rebelderenegado
06/06/2010, 01:43
Cuenta la leyenda, que Deolinda Correa siguió a pié, a la partida que se llevó a su esposo a la guerra. En la primera mitad del siglo XIX, la futura República Argentina sufría las interminables luchas civiles de la organización nacional, que le darían al final, su forma definitiva, los ejércitos más o menos oficiales u oficiosos, compuestos por soldados de leva, reclutados a la fuerza, eran lo mas común, asi la mujer se vio obligada a dejar su casa, con su hijo en brazos y a seguir a la tropa, donde fuera, para no quedar a merced de las autoridades locales de su ignoto pueblo, de la provincia de San Juan, ya que su belleza la exponía a requerimientos que ella, no estaba dispuesta a satisfacer.
Un siglo y medio después, nuestros dos amigos, repechaban la cuesta en un brazo casi abandonado de ruta nacional en una provincia del noroeste argentino en su nobilísimo Mercedes Benz 1114, con el objetivo de reparar antenas de comunicaciones, pero como hasta la más perfecta máquina creada por el hombre falla, o termina en el fondo de una fosa marina, a esta chef d`oeuvre de la tecnología germana, se le acabó la cuerda y apenas, tuvo el impulso necesario, para quedar estacionado en la banquina, cuando tosió por última vez y solo quedaron las emanaciones del motor, recién muerto, junto al calor casi insoportable de la tarde de esas latitudes,
-¡Como seria la rep...ísima madre que lo remil p...ió!!!
Fue el grosero, pero no por eso menos acertado comentario, del conductor, dadas las circunstancias claro, quedando muy lejos del flemático "Houston, tenemos un problema".
Se bajaron al rayo del sol, para meter las cabezas dentro del receptáculo del motor y ver que era lo que le sucedía, si tenían suerte, y averiguar por que en lugar del chiqui-pif-chiqui-pif-pif normal, del suave tamborileo de Diesel que funciona bien, se oía el fatídico traca-traca-trok de, todo está mal, inútiles intentos por darle arranque, para ver si sucedía algún milagro, lo único que consiguieron, fue que un potente chuf-chuf del chorro de los inyectores, lo dejara bañado en combustible gas-oil, a uno de ellos.
-Por lo menos, encontramos que era. Dijo el que había dado arranque desde dentro de la cabina.
-¿Por que no te vas a la m...? se descargó, el que ahora apestaba a combustible.
- No te quejés... ¡un zorrino habría sido peor!... Je, je... je...
La falla provenía, de la rotura en un extremo, de uno de los conductos de metal, que une la bomba lineal, con el inyector correspondiente, hay seis de esos, en estos motores, cada uno de los tubos, con una forma y largos distintos.
-Acá no vamos a poder hacer nada, mejor uno de los dos se va al pueblo, para ver si conseguimos el repuesto.
El sol de la tarde hacía que el pavimento produjera la ilusión de vibrar, con una nerviosa danza, de espejismo acuático.
Poco después paso un ómnibus el "contaminado" se trepó y fué hasta el siguiente pueblo, en el viaje conversando con el conductor del bus se enteró que por aquellos lados era dificil conseguir esa pieza ya que el mismo coche en el que iban (otro 1114 versión bus) había tenido ese mismo problema, hacia un tiempo y no lo habían podido reparar, hasta que, les enviaron lo necesario desde Tucumán. Perdido por perdido, decidió probar suerte, en el rigor de la siesta interminable, víctima de la somnolienta hostilidad de los dueños de los negocios, obligados a abrir para atenderlo, en vano fue uniendo a pie, las distancias entre locales de repuestos y mecánicos, sorprendentes, en localidades tan chicas, pero tal como le habían dicho, no hubo ni noticias del cañito.
Horas después, volvió donde estaba su compañero, con la mala nueva, que trataron de aliviar, con un par de cervezas y algo de comer, como para mejorar los ánimos.
Ahi mismo, decidieron que irían en sentido contrario, al pueblo que habían dejado atrás, para ver si cambiaba la suerte. Algo de eso hubo, porque un auto paró, les preguntaron que pasaba y se ofreció el conductor, a llevar a uno de ellos, hasta la ciudad mas cercana, desandando el camino hecho por ellos antes, pero a pesar del esfuerzo de los comedidos, no hubo éxito, lo mismo que sucediera en el primer pueblo, la refacción resultó inasequible, esa pieza en el mejor de los casos, había que pedirla y no llegaría antes de 24 horas, así que el comisionado, compró mas cervezas y unos tamales y retornó al camión averiado, a la caida de la tarde, cuando el calor no parecía que fuera a aflojar, nunca.
