ensanchamiento, o henchimiento, sentía literalmente una asfixia pero estaba segura que si visitaba un médico este le diría que no había problema en ella; como tantas veces le había pasado ya…
Con tantas cosas en el corazón se sentía pesada, sentía que una presión la aplastaba en la silla en la que permanecía; Se incorporó entonces, y caminó un poco con ese peso invisible sobre ella… Contempló los árboles, las guirnaldas líquidas que caían de ellos… Miró la acequia que atravesaba el lugar, se concentró en su agua, que corría refrescante y animada llevando hojas y pequeñas ramas… Tanto le llamaba la atención el agua, que no podía explicárselo a sí misma… El sonido de la pequeña cascada que hacía la acequia llegaba a sus oídos y la deleitaba como si fuese la melodía más impecable del mejor compositor existente…
De pronto miró el reloj y se dio cuenta que era la hora del rezo del rosario… Se dirigió a la capilla, las monjas ya estaban ahí…
El frescor del día entraba por los ventanales abiertos y se paseaba por el lugar ventilando el encierro…
De rodillas iban desgranando el rosario. Las hermanas no van a mi tiempo, pensó Lauren. Y recordó que coincidentemente las clarisas rezaban el rosario al mismo tiempo que ella; Degustándolo, meditándolo y en un tono como si lo estuvieron recitando… No le gustaba para nada la rapidez con que lo rezaban estas hermanas, pero se tuvo que acomodar a ellas y seguirlas.
Al terminar el rosario volvió a la casa y vio sus compañeras se habían despertado.
_ Vos ya desayunaste?
_ No, las estaba esperando a ustedes. Pero tomé unos mates
_ Ah… Uh, hubieras desayunado.
_ No importa, desayuno ahora. Había puesto el agua a calentar, pero ya debe estar fría…
_ Ya la pusimos de nuevo…
_ Ah bueno.
_ ¿Que vamos a hacer hoy?
_ No sé, vos sos la de las ideas… jajaja
_ Ah? Jajajaja
_ jajajajaja
_Bueno, no sé…
_ ¿Qué vamos a comer?
_Todavía no desayunamos y ya está pensando en el almuerzo
_ jajaj es que la nena tiene hambre tanto dormir jajaja
_ ¿A quién le toca cocinar?
_ A Lauren
_ ¿Qué vas a cocinar?
_ mmm Mirá, esta mañana vi un ave corriendo por el patio… Podría atraparla y….
_ jajaja vos y tus ideas!
_ Y bueno, es para economizar…
_ jajaja
_ Yo sé que Amelí tiene que estudiar…
_ Nooo
_ Si… Te dije que podías venir; Pero sólo si estudiabas. Los animadores también tienen que dar ejemplo en sus estudios.
_ Ohhh. ¿Lauren, vos entendes de esto?
_¿ Qué es?
_ Literatura
_ Si, te ayudo. No hay problema…
_ Bueno, ahí está. Que Lauren te ayude…
Charlaban animadamente mientras preparaban el desayuno. La casa se había llenado de risas y Lauren había encontrado una nueva responsabilidad; Por lo menos eso la mantendría ocupada un rato, distraída de la presión inexplicable que sentía en su interior…




_No sé Madre. Hace varios años que hago discernimiento y…
_ Estás segura que queres ser religiosa?
_ Sí, creo que sí…
_ ¿Sí?
_ ¿ Es malo que sea así?
_ ¿Contame, te gusta algún chico? ¿Estás de novia?
_ No, porque estoy haciendo discernimiento y desde que hago discernimiento…
_ Pero eso no es impedimento para que te pongas de novia, mucho menos para que te guste algún chico…
_ Pero…-
_ Lo raro sería que no te gusten los chicos…
_ Bueno… Bueno… En realidad si me gustan, pero no quiero ponerme de novia ahora, no tengo el ánimo ni las ganas…
_ ¡Eso es distinto!
_ Sí…
_ Mirá, si queres podes hacer discernimiento con nosotras… Podes venir una vez al mes y vamos charlando… Al cabo de un año vemos como siguen las cosas. Si querés entrar o si viras para otro lado…
_ Puede ser…

La desilusión tiño el rostro de Lauren cuando salió del locutorio y tratando de disimular, hablando de cosas superfluas se sentó en la ronda que sus amigas habían armado para tomar unos mates y jugar un juego de mesa con la hija de una de sus amigas.
_ ¿y? ¿Qué pasó?
_¿Con qué?
_ jajajajaj! ¿Qué te dijo la madre?
_ Nada… Que si quiero puedo hacer discernimiento con ellas…
_ Y que vas a hacer?
_ No me gusta mucho la orden. Y otra que tendría que faltar una vez al mes a lo encuentro de IAM para venir aquí y entre esto y los viajes a salta tendría que faltar dos veces al mes. Y es mucho, no puedo jugar con los niños de esa forma… Es preferible faltar dos veces al año para irme a chaco…
_ Ah…
_Bueno, es tu decisión…
_ Aunque creo que aquí entraría más rápido que en Chaco… Pero no importa, prefiero esperar, creo… Ahora me voy a poner a pensar qué puedo estudiar mientras espero…
_ …

