isabelión
05/04/2010, 09:52
Sacerdotes fueron suspendidos de su servicio por razones políticas
Edmundo Cadenas y Máximo Ochoa fueron suspendidos por el obispo Ramón Viloria luego de que ellos impartieran la Misa de la Bendición del Mar en el malecón de Puerto Cabello, como se había hecho tradicionalmente desde hace 147 años, aunque el obispo quería hacerla en la Catedral. El Parlamento exhorta a la alta jerarquía de la Iglesia a revertir la decisión.
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Viernes, 15 de Mayo de 2009. 9:44 pm
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La misa del mar es una tradición de Puerto Cabello (Archivo)
Vea también:
Vaticano reivindicó a uno de los sacerdotes que ofició Bendición del Mar
Más sobre este tema
Los sacerdotes Edmundo Cadenas y Máximo Ochoa denunciaron desde hace varios días, que fueron suspendidos de su ministerio luego de haber oficiado la tradicional misa de bendición del mar el pasado 12 de abril en el malecón de Puerto Cabello, que se practica desde hace más de 140 años.
La polémica tuvo su origen el Domingo de Resurrección, cuando el monseñor Ramón Viloria Pinzón convocó a la Misa de la Bendición del Mar en la Catedral, contrariamente a la tradición que durante 147 años ha reunido a los feligreses en las aguas del malecón. Mientras un contingente de la policía intentaba infructuosamente conducir a los creyentes hacia la iglesia, más de 10 mil católicos se congregaban (como todos los años), en los alrededores de la playa. Fue entonces cuando los sacerdotes Edmundo Cadena y Máximo Ochoa, se ofrecieron para oficiar la misa en el puerto, ante la ausencia de alguna autoridad eclesiástica que se hiciera cargo de los siervos que aguardaban por la Bendición del Mar.
Ese domingo, la eucaristía se realizó como el pueblo de Puerto Cabello acostumbraba y los asientos de la Catedral se quedaron vacíos. Sin embargo, la acción de monseñor Viloria no se hizo esperar y a través de un comunicado emitido desde su despacho, destituyó de sus cargos a los presbíteros Ochoa y Cadenas, alegando que los mismos había oficiado la misa sin permiso.
Ante tales señalamientos, Ochoa y Cadenas se pronunciaron el 28 de abril martes en una rueda de prensa e indicaron que su decisión de formar parte activa en la celebración del acto religioso, estuvo cimentada sobre la base de sus “convicciones, celo pastoral y discernimiento”.
Al mismo tiempo, los sacerdotes aclararon que una diócesis es una porción territorial y no marítima, por lo que el obispo carecía de autoridad sobre el lugar desde el cual se realizó la misa de Bendición del Mar. Por su parte, Cadenas indicó que no utilizaron un lenguaje político partidista, proselitista o ideologizado, y mucho menos emplearon frases o expresiones que ofendieran o colocaran al escarnio público a las autoridades eclesiásticas de Puerto Cabello o del país.
Asamblea Nacional apoyó a los sacerdotes
Los sacerdotes fueron recibidos este jueves 14 de mayo en la Asamblea Nacional, donde relataron su experiencia. Dado la poca repercusión que la prensa dio a sus intervenciones, el Parlamento decidió transmitir las disertaciones de ambos en cadena nacional de radio y televisión este viernes 15.
El padre Cadenas estimó desmedida e injusta la decisión tomada por tres monseñores, entre ellos Ramón Viloria y Nelson Martínez, de Puerto Cabello y San Felipe, respectivamente, siendo el primero quien se negó a escuchar el clamor del pueblo para la realización de la misa. Cabe indicar que ambos aseguran que la suspensión se debió a que supuestamente habían hecho un acto político.
“No hemos hecho nada delictivo para pedir perdón. Preferimos caminar con la gente sencilla de nuestro pueblo desde la teología de la liberación que por compromisos con la clase dominante. La represalia es por llevar una vida cristiana y con opción preferente hacia los pobres”.
Ambos sacerdotes estiman injusta la medida y, por lo tanto, sentencian que “los obispos nos suspenden, pero el pueblo nos absuelve”.
La Asamblea Nacional, luego de escuchar a los sacerdotes, exhortó a la alta jerarquía de la Iglesia a revertir tal decisión por considerarla un acto de retaliación política.
