PDA

Ver la versión completa : Gran Depresión ‘made in Spain’



Mari Paz Pascual
20/08/2009, 18:29
Emilio J. González

Para reactivar el consumo es preciso que se frene la destrucción de puestos de trabajo y se generen las condiciones para crear nuevos empleos, lo que sólo es posible a través de esa reforma laboral que el Gobierno se niega a llevar a cabo.

Los analistas se preguntan si la recuperación internacional tendrá forma de ‘V’, de ‘W’ o de ‘L’. En España, gracias al Gobierno, podemos apostar sin temor a perder por la última opción y con una línea horizontal bastante larga. ¿Por qué? Porque el Ejecutivo no hace nada o, lo que es peor aún, cuando actúa es para tomar las medidas que no debe.

El Gobierno se cree que la recuperación de las principales economías mundiales, sobre todo Alemania y Francia, ayudarán a España a superar la crisis. Así lo manifestó recientemente. Pero aparte de que dicha reactivación todavía tiene que producirse, consolidarse y tener lugar a un ritmo lo suficientemente acelerado como para que las dos grandes economías de la Europa continental puedan actuar como locomotoras de la UE, lo cierto es que la estructura productiva española no es, en estos momentos, la más adecuada para poder aprovechar el impulso franco-alemán, si es que llega a producirse y con la intensidad necesaria. En nuestro país, el verdadero empuje al crecimiento y el empleo sigue viniendo de la demanda interna, la cual, hoy por hoy, no tiene la menor capacidad de recuperación. El sector de la construcción ya no es motor económico y el consumo tampoco va a poder ejercer ese papel. Caixa Catalunya, en su informe mensual de coyuntura, acaba de advertir que puede producirse el mayor derrumbe de la historia en el gasto privado a causa de la crisis y del miedo de los españoles a perder su trabajo. Si se cumplen esos pronósticos, y la entidad catalana es una gran especialista en analizar el consumo en sus informes, aquí tenemos crisis para rato. Y todo ello debido a la política económica del zapaterismo.

Para reactivar el consumo es preciso que se frene la destrucción de puestos de trabajo y se generen las condiciones para crear nuevos empleos, lo que sólo es posible a través de esa reforma laboral que el Gobierno se niega a llevar a cabo. Así es que las expectativas laborales van a seguir deprimidas durante mucho tiempo y, con ellas, el gasto familiar. Pero es que el Gobierno todavía puede echar más leña al fuego, sobre todo si, como acaba de anunciar el ministro de Fomento, José Blanco, aprueba una subida de impuestos a los más ricos. En contra de lo que pretende hacer creer el Ejecutivo, la necesidad de financiar los 420 euros y su posible ampliación del número de beneficiarios no es la verdadera razón de que se vaya a tomar esta decisión. De hecho, hace pocos meses, y antes de que se planteara ni tan siquiera de forma remota la aprobación de esa ayuda a los parados que pierdan el derecho a la prestación por desempleo, ya la número tres de los socialista, Leire Pajín, dejó caer esa posibilidad. Los 420 euros, por tanto, no son más que la excusa para poner en marcha algo que Zapatero quería hacer desde hace tiempo. Y, en contra de lo que dice Blanco, esa subida no va a ser para los ricos, porque éstos tienen todos los asesores fiscales y contables que necesitan para minimizar su factura tributaria. Será, como siempre, para la más que sufrida clase media, que es la gran protagonista de un consumo que no se va a reactivar en cuanto Hacienda vuelva a meterle la mano en la cartera.

Todo esto podría evitarse reduciendo el gasto público y reestructurándolo, con el fin de atender a las verdaderas necesidades de la crisis, frenar un déficit público cuya financiación se está comiendo el dinero que los bancos tendrían que prestar a las empresas y familias y permitir una bajada de impuestos que, efectivamente, estimule el consumo, la creación de empleo y la recuperación económica. Todo ello acompañado de las necesarias reformas estructurales, como la laboral o la de determinados mercados (¿por qué la gasolina ha subido en España, en lo que va de año, por encima del 30%, 10 puntos más que la media de la UE?). Eso es lo que dictan tanto la ortodoxia económica como el sentido común. Por desgracia, Zapatero, en lugar de prestar atención a esos dictados, lo que quiere hacer es socialismo de verdad y ha encontrado en la crisis la excusa perfecta para ello. En vez de liberalizar, más rigideces y más intervencionismo; en vez de recortar el gasto público, más ‘política social’ y más impuestos progresivos, que es la forma que tiene de redistribuir la renta sin pararse a pensar que, con ello, lo único que hace es empobrecer a todo el mundo: a los que tienen trabajo porque se verán forzados a pagar más impuestos y a los que no lo tienen porque seguirán en ese estado durante mucho tiempo. Así es como se está generando nuestra particular ‘L’, la versión ‘made in Spain’ de la Gran Depresión.

