Diana2005
17/08/2010, 19:12
Desde niñas, Rossy y Sofía, lo compartían casi todo, secretos, sueños, preferencias, eran las autoras y cómplices de travesuras. Entre ambas había muchas afinidades, pero también existía otras similitudes, que hicieron de ellas más fuerte su cercanía, tenían la misma edad, eran vecinas de un mismo barrio, asistían juntas a la misma escuela, compartían la misma carpeta, todo ello, había contribuido para hacer de ellas “las mejores amigas”. Memorables recuerdos de su infancia las unían, las horas que pasaba juntas jugando yaces, a las muñecas y a la cocinita.
De ese modo, el tiempo trascurrió, y sin darse cuenta, pronto las dos niñitas crecieron, convirtiéndose en dos amigas adolescentes, inquietas y ávidas por conocer el mundo.
Con personalidades opuestas, (Rossy, sumamente objetiva, y Sofía, irremediablemente soñadora) pero con ilusiones en común, juntas, imaginaban el día en que se enamorarían por primera vez, se preguntaban a quien de las dos le pasaría primero; y así, entre sueños, ilusiones, escuela y amigos, continuaban su inseparable travesía, sin la mayor relevancia, que la de estudiar para un examen o de ser fans de algún grupo o cantante de moda.
Familiarizadas y apreciadas por la parentela de cada cual, era ya costumbre que ambas adolescentes se reunieran por las tardes, en la casa de una de ellas para hacer las tarea de escuela juntas.
Cierto día, llegó un chico nuevo al barrio, alto y de contextura media, con ojos grandes y sonrisa cautivante, de nombre Joel, era la novedad del momento entre las chicas del barrio, rápidamente se acoplo al grupo juvenil de amigos del vecindario; y fue así que conoció y se hizo también amigo de Rossy y de Sofía, sin imaginar ninguna de ellas, que posteriormente con los días, se convertiría en el primer enamorado de Sofía.
Todo marchaba a los mil vientos (aparentemente), a pesar de que ahora, Sofía tenía que aprender a compartir su tiempo con una nueva persona en su vida, pero ambas amigas habían prometido que nada ni nadie, haría resquebrajar su valiosa amistad.
Pasaron unas semanas del novato enamoramiento, y una tarde, como ya se hacia costumbre, Sofía fue visitada en su casa por su joven enamorado, pero esta vez, a diferencia de las otras, con una hoja de papel doblada en sus manos; al percatarse Sofía, del papel que traía con él, le preguntó entusiasmadamente: “¿Es una carta para mi?”, pero él respondió: “No, esta carta la encontré debajo de la puerta de mi casa y es mejor que las leas tu misma”.
Y fue así, que Sofía intrigada empezó a leer la misteriosa misiva, quedando paulatinamente pasmada de lo que aquel escrito contenía, su cara de desconcierto lo decía todo. Era la letra inconfundible de Rossy, declarándole su amor a quien era enamorado de su "mejor amiga".
Luego de unos minutos de silencio, Joel mirándola le dijo: “Lo siento, sólo quise ser honesto contigo, pero hubiese preferido evitarte este mal momento”.
Sofía, tan sólo atinó a decirle: “¿Puedo pedirte un favor?, él respondió ¡Claro, Dime!, ella dijo: “Por favor, déjame sola, en otro momento hablamos”, y fue así que entristecido, Joel se marchó.
Con la idea de que tal vez era una equivocación o una broma, Sofía fue en busca de Rossy a increparle lo de la carta, por suerte, pudo controlar su espasmo a tiempo y preguntándole sosegadamente a Rossy, que tan cierto era aquello que decía aquella misiva, ¿una broma?, ¿un impulso de celos?, la primera reacción de Rossy, fue de aparente aturdida y lo que al inició negó, termino aludiendo cínicamente: “fue sólo una tontería, sin importancia, lo siento, ¿no lo irás a tomar a mal o si?”. Sofía, no podía creer lo que en ese momento escuchaba responder de su mejor amiga, ni tampoco pudo refutarle nada, sólo me marchó.
