Sadness
18/09/2010, 21:51
El hombre, tumbado en su poltrona, sostiene en una de sus manos una copa de vino, que agita ligeramente, la mira a tras-luz, donde proyecta a la vista un rojo rubí profundo, la vuelve agitar y ahora inhala los vapores que emite, en un intento por impregnarse de el cabernet y añejo del vino.
Los recuerdos recientes comienzan a emerger como la mezcla a fruta madura, ciruelas, clavo, especias y tabaco de su copa de vino. Su pequeña había dejado de serlo-¿En qué momento sucedió esto?- él nunca percibió cuando se dio este cambio, aquella niña huérfana protegida de su madre, era ahora toda una mujer, una real hembra conocedora del las artes de la “seducción femenina” . Ella, le provocaba con su inocente ingenuidad y cuando el aceptaba el avance, le huía coqueta, y este estire y afloje le enloquecía. Y es que la trigueña chiquilla hacía tiempo le venía retando en su hombría, y esto, no hacía más que intensificar sus deseos naturales por sentirla cerca, tocar lo aterciopelado de su piel, de morder esos labios que se le ofrecían suculentos, anhelaba deslizar sus manos por la sinuosidad prometedora de sus curvas femeninas.
-Ah, criatura perversa y angelical, me tienes bajo el influjo de tus encantos! Me encanta y envuelve, con su sonrisa de niña, me eleva a alturas insospechadas, cuando pícara me ofrece su boca y luego, como crío entusiasmado creo alcanzar el cielo, ella me deja caer hasta el suelo, cuando me niega esa roja tentación. ¡No es justo me maneje a su arbitrio!-Exclamó consternado el hombre.
Así fue que, un fin de semana el Destino, me presentó la oportunidad. La vi y no podía creerlo; se veía tan candorosa, tomando el fresco, sentada sobre el césped sostenía un libro, al tiempo que mordía una manzana, siempre con ese aire de distraimiento que la caracterizaba.
-Bella estampa bucólica, lástima que la afortunada de sentir tus labios sea una manzana y no la experta boca de un varón- Le espeté a mi rubia inquietud. Ella, al oír mi voz, se incorporó a la velocidad de la luz y pronta me respondió-¡Un momento caballero, que se está usted dirigiendo a una dama!, no vaya a ser que por insolente se lleve un par de bofetadas-JAJAJAJAJ, con gusto recibiría tal castigo si de premio besar pudiera tu boca-Le replique, mientras recorría sin pudor su imponente anatomía y me acercaba peligrosamente a ella, rompiendo la distancia que nos separaba uno del otro, mi niña altanera no retrocedía ante la amenaza de mi avance y la tuve cerca, la abracé y le robé un BESO, ¡Ah que mágico momento, sentir la tibieza húmeda de sus labios y lo calidez de su cuerpo…
Tres, tres bofetadas recibí por ese glorioso beso y considero fueron pocas! Ella estaba que echaba chispas, se encontraba de verdad muy molesta, no sé si porque mostró debilidad y cedió ante mi boca o tal vez, por que sólo le di un solo beso. El caso es que intento huir y le cerqué el paso-¡Déjeme tranquila o diré a todo mundo que clase de tipo es!-fingió dirigirse al interior de la casona-¡Tienes razón, que torpe fui, pero eso lo puedo arreglar de inmediato!-Y sin darle tiempo a reaccionar la alce entre mis brazos y traspasamos el umbral-¿A dónde me llevas? Bájame ya cretino-Golpeaba mi pecho sin hacerme ningún daño, que daño podría hacerme, si me sentía afortunado de llevarla en mis brazos-Creo que te encuentras molesta porque sólo te he dado un beso y esperabas más de mí, así que antes de que llegue a oídos de todo el mundo, mi pésimo desempeño como hombre, pienso remediar la situación y así dejarte de mejor talante-Bromeé .
-Ayuda, por favor! Alguien que acuda a ayudarme!- Comenzó a gritar con todas sus fuerzas-¡Puedes gritar todo lo que quieras, será en vano, aparte de nosotros dos, no hay nadie más en la casa!-Le hice la observación y le pude mirar temerosa, pero también en su hermosa mirada capté un breve destello salaz.
