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Ver la versión completa : "Informe Sobre Ciegos"



rebelderenegado
02/10/2010, 03:42
Cuando le dieron el dato, no creyó que fuera tan fácil, pero ya estaba arriba del techo junto a la claraboya de la joyería,
- Que descuido mas tonto, pensó, una claraboya sin alarma, en donde se guardan cosas de extremo valor, si no fuera que las compañias de seguro son tan universalmente antipáticas y tacañas, hasta le daría un poco de lástima.
En aquellas épocas no había sensores de presencia sonora, ni detectores infrarrojos, asi que, si no había algún imán oculto por ahi, o una llave de interruptor indiscretos, el trabajo podría hacerse limpiamente y salir volando lo más rápido e invisiblemente posible.
El pasillo de la casa vecina, oscuro largo y sin ninguna vigilancia, era la "llave de oro" que el datero infidente, le había hecho llegar.
- Te subís a la tapia, saltas al techo de la joyería, que está ahi nomás al lado y te topás con la ventanita mugrienta, si podés abrirla desde afuera,¡sos Gardel!.
Había seguido los consejos del "informante", un Judas de mucho menos valor que las monedas, que el original recibiera por sus "servicios".
- Si hay campeonato de perdedores a ese lo descalificaban por inútil.
Trabajosamente, logró apartar los barrotes que debilmente trataron de impedir el ser franqueados, el óxido, los años de corrosión, habían hecho un trabajo que se diría de una complicidad intencional y dolosa, calificable de premeditada. Ahora, si no estábamos demasido gordo, podríamos deslizarnos dentro, con una sonrisa nerviosa, aspirando el aroma de triunfo que da la cercanía del arco, casi vencido por nuestra terca brega de delantero audaz, nerviosa sonrisa helada y la cercanía del botín desconocido, pero adivinado suculento, representaba toda la sal que la vida, era capaz de surtir en ese momento.
Calculado desde afuera, el techo no debía ser muy alto, se descolgó confiando en que la boca del estómago lo estubiera engañando, al sentir como lo tragaba el abismo de 2,60 metros, la alfombra, silenció la pesada caida, y permitió que el pie, que se dobló como una bisagra, se volviera a su posición normal antes que le obligara a soltar un grito de dolor y una sonorísima maldición totalmente justificada.
-¡Viva el calzado anatómico!, es lo que digo siempre, no hay que fijarse en gastos, jejejjeej
Se quedó quieto un solo momento, como para ver que no tenía nada suelto y que la panza estaba de nuevo en su lugar, una mirada rápida confirmó lo que le habían dicho de los escaparates y vitrinas, estaban llenos de joyas, delicadas obras de orfebrería, todas muy valiosas por su peso en oro, sin contar con el trabajo realizado sobre ellas.
Se sacó la barreta que llevaba sujeta a la espalda, y la azotó contra la palma de su mano izquierda, como para asegurarse de su contundencia y para alejar supersticiosamente, la remota posibilidad de que alguno asomara el balero por ahi, pero ni los grillos, ni una sola miserable cucaracha extraviada, asolaban ese territorio yermo de sustento.
Ni falta hizo tener que usarla, todos los cajones estaban abiertos, cargó lo que pudo y como pudo en la misma bolsa de tela en la que había envuelto la barra de hierro y en otras mas pequeñas, para poder sacarlas afuera arrojándolas de a una, no encontró una caja de pared, ni otro tipo de depósito seguro y no se atrevió a ir mas lejos, adentrándose en la edificación, porque ya no tenía mas datos fiables de su disposición interna, y aunque un fierrazo bien dado, hubiera silenciado eficazmente a un inoportuno testigo, era mejor no hacer quilombo y salir de ahi, como alma que lleva el diablo, sin tentar mas a la suerte.
Después de una última revisión, dictada por la codicia, mas que por el sentido común, ya que no podía cargar mas que lo que llevaba en la bolsa por el peso, usó de escalera uno de los mostradores con la parte superior de madera y una silla para lograr la altura suficiente y arrojar fuera las bolsas, y con una diestra inclinación y giro de la mano derecha, acertó los "triples" a través del agujero en el techo, hasta que completó de sacar todo lo que se quería llevar, que si lo hubiera querido hacer en un partido cuando era joven, no hubiera embocado ni uno, asi de impecable, ni en mil años.
La única cuestión ahora, era desandar el camino por el estrecho pasaje, usó la palanca para aferrar uno de los travesaños de hierro que sostuvieran los antiguos vidrios, se izó lo suficiente como para estar a tiro de agarrarse con las propias manos a los bordes, una vez logrado esto y con el mayor de los cuidados, sacó afuera la palanca sin ruido y comenzó la dura lucha de pasar todo él, por la abertura.