La presidenta del Parlamento, diputada Cilia Flores, dijo que en correspondencia con lo que es el sentimiento del pueblo de Puerto Cabello, son solidarios con los curas y repudian y rechazan desde la AN la decisión tomada por la alta jerarquía de suspenderlos de sus servicios.
En este sentido, manifestó que propondrá, y así fue aprobado, que la Iglesia asuma la voluntad del pueblo, “y que retire esa decisión tomada en su contra violando principios constitucionales y de justicia. Estamos contestes con los feligreses porque creemos que se está aplicando un principio que se ha venido empleando en otros ámbitos. Se habla de misas buenas y de misas malas. En todo caso a quien debe sancionarse es a quien se negó a realizar la misa y no a los que la hicieron, respondiendo al clamor del pueblo”.
A su juicio, sin duda se trata de una retaliación política contra los sacerdotes, resaltando que tienen el apoyo del Parlamento, así como cuentan con el apoyo del pueblo.
El llamado, específicamente, señala: “Exhortar a la Jerarquía de la Iglesia Católica para que observe los principios democráticos y de justicia social de nuestra Constitución que fueron violados abiertamente con esa aberrante decisión política que atenta contra la libertad de culto y contra las costumbres de los feligreses que año tras año participan de la misa de la Bendición del Mar en Puerto Cabello, estado Carabobo”.
Arrúe rechaza actitud de obispos
El diputado Javier Arrúe estima que se pretende disfrazar la sanción contra estos presbíteros detrás de normas jurídicas religiosas, cuando en realidad se trata de un pase de factura, son razones políticas, no canónicas”. Los condenan a no ejercer su ministerio en ninguna parte del Orbe, ni en el cielo podrán ejercer, tan sólo por escuchar el clamor del pueblo de Puerto Cabello para la realización de la misa, que es una tradición popular. La Iglesia argumenta que la sanción se levantará cuando pidan perdón por sus malos actos y cuando resarzan el daño a la feligresía.
Asegura que los obispos son inteligentes disfrazando sobre mantos y rosarios, este tipo de decisiones políticas, cuando –aseguró– estos sacerdotes han consagrado su vida a los más desfavorecidos. “Meterse en política es absolutamente necesario. Se les condena haber optado por favorecer a los pobres y no por la religión y el dinero”. Se preguntó si no es político el comunicado del Episcopado que exhorta a respetar a los medios por informar la verdad y promocionar valores.
Edmundo Cadenas y Máximo Ochoa fueron suspendidos por el obispo Ramón Viloria luego de que ellos impartieran la Misa de la Bendición del Mar en el malecón de Puerto Cabello, como se había hecho tradicionalmente desde hace 147 años, aunque el obispo quería hacerla en la Catedral. El Parlamento exhorta a la alta jerarquía de la Iglesia a revertir la decisión.
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Viernes, 15 de Mayo de 2009. 9:44 pm
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Vaticano reivindicó a uno de los sacerdotes que ofició Bendición del Mar
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Los sacerdotes Edmundo Cadenas y Máximo Ochoa denunciaron desde hace varios días, que fueron suspendidos de su ministerio luego de haber oficiado la tradicional misa de bendición del mar el pasado 12 de abril en el malecón de Puerto Cabello, que se practica desde hace más de 140 años.
La polémica tuvo su origen el Domingo de Resurrección, cuando el monseñor Ramón Viloria Pinzón convocó a la Misa de la Bendición del Mar en la Catedral, contrariamente a la tradición que durante 147 años ha reunido a los feligreses en las aguas del malecón. Mientras un contingente de la policía intentaba infructuosamente conducir a los creyentes hacia la iglesia, más de 10 mil católicos se congregaban (como todos los años), en los alrededores de la playa. Fue entonces cuando los sacerdotes Edmundo Cadena y Máximo Ochoa, se ofrecieron para oficiar la misa en el puerto, ante la ausencia de alguna autoridad eclesiástica que se hiciera cargo de los siervos que aguardaban por la Bendición del Mar.
Ese domingo, la eucaristía se realizó como el pueblo de Puerto Cabello acostumbraba y los asientos de la Catedral se quedaron vacíos. Sin embargo, la acción de monseñor Viloria no se hizo esperar y a través de un comunicado emitido desde su despacho, destituyó de sus cargos a los presbíteros Ochoa y Cadenas, alegando que los mismos había oficiado la misa sin permiso.
