Roger Medina Guerra
05/06/2010, 13:07
Soy un símil confuso, de olas y lascas.
Desde ti, un chorro de voces y besos,
rebasan mi alcoba
olvidada de ti.
Sus estocadas, son invasiones, de caricias quiméricas.
Sus fumarolas sumisas, ofrecen vapores casi corpóreos.
Son flexibles, orlan, presuntuosos aromas,
que en torbellinos,
son licores feroces que embriagan el alma.
Infiltrada de sol, contagiada de sombras,
llegas a mi, con tus sueños fugaces.
En la madrugada,
tu voz, tus besos, se han ido corriendo,
dejándo cicatrices abiertas,
por donde se escapa mi vida.
Soy un símil confuso, de olas y lascas.
Me escribes, pero a veces olvidas
mi indigencia amorosa.
Me sentencias, a febriles delirios,
de mimos y abrazos.
Diario espero, aferrado a ti, aquel poema
que diga te quiero.
Diario,
desciendo a tus sueños
que aplacan mi sed,
mi sed de tu cuerpo.
Postrado en ti.
Tù, lejana,
agotas,
gota a gota
mi amor obcecado.
Jadeo,
en la inmensidad de mis sueños.
Tus piernas, tus senos, desfallecen mi cuerpo.
El ansia de ti,
me sucumbe, me licúa bruscamente.
Pero sin embargo,
en la decadencia de la noche
te vas.
Pido castigo,
Por no haber nacido cerca tu lecho.
Recibo un indulto.
Porque aunque lejos
míos, sólo míos, son tus besos.
Soy un símil confuso, de olas y lascas...
extraviado en tu alma.
Desde ti, un chorro de voces y besos,
rebasan mi alcoba
olvidada de ti.
Sus estocadas, son invasiones, de caricias quiméricas.
Sus fumarolas sumisas, ofrecen vapores casi corpóreos.
Son flexibles, orlan, presuntuosos aromas,
que en torbellinos,
son licores feroces que embriagan el alma.
Infiltrada de sol, contagiada de sombras,
llegas a mi, con tus sueños fugaces.
En la madrugada,
tu voz, tus besos, se han ido corriendo,
dejándo cicatrices abiertas,
por donde se escapa mi vida.
Soy un símil confuso, de olas y lascas.
Me escribes, pero a veces olvidas
mi indigencia amorosa.
Me sentencias, a febriles delirios,
de mimos y abrazos.
Diario espero, aferrado a ti, aquel poema
que diga te quiero.
Diario,
desciendo a tus sueños
que aplacan mi sed,
mi sed de tu cuerpo.
Postrado en ti.
Tù, lejana,
agotas,
gota a gota
mi amor obcecado.
Jadeo,
en la inmensidad de mis sueños.
Tus piernas, tus senos, desfallecen mi cuerpo.
El ansia de ti,
me sucumbe, me licúa bruscamente.
Pero sin embargo,
en la decadencia de la noche
te vas.
Pido castigo,
Por no haber nacido cerca tu lecho.
Recibo un indulto.
Porque aunque lejos
míos, sólo míos, son tus besos.
Soy un símil confuso, de olas y lascas...
extraviado en tu alma.