Nena-Le hablaba tierno, mientras la depositaba con sumo cuidado en el piso-me conoces y sabes que no tomaría nada que no se me diera por propia voluntad-Y dentro mío, luchaban mi razón y mi instinto carnal, no era fácil declinar esta gran oportunidad de poseerla y de ser suyo. Atónito quedé ante su respuesta, ella comenzó a desprenderse de cada prenda y quedó ante mí, completamente desnuda-¡Ah, los ángeles existen!-Exclamé algo turbado ante tan magnífico espectáculo, creí estar soñando y para cerciorarme intente besarla de nuevo y ¡Zaz! Otra bofetada-¡Mírame, pero no puedes tocar, porque es mi deseo no darte nada por voluntad!-Me respondió más seductora que nunca, mi lindo ángel y me dejó consternado y otra vez, proyectado a las alturas e inmediatamente aterrizado hasta los suelos-¡A qué estas jugando, linda! Ya llegué a mi límite-Respondí ofuscado y ella allí plena en su desnudez, en la seguridad de saberse infinitamente deseada, toda ella perfecta, mezcla de inocencia y pasión, me retaba una vez más-¡Vamos pusilánime, ¿Acaso no me deseas?! ¡Tómame! ¿Qué esperas?-Y de nuevo la alce en brazos, luchaba por liberarse y esa lucha por librarse, exacerbaba mis deseos, la distancia del salón principal hasta uno de los aposentos, se me hizo una eternidad, ya ansiaba posar mis labios por su desnudez, acariciarla, incitarle, extraviarle, instruirle a que me deseara con la misma intensidad como la anhelaba yo.
Entré con mi hermosa carga a la habitación y la arrojé en el lecho y me lance sobre ella, sin darle tiempo a que pudiera huir, le sujete de las muñecas, ya inmovilizada, me dí a la tarea de colmarme de su presencia, y de la misma forma como cuando pruebo una copa del vino más generoso, me impregne de su olor a rosas. Suavemente, apenas rozando su nívea piel, deguste de su sabor ligeramente afrutado, con notas herbáceas, a pimienta y mentol, con un fuerte grado de pasión. Y a cada caricia por mí labrada, voy venciendo su reticencia y se me va dando a voluntad, como un experto enólogo voy dejando mi huella de origen en su cuerpo, en su ser. Es mía por voluntad y soy suyo por una eternidad.
Los recuerdos recientes comienzan a emerger como la mezcla a fruta madura, ciruelas, clavo, especias y tabaco de su copa de vino. Su pequeña había dejado de serlo-¿En qué momento sucedió esto?- él nunca percibió cuando se dio este cambio, aquella niña huérfana protegida de su madre, era ahora toda una mujer, una real hembra conocedora del las artes de la “seducción femenina” . Ella, le provocaba con su inocente ingenuidad y cuando el aceptaba el avance, le huía coqueta, y este estire y afloje le enloquecía. Y es que la trigueña chiquilla hacía tiempo le venía retando en su hombría, y esto, no hacía más que intensificar sus deseos naturales por sentirla cerca, tocar lo aterciopelado de su piel, de morder esos labios que se le ofrecían suculentos, anhelaba deslizar sus manos por la sinuosidad prometedora de sus curvas femeninas.
-Ah, criatura perversa y angelical, me tienes bajo el influjo de tus encantos! Me encanta y envuelve, con su sonrisa de niña, me eleva a alturas insospechadas, cuando pícara me ofrece su boca y luego, como crío entusiasmado creo alcanzar el cielo, ella me deja caer hasta el suelo, cuando me niega esa roja tentación. ¡No es justo me maneje a su arbitrio!-Exclamó consternado el hombre.
Así fue que, un fin de semana el Destino, me presentó la oportunidad. La vi y no podía creerlo; se veía tan candorosa, tomando el fresco, sentada sobre el césped sostenía un libro, al tiempo que mordía una manzana, siempre con ese aire de distraimiento que la caracterizaba.