- ¡Me ca... en los ravioles y los tallarines de la bruja, esta me quiere matar haciendomé agarrar por la cana, como un ******, atorado en la ventanita de una joyería, y que me metan en la gayola por gil, hasta en el juzgado se me cagarían de risa!.
Nutrido por el odio necesario para juntar fuerzas, con tan edificantes pensamientos, logró zafarse de la jaula trampa de perfiles antiguos de hierro despintado.
Descansó en el techo de la casa que acababa de violentar, mientras ponía todo dentro de la bolsa grande, mirando hacia las otras edificaciones, por si las moscas, y no hubiera alguno sapeando desde una ventana, pero no estaba ni el loro a esas horas por ahi, un barrio de puras oficinas y galpones, muy solitario de noche, o por lo menos eso parecía, hasta ahi.
Cuando se levantó y se dispuso a bajar hacia el pasillo, sintió un golpeteo agudo como el de una caña que da contra la pared, que se acercaba hacia donde el estaba, no pudo imaginar que sería, el pasillo se veia expedito, tal y como estaba al entrar.
- Sin prestar mas atención a los ecos, saltó al poco ancho pasadizo luego de arrojar la carga desde arriba al piso, para re*****la luego y antes de abandonar para siempre, el lugar.
Se dijo a si mismo que se había distraido ********mente porque lo que pasó a continuación era algo que debía haber previsto, ensimismado con los detalles del destino futuro de la valiosa carga en su mente, y como ya daba por hecho y terminado el trámite, se quedó en cuclillas luego de saltar de la altura de la tapia, para dar tiempo esta vez, a sus testículos, de que se recuperaran del tirón gravitacional,
- Una flexión es lo mas adecuado y estamos como nuevo, pensó, mientras miraba las bolsas desparramadas a sus pies por la caida, cuando sintió, mas que vió la presencia de algo o alguien en el extremo que daba a la calle del angosto corredor, un ciego lo "observaba" con la boca semiabierta, como para oir y "ver" mejor, el bastón blanco era el misterioso origen de los ruidos que oyera unos segundos antes y a los que no les prestara atención.
El ciego, que había oido el sordo golpe de la caida de un cuerpo, desde alguna parte de los techos, adivinó que era lo que pasaba y se puso en guardia con su bastón como si fuera una espada medieval, con las dos manos sobre la improbable empuñadura, sus ojos sin vida, llamearon.
- Su actitud, definía todo, uno de los dos quedaría ahi, y el ciego no pensaba que sería él.
- ¡Como sería la remil pu... madre que lo remilparió ¿¡de donde salió este hijo de p... ahora?!!!
Encaró a topar al ciego con la contundencia su masa física y con el peso adicional, como para arrojarlo de costado contra la pared y dejarlo tirado mientras se daba a la fuga mas rápido que ligero.
El ciego que era flaco pero estaba bien cuadrado, haciendo pie en los contrafuertes de la puerta, aguantó el topetazo haciendolo rebotar, y de paso, le endilgó un flor de mandoble, que le hizo zumbar la cabeza con el golpe, en una seguidilla, arrojó varios púntazos al vacío, que de haber estado entonces cerca y a tiro, podría haber emparejado la cosa, dejándolo tuerto o ciego a él tambien.
Juntó del suelo otra vez las cosas, sacó la barra y se dispuso a despachar al "vigilante" invidente de un masazo, pero el otro que parecía un murciélago cruzó la "espada" y el golpe, en lugar de partirle la cabeza atrapó la mano del caco y del dolor se la hizo soltar, cayendo esta en la calle ruidosamente.
Eso ya duraba demasiado, volvió a la carga apenas se repuso del dolor en la muñeca, que él mismo se había inferido y esta vez si, logró hacer trastabillar a su opositor y franqueó la salida, mientras corría, tomaba cuenta mental de si no olvidaba algo en el apuro, del producto de la rapiña, el ciego usaba las persianas metálicas de la joyería, como gong de batalla para dar la alarma y gritaba a todo pulmón, golpeandolas con su bastón y haciendo un batifondo terrible.
Le dieron ganas de volverse y matarlo como un perro por metido, pero si se demoraba más, hasta era posible que apareciera algún patrullero, o mas probablemente, todos los vecinos metiches del barrio, que le harían pasar un buen mal rato.
- Cosas del oficio, filosofó, mientras se alejaba rumbo al punto de cita para el viaje de "descarga", que debía emprender inmediatamente, ya que con el lio que se había armado por la intervención del "justiciero", el producto del robo, ahora, le quemaba como si recién hubieran sacado el oro y la plata del horno de refinado y se lo hubieran dado inmediatamente a él.