Fuente - Libertad Digital

Mari Paz Pascual
20/08/2009, 18:53
Debería resultar evidente que la forma de combatir una sangría laboral generada por las propias regulaciones del Gobierno no es repartir el dinero de los españoles que todavía trabajan entre los españoles a los que el Estado impide trabajar, sino eliminar desde un principio tan absurdas restricciones. Lo contrario no es más que una hipoteca que Zapatero carga a todos los ciudadanos para no dar marcha atrás en su fracasadas convicciones socialistas ("el mercado cambió la crisis", "los trabajadores no van a padecer las consecuencias de una situación causada por la codicia", "es la hora de la socialdemocracia"...) que al parecer ni siquiera fueron tamizadas por las dos tardes de economía que Jordi Sevilla le prometió.

Sin duda, todo esto es de esperar en un político populista como el líder del PSOE, dispuesto a convertir España en un páramo con tal de mantenerse en el poder. Lo sorprendente –y desazonador– es que una oposición, supuestamente cercana al liberalismo, sólo sepa aplaudir y celebrar iniciativas desastrosas como esta que, para más inri, había criticado con bastante acierto desde un principio. Perdido en una maraña de acusaciones probablemente ciertas pero que no ha sabido probar, el PP busca nuevos frentes para criticar al Gobierno pero, sin embargo, no se le ocurre plantear alternativas en la que, hoy por hoy, es la principal preocupación de los españoles: la economía.

En definitiva, tras dos días en los que la propaganda ha estallado en forma de caos, Zapatero propone ampliar un plan todavía falto de contenido con tal de sufragar una terapia remoralizante para su electorado y el PP lo saluda como un paso en la buena dirección. Será que el primero está dispuesta a sacrificar la economía por su ideología y el segundo está dispuesto a sacrificar la economía y su ideología con tal, piensan, de suceder a Zapatero.

Editorial - Libertad Digital

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
21/08/2009, 02:23
Zapatero no sabe nada de economía ni, por lo que se ve, del fundamento del socialismo y su denigrado y viciado Estado de derecho. A ese tipo le pesan más las ansias que las ideas. Un presidente del gobierno de esa altura en un país como España es auténticamente una vergüenza.

La economía es la materia con la que se produce la posibilidad de la garantía social. La concepción del fondo del Estado de derecho no se soporta por un mero y falso talante, sino que al debilitar su verdadero soporte surgirán crisis sociales por la evidente e inconsecuente acción económica de arruinar un país aumentando descontroladamente el gasto. Lo que se hace es, exactamente, garantizar su debilidad. Lo que soporta la democracia no es el derecho sino las condiciones que permiten que surja y se mantenga. Así, la izquierda torpe airea el logro de las garantías del derecho mientras niega las condiciones que lo hacen posible.

La receta original de Krugman de aumentar el gasto público para reducir los efectos de la crisis, que Zapatero no entendió en su sentido de garantizar la estructura del consumo interno, era una oportunidad de hacer otras muchas cosas que sería coherente y conveniente haber hecho; el fenómeno de la precipitación aceleró una crisis por la incomprensión de un tiempo económicamente causal huérfano de su causa, y que la terquedad de este gobierno pretende formalizar.

