Sadness
10/11/2009, 19:39
La camisa azul
Cuando te amé, tuve la fortuna, como con el arco iris, verte lucir la más variada gama: rojo, oro, blanco, de mezclilla e incluso de mi color favorito, el negro. Pero sin la menor duda, el color que te sienta de maravilla, es el azul, que contrasta con inusual perfección con el exquisito tono apiñonado de tu piel, enmarcado por el azabache de tu cabello…¡Te veías DE-LI-CIO-SO!.
Aquella camisa en color azul, es una prenda entrañable para mí, me trae a la memoria momentos felices, emotivos, lúbricos, gozosos…hoy tan sólo bellos recuerdos. Pero, volviendo a la prenda en cuestión, la primera vez, que te la ví lucir, me provocó grata sorpresa, porque en lugar de una cómoda playera, portabas una hermosa camisa, algo poco común en un jovencito de tu edad. Hermosa en su inmaculada pulcritud, en la esmerada dedicación de unas amorosas manos, que primero la lavaron y luego plancharon delicadamente, este detalle me dejó extasiada.
Así, que cuando la desabotonaba, a pesar de la urgencia, de mi necesidad por ti, traté de hacerlo con mucho cuidado, no quise destruir la amorosa labor de quien te la había lavado y planchado. Cuando pude despojarte de ella, la tomé entre mis manos con reverencia y la colgué en el perchero, para ponerle a salvo de la refriega amorosa que estaba por iniciar ¿Lo recuerdas?
Amó esa camisa azul, porque en su pulcritud, en sus bien marcadas rayas, había detrás la historia de una mujer generosa, amorosa, que a pesar de lo pesado de sus actividades diarias (La labor doméstica, es de las más pesadas jornadas y sin reconocimiento alguno. Ojala, alguna vez, le reconozcas a esa mujer todo lo que te ha brindado desinteresadamente) tuvo lista tu camisa, esa que querías arrojar en el piso, aquella vez. Amó esa camisa, aunque ahora sólo exista en mi memoria, porque detrás de su hermosa pulcritud, pude imaginar a esa mujer. Menuda, frágil en apariencia, creo que físicamente es muy parecida a ti, pero de gran fortaleza. ¡Una verdadera MUJER! Ni una princesa, ni una muñequita de porcelana…una mujer generosa, entregada, amorosa, callada, luchona. Un mujer que admiro y tengo en gran estima, por ser la madre del hombre que fue importante en mi vida, del hombre que una vez amé.
Pero, además, esa sencilla, pulcra camisa….representaba la humildad, sencillez, ternura….de aquel hombre que una vez amé y que ahora ya de él, no queda nada…nada…
¿Ahora entiendes porque lo absurdo de mi petición? ¿Por qué te la pedí? Quería conservarla, como quien posee una reliquia para venerar. ¡No creo que puedas entender, te has vuelto tan frío e insensible!
La camisa azul, de aquella primera vez, la tengo yo…es mía, siempre estará en mi memoria. ¿Recuerdas que vestía yo ese día? ¡Por supuesto que no, si olvidaste mis caricias, mi cariño! ¡Qué vas a recordar!
Cuando te amé, tuve la fortuna, como con el arco iris, verte lucir la más variada gama: rojo, oro, blanco, de mezclilla e incluso de mi color favorito, el negro. Pero sin la menor duda, el color que te sienta de maravilla, es el azul, que contrasta con inusual perfección con el exquisito tono apiñonado de tu piel, enmarcado por el azabache de tu cabello…¡Te veías DE-LI-CIO-SO!.
Aquella camisa en color azul, es una prenda entrañable para mí, me trae a la memoria momentos felices, emotivos, lúbricos, gozosos…hoy tan sólo bellos recuerdos. Pero, volviendo a la prenda en cuestión, la primera vez, que te la ví lucir, me provocó grata sorpresa, porque en lugar de una cómoda playera, portabas una hermosa camisa, algo poco común en un jovencito de tu edad. Hermosa en su inmaculada pulcritud, en la esmerada dedicación de unas amorosas manos, que primero la lavaron y luego plancharon delicadamente, este detalle me dejó extasiada.
Así, que cuando la desabotonaba, a pesar de la urgencia, de mi necesidad por ti, traté de hacerlo con mucho cuidado, no quise destruir la amorosa labor de quien te la había lavado y planchado. Cuando pude despojarte de ella, la tomé entre mis manos con reverencia y la colgué en el perchero, para ponerle a salvo de la refriega amorosa que estaba por iniciar ¿Lo recuerdas?
Amó esa camisa azul, porque en su pulcritud, en sus bien marcadas rayas, había detrás la historia de una mujer generosa, amorosa, que a pesar de lo pesado de sus actividades diarias (La labor doméstica, es de las más pesadas jornadas y sin reconocimiento alguno. Ojala, alguna vez, le reconozcas a esa mujer todo lo que te ha brindado desinteresadamente) tuvo lista tu camisa, esa que querías arrojar en el piso, aquella vez. Amó esa camisa, aunque ahora sólo exista en mi memoria, porque detrás de su hermosa pulcritud, pude imaginar a esa mujer. Menuda, frágil en apariencia, creo que físicamente es muy parecida a ti, pero de gran fortaleza. ¡Una verdadera MUJER! Ni una princesa, ni una muñequita de porcelana…una mujer generosa, entregada, amorosa, callada, luchona. Un mujer que admiro y tengo en gran estima, por ser la madre del hombre que fue importante en mi vida, del hombre que una vez amé.
Pero, además, esa sencilla, pulcra camisa….representaba la humildad, sencillez, ternura….de aquel hombre que una vez amé y que ahora ya de él, no queda nada…nada…
¿Ahora entiendes porque lo absurdo de mi petición? ¿Por qué te la pedí? Quería conservarla, como quien posee una reliquia para venerar. ¡No creo que puedas entender, te has vuelto tan frío e insensible!
La camisa azul, de aquella primera vez, la tengo yo…es mía, siempre estará en mi memoria. ¿Recuerdas que vestía yo ese día? ¡Por supuesto que no, si olvidaste mis caricias, mi cariño! ¡Qué vas a recordar!