Los días de retiro daban su última campanada y Lauren respiraba aliviada de poder regresar a su ciudad. No veía las horas de sentarse frente a su pc y relatar una carta dirigida a Nazaret.
Y cuando se subió al auto para el viaje de regreso, en su corazón se mezcló la angustia, el miedo, la alegría, la soledad y esa amalgama comprimían su pecho, la dejaba sin aire y ni el paisaje podía distraerla de esa realidad…



Mis saludos hermana!... como está?.. yo bien, gracias a Dios..
Ahora, quería comentarle que estuve durante unos días en Catamarca. en el monasterio en el que sentí el llamado a la vida religiosa..¿se acuerda?.. Unas amigas iban a ir allí por unos días de retiro y me invitaron, al principio los tiempos no coincidían porque cuando ellas pensaban viajar yo estaría en chaco, razón por la que al principio no acepte.. pero mientras viajaba a La Rioja me avisaron que el auto en que viajarían se había roto y que habían suspendido el viaje unos días, los cuales dependían de cuánto tiempo tardaran en entregar el auto.. y me invitaron nuevamente.. Esta vez acepte..
El volver allí, después de tanto tiempo, ahora con otra visión de las cosas me ayudo bastante... y cuán grande es la diferencia entre Juan y Pedro… No?
La realidad es que la orden dominica no me llama mucho la atención. Siento que ese carisma no es el que me hace feliz... El solo hecho que el estudio sea unos de los principales pilares del carisma, no me atrae.. y no es porque no me guste estudiar, al contrario. Pero no comparto esa idea...
En cambio he notado que me atrae mucho la pobreza material y espiritual, la humildad... El morir a la voluntad propia para obtener la redención. Como lo dice el documento que Ud. me facilito...
Estos días me sirvieron mucho para pensar... y me di cuenta de cosas como esas... fui comparando para ver qué era lo que me llevaba a la felicidad, y es claro que mucho de lo que me colma lo encuentro en la orden de santa clara...
Aparte de esto, también hay algunos signos... como la tristeza que me embargo al momento de compartir las últimas oraciones con Uds.; al punto de llegar a las lágrimas... (y eso que soy de llanto difícil.), lo que me costó irme de allí, (por eso les decía que ya no me quería ir..) y también el extrañar tremendamente.. lo que resultaría raro porque uno no se puede acostumbrar tanto en tres días..
Estas cosas me obligaron a recapacitar... ya no puedo seguir escapándole a los signos como hacía antes...
No se imagina cuantos deseos tenia de escribirle mientras estaba en Catamarca.. Dado que todas estas cosas daban vueltas, y lo siguen haciendo, en mi corazón y mi mente...
Les agradezco inmensamente por todo! siempre les estaré infinitamente agradecida!
Saludos y cariños a todas!..
(Y no me olvido.. estoy rezando por Uds.). Dios las bendiga!



Hola Lauren! Que el Señor te regale su paz.

Nos alegramos mucho de que los días compartidos hayan ayudado a este camino de búsqueda del proyecto de Dios para tu vida, que estás haciendo.

Te animamos a que sigas caminando CONFIADA en que Él te irá mostrando, de a poco y a su tiempo, el lugar, la forma, el momento de dar el paso; por ahora es bueno que no escapes a sus "signos" -como vos decís-, sino que los vayas registrando y acogiendo, como la expresión de Su presencia que te acompaña y te guía, silenciosamente, serenamente, en cosas ordinarias...como Él gusta de hacerlo.

No tengas miedo al tiempo, ya que la vocación es un don, un llamado y si es genuina no se pierde, sino que se va clarificando, profundizando, consolidando con el tiempo vivido. Acordate que Él te va a buscar en donde vos estás, y entonces el mayor desafío es ESTAR PRESENTE en donde uno está y entregado en lo que vive y hace, con todo el corazón... porque es lo que Él quiere, donde quiere habitar.
También podes tomar la Palabra como el proyecto inmediato para cada día...eso ayuda mucho.

Ojalá que puedas seguir acompañándote con el padre Jorge, que puedan ver juntos el material. Quizá te ayude el hacer un proceso de discernimiento más sistemático.

Bueno, rezamos por vos y sabes que estamos aquí cuando lo necesites.
Gracias también por tus oraciones, siempre las necesitamos! y también por la valentía de animarte a seguir a Jesús. Ánimo! Que María te siga llevando de la mano de su fe y su confianza en Dios.
Un cariño. En nombre de la fraternidad, Nazaret.