rebelderenegado
01/10/2010, 11:46
22 abril 2009
Maha de las Montañas
Su Majestad la Reina Rania Al Abdullah
(Este relato se sitúa en Oriente Medio)
Los niños le lanzaban piedras, mientras gritaban y se burlaban de ella.
“¡Ya a’lylet al a’dab!.¡No tienes vergüenza!””
Maha, trataba de contener las lágrimas ante los insultos, que le herían
más que las piedras. ¡Por fin! había llegado a la casita de adobe donde vivía su familia. Sintiéndose salvo, cerró la puerta, mientras en la calle los niños seguían lanzandolé sus insultos. “¡Maha, ha ha! Las niñas no van a escuela! ”
Maha suspiró. Ni siquiera era el primer día de clase; no se imaginaba lo que sería cuando tuviese sus libros; no se imaginaba lo que sucedería cuando saliese de casa y caminase a la escuela por primera vez.
"Estarán esperándome, me lanzarán piedras y Alá sabe qué más, pero
estoy decidida ir a la escuela. No dejaré que me atemoricen.” los últimos
meses habían sido agotadores, entre las discusiones con su padre y las burlas de sus hermanos. Ahora, se había sumado el resto de los niños del pueblo.
Parecía que todo el mundo estaba en contra suya.A excepción de su
madre. daba gracias Dios por tener a su madre que le apoyaba en todo
momento. Ella nunca había ido a la escuela pero animaba a Maha, repitiendo a su padre, que las hijas también se merecían la portunidad de aprender.
“Maha, por qué sigues insistiendo?”, su padre le había gritado unas semanas antes durante la cena. “¿A qué viene esa tontería de ir a escuela? Sabes Que no podemos permitírnoslo.”
-“Sí, pero papá …”
-“Entonces,¿por qué sigues insistiendo? Hemos malgastado mucho dinero
en tus hermanos. Sólo uno de los siete sigue en la escuela.¡Uno! podríamos haber comprado más carne, un arado mejor, haber arreglado el grifo.”
-“Pero, papá,” le había suplicado, “Puedo trabajar de noche vender mis
labores de bordado.¡Piensa lo que podremos ganar cuando aprenda a leer!
Ayudaré en al sustento de la familia. Por favor, papá, te lo prometo, te lo prometo.”
-“De acuerdo, Maha, ” Había terminado por responder su padre con un
suspiro. “Pero tendrás Que hacerte cargo de los gastos, no puedo darte dinero para los libros …”
Maha se había abalanzado sobre la mesa para abrazarle. “Gracias, papá. ”
Mientras le abrazaba, Maha había añadido, “Muchas gracias, te prometo que te sentirás orgulloso de mí. ”
La noticia que Maha iba a ir a la escuela, se extendió rápidamente por
el pueblo. Enseguida empezaron los cuchicheos a sus espaldas. La gente la
señalaba, se le quedaban mirando y se burlaban. La tarde anterior al primer día del curso escolar, mientras ayudaba a su madre a cortar “okra ” para la cena, le dijo con tristeza,
-“Mamá, no lo entiendo, qué tiene de malo ir a escuela? ”
Su madre le respondió, mientras tomaba su mano entre las suyas,
-“La gente piensa que las muchachas deberían ayudar en casa y no preocuparse de ir a escuela. Como sabes, nunca tuve la oportunidad de aprender a leer, ni tampoco la tuvieron tus tías ni tus abuelas. La gente piensa también que es una deshonra que una muchacha vaya sola por la calle. Es peligroso, ya lo sabes.
-"Quién sabe lo que puede pasar. La escuela está a una hora de camino.” La cara de su madre reflejaba preocupación.
“Pero, mamá, tendré cuidado, sabes que lo tendré. No me importa lo que
digan. Me muero de impaciencia por ir a la scuela, quiero aprender a leer a escribir, quiero ser profesora y, algún día,¡te enseñaré también a leer!””
Desde entonces, había pasado un año las estaciones se habían sucedido
una tras otra.En el verano, la tierra se resecó; con las lluvias, desaparecieron los surcos; finalmente, volvieron las tardes frías a las tierras altas. En unos días, comenzaría un nuevo curso escolar.
