kelday666
11/09/2009, 11:07
HOMO DECORATIVEX
Bueno, pongamos como caso
que este hombre no puede ser feliz.
Pongamos
que le han dado dos libretas
un lápiz chino
un uniforme
y la perenne obligación de ser feliz.
Y pongamos, claro,
que este hombre lo intenta
que se esfuerza seriamente
que ensaya mohines delante del espejo
pero
donde debería haber una sonrisa
alguien pintó un rostro sudoroso
ajado
taciturno
con una mueca de payaso
que no convence a nadie.
Pongamos
que el hombre de verdad lo intenta
y cruza cada calle como quien se embarca
en un barco enorme con un ancla sin peso
y creamos, cómo no
que finge ignorar el peso de esa ancla
que este hombre trata
de no inventar palabras para la palabra isla
y hace como que no tiene
catálogo de cosas permitidas
y pretende
que no ansía gritar alguna rabia.
Bueno, pongamos
que un hombre así
en efecto, existe
tiene un número de serie
de zapatos
de camisa
de expediente laboral
que habita alguna casa a medio hacer
-como es costumbre-
que lee todos los días el periódico
esperando
que le digan algo nuevo
aunque sabe de antemano
que no se lo dirán
y así le pasa el tiempo y no hace nada
nada nada
nada.
Vamos a suponer
que algo como este hombre
es posible en el mundo.
Entonces, sólo nos falta
elegir en qué estante lo pondremos
como a los elefantes de yeso,
de espaldas a la puerta.
Bueno, pongamos como caso
que este hombre no puede ser feliz.
Pongamos
que le han dado dos libretas
un lápiz chino
un uniforme
y la perenne obligación de ser feliz.
Y pongamos, claro,
que este hombre lo intenta
que se esfuerza seriamente
que ensaya mohines delante del espejo
pero
donde debería haber una sonrisa
alguien pintó un rostro sudoroso
ajado
taciturno
con una mueca de payaso
que no convence a nadie.
Pongamos
que el hombre de verdad lo intenta
y cruza cada calle como quien se embarca
en un barco enorme con un ancla sin peso
y creamos, cómo no
que finge ignorar el peso de esa ancla
que este hombre trata
de no inventar palabras para la palabra isla
y hace como que no tiene
catálogo de cosas permitidas
y pretende
que no ansía gritar alguna rabia.
Bueno, pongamos
que un hombre así
en efecto, existe
tiene un número de serie
de zapatos
de camisa
de expediente laboral
que habita alguna casa a medio hacer
-como es costumbre-
que lee todos los días el periódico
esperando
que le digan algo nuevo
aunque sabe de antemano
que no se lo dirán
y así le pasa el tiempo y no hace nada
nada nada
nada.
Vamos a suponer
que algo como este hombre
es posible en el mundo.
Entonces, sólo nos falta
elegir en qué estante lo pondremos
como a los elefantes de yeso,
de espaldas a la puerta.