Beckett
09/08/2009, 06:13
El ejecutante, se vive a sí mismo como interpretador de vidas, de experiencias, circunstancias o poemas que jamás había pensado. El ejecutante, aún así, tiene que saber lo que dice, tiene que sentirlo.
Hay una inflexión en cada palabra, su fonetización, su pronunciación, su vocalización. Hay que colocar la palabra exacta en la boca exacta, hay que reconocer la vida en la vida otra, la mía, es la vida del ejecutante, del actor.
Alzar la voz, erguir el cuello, presentar un rostro. El actor se pierde entre fonemas, su labor es más lingüística que pragmática, más neurológica que psicológica. El actor se muere al interpretar. No es hermeneútico, está lleno de sí, pero fuera de sí, interpretando, aparentando, re-organizando lo Real.
El teatro se acerca más a lo real literario que la novela, sin embargo, hoy en día, se basan en novelas para nada.
Pensar en el que habla en escena como quien deja de ser para sí, quien se funde con la palabra que proclama, que se confunde con el significado de lo que dice.
Hacer de un personaje en letras una vida, es entregarse al concierto lógico de los fonemas.
El teatro es sonido, es pronunciación, declamación, existencia purificada.
Yo no me rindo, tendido sobre el suelo, porque grito "A" pensando en su significado, sino que la "A" hace una figura en mis labios, en mi boca, en mi lengua. No digo "A" porque el guión lo dice. Grito "A" porque mi ser me lo pide.
Son mis labios los que dibujan las figuras teatrales, es mi rostro el que lo significa.
Hay una inflexión en cada palabra, su fonetización, su pronunciación, su vocalización. Hay que colocar la palabra exacta en la boca exacta, hay que reconocer la vida en la vida otra, la mía, es la vida del ejecutante, del actor.
Alzar la voz, erguir el cuello, presentar un rostro. El actor se pierde entre fonemas, su labor es más lingüística que pragmática, más neurológica que psicológica. El actor se muere al interpretar. No es hermeneútico, está lleno de sí, pero fuera de sí, interpretando, aparentando, re-organizando lo Real.
El teatro se acerca más a lo real literario que la novela, sin embargo, hoy en día, se basan en novelas para nada.
Pensar en el que habla en escena como quien deja de ser para sí, quien se funde con la palabra que proclama, que se confunde con el significado de lo que dice.
Hacer de un personaje en letras una vida, es entregarse al concierto lógico de los fonemas.
El teatro es sonido, es pronunciación, declamación, existencia purificada.
Yo no me rindo, tendido sobre el suelo, porque grito "A" pensando en su significado, sino que la "A" hace una figura en mis labios, en mi boca, en mi lengua. No digo "A" porque el guión lo dice. Grito "A" porque mi ser me lo pide.
Son mis labios los que dibujan las figuras teatrales, es mi rostro el que lo significa.