Maha se había esforzado por aprender. Escribía un diario, leía los titulares del periódico a su padre y había enseñado a su hermana pequeña a contarse los dedos de las manos y de los pies. Con frecuencia, le dolían los ojos después de pasar tantas horas en la escuela, aparte de hacer los deberes y coser. Sin embargo, cuanto más trabajaba, más fuerte se sentía; cuanto más aprendía, más quería aprender.
Aún así, no era fácil. Le asustaba el camino, que emprendía a las seis de la mañana y que tardaba más de una hora en recorrer. Ningún tramo de la
desierta carretera estaba pavimentado y, cuando llegaba a la escuela, tenía los pies doloridos y cubiertos de polvo..... Y esto no era lo peor.
En el primer día de clase, ninguna de las personas con las que se había cruzado, le había dirigido la palabra. En los siguientes, los insultos habían aumentado y parecía que todos los habitantes del pueblo quisieran avergonzarla.
-“¿Cómo puedes hacerle esto a tu familia?¡La escuela no es lugar para una muchacha!
-“¡Maha, Maha! Las niñas no van a escuela! ”.
Maha se sentó en la cama, se puso una manta alrededor de los hombros
trató de concentrarse en el libro. De repente, la puerta se abrió de golpe. Era su padre y estaba visiblemente enfadado.
-“No puedo andar ni diez pasos en este pueblo sin que alguien haga algún
comentario de mal gusto sobre mi ija y la desgracia que está trayendo a esta familia. Las mujeres hablan. Los ombres hablan. Los ancianos del pueblo hablan. Hoy me han venido a decir que no prueban que Maha vaya sola a la escuela. Todo el mundo a dejado de trabajar conmigo. Parece que somos parias en nuestra propia comunidad.”
Bajando la voz, añadió. “Maha, té que permití que fueras a la escuela, pero tienes que dejar de ir.”
-“¡Pero, papá! ”
-“¡No, Maha! ” los ojos oscuros de su padre la miraban fijamente.
-“Las niñas no van a escuela. Es mi última palabra.” con la mano, dió un golpe sobre la mesa. “¿Bueno, dónde está mi cena?””
La vida de Maha volvió a ser como antes. Los niños seguían señalándole,
se reían a sus espaldas... Maha fingía que no les oía.
-“Salaam aleikum.”
-“Wa aleikumu salaam.”
-“¿Podrían decirme si vive aquí Maha? ”
Ni Maha, que abía salido para ver quién era, ni su padre, que había abierto la puerta, tenían idea de quién podría ser aquella mujer alta, que se había presentado por sorpresa. Como era costumbre, su padre le invitó a pasar y a tomar siento en los desgastados cojines del suelo mientras su madre le ofrecía una taza de té dulce.
-“Vengo de la capital. He venido para ver a Maha. ”
-“¿Verme a mí? ” Maha se acercó a la mujer. -
“¿Por qué quiere verme?
-¿De qué me conoce? ”
-“Es un placer poder conocerte ahora, Maha. He oído hablar mucho de ti. Me han dicho que eres una de las alumnas más brillantes que ha tenido nunca la escuela Al Isra.” La mujer le ofreció una pequeña bolsa de tela.
-“Te he traído esto.” Puso la bolsa en las manos de Maha, que se quedó mirándola con cara de sorpresa. No estaba acostumbrada a que se le prestara tanto interés.
Despacio, metió a mano en la bolsa. En el fondo, había un objeto sólido liso.
Con los dedos, intentó adivinar qué era. Era Un bolígrafo.¡Su primer bolígrafo!.
-“Il hamdallah. ” Maha lo tomó en sus manos, miró a su padre y después,
tímidamente, a la señora.
-“¿De verdad que es para mí?”
-“Sí, vas necesitarlo,” le respondió la mujer sonriendo.
-“Pero, por qué? ”
-“¡He estado buscandote durante meses, Maha de las montañas! después
de todo, no es tan extraño. Una niña de un pueblo pequeño de las tierras
altas andando sola a la escuela! sí, Maha, mucha gente conoce tu nombre.
¡Incluso en la capital!”.
El rostro de Maha enrojeció.
