rebelderenegado
20/05/2010, 01:37
Ennio Morricone - "Love Theme" - from "Cinema Paradiso" (Youtube)
Colonna sonora originale dell film omonimo 3:03
Don López, era un viejo operador del vetusto proyector de un cine de la legua, transhumantes y peregrinas miniempresas de no más de dos o tres socios, dedicadas a exhibir películas en los barrios alejados y en pueblos del interior, más alejados aún. Por supuesto, el servicio era tan barato como precario, las copias ya tenían cumplido, de sobra, el circuito comercial y habían sido sometidas, a infinitas reparaciones, cuando caían al fin, en manos de aquellos perpretradores. Que como buenos cuenta propistas "yo lo hago yo lo vendo", se las arreglaban solos, lo mejor que podían.
El desafío mayor, era mantener funcionando el viejo proyector, con más kilómetros recorridos, por caminos semiabandonados de la pampa gringa en un viejo Chevrolet Lasalle, que funciones llevadas a cabo con éxito, este aparato, presentaba a veces, una conducta errática, cuando no francamente rebelde, esto y las "reparaciones" de urgencia hechas con hilo de coser, a las maltratadas copias, configuraban el pronóstico, de una tragedia imaginable.
La tierra suelta de los caminos, miles de cortes y conatos de incendio, apagados con arena, dañaban aun mas a todo el conjunto, si esto fuera posible, todavía más. Una noche en el club social y de fomento de vaya saber que cosa y quien sabe donde, estaba desarrollandosé todo con total normalidad, o sea, al borde de la catástrofe, cuando la máquina comenzó a trabarse con los hilos de coser, con que había sido "arreglado" el film.
La película de aquella noche, era un muestrario de roturas, de rollos de distintas procedencias y diferentes calidades de copia, con un frondoso historial de roturas y manoseos, de pronto, no resistió mas y se rasgó, provocando una larguísima demora.
Un auténtico robo al público que, demas esta aclarar, estaba muy fastidiado con la función y lo hacía saber, pero, ante el incontrastable hecho, de que el cine de la parroquia, no funcionaba, porque al cura se le había quemado junto con la sacristía, en un incendio iniciado por las velas, dejadas allí por los devotos, no quedaba más remedio, que soportar el mal rato, en la improvisada sala con incómodas sillas plegables de lata, en la cancha de basquet del club.
De todos modos tendrían, para comentar, los incidentes y sería el tema vigente en todo el pueblo por una semana, o más, el objetivo de entretener, estaba, de algún modo cumplido. Y como si todo esto fuera poco, se veían libres de la molesta censura, que el cura ejercía con la aplicación del dedo, sobre el objetivo en las escenas "atrevidas" o "fuertes".
Don López se acercó a ver que pasaba, ya que en la pantalla, los cuadros de la imagen, habían empezado a correr enloquecidos.
Este modelo de proyector, en particular, tenía su mecanismo de arrastre del film de celuloide, con los engranajes a la vista, sin protección, Lopez, cegado por estar casi de frente, al aparato encendido, no se dió cuenta, que los rodillos y luego los engranes, habían atrapado la delgada y pringosa corbata, que siempre usaba.
Cuando sintio el tirón, ya era tarde, por instinto trató de retroceder para zafarse, lo que no hizo más que ajustar, en torno a su cuello, el nudo de lazo de la corbata, el sordo forcejeo, se prolongó por mas de un minuto, y ya Lopez, comenzaba a cambiar de color, por la inminente asfixia.
Situado en el pasillo a la misma altura y en medio de la "platea" todos podían ver lo que pasaba, pero nadie movía un dedo.
La lucha, a muerte, con la máquina habrá hecho recordar, a algunos de los asistentes, una igual del film "Tiempos Modernos" en la que el personaje de Chaplin, es tragado entero por un gigantesco engranaje.
El fuerte chirrido, del sonido óptico, al salirse del carril el rollo, totalmente descontrolado, alarmó a sus "socios" que estaban fumando afuera, y de amable conversación, sin percatarse de las tribulaciones del amigo.
Se asomaron a la oscuridad de la "sala" y adivinaron, por los gestos desesperados de Lopez, proyectados en la pantalla, lo que sucedía.
Era imposible, para el infortunado, alcanzar la llave de apagado del proyector, porque estaba del lado opuesto del aparato. Corrieron, atropellando en su camino, sillas y público, en las sombras, y de un manotazo, uno de ellos, logró apagar el diabólico artefacto, antes que acabara con la vida de López
Pasado el primer susto y ante la impresión de vacío, que causan los silencios generales, se dieron, al encenderse las luces, conque los lugareños asistían, completamente inmóviles a la tragedia y que nadie había siquiera, intentado, auxiliar a López.
Ninguna autoridad, de las ahi presentes, ni el intendente, ni los dos policías con el preso, al que habían traido consigo, para que no se aburra en el calabozo, habían hecho nada, ni el cura, ni el médico del pueblo se movieron un milímetro, porque hartos todos, de la mala calidad del espectáculo cinematográfico, optaron, por tácito consenso unánime, asistir fascinados a aquel otro número en vivo, fuera de programa, con la expectativa creada por el suspenso, de ver si el aparato ahorcaba de una buena vez, al desgraciado.
