Blacutt
27/09/2010, 15:28
Jean Francoise Lyotard es uno de los principales promotores de la corriente intelectual llamada el “Posmodernismo” y su libro, “La Condición Posmoderna” es una de sus obras más importantes
En ella refleja sus principales puntos de vista, por lo que la tomaré como unidad de análisis a través de un diálogo virtual con el filósofo francés
Las opiniones de Lyotard van en Italics; las mías, en texto normal
El saber es y será producido para ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en una nueva producción: en los dos casos, para ser cambiado. Deja de ser en sí mismo su propio fin, pierde su «valor de uso»
Esta afirmación es algo confusa, pues Lyotard cree que un bien o servicio puede tener “Valor de Cambio” sin tener un valor de uso para el usuario
Supongamos que el “saber” habrá de ser producido “para ser vendido”, pero los compradores de ese “saber” son muchos, y es muy difícil que lo compren sólo para venderlo otra vez
Es que el comprador adquiere el “saber” porque le sirve de algo
Los empresarios producen valores de uso, los que adquieren un valor de cambio (precio) en la medida en que los valores de uso satisfacen necesidades concretas del consumidor
La producción del saber sólo como un valor de cambio, esto es, que circule y circule entre los consumidores, sin que ninguno encuentre el él un valor de uso concreto, me parece un desacierto
El saber ya es quizá el más importante, en la competición mundial por el poder. Igual que los Estados naciones se han peleado para dominar territorios, después para dominar la disposición y explotación de materias primas y de mano de obra barata, es pensable que se peleen en el por-venir para dominar las informaciones. Así se abre un nuevo campo para las estrategias indus-triales y comerciales y para las estrategias militares y políticas
Así es; la Economía del Conocimiento es el futuro de la producción en la que "el saber", más aún, el Conocimiento, será el insumo principal
De este modo, preveo que el trabajador dejará de ser fuente de "Fuerza de Trabajo" en el sentido tradicional, para convertirse más y más en portador de Conocimiento
El Estado empezara a aparecer como un factor de opacidad y de «ruido» para una ideología de la «transparencia» comunicacional, la cual va a la par con la comercializacion de los saberes. Es desde este ángulo desde el que se corre el riesgo de plantear con una nueva intensidad el proble-ma de las relaciones entre las exigencias económicas y las exigencias estatales.
De ahí la necesidad del establecimiento de un Capitalismo de Complementos entre el Estado, la Empresa y la Sociedad Civil, especialmente en los países subdesarrollados, el que promuevo en mi obra la Economía de Complementos, en reemplazo del capitalismo de competencia salvaje actual
[/FONT]
Estas formas (empresas multinacionales) implican que las decisiones relativas a la inversión es-capan al control de los Estados naciones. Con la tecnología informacional y telemática, esta cuestión amenaza con convertirse en más espinosa aún. Admitamos, por ejemplo, que una firma como IBM sea autorizada a ocupar una banda del campo orbital de la Tierra para colocar en ella satélites de comunicaciones y/o de banco de datos. ¿Quién tendrá acceso a ellos? ¿Quién definirá los canales o los datos prohibidos? ¿Será el Estado? ¿O bien éste será un usuario entre otros? Se plantean así nuevos problemas de derecho y a través de ellos la cuestión: ¿quién sabrá?
Una pequeña rectificación semántica; se reserva la frase "Empresas Multinacionales", para referirse a empresas conjuntas en las que participan dos o más gobiernos
Cuando los participantes son privados, entonces tenemos a las "Corporaciones Transnacionales"
Esta diferencia es muy importante, pues en el primer caso nos encontramos ante una tarea conjunta de cooperación entre los países participantes, mientras que en el segundo, el objetivo es la obtención de ganancias privadas basadas en la expoliación, por parte de las coporaciones transnacionles, de los recursos humanos y naturales de un país subdesarrollado
Por otra parte, el ejemplo puesto por Lyotard es muy instructivo, pues ésas son las preguntas nuevas a las que tendrá que responder no sólo el Derecho sino la Economía, la Política, la Geopolítica….
La reapertura del mercado mundial, la reanudación de una competencia económica muy viva, la desaparición de la hegemonía exclusiva del capitalismo americano, el declive de la alternativa socialista, la apertura probable del mercado chino al comercio, y bastantes otros factores, ya han venido, en los últimos años de los 70, a preparar a los Estados para una seria revisión del papel que habían adquirido la costumbre de interpretar a partir de los años 30, y que era de protección y de conducción, e incluso de planificación de las inversiones . En ese contexto, las nuevas tecno-logías, dado que hacen que los datos útiles para las decisiones (y por tanto, los medios del control) sean todavía más móviles y sujetos a la piratería no vienen sino a agravar la urgencia de ese reexamen.
Perfectamente de acuerdo; sin embargo habría algo que añadir: la necesidad de la creación de un ente internacional fiscalizador de las operaciones de las corporaciones transnacionales, algo que al presente no tenemos. Seguiremos.
