Cortesan
01/05/2009, 13:35
Leyendo a Ortega y Gasset, me he tropezado con esto:
“”las ideas se tienen, en las creencias se está; de las ideas podemos decir que las producimos, las sostenemos, las discutimos, las propagamos, combatimos en su pro y hasta somos capaces de morir por ellas. Con las creencias propiamente no hacemos nada, sino simplemente estamos en ellas””
Yo siempre me he presentado ante vosotros como un creyente no religioso, pues presiento que existe un creador, pero, me resisto a creer en un Dios personal, aunque lo he intentado durante años perteneciendo a movimientos espirituales de la Iglesia católica. Lo deje por imposible, pues pensaba como Ortega, de una forma mucho menos intelectual, siempre he creído que a ese Dios en el que quería creer, lo tenía más en mi mente (idea) que en mi corazón (creencia).
Sospecho que a la creencia no se llega por el entendimiento sino que opera ya en nuestro fondo cuando pensamos en algo y de ahí nace la idea, la cual, al nacer como consecuencia de la creencia es firme e irrefutable.
Por este convencimiento que yo tengo es por lo que huyo de la confrontación de ideas, pues me parece una perdida de tiempo, prefiero que las ideas no sean meramente ideas, sino que procedan de una creencia y experiencia personal y profunda, ya que me encuentro con mucha frecuencia seudo-intelectuales que pretenden parecer lo que no son, porque lo que dicen no lo han vivido, no nace de la creencia. Charlatanes vacíos siempre han existido.
“”las ideas se tienen, en las creencias se está; de las ideas podemos decir que las producimos, las sostenemos, las discutimos, las propagamos, combatimos en su pro y hasta somos capaces de morir por ellas. Con las creencias propiamente no hacemos nada, sino simplemente estamos en ellas””
Yo siempre me he presentado ante vosotros como un creyente no religioso, pues presiento que existe un creador, pero, me resisto a creer en un Dios personal, aunque lo he intentado durante años perteneciendo a movimientos espirituales de la Iglesia católica. Lo deje por imposible, pues pensaba como Ortega, de una forma mucho menos intelectual, siempre he creído que a ese Dios en el que quería creer, lo tenía más en mi mente (idea) que en mi corazón (creencia).
Sospecho que a la creencia no se llega por el entendimiento sino que opera ya en nuestro fondo cuando pensamos en algo y de ahí nace la idea, la cