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rer
08/12/2009, 18:58
La loca del bequeló


En la enramada de un rancho viejo,

Nido de gauchos cerca del Yí,

Guitarra antigua, tierna cantaba –

Más bien lloraba
La triste historia que escribo aquí:

- ¿Sabéis paisanos, por qué ando errante

Entre estos bosques de Bequeló?

Me llaman loca; pero es mentira:

Es que no tengo ya corazón...

Venid, paisanos, venid conmigo;

Diré mi historia junto al fogón.



¿Veis mis cabellos? Eran muy negros

Más que las alas del cuervo; más;

Están muy lacios...tan blancos...blancos...

Como las flores del arrayán.

¿Veis estos ojos? ¿No tienen vida?

Pues antes puros como el cristal,

Fueron dos luces que se encendieron

En una aurora del Uruguay.

Tristes mis labios son amarillos

Como corteza del butyhá;

¡Ay! Los tenía rojos y alegres

Como el penacho del cardenal.

Allá en la loma como un calvario

Veréis ruinas y un triste ombú;

Fueron mi cuna, fueron mi estancia,

Fueron mi nido verde y azul.

Cuando yo muera, clavad, paisanos,

Bajo aquel árbol mi humilde cruz;

Que allí murieron mis dichas todas;

Allí he perdido mi juventud.



Tenía un esposo que ardiente amaba

Y un hijo bello que era mi Dios.

¡Ah que contenta perdiera el cielo

Si yo pudiera ver a los dos!

Una mañana... !Maldita sea!

Cuando esta guerra se pronunció,

Mi esposo tierno me dio un abrazo,

Llorando mucho su hijo besó,

Pálido el rostro tomó su lanza,

Montó a caballo triste, y partió.

Aún me parece lo ven mis ojos

De lejas lomas, haciendo ¡Adiós!

¡Ay! Mis paisanos, en ese día



Perdí un pedazo del corazón...



Pasaron meses, pasaron años,

Llorando siempre, siempre peor,

Cuando una tarde que al hijo amado

De mis entrañas contaba yo

Del pobre padre, que no volvía,

La ausencia larga, su último adiós,

Cruzando campos llegó un sargento,

De su caballo se desmontó,

Y al solo rayo de mi esperanza

Estas palabras le dirigió:

¿Ves esta lanza? Fue de tu padre;

Por la divisa bravo murió:

Tómala y vamos, no te demores,

Que en las cuchillas se duerme el sol.

Llorando mi hijo me dio un abrazo,

Montó a caballo triste, y partió.

¡Ay!! Mis paisanos, en esa tarde

Quedó mi pecho sin corazón.



Ya van dos veces que las torcaces

Dulces arrullan en el sauzal,

Y los boyeros, cantando alegres,

Cuelgan sus nidos del ñandubay;

Pero no he visto más a mi hijo

Desde esa tarde negra y fatal.

Allá en la loma como un calvario

Veréis ruinas y un triste ombú:

Cuando yo muera, clavad paisanos,

Bajo aquel árbol mi humilde cruz.

Esta es la historia que una guitarra

De un rancho viejo triste lloró.

¡Ay! Cuántas locas habrá en mi patria

Como la loca del Bequeló.



Ramón de Santiago

safo de lesbos
08/12/2009, 20:01
Hola rer, me gusto por que es una historia interesante y mas por tu ritma, gracias

saludititos....

Sadness
09/12/2009, 15:18
Una belleza de poema de Ramón de Santiago. En descripción, contenido, en estética....todo una belleza. Gracias por compartirlo.


Saludos afectuosos.

edu4
09/12/2009, 15:28
Una de esas tantas leyendas que rondan por toda nuestra america... excelente poema... entre la leyenda y la realidad que azotó durante las guerras y las dictaduras...

Cochero
09/12/2009, 18:46
Ramón de Santiago se inspiró en una leyenda popular originada en las revoluciones montoneras de fines del siglo XIX y comienzos del XX, donde las viudas y huérfanos abundaban por la Patria, secuela de las luchas entre orientales defendiendo sus divisas. Luchas cruentas y sanguinarias, donde los muertos y heridos se contaban por cientos en cada batalla y donde participaban hombres y mujeres, jóvenes y viejos, a veces niños y algunos extranjeros.

Interesante exponente de la literatura...interesante...¿lo has traído por algo en particular?

dragonfly
12/12/2009, 01:10
Me encantó :cry: me erizó la piel...

Caracolamarina
12/12/2009, 08:43
RER. Excelente, las leyendas que inspiran a las letras, en toda Latinoamerica tenemos la riqueza de ellas.