Ya hartos de la situación, abandonaron el 1114 y se alejaron caminando, impulsados mas por la rabia, que por una decisión racional, si durante el día apenas habían visto vehículos, ya con las primeras sombras, el tráfico desapareció por completo. No habían caminado mas que unas cuadras, cuando el que llevaba aún, una de las botellas en la mano, se detubo frente a una pequeña gruta de piedras, rodeada de botellas con agua al costado del camino.
-¿Que hacés? preguntó el que se quedó sobre el camino.
- Le voy a dejar la botella a la Difunta...
- No me digas, que ahora creés en esas cosas, además tiene que tener agua no la dejes vacía, a ver si encima nos cae un rayo, que es lo único que nos faltaría, no seas pel... querés.
El otro, no contestó nada inmediatamente, se había quedado agachado, como para posar la botella en el suelo, pero mirando fijamente en dirección a las ofrendas, ahi dejadas en reconocimiento de "las gracias recibidas".
-¡Mas pelotas serás vos!, porque me parece que encontre el caño de mier... vení miralo, para estar seguro que es el mismo y no me engaña la vista.
-No me vengas con macanas a esta hora, a vos lo que te está fallando es la cabeza, por la cerveza que te tomaste, no seas bola y vamos de una vez ¡no me hagás encular, che!!!
-¡No, no, no es una joda, es en serio che!, me parece que es el **** caño mirá, y ya lo traía en las manos,
-!si no es, me podés matar... y esta nuevito!!!
El escéptico, sacó el conducto roto de la bolsa, en que lo llevaban para usarlo como muestra. Y si, era el mismo nomás.
-¿Volvemos a probarlo? total estamos cerca
-Ya nos agarra la noche y si no pasan más ómnibus, nos vamos a tener que quedar en el camión y esta noche nos van a comer los bichos, dijo el otro.
Mientras aplastaba un feroz mosquito, que a la malaria seguramente, la trasmitía, con miles de Kilowatts de potencia.
-No creo que pueda irnos peor, ¡vamos!.
Llegaron al camión, casi al trote del entusiasmo, que se fueron contagiando uno al otro, instalar la pieza, fue una cosa de los más sencilla, ya que era el mismísimo repuesto original.
Otra cosa hubiera sido, de haber estado "pinchado" también, ahora se sabría.
Pero no, apenas giró el impulsor de arranque, el camión cobró vida, como si jamás hubiese tenido falla alguna, aún incrédulos, lo pusieron en marcha tímidamente y sin exijirlo demasiado, hicieron unos cientos de metros, pasando frente a la grutita, a marcha lenta.
-Haceme acordar, que a la vuelta, traigamos agua, para llenarle las botellas a la Difunta.
-Un millón de botellas vale esto, dijo el conductor.
-¡Que un millón, dos millones vale!!!
Un siglo y medio después, nuestros dos amigos, repechaban la cuesta en un brazo casi abandonado de ruta nacional en una provincia del noroeste argentino en su nobilísimo Mercedes Benz 1114, con el objetivo de reparar antenas de comunicaciones, pero como hasta la más perfecta máquina creada por el hombre falla, o termina en el fondo de una fosa marina, a esta chef d`oeuvre de la tecnología germana, se le acabó la cuerda y apenas, tuvo el impulso necesario, para quedar estacionado en la banquina, cuando tosió por última vez y solo quedaron las emanaciones del motor, recién muerto, junto al calor casi insoportable de la tarde de esas latitudes,
-¡Como seria la rep...ísima madre que lo remil p...ió!!!
Fue el grosero, pero no por eso menos acertado comentario, del conductor, dadas las circunstancias claro, quedando muy lejos del flemático "Houston, tenemos un problema".
Se bajaron al rayo del sol, para meter las cabezas dentro del receptáculo del motor y ver que era lo que le sucedía, si tenían suerte, y averiguar por que en lugar del chiqui-pif-chiqui-pif-pif normal, del suave tamborileo de Diesel que funciona bien, se oía el fatídico traca-traca-trok de, todo está mal, inútiles intentos por darle arranque, para ver si sucedía algún milagro, lo único que consiguieron, fue que un potente chuf-chuf del chorro de los inyectores, lo dejara bañado en combustible gas-oil, a uno de ellos.
-Por lo menos, encontramos que era. Dijo el que había dado arranque desde dentro de la cabina.
-¿Por que no te vas a la m...? se descargó, el que ahora apestaba a combustible.
- No te quejés... ¡un zorrino habría sido peor!... Je, je... je...
La falla provenía, de la rotura en un extremo, de uno de los conductos de metal, que une la bomba lineal, con el inyector correspondiente, hay seis de esos, en estos motores, cada uno de los tubos, con una forma y largos distintos.