-“No, no tengas vergüenza. Tu nombre es conocido por buenas razones.
Maha de las montañas, tu nombre representa valor, determinación,¡éxito!.
Hemos sabido que caminabas varios kilómetros todos los días, soportando la desaprobación de la gente y cómo te las arreglabas para trabajar de noche y aún así ser la mejor de la clase. Tu profesora estaba muy orgullosa de tus progresos, pensaba que tenías un gran potencial , cuando dejaste de ir a clase, preguntó a todo el mundo donde estabas, te buscó por todas artes. Tu búsqueda y tu historia llegaron hasta la capital.”
-“¿De verdad? ”, Respondió Maha.
-“Sí. llegó incluso hasta nuestra organización. Nosotros trabajamos con
madres y niñas. Les damos pequeños créditos, les ayudamos a abrir un
negocio … lo que necesiten , Maha, Pensamos que lo que necesitas es ayuda, para ir a la escuela.”
-“¿Cómo van a ayudarle?””, preguntó la madre de Maha, poniendo una
mano en el hombro de su hija.
“Bueno, si ustedes están de acuerdo, todas las mañanas, habrá alguien
esperando en su puerta para acompañar a Maha a la escuela. Y todas las
tardes, habrá alguien a la puerta de la escuela para acompañarle de vuelta a casa.” La mujer se Volvió hacia Maha.
-“¿Qué te parece? ”
Maha no podía creer lo que estaba oyendo.
-“¿Lo dice de verdad, de verdad, todos los días? ”
-“¡Claro que lo Digo de verdad! Las niñas tienen tanto derecho a recibir
educación como cualquier persona. ¿Por qué han de ser los niños los únicos que vayan a la escuela?, aprender es algo bueno para todo el mundo. Una vez que acabes los estudios, podrás ayudar a tu familia podrás ayudar a tu pueblo.
- Además, ¡estudiar te dará también una voz!, una opinión que la gente escuchará. ”
Maha levantó los ojos hacia su padre, que miraba fijamente por la
ventana en silencio.
-“Mi padre es quien debe decidir. Si me da su permiso, iré.”
Maha de las Montañas
Su Majestad la Reina Rania Al Abdullah
(Este relato se sitúa en Oriente Medio)
Los niños le lanzaban piedras, mientras gritaban y se burlaban de ella.
“¡Ya a’lylet al a’dab!.¡No tienes vergüenza!””
Maha, trataba de contener las lágrimas ante los insultos, que le herían
más que las piedras. ¡Por fin! había llegado a la casita de adobe donde vivía su familia. Sintiéndose salvo, cerró la puerta, mientras en la calle los niños seguían lanzandolé sus insultos. “¡Maha, ha ha! Las niñas no van a escuela! ”
Maha suspiró. Ni siquiera era el primer día de clase; no se imaginaba lo que sería cuando tuviese sus libros; no se imaginaba lo que sucedería cuando saliese de casa y caminase a la escuela por primera vez.
"Estarán esperándome, me lanzarán piedras y Alá sabe qué más, pero
estoy decidida ir a la escuela. No dejaré que me atemoricen.” los últimos
meses habían sido agotadores, entre las discusiones con su padre y las burlas de sus hermanos. Ahora, se había sumado el resto de los niños del pueblo.
Parecía que todo el mundo estaba en contra suya.A excepción de su
madre. daba gracias Dios por tener a su madre que le apoyaba en todo
momento. Ella nunca había ido a la escuela pero animaba a Maha, repitiendo a su padre, que las hijas también se merecían la portunidad de aprender.
“Maha, por qué sigues insistiendo?”, su padre le había gritado unas semanas antes durante la cena. “¿A qué viene esa tontería de ir a escuela? Sabes Que no podemos permitírnoslo.”
-“Sí, pero papá …”
-“Entonces,¿por qué sigues insistiendo? Hemos malgastado mucho dinero
en tus hermanos. Sólo uno de los siete sigue en la escuela.¡Uno! podríamos haber comprado más carne, un arado mejor, haber arreglado el grifo.”
-“Pero, papá,” le había suplicado, “Puedo trabajar de noche vender mis
labores de bordado.¡Piensa lo que podremos ganar cuando aprenda a leer!
