Cochero
15/07/2009, 20:20
Pruebo poder olvidarte
entre este silencio áspero,
con cada pizca de tenue sereno
que tirita en mi frívolo patio.
Quisiera tener de nuevo mis manos
reposando en el candil de tu pecho,
tener de ti al menos el beso
que deje en paz mi alma.
Intento olvidarte con cada luna
que pasa encendiendo mis ojos.
Rasgando tu rostro como a hojas secas,
ocultando que te estoy pensando
mientras cierro de nuevo la ventana.
Intento olvidarte con cada libro.
Entre las rimas repetidas de Bécquer
y con Neruda temblándome de grises.
Intento olvidarte
musitando un “te amo” apenas sensible.
Si me fuera posible disiparte
como a un suspiro en el aire.
Pero tu aliento susurra por mis sábanas
clavándose lánguido en mi cuerpo.
Se deslizan por las paredes tus caricias
y castigan a gritos mi piel solitaria.
Intento olvidarte en cada horizonte
arrojando mis pensamientos al ocaso,
Los abandono a cualquier suerte
aunque sé que nacerán con el alba.
Hay lágrimas en mis ojos
pero no puedo extirparlas.
Solo esas lágrimas te recuerdan
y sin embargo no quiero secarlas.
No puedo nombrarte de nuevo
sin que tiemblen mis labios.
Quisiera saber si puedo esperarte,
para cuando vienes en sueños
a saciar mis rincones amargos.
entre este silencio áspero,
con cada pizca de tenue sereno
que tirita en mi frívolo patio.
Quisiera tener de nuevo mis manos
reposando en el candil de tu pecho,
tener de ti al menos el beso
que deje en paz mi alma.
Intento olvidarte con cada luna
que pasa encendiendo mis ojos.
Rasgando tu rostro como a hojas secas,
ocultando que te estoy pensando
mientras cierro de nuevo la ventana.
Intento olvidarte con cada libro.
Entre las rimas repetidas de Bécquer
y con Neruda temblándome de grises.
Intento olvidarte
musitando un “te amo” apenas sensible.
Si me fuera posible disiparte
como a un suspiro en el aire.
Pero tu aliento susurra por mis sábanas
clavándose lánguido en mi cuerpo.
Se deslizan por las paredes tus caricias
y castigan a gritos mi piel solitaria.
Intento olvidarte en cada horizonte
arrojando mis pensamientos al ocaso,
Los abandono a cualquier suerte
aunque sé que nacerán con el alba.
Hay lágrimas en mis ojos
pero no puedo extirparlas.
Solo esas lágrimas te recuerdan
y sin embargo no quiero secarlas.
No puedo nombrarte de nuevo
sin que tiemblen mis labios.
Quisiera saber si puedo esperarte,
para cuando vienes en sueños
a saciar mis rincones amargos.