Gaetano
04/02/2010, 00:17
Designado por Fidel Castro como "ministro in pectore" de electricidad para Venezuela, el comandante Ramiro Valdés viene de la isla de la oscuridad para convertirse enprotagonista de excepción. Pero ¿quién es es este personaje?
El "Comandante de la Revolución", Ramiro Valdés Menéndez hoy no tiene un perfil demasiado alto, ni se menciona demasiado en la nomenclatura castrista.
Miembro del Comité Central; director de un Grupo Empresarial y miembro del Consejo de Estado, igual que otros "22 mortales", no parece estar entre los hombres más poderosos de Cuba de acuerdo a sus cargos y funciones.
Pero que nadie se llame a engaño: "Ramirito" es el único cubano que sin tener autoridad o mando sobre la Dirección de Seguridad Personal del Ministerio del Interior, es capaz de mover de su lugar al impenetrable guardián de la escolta de Fidel Castro que, atravesado en una escalera, impedía el acceso a la tribuna de El Cotorro donde Fidel Castro se había desmayado en el 2001, agarrándole el brazo y echándolo a un lado para abrirse paso, sin que el miembro de la custodia hiciera ni el menor asomo de resistencia.
Tras Ramirito pasaron, porque venían con él, los únicos dos cubanos que junto a Ramiro Valdés Menéndez ostentan el grado de "Comandante de la Revolución": Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías.
Estos tres recibieron hace muchos años ese grado, especialmente creado, para ellos solamente, por Fidel Castro, y se hizo de público conocimiento que solamente estaban subordinados al "Comandante en Jefe", Fidel Castro.
Aunque no fue necesario decir el resto, todos comprendieron que eso significaba que no debían subordinación militar ni siquiera a Raúl Castro, General de Ejército y Ministro de las Fuerzas Armadas, el grado inmediatamente inferior al de Comandante en Jefe.
Ramiro Valdés tiene fama de tipo "duro", aunque quienes le conocieron en su juventud, antes del Moncada, aseguran que era afable.
Su vida privada es bien privada, aunque se sabe que se ha divorciado tres veces y tuvo cinco hijos, cuatro varones y una hembra. Uno de esos varones vino a vivir a EEUU.
Y el imaginario seguroso cuenta que en los primeros años revolucionarios le encantaba correr motos de la policía junto a José Abrantes, y muchas veces sentarse en su oficina a ver los "muñequitos americanos" en la televisión, cándido entretenimiento que no le impedía ser "duro" cuando consideraba que hacía falta serlo, que era casi siempre.
El "Comandante de la Revolución", Ramiro Valdés Menéndez hoy no tiene un perfil demasiado alto, ni se menciona demasiado en la nomenclatura castrista.
Miembro del Comité Central; director de un Grupo Empresarial y miembro del Consejo de Estado, igual que otros "22 mortales", no parece estar entre los hombres más poderosos de Cuba de acuerdo a sus cargos y funciones.
Pero que nadie se llame a engaño: "Ramirito" es el único cubano que sin tener autoridad o mando sobre la Dirección de Seguridad Personal del Ministerio del Interior, es capaz de mover de su lugar al impenetrable guardián de la escolta de Fidel Castro que, atravesado en una escalera, impedía el acceso a la tribuna de El Cotorro donde Fidel Castro se había desmayado en el 2001, agarrándole el brazo y echándolo a un lado para abrirse paso, sin que el miembro de la custodia hiciera ni el menor asomo de resistencia.
Tras Ramirito pasaron, porque venían con él, los únicos dos cubanos que junto a Ramiro Valdés Menéndez ostentan el grado de "Comandante de la Revolución": Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías.
Estos tres recibieron hace muchos años ese grado, especialmente creado, para ellos solamente, por Fidel Castro, y se hizo de público conocimiento que solamente estaban subordinados al "Comandante en Jefe", Fidel Castro.
Aunque no fue necesario decir el resto, todos comprendieron que eso significaba que no debían subordinación militar ni siquiera a Raúl Castro, General de Ejército y Ministro de las Fuerzas Armadas, el grado inmediatamente inferior al de Comandante en Jefe.
Ramiro Valdés tiene fama de tipo "duro", aunque quienes le conocieron en su juventud, antes del Moncada, aseguran que era afable.
Su vida privada es bien privada, aunque se sabe que se ha divorciado tres veces y tuvo cinco hijos, cuatro varones y una hembra. Uno de esos varones vino a vivir a EEUU.
Y el imaginario seguroso cuenta que en los primeros años revolucionarios le encantaba correr motos de la policía junto a José Abrantes, y muchas veces sentarse en su oficina a ver los "muñequitos americanos" en la televisión, cándido entretenimiento que no le impedía ser "duro" cuando consideraba que hacía falta serlo, que era casi siempre.