Ante tales señalamientos, Ochoa y Cadenas se pronunciaron el 28 de abril martes en una rueda de prensa e indicaron que su decisión de formar parte activa en la celebración del acto religioso, estuvo cimentada sobre la base de sus “convicciones, celo pastoral y discernimiento”.
Al mismo tiempo, los sacerdotes aclararon que una diócesis es una porción territorial y no marítima, por lo que el obispo carecía de autoridad sobre el lugar desde el cual se realizó la misa de Bendición del Mar. Por su parte, Cadenas indicó que no utilizaron un lenguaje político partidista, proselitista o ideologizado, y mucho menos emplearon frases o expresiones que ofendieran o colocaran al escarnio público a las autoridades eclesiásticas de Puerto Cabello o del país.
Asamblea Nacional apoyó a los sacerdotes
Los sacerdotes fueron recibidos este jueves 14 de mayo en la Asamblea Nacional, donde relataron su experiencia. Dado la poca repercusión que la prensa dio a sus intervenciones, el Parlamento decidió transmitir las disertaciones de ambos en cadena nacional de radio y televisión este viernes 15.
El padre Cadenas estimó desmedida e injusta la decisión tomada por tres monseñores, entre ellos Ramón Viloria y Nelson Martínez, de Puerto Cabello y San Felipe, respectivamente, siendo el primero quien se negó a escuchar el clamor del pueblo para la realización de la misa. Cabe indicar que ambos aseguran que la suspensión se debió a que supuestamente habían hecho un acto político.
“No hemos hecho nada delictivo para pedir perdón. Preferimos caminar con la gente sencilla de nuestro pueblo desde la teología de la liberación que por compromisos con la clase dominante. La represalia es por llevar una vida cristiana y con opción preferente hacia los pobres”.
Ambos sacerdotes estiman injusta la medida y, por lo tanto, sentencian que “los obispos nos suspenden, pero el pueblo nos absuelve”.
La Asamblea Nacional, luego de escuchar a los sacerdotes, exhortó a la alta jerarquía de la Iglesia a revertir tal decisión por considerarla un acto de retaliación política.
La presidenta del Parlamento, diputada Cilia Flores, dijo que en correspondencia con lo que es el sentimiento del pueblo de Puerto Cabello, son solidarios con los curas y repudian y rechazan desde la AN la decisión tomada por la alta jerarquía de suspenderlos de sus servicios.
En este sentido, manifestó que propondrá, y así fue aprobado, que la Iglesia asuma la voluntad del pueblo, “y que retire esa decisión tomada en su contra violando principios constitucionales y de justicia. Estamos contestes con los feligreses porque creemos que se está aplicando un principio que se ha venido empleando en otros ámbitos. Se habla de misas buenas y de misas malas. En todo caso a quien debe sancionarse es a quien se negó a realizar la misa y no a los que la hicieron, respondiendo al clamor del pueblo”.
A su juicio, sin duda se trata de una retaliación política contra los sacerdotes, resaltando que tienen el apoyo del Parlamento, así como cuentan con el apoyo del pueblo.
El llamado, específicamente, señala: “Exhortar a la Jerarquía de la Iglesia Católica para que observe los principios democráticos y de justicia social de nuestra Constitución que fueron violados abiertamente con esa aberrante decisión política que atenta contra la libertad de culto y contra las costumbres de los feligreses que año tras año participan de la misa de la Bendición del Mar en Puerto Cabello, estado Carabobo”.
Arrúe rechaza actitud de obispos
El diputado Javier Arrúe estima que se pretende disfrazar la sanción contra estos presbíteros detrás de normas jurídicas religiosas, cuando en realidad se trata de un pase de factura, son razones políticas, no canónicas”. Los condenan a no ejercer su ministerio en ninguna parte del Orbe, ni en el cielo podrán ejercer, tan sólo por escuchar el clamor del pueblo de Puerto Cabello para la realización de la misa, que es una tradición popular. La Iglesia argumenta que la sanción se levantará cuando pidan perdón por sus malos actos y cuando resarzan el daño a la feligresía.
Asegura que los obispos son inteligentes disfrazando sobre mantos y rosarios, este tipo de decisiones políticas, cuando –aseguró– estos sacerdotes han consagrado su vida a los más desfavorecidos. “Meterse en política es absolutamente necesario. Se les condena haber optado por favorecer a los pobres y no por la religión y el dinero”. Se preguntó si no es político el comunicado del Episcopado que exhorta a respetar a los medios por informar la verdad y promocionar valores.