jorgesalaz
05/05/2009, 10:27
Por Ciro Gomez Leyva
Diario Milenio
Cd. de México
Sandra Hussein, la entrañable Sandrita, sintetiza lo mejor del argenmex. Llegó hace 31 años con el exilio que huía de la despiadada dictadura de Videla, Massera, Galtieri. Aquí creció y tuvo a su hija mexicana. Aquí sigue, enriqueciéndonos profesional y humanamente. Weber la habría tomado para tipificar las virtudes del exilio.
“No es de bien nacido ser malagradecido”, me dijo ayer citando a no sé qué autor. “¡Ahora resulta que Argentina le niega la entrada a los mexicanos!”, revienta en el teléfono. Le pido que me deje publicar la carta que le envió el jueves a su presidenta Cristina Kirchner. Una carta furiosamente argenmex:
“En mi calidad de residente en México, ciudadana argentina, me dirijo a usted para hacerle la siguiente pregunta:
“Usted —o sus asesores— ¿leen los informes de OMS? ¿Siguen sus recomendaciones? ¿Sabe de qué se trata la enfermedad? ¿Sabe cuántos son, a la fecha, los infectados y muertos por influenza porcina? Debería. ¿Cómo es capaz de cerrar las puertas a los vuelos mexicanos, al país que se las abrió generosa y solidariamente a más de 30 mil argentinos que llegaron en condiciones trágicas? ¿A los mismos hijos, padres, cónyuges (como usted muy bien mencionó ‘por ejemplo, el esposo de la canciller Patricia Espinosa’), hermanos, amigos de tantos argentinos?
“Siento mucha vergüenza, señora. Mucha”.
Por la tarde, con un tapabocas que mete miedo, el embajador Jorge Yoma ofrece una disculpa a México, pero no se compromete a nada. “Que usen otra excusa y no la discriminatoria de la pandemia”, se despide Sandrita. “Entiendo que esto de cerrar puertas, vuelos y lo que sea, se presta a muchos fines. Pues mínimo que sean coherentes y se las cierren también a los gringos”.
La carta de Sandrita no ha recibido respuesta.
Diario Milenio
Cd. de México
Sandra Hussein, la entrañable Sandrita, sintetiza lo mejor del argenmex. Llegó hace 31 años con el exilio que huía de la despiadada dictadura de Videla, Massera, Galtieri. Aquí creció y tuvo a su hija mexicana. Aquí sigue, enriqueciéndonos profesional y humanamente. Weber la habría tomado para tipificar las virtudes del exilio.
“No es de bien nacido ser malagradecido”, me dijo ayer citando a no sé qué autor. “¡Ahora resulta que Argentina le niega la entrada a los mexicanos!”, revienta en el teléfono. Le pido que me deje publicar la carta que le envió el jueves a su presidenta Cristina Kirchner. Una carta furiosamente argenmex:
“En mi calidad de residente en México, ciudadana argentina, me dirijo a usted para hacerle la siguiente pregunta:
“Usted —o sus asesores— ¿leen los informes de OMS? ¿Siguen sus recomendaciones? ¿Sabe de qué se trata la enfermedad? ¿Sabe cuántos son, a la fecha, los infectados y muertos por influenza porcina? Debería. ¿Cómo es capaz de cerrar las puertas a los vuelos mexicanos, al país que se las abrió generosa y solidariamente a más de 30 mil argentinos que llegaron en condiciones trágicas? ¿A los mismos hijos, padres, cónyuges (como usted muy bien mencionó ‘por ejemplo, el esposo de la canciller Patricia Espinosa’), hermanos, amigos de tantos argentinos?
“Siento mucha vergüenza, señora. Mucha”.
Por la tarde, con un tapabocas que mete miedo, el embajador Jorge Yoma ofrece una disculpa a México, pero no se compromete a nada. “Que usen otra excusa y no la discriminatoria de la pandemia”, se despide Sandrita. “Entiendo que esto de cerrar puertas, vuelos y lo que sea, se presta a muchos fines. Pues mínimo que sean coherentes y se las cierren también a los gringos”.
La carta de Sandrita no ha recibido respuesta.