rebelderenegado
02/10/2010, 05:29
Al otro día, ya de en camino a otra provincia, junto a su "secretario", trataban de descansar de la ajetreada tarea de la noche y madrugada anterior, el trabajo de "Campana", había sido totalmente inservible, ante la inimaginable contingencia, de la intervención de un no vidente con ínfulas de vigilador nocturno anónimo.
Apenas llegados a la remota ciudad andina y sin perder un minuto, el "jefe" de la escueta banda, se dirigió a la galería de negocios de la que le habían dado "la precisa" de un comprador seguro y al contado, sin preguntas.
Al llegar al local del que se le dieran las señas, encontró a una bonita recepcionista, que le informó que el dueño, que era con quien debía cerrar el trato, estaba aun por hacerse presente, pero que ella le avisaría inmediatamente, para acortar en lo posible, la espera.
-Ya lo llamo al comisario y enseguida está aqui con usted, agregó la voluntariosa empleada de la coqueta joyería a la que había ido a parar.
Ahi se dió cuenta, que no estaba recuperado del todo del susto por el episodio nocturno de su encuentro con el ciego.
Una ola helada, le recorrió el espinazo y se alojó en sus tripas y en su estómago que se volvió de piedra, por unos instantes eternos.
-Falta que me ca... encima, ¿pero será de Dios?... ¿justo a mi me pasan todas juntas?
- La cana, aquel estúpido me manda a venderle este toco que quema, a la cana, nooo si son hijos de p... conmigo es porque no me conocen.
- Salió prometiendo volver y apretó el paso apenas traspuesto el umbral oprimiendo contra su pecho, la bolsita con las " muestras" del producto de su "actividad", se lastimó la mano con uno de los pinchos de la joyas, que estaban desordenadamente amontonadas dentro de la bolsa de tela.
- ¡A ver che!, dame ya el número de teléfono de "La Víbora", que cuando lo agarre a ese lo mato.
- ¿Que pasó ahora, otro ciego? se arriesgó a comentar el fallido "campana".
-¡No sea bol... no me hagas encular más, querés!, ese infeliz de La Víbora, nos mandó con la cana.
- ¿ Con la cana, de adonde la cana? yo no veo ningún cana. ¿O te les escapaste?.
- ¿Vos te la estás buscando a la joda no?, ¿querés que te duerma de una sopapo ya mismo?, te digo que el punto que nos va a comprar las cosas según aquel otro pelotas de trapo, es cana.
-¡Un comisario para colmo!. Dame el teléfono del otro infeliz, que lo llamo ya para avisarle que se vaya borrando del mundo, porque cuando lo agarre.
-Tomá llamalo acá,al bar seguro que esta ahi al pedo como siempre.
-¿Hola quien habla? preguntó La Víbora, cuando el mozo de la fonda le alcanzó el auricular.
-¡Mirá hijo de tu madre, borrate ya, porque cuando llegue de nuevo allá te hago mier...!!!
-¿Gringo?, ¿Pero que pasó, no era todo tal como te lo dije, por que me tratas asi che?...
- Vos sabes bien de lo que te hablo no te hagas el gaina distraida ahora, el tipo con el que me mandaste es cana, es un **** comisario, ¡y a vos yo te mato!!!
- ¡Ja! ¿ese es el problema? ¡Ja! ¿cuando te he fallado con un dato?, claro que es de la cana, por eso es un trato seguro che, dejate de joder, andá y hacé tranquilo con el tío como te dije, y por lo mío no te hagás problema, yo me arreglo con él, chau, y colgó.
- Desconcertado, el Gringo, se quedó con el fono en la mano, colgando inútil, mientras rebobinaba mentalmente todo lo sucedido, ganando tiempo para pensar que hacer.