-Bella estampa bucólica, lástima que la afortunada de sentir tus labios sea una manzana y no la experta boca de un varón- Le espeté a mi rubia inquietud. Ella, al oír mi voz, se incorporó a la velocidad de la luz y pronta me respondió-¡Un momento caballero, que se está usted dirigiendo a una dama!, no vaya a ser que por insolente se lleve un par de bofetadas-JAJAJAJAJ, con gusto recibiría tal castigo si de premio besar pudiera tu boca-Le replique, mientras recorría sin pudor su imponente anatomía y me acercaba peligrosamente a ella, rompiendo la distancia que nos separaba uno del otro, mi niña altanera no retrocedía ante la amenaza de mi avance y la tuve cerca, la abracé y le robé un BESO, ¡Ah que mágico momento, sentir la tibieza húmeda de sus labios y lo calidez de su cuerpo…
Tres, tres bofetadas recibí por ese glorioso beso y considero fueron pocas! Ella estaba que echaba chispas, se encontraba de verdad muy molesta, no sé si porque mostró debilidad y cedió ante mi boca o tal vez, por que sólo le di un solo beso. El caso es que intento huir y le cerqué el paso-¡Déjeme tranquila o diré a todo mundo que clase de tipo es!-fingió dirigirse al interior de la casona-¡Tienes razón, que torpe fui, pero eso lo puedo arreglar de inmediato!-Y sin darle tiempo a reaccionar la alce entre mis brazos y traspasamos el umbral-¿A dónde me llevas? Bájame ya cretino-Golpeaba mi pecho sin hacerme ningún daño, que daño podría hacerme, si me sentía afortunado de llevarla en mis brazos-Creo que te encuentras molesta porque sólo te he dado un beso y esperabas más de mí, así que antes de que llegue a oídos de todo el mundo, mi pésimo desempeño como hombre, pienso remediar la situación y así dejarte de mejor talante-Bromeé .
-Ayuda, por favor! Alguien que acuda a ayudarme!- Comenzó a gritar con todas sus fuerzas-¡Puedes gritar todo lo que quieras, será en vano, aparte de nosotros dos, no hay nadie más en la casa!-Le hice la observación y le pude mirar temerosa, pero también en su hermosa mirada capté un breve destello salaz.
Nena-Le hablaba tierno, mientras la depositaba con sumo cuidado en el piso-me conoces y sabes que no tomaría nada que no se me diera por propia voluntad-Y dentro mío, luchaban mi razón y mi instinto carnal, no era fácil declinar esta gran oportunidad de poseerla y de ser suyo. Atónito quedé ante su respuesta, ella comenzó a desprenderse de cada prenda y quedó ante mí, completamente desnuda-¡Ah, los ángeles existen!-Exclamé algo turbado ante tan magnífico espectáculo, creí estar soñando y para cerciorarme intente besarla de nuevo y ¡Zaz! Otra bofetada-¡Mírame, pero no puedes tocar, porque es mi deseo no darte nada por voluntad!-Me respondió más seductora que nunca, mi lindo ángel y me dejó consternado y otra vez, proyectado a las alturas e inmediatamente aterrizado hasta los suelos-¡A qué estas jugando, linda! Ya llegué a mi límite-Respondí ofuscado y ella allí plena en su desnudez, en la seguridad de saberse infinitamente deseada, toda ella perfecta, mezcla de inocencia y pasión, me retaba una vez más-¡Vamos pusilánime, ¿Acaso no me deseas?! ¡Tómame! ¿Qué esperas?-Y de nuevo la alce en brazos, luchaba por liberarse y esa lucha por librarse, exacerbaba mis deseos, la distancia del salón principal hasta uno de los aposentos, se me hizo una eternidad, ya ansiaba posar mis labios por su desnudez, acariciarla, incitarle, extraviarle, instruirle a que me deseara con la misma intensidad como la anhelaba yo.
Entré con mi hermosa carga a la habitación y la arrojé en el lecho y me lance sobre ella, sin darle tiempo a que pudiera huir, le sujete de las muñecas, ya inmovilizada, me dí a la tarea de colmarme de su presencia, y de la misma forma como cuando pruebo una copa del vino más generoso, me impregne de su olor a rosas. Suavemente, apenas rozando su nívea piel, deguste de su sabor ligeramente afrutado, con notas herbáceas, a pimienta y mentol, con un fuerte grado de pasión. Y a cada caricia por mí labrada, voy venciendo su reticencia y se me va dando a voluntad, como un experto enólogo voy dejando mi huella de origen en su cuerpo, en su ser. Es mía por voluntad y soy suyo por una eternidad.