Colonna sonora originale dell film omonimo 3:03
Don López, era un viejo operador del vetusto proyector de un cine de la legua, transhumantes y peregrinas miniempresas de no más de dos o tres socios, dedicadas a exhibir películas en los barrios alejados y en pueblos del interior, más alejados aún. Por supuesto, el servicio era tan barato como precario, las copias ya tenían cumplido, de sobra, el circuito comercial y habían sido sometidas, a infinitas reparaciones, cuando caían al fin, en manos de aquellos perpretradores. Que como buenos cuenta propistas "yo lo hago yo lo vendo", se las arreglaban solos, lo mejor que podían.
El desafío mayor, era mantener funcionando el viejo proyector, con más kilómetros recorridos, por caminos semiabandonados de la pampa gringa en un viejo Chevrolet Lasalle, que funciones llevadas a cabo con éxito, este aparato, presentaba a veces, una conducta errática, cuando no francamente rebelde, esto y las "reparaciones" de urgencia hechas con hilo de coser, a las maltratadas copias, configuraban el pronóstico, de una tragedia imaginable.
La tierra suelta de los caminos, miles de cortes y conatos de incendio, apagados con arena, dañaban aun mas a todo el conjunto, si esto fuera posible, todavía más. Una noche en el club social y de fomento de vaya saber que cosa y quien sabe donde, estaba desarrollandosé todo con total normalidad, o sea, al borde de la catástrofe, cuando la máquina comenzó a trabarse con los hilos de coser, con que había sido "arreglado" el film.
La película de aquella noche, era un muestrario de roturas, de rollos de distintas procedencias y diferentes calidades de copia, con un frondoso historial de roturas y manoseos, de pronto, no resistió mas y se rasgó, provocando una larguísima demora.
Un auténtico robo al público que, demas esta aclarar, estaba muy fastidiado con la función y lo hacía saber, pero, ante el incontrastable hecho, de que el cine de la parroquia, no funcionaba, porque al cura se le había quemado junto con la sacristía, en un incendio iniciado por las velas, dejadas allí por los devotos, no quedaba más remedio, que soportar el mal rato, en la improvisada sala con incómodas sillas plegables de lata, en la cancha de basquet del club.
De todos modos tendrían, para comentar, los incidentes y sería el tema vigente en todo el pueblo por una semana, o más, el objetivo de entretener, estaba, de algún modo cumplido. Y como si todo esto fuera poco, se veían libres de la molesta censura, que el cura ejercía con la aplicación del dedo, sobre el objetivo en las escenas "atrevidas" o "fuertes".
Don López se acercó a ver que pasaba, ya que en la pantalla, los cuadros de la imagen, habían empezado a correr enloquecidos.
Este modelo de proyector, en particular, tenía su mecanismo de arrastre del film de celuloide, con los engranajes a la vista, sin protección, Lopez, cegado por estar casi de frente, al aparato encendido, no se dió cuenta, que los rodillos y luego los engranes, habían atrapado la delgada y pringosa corbata, que siempre usaba.
Cuando sintio el tirón, ya era tarde, por instinto trató de retroceder para zafarse, lo que no hizo más que ajustar, en torno a su cuello, el nudo de lazo de la corbata, el sordo forcejeo, se prolongó por mas de un minuto, y ya Lopez, comenzaba a cambiar de color, por la inminente asfixia.
Situado en el pasillo a la misma altura y en medio de la "platea" todos podían ver lo que pasaba, pero nadie movía un dedo.
La lucha, a muerte, con la máquina habrá hecho recordar, a algunos de los asistentes, una igual del film "Tiempos Modernos" en la que el personaje de Chaplin, es tragado entero por un gigantesco engranaje.
El fuerte chirrido, del sonido óptico, al salirse del carril el rollo, totalmente descontrolado, alarmó a sus "socios" que estaban fumando afuera, y de amable conversación, sin percatarse de las tribulaciones del amigo.
Se asomaron a la oscuridad de la "sala" y adivinaron, por los gestos desesperados de Lopez, proyectados en la pantalla, lo que sucedía.
Era imposible, para el infortunado, alcanzar la llave de apagado del proyector, porque estaba del lado opuesto del aparato. Corrieron, atropellando en su camino, sillas y público, en las sombras, y de un manotazo, uno de ellos, logró apagar el diabólico artefacto, antes que acabara con la vida de López
Pasado el primer susto y ante la impresión de vacío, que causan los silencios generales, se dieron, al encenderse las luces, conque los lugareños asistían, completamente inmóviles a la tragedia y que nadie había siquiera, intentado, auxiliar a López.
Ninguna autoridad, de las ahi presentes, ni el intendente, ni los dos policías con el preso, al que habían traido consigo, para que no se aburra en el calabozo, habían hecho nada, ni el cura, ni el médico del pueblo se movieron un milímetro, porque hartos todos, de la mala calidad del espectáculo cinematográfico, optaron, por tácito consenso unánime, asistir fascinados a aquel otro número en vivo, fuera de programa, con la expectativa creada por el suspenso, de ver si el aparato ahorcaba de una buena vez, al desgraciado.