-Debo estar poniendome mas viejo y mas pelot..., pero le voy a hacer caso, si sale bien, recuperamos lo del viaje los gastos y nos queda la ganancia, si no cuando salga de la capacha voy y lo mato, en fin, decisiones, decisiones, esto de la plata fácil cada día es más complicado.
-¿Todo bien?, preguntó "Campana".
- Si vamos, lo cortó el otro, como para que no preguntara mas giladas.
Cuando entró de nuevo a la joyería donde haría la "venta", la empleada le informó que:
- El señor comisario lo está esperando, pase por aqui por favor.
- Buenas.
- Muy buenas mi amigo, me dijeron que quería verme y aqui estoy, ¿que se le ofrece?.
- Yo vengo de parte de un amigo, y traigo un "encargo", que sería para usted si está interesado.
-Ahh si... Fulanito me dice usted, y nombró a La Víbora, pero con el alias que le puso su mamá. viejo pensionista nuestro, muy querido aqui, por "los muchachos".
- Si señor, y aqui estoy con lo prometido, si usted quiere revisar.
- Pero hijo mio, yo veo que usted es un caballero y no hay mas que hablar digame que es lo que usted pretende por el bulto cerrado y yo le diré si estoy o no de acuerdo, en caso de estar, finiquitamos el trato ahi nomás, usted se lleva el efectivo y aqui no ha pasado nada.
Asi se hizo, la secretaria monísima le entregó una abultada suma, sin mostrar ningún signo de sorpresa, como si fuera la cosa mas natural del mundo, se cambiaron saludos con el dueño de la joyería y alcanzó a hacer unos pasos, cuando sintió que una voz que conocía, la del comisario, pero muy cambiada de tono, lo llamaba para que volviera inmediatamente.
-¡ Yo sabía es una trampa! ahora aparecen canas de abajo de las alfombras y La Víbora es lampalagua muerta.
-Le quería decir algo, antes que se vaya, ¿me da un segundo?.
-Si, claro, diga nomás.
-Usted me ha caido simpático y por eso le voy a hacer una advertencia que nunca le hago a nadie.
-Digamé.
- Yo soy el jefe de la policía de la provincia, y le pido que cualquier "trabajo" no lo haga nunca por acá, ¿entendido, está claro?.
- Por supuesto que está claro, está clarísimo, gracias por el consejo.
-De nada y vaya nomás, saludemeló a fulanito y digalé que se porte bien él también.
- Serán dados, no tenga duda.

karlacris
03/10/2010, 21:40
jajajajajajajajajaja

No digo pues! Si hay corrupción por todos lados!! Pero lo que me encanta es el consejo final: que haga de todo en cualquier lado menos en su jurisdicción! No pues, faltaba más! jajajaja

De verdad que este relato es de los que se pueden aplicar a cualquier realidad, que siempre sabe uno que hay muchos que actúan de esa manera: con doble moralidad, mientras ellos no sean los afectado pues no importa!

Otro relato que me encanta!

rebelderenegado
03/10/2010, 22:02
Todos somos ciegos de alguna manera, y a eso le llamamos; destino.

Jota E
04/10/2010, 14:13
Jaaa, me sorprendió el final, aunque te digo algo, vivimos en la era del jodedor, de las Zonas Liberadas, de los autoafanes y las sobrefacturaciones, o sea, no tendría que haberme sorprendido...

Muy bueno rebelde.

Caracolamarina
08/10/2010, 20:59
Excelente...se lo lee de cabo a rabo sin mediar respiro...
¿ Quién dice que la cana es corrupta?...perooooo jejejejejeje
Eso sí, creo que el ciego es un personaje que "da"" para varios relatos más...un ""duro" el invidente...
Felicitaciones rebelderenegado..