-Acá no vamos a poder hacer nada, mejor uno de los dos se va al pueblo, para ver si conseguimos el repuesto.
El sol de la tarde hacía que el pavimento produjera la ilusión de vibrar, con una nerviosa danza, de espejismo acuático.
Poco después paso un ómnibus el "contaminado" se trepó y fué hasta el siguiente pueblo, en el viaje conversando con el conductor del bus se enteró que por aquellos lados era dificil conseguir esa pieza ya que el mismo coche en el que iban (otro 1114 versión bus) había tenido ese mismo problema, hacia un tiempo y no lo habían podido reparar, hasta que, les enviaron lo necesario desde Tucumán. Perdido por perdido, decidió probar suerte, en el rigor de la siesta interminable, víctima de la somnolienta hostilidad de los dueños de los negocios, obligados a abrir para atenderlo, en vano fue uniendo a pie, las distancias entre locales de repuestos y mecánicos, sorprendentes, en localidades tan chicas, pero tal como le habían dicho, no hubo ni noticias del cañito.
Horas después, volvió donde estaba su compañero, con la mala nueva, que trataron de aliviar, con un par de cervezas y algo de comer, como para mejorar los ánimos.
Ahi mismo, decidieron que irían en sentido contrario, al pueblo que habían dejado atrás, para ver si cambiaba la suerte. Algo de eso hubo, porque un auto paró, les preguntaron que pasaba y se ofreció el conductor, a llevar a uno de ellos, hasta la ciudad mas cercana, desandando el camino hecho por ellos antes, pero a pesar del esfuerzo de los comedidos, no hubo éxito, lo mismo que sucediera en el primer pueblo, la refacción resultó inasequible, esa pieza en el mejor de los casos, había que pedirla y no llegaría antes de 24 horas, así que el comisionado, compró mas cervezas y unos tamales y retornó al camión averiado, a la caida de la tarde, cuando el calor no parecía que fuera a aflojar, nunca.
Ya hartos de la situación, abandonaron el 1114 y se alejaron caminando, impulsados mas por la rabia, que por una decisión racional, si durante el día apenas habían visto vehículos, ya con las primeras sombras, el tráfico desapareció por completo. No habían caminado mas que unas cuadras, cuando el que llevaba aún, una de las botellas en la mano, se detubo frente a una pequeña gruta de piedras, rodeada de botellas con agua al costado del camino.
-¿Que hacés? preguntó el que se quedó sobre el camino.
- Le voy a dejar la botella a la Difunta...
- No me digas, que ahora creés en esas cosas, además tiene que tener agua no la dejes vacía, a ver si encima nos cae un rayo, que es lo único que nos faltaría, no seas pel... querés.
El otro, no contestó nada inmediatamente, se había quedado agachado, como para posar la botella en el suelo, pero mirando fijamente en dirección a las ofrendas, ahi dejadas en reconocimiento de "las gracias recibidas".
-¡Mas pelotas serás vos!, porque me parece que encontre el caño de mier... vení miralo, para estar seguro que es el mismo y no me engaña la vista.
-No me vengas con macanas a esta hora, a vos lo que te está fallando es la cabeza, por la cerveza que te tomaste, no seas bola y vamos de una vez ¡no me hagás encular, che!!!
-¡No, no, no es una joda, es en serio che!, me parece que es el **** caño mirá, y ya lo traía en las manos,
-!si no es, me podés matar... y esta nuevito!!!
El escéptico, sacó el conducto roto de la bolsa, en que lo llevaban para usarlo como muestra. Y si, era el mismo nomás.
-¿Volvemos a probarlo? total estamos cerca
-Ya nos agarra la noche y si no pasan más ómnibus, nos vamos a tener que quedar en el camión y esta noche nos van a comer los bichos, dijo el otro.
Mientras aplastaba un feroz mosquito, que a la malaria seguramente, la trasmitía, con miles de Kilowatts de potencia.
-No creo que pueda irnos peor, ¡vamos!.
Llegaron al camión, casi al trote del entusiasmo, que se fueron contagiando uno al otro, instalar la pieza, fue una cosa de los más sencilla, ya que era el mismísimo repuesto original.
Otra cosa hubiera sido, de haber estado "pinchado" también, ahora se sabría.
Pero no, apenas giró el impulsor de arranque, el camión cobró vida, como si jamás hubiese tenido falla alguna, aún incrédulos, lo pusieron en marcha tímidamente y sin exijirlo demasiado, hicieron unos cientos de metros, pasando frente a la grutita, a marcha lenta.
-Haceme acordar, que a la vuelta, traigamos agua, para llenarle las botellas a la Difunta.
-Un millón de botellas vale esto, dijo el conductor.
-¡Que un millón, dos millones vale!!!