Blacutt
En ella refleja sus principales puntos de vista, por lo que la tomaré como unidad de análisis a través de un diálogo virtual con el filósofo francés
Las opiniones de Lyotard van en Italics; las mías, en texto normal
El saber es y será producido para ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en una nueva producción: en los dos casos, para ser cambiado. Deja de ser en sí mismo su propio fin, pierde su «valor de uso»
Esta afirmación es algo confusa, pues Lyotard cree que un bien o servicio puede tener “Valor de Cambio” sin tener un valor de uso para el usuario
Supongamos que el “saber” habrá de ser producido “para ser vendido”, pero los compradores de ese “saber” son muchos, y es muy difícil que lo compren sólo para venderlo otra vez
Es que el comprador adquiere el “saber” porque le sirve de algo
Los empresarios producen valores de uso, los que adquieren un valor de cambio (precio) en la medida en que los valores de uso satisfacen necesidades concretas del consumidor
La producción del saber sólo como un valor de cambio, esto es, que circule y circule entre los consumidores, sin que ninguno encuentre el él un valor de uso concreto, me parece un desacierto
El saber ya es quizá el más importante, en la competición mundial por el poder. Igual que los Estados naciones se han peleado para dominar territorios, después para dominar la disposición y explotación de materias primas y de mano de obra barata, es pensable que se peleen en el por-venir para dominar las informaciones. Así se abre un nuevo campo para las estrategias indus-triales y comerciales y para las estrategias militares y políticas
Así es; la Economía del Conocimiento es el futuro de la producción en la que "el saber", más aún, el Conocimiento, será el insumo principal
De este modo, preveo que el trabajador dejará de ser fuente de "Fuerza de Trabajo" en el sentido tradicional, para convertirse más y más en portador de Conocimiento
El Estado empezara a aparecer como un factor de opacidad y de «ruido» para una ideología de la «transparencia» comunicacional, la cual va a la par con la comercializacion de los saberes. Es desde este ángulo desde el que se corre el riesgo de plantear con una nueva intensidad el proble-ma de las relaciones entre las exigencias económicas y las exigencias estatales.
De ahí la necesidad del establecimiento de un Capitalismo de Complementos entre el Estado, la Empresa y la Sociedad Civil, especialmente en los países subdesarrollados, el que promuevo en mi obra la Economía de Complementos, en reemplazo del capitalismo de competencia salvaje actual
[/FONT]
Estas formas (empresas multinacionales) implican que las decisiones relativas a la inversión es-capan al control de los Estados naciones. Con la tecnología informacional y telemática, esta cuestión amenaza con convertirse en más espinosa aún. Admitamos, por ejemplo, que una firma como IBM sea autorizada a ocupar una banda del campo orbital de la Tierra para colocar en ella satélites de comunicaciones y/o de banco de datos. ¿Quién tendrá acceso a ellos? ¿Quién definirá los canales o los datos prohibidos? ¿Será el Estado? ¿O bien éste será un usuario entre otros? Se plantean así nuevos problemas de derecho y a través de ellos la cuestión: ¿quién sabrá?
Una pequeña rectificación semántica; se reserva la frase "Empresas Multinacionales", para referirse a empresas conjuntas en las que participan dos o más gobiernos
Cuando los participantes son privados, entonces tenemos a las "Corporaciones Transnacionales"
Esta diferencia es muy importante, pues en el primer caso nos encontramos ante una tarea conjunta de cooperación entre los países participantes, mientras que en el segundo, el objetivo es la obtención de ganancias privadas basadas en la expoliación, por parte de las coporaciones transnacionles, de los recursos humanos y naturales de un país subdesarrollado
Por otra parte, el ejemplo puesto por Lyotard es muy instructivo, pues ésas son las preguntas nuevas a las que tendrá que responder no sólo el Derecho sino la Economía, la Política, la Geopolítica….
La reapertura del mercado mundial, la reanudación de una competencia económica muy viva, la desaparición de la hegemonía exclusiva del capitalismo americano, el declive de la alternativa socialista, la apertura probable del mercado chino al comercio, y bastantes otros factores, ya han venido, en los últimos años de los 70, a preparar a los Estados para una seria revisión del papel que habían adquirido la costumbre de interpretar a partir de los años 30, y que era de protección y de conducción, e incluso de planificación de las inversiones . En ese contexto, las nuevas tecno-logías, dado que hacen que los datos útiles para las decisiones (y por tanto, los medios del control) sean todavía más móviles y sujetos a la piratería no vienen sino a agravar la urgencia de ese reexamen.
Perfectamente de acuerdo; sin embargo habría algo que añadir: la necesidad de la creación de un ente internacional fiscalizador de las operaciones de las corporaciones transnacionales, algo que al presente no tenemos. Seguiremos.
Blacutt