Para gestionar la oportunidad están los programas de planificación económica y los planes de contingencia, algo que no está en al credo optimista del PSOE. La impresión es de que nadie está en el control; se confía en la conveniencia de ser optimistas en economía para superar algo tan complejo sociológica y económicamente como la ontología de la desconfianza, y se espera de ellos, unos inútiles, que nada saben del riesgo del capital. Los parches a corto plazo y sin orden alguno no son sino derroche, pérdida de oportunidad, pasión de tiempo y tiempo perdido. No es casual que ZP retirase a Solbes; ahora puede gastar como si el dinero cayese del cielo y brotase espontáneamente del suelo. Por cada unidad que aumenta el gasto se es linealmente más pobre, esto es, menos rico; y si no se invierte bien, si no se hace la inversión rentable, que dé más de lo que se pone, se pierde la oportunidad de crear riqueza. La riqueza social está objetivada en la garantía del Estado, pero un Estado más pobre es más débil y no puede mantener su garantía sino a costa de ser aún más pobre (la última, en efecto, es hablar, de repente, de subir los impuestos por ministros analfabetos). La idea de inversión de Zapatero es absurda. La inversión ha de ser económicamente rentable en el sentido amplio de rentabilidad social que comprende la acción económica como un principio comprensivo, y no meramente causal donde su único índice sea una relación lineal del capital (la rentabilidad es un concepto que por definición establece la relación entre el capital invertido y el beneficio logrado); la función de la inversión, por tanto, es económica dentro de un marco de su planificación social con un tiempo económicamente planificado (lo contrario del propagandístico y estúpido plan E que es una costosísima pausa). Si quiere hacer filosofía política o filosofía del derecho debiera cambiar su afectado estilo de patán resentido y encorbatado, y ser menos ligero al pensar. Por ahora no es más que un peligroso progresista esnob e inculto con todos los vicios intelectuales propios de ese tipo de ligereza.

La decadencia se da en los seres vivos, los grupos sociales, las empresas y el Estado. El principio económico por el que una unidad es rentable se basa en su capacidad de crear efectos que aumenten la actividad que se producía en su identidad, y no en la manipulación demagógica de derechos olvidando lo que los sustenta. Eso no es más que la palabrería de la cabeza del gobierno, la ridícula e incomprensible táctica con la que encanta a los españoles (por lo que me han contado quienes han tratado con él, Zapatero es un tipo con encanto personal, pero, en mi opinión, es un necio que, como todo populista, huele mal). Al igual que defiendo la incomparable penetración económica de Marx por su riqueza analítica y filosófica, los socialistas de burdel denigran la idea del socialismo.

Zapatero no entiende que el bien social no es sólo la forma del capital socializado como Estado de derecho; es algo común en los socialistas acríticos e ignorantes. La productividad, para ese señor que no parece haber trabajado en su vida, es mucho más que el trabajo. Las unidades posibles de trabajo requieren de una teoría que las permita aumentar; no aumentan por inclinación u optimismo (la planificación científica de la economía es científica por la comprensión de la posible racionalización de los elementos involucrados en el proceso económico; y, por supuesto, esa ciencia, sería sintética, esto es, creativa conforme a la razón que amplía su crítica). Zapatero desprecia el argumento empresarial y el de incontables organismos económicos internacionales que lo desacreditan desde el inicio de la crisis. Su frivolidad y obstinación siempre optimista nos conducirán, sin duda, a empobrecer España.

El principio democrático de Zapatero está en que cree que es un principio. No; señor mío, aprenda que es un efecto.

Mari Paz Pascual
30/08/2009, 15:24
Estoy de acuerdo en cuánto lo que dices y expresas.

El problema no lo aborda, las respuestas son ireales, lo que pasa es que están apurados en como resolver la planificación de la economía de cara al año que viene. Y los deberes no están hechos de cara al 2012 en relación a la UE y el euro.

De momento, buscan soluciones - recaudación - con impuestos. Es decir, ingresos al Estado, lo que acompaña al gasto impositivo es subir más la inflación.

Dada la situación de creciente desempleo, disminución y débil consumo más la progresiva reducción de la inversió.

Ahora, a qué vienen los impuestos para el conjunto de la economía, es evidente que tenemos un gobierno débil, muy débil. Y nos va a costar a todos más trabajo salir del hundimiento debido a que no se actúa a tiempo y dar largas nos va a representar más años para la recuperación.

Lamentablemente es así, espero que se dejen influenciar por otros más aptos y eficientes.

Saludos

Emeric
04/03/2012, 06:33
Zapatero y los socialistas fueron echados del poder, y Rajoy y sus seguidores subieron al poder más por rechazo al gobierno anterior que por amor a sus sucesores. Y la cosa sigue igual en España. Para que vean que es mundial, y no meramente nacional ...