Pasaron días, semanas, y el distanciamiento entre ambas amigas era cada vez más abismal, no hubo más complicidad, no hubo más largas charlas, no hubo más risas, ni nada.
El tiempo siguió transitando, y un buen día Rossy se marchó con su familia con rumbo desconocido, ambas se perdieron el rastro, hasta hoy.
http://img831.imageshack.us/img831/3356/ickt.jpg
De ese modo, el tiempo trascurrió, y sin darse cuenta, pronto las dos niñitas crecieron, convirtiéndose en dos amigas adolescentes, inquietas y ávidas por conocer el mundo.
Con personalidades opuestas, (Rossy, sumamente objetiva, y Sofía, irremediablemente soñadora) pero con ilusiones en común, juntas, imaginaban el día en que se enamorarían por primera vez, se preguntaban a quien de las dos le pasaría primero; y así, entre sueños, ilusiones, escuela y amigos, continuaban su inseparable travesía, sin la mayor relevancia, que la de estudiar para un examen o de ser fans de algún grupo o cantante de moda.
Familiarizadas y apreciadas por la parentela de cada cual, era ya costumbre que ambas adolescentes se reunieran por las tardes, en la casa de una de ellas para hacer las tarea de escuela juntas.
Cierto día, llegó un chico nuevo al barrio, alto y de contextura media, con ojos grandes y sonrisa cautivante, de nombre Joel, era la novedad del momento entre las chicas del barrio, rápidamente se acoplo al grupo juvenil de amigos del vecindario; y fue así que conoció y se hizo también amigo de Rossy y de Sofía, sin imaginar ninguna de ellas, que posteriormente con los días, se convertiría en el primer enamorado de Sofía.
Todo marchaba a los mil vientos (aparentemente), a pesar de que ahora, Sofía tenía que aprender a compartir su tiempo con una nueva persona en su vida, pero ambas amigas habían prometido que nada ni nadie, haría resquebrajar su valiosa amistad.
Pasaron unas semanas del novato enamoramiento, y una tarde, como ya se hacia costumbre, Sofía fue visitada en su casa por su joven enamorado, pero esta vez, a diferencia de las otras, con una hoja de papel doblada en sus manos; al percatarse Sofía, del papel que traía con él, le preguntó entusiasmadamente: “¿Es una carta para mi?”, pero él respondió: “No, esta carta la encontré debajo de la puerta de mi casa y es mejor que las leas tu misma”.
Y fue así, que Sofía intrigada empezó a leer la misteriosa misiva, quedando paulatinamente pasmada de lo que aquel escrito contenía, su cara de desconcierto lo decía todo. Era la letra inconfundible de Rossy, declarándole su amor a quien era enamorado de su "mejor amiga".
Luego de unos minutos de silencio, Joel mirándola le dijo: “Lo siento, sólo quise ser honesto contigo, pero hubiese preferido evitarte este mal momento”.
Sofía, tan sólo atinó a decirle: “¿Puedo pedirte un favor?, él respondió ¡Claro, Dime!, ella dijo: “Por favor, déjame sola, en otro momento hablamos”, y fue así que entristecido, Joel se marchó.
Con la idea de que tal vez era una equivocación o una broma, Sofía fue en busca de Rossy a increparle lo de la carta, por suerte, pudo controlar su espasmo a tiempo y preguntándole sosegadamente a Rossy, que tan cierto era aquello que decía aquella misiva, ¿una broma?, ¿un impulso de celos?, la primera reacción de Rossy, fue de aparente aturdida y lo que al inició negó, termino aludiendo cínicamente: “fue sólo una tontería, sin importancia, lo siento, ¿no lo irás a tomar a mal o si?”. Sofía, no podía creer lo que en ese momento escuchaba responder de su mejor amiga, ni tampoco pudo refutarle nada, sólo me marchó.
Pasaron días, semanas, y el distanciamiento entre ambas amigas era cada vez más abismal, no hubo más complicidad, no hubo más largas charlas, no hubo más risas, ni nada.
El tiempo siguió transitando, y un buen día Rossy se marchó con su familia con rumbo desconocido, ambas se perdieron el rastro, hasta hoy.
http://img831.imageshack.us/img831/3356/ickt.jpg