Ayudaré en al sustento de la familia. Por favor, papá, te lo prometo, te lo prometo.”
-“De acuerdo, Maha, ” Había terminado por responder su padre con un
suspiro. “Pero tendrás Que hacerte cargo de los gastos, no puedo darte dinero para los libros …”
Maha se había abalanzado sobre la mesa para abrazarle. “Gracias, papá. ”
Mientras le abrazaba, Maha había añadido, “Muchas gracias, te prometo que te sentirás orgulloso de mí. ”
La noticia que Maha iba a ir a la escuela, se extendió rápidamente por
el pueblo. Enseguida empezaron los cuchicheos a sus espaldas. La gente la
señalaba, se le quedaban mirando y se burlaban. La tarde anterior al primer día del curso escolar, mientras ayudaba a su madre a cortar “okra ” para la cena, le dijo con tristeza,
-“Mamá, no lo entiendo, qué tiene de malo ir a escuela? ”
Su madre le respondió, mientras tomaba su mano entre las suyas,
-“La gente piensa que las muchachas deberían ayudar en casa y no preocuparse de ir a escuela. Como sabes, nunca tuve la oportunidad de aprender a leer, ni tampoco la tuvieron tus tías ni tus abuelas. La gente piensa también que es una deshonra que una muchacha vaya sola por la calle. Es peligroso, ya lo sabes.
-"Quién sabe lo que puede pasar. La escuela está a una hora de camino.” La cara de su madre reflejaba preocupación.
“Pero, mamá, tendré cuidado, sabes que lo tendré. No me importa lo que
digan. Me muero de impaciencia por ir a la scuela, quiero aprender a leer a escribir, quiero ser profesora y, algún día,¡te enseñaré también a leer!””
Desde entonces, había pasado un año las estaciones se habían sucedido
una tras otra.En el verano, la tierra se resecó; con las lluvias, desaparecieron los surcos; finalmente, volvieron las tardes frías a las tierras altas. En unos días, comenzaría un nuevo curso escolar.
Maha se había esforzado por aprender. Escribía un diario, leía los titulares del periódico a su padre y había enseñado a su hermana pequeña a contarse los dedos de las manos y de los pies. Con frecuencia, le dolían los ojos después de pasar tantas horas en la escuela, aparte de hacer los deberes y coser. Sin embargo, cuanto más trabajaba, más fuerte se sentía; cuanto más aprendía, más quería aprender.
Aún así, no era fácil. Le asustaba el camino, que emprendía a las seis de la mañana y que tardaba más de una hora en recorrer. Ningún tramo de la
desierta carretera estaba pavimentado y, cuando llegaba a la escuela, tenía los pies doloridos y cubiertos de polvo..... Y esto no era lo peor.
En el primer día de clase, ninguna de las personas con las que se había cruzado, le había dirigido la palabra. En los siguientes, los insultos habían aumentado y parecía que todos los habitantes del pueblo quisieran avergonzarla.
-“¿Cómo puedes hacerle esto a tu familia?¡La escuela no es lugar para una muchacha!
-“¡Maha, Maha! Las niñas no van a escuela! ”.
Maha se sentó en la cama, se puso una manta alrededor de los hombros
trató de concentrarse en el libro. De repente, la puerta se abrió de golpe. Era su padre y estaba visiblemente enfadado.
-“No puedo andar ni diez pasos en este pueblo sin que alguien haga algún
comentario de mal gusto sobre mi ija y la desgracia que está trayendo a esta familia. Las mujeres hablan. Los ombres hablan. Los ancianos del pueblo hablan. Hoy me han venido a decir que no prueban que Maha vaya sola a la escuela. Todo el mundo a dejado de trabajar conmigo. Parece que somos parias en nuestra propia comunidad.”
Bajando la voz, añadió. “Maha, té que permití que fueras a la escuela, pero tienes que dejar de ir.”
-“¡Pero, papá! ”
-“¡No, Maha! ” los ojos oscuros de su padre la miraban fijamente.
-“Las niñas no van a escuela. Es mi última palabra.” con la mano, dió un golpe sobre la mesa. “¿Bueno, dónde está mi cena?””
