Cochero
07/05/2009, 18:47
¡Ah, cortés quiebro del alba!
Me sujeté tanto a su cuerpo
en aquella noche;
Como lo hace un náufrago
con el madero que yace inmóvil
tras el desplome de su barco.
No quise pensar en mañana,
en las intrusas estrellas
que iluminaban indiscretas,
mientras moría el silencio
aprisionado en mi cama.
Me hice amo a escondidas de tu aliento,
y lo marchité como a una rosa
apagándolo en mis manos.
Intenté encerrarlo en mi pecho,
(Para perpetuarlo)
¿Cómo podía suponer que sería tan blando?
¡Ah!, tu cuerpo aquella noche;
Se abrió como madreselva
punzando su perfume al ocaso.
No quise imaginar el después,
lo que sería acariciarle a la distancia.
Murmurar al horizonte su nombre
y querer romperme en sus brazos.
Navegué íntegramente su piel;
recuerdo.
Sentí que se suspendía mi alma;
que afligía mansamente mis ojos
con tanto calor de su mirada.
¡Ah!, noble trino, cruel añoranza.
Me aferré tanto a su cuerpo esa noche,
como lo hace un sobreviviente
con el madero final de su naufragio.
Me sujeté tanto a su cuerpo
en aquella noche;
Como lo hace un náufrago
con el madero que yace inmóvil
tras el desplome de su barco.
No quise pensar en mañana,
en las intrusas estrellas
que iluminaban indiscretas,
mientras moría el silencio
aprisionado en mi cama.
Me hice amo a escondidas de tu aliento,
y lo marchité como a una rosa
apagándolo en mis manos.
Intenté encerrarlo en mi pecho,
(Para perpetuarlo)
¿Cómo podía suponer que sería tan blando?
¡Ah!, tu cuerpo aquella noche;
Se abrió como madreselva
punzando su perfume al ocaso.
No quise imaginar el después,
lo que sería acariciarle a la distancia.
Murmurar al horizonte su nombre
y querer romperme en sus brazos.
Navegué íntegramente su piel;
recuerdo.
Sentí que se suspendía mi alma;
que afligía mansamente mis ojos
con tanto calor de su mirada.
¡Ah!, noble trino, cruel añoranza.
Me aferré tanto a su cuerpo esa noche,
como lo hace un sobreviviente
con el madero final de su naufragio.