La vida de Maha volvió a ser como antes. Los niños seguían señalándole,
se reían a sus espaldas... Maha fingía que no les oía.
-“Salaam aleikum.”
-“Wa aleikumu salaam.”
-“¿Podrían decirme si vive aquí Maha? ”
Ni Maha, que abía salido para ver quién era, ni su padre, que había abierto la puerta, tenían idea de quién podría ser aquella mujer alta, que se había presentado por sorpresa. Como era costumbre, su padre le invitó a pasar y a tomar siento en los desgastados cojines del suelo mientras su madre le ofrecía una taza de té dulce.
-“Vengo de la capital. He venido para ver a Maha. ”
-“¿Verme a mí? ” Maha se acercó a la mujer. -
“¿Por qué quiere verme?
-¿De qué me conoce? ”
-“Es un placer poder conocerte ahora, Maha. He oído hablar mucho de ti. Me han dicho que eres una de las alumnas más brillantes que ha tenido nunca la escuela Al Isra.” La mujer le ofreció una pequeña bolsa de tela.
-“Te he traído esto.” Puso la bolsa en las manos de Maha, que se quedó mirándola con cara de sorpresa. No estaba acostumbrada a que se le prestara tanto interés.
Despacio, metió a mano en la bolsa. En el fondo, había un objeto sólido liso.
Con los dedos, intentó adivinar qué era. Era Un bolígrafo.¡Su primer bolígrafo!.
-“Il hamdallah. ” Maha lo tomó en sus manos, miró a su padre y después,
tímidamente, a la señora.
-“¿De verdad que es para mí?”
-“Sí, vas necesitarlo,” le respondió la mujer sonriendo.
-“Pero, por qué? ”
-“¡He estado buscandote durante meses, Maha de las montañas! después
de todo, no es tan extraño. Una niña de un pueblo pequeño de las tierras
altas andando sola a la escuela! sí, Maha, mucha gente conoce tu nombre.
¡Incluso en la capital!”.
El rostro de Maha enrojeció.
-“No, no tengas vergüenza. Tu nombre es conocido por buenas razones.
Maha de las montañas, tu nombre representa valor, determinación,¡éxito!.
Hemos sabido que caminabas varios kilómetros todos los días, soportando la desaprobación de la gente y cómo te las arreglabas para trabajar de noche y aún así ser la mejor de la clase. Tu profesora estaba muy orgullosa de tus progresos, pensaba que tenías un gran potencial , cuando dejaste de ir a clase, preguntó a todo el mundo donde estabas, te buscó por todas artes. Tu búsqueda y tu historia llegaron hasta la capital.”
-“¿De verdad? ”, Respondió Maha.
-“Sí. llegó incluso hasta nuestra organización. Nosotros trabajamos con
madres y niñas. Les damos pequeños créditos, les ayudamos a abrir un
negocio … lo que necesiten , Maha, Pensamos que lo que necesitas es ayuda, para ir a la escuela.”
-“¿Cómo van a ayudarle?””, preguntó la madre de Maha, poniendo una
mano en el hombro de su hija.
“Bueno, si ustedes están de acuerdo, todas las mañanas, habrá alguien
esperando en su puerta para acompañar a Maha a la escuela. Y todas las
tardes, habrá alguien a la puerta de la escuela para acompañarle de vuelta a casa.” La mujer se Volvió hacia Maha.
-“¿Qué te parece? ”
Maha no podía creer lo que estaba oyendo.
-“¿Lo dice de verdad, de verdad, todos los días? ”
-“¡Claro que lo Digo de verdad! Las niñas tienen tanto derecho a recibir
educación como cualquier persona. ¿Por qué han de ser los niños los únicos que vayan a la escuela?, aprender es algo bueno para todo el mundo. Una vez que acabes los estudios, podrás ayudar a tu familia podrás ayudar a tu pueblo.
- Además, ¡estudiar te dará también una voz!, una opinión que la gente escuchará. ”
Maha levantó los ojos hacia su padre, que miraba fijamente por la
ventana en silencio.
-“Mi padre es quien debe decidir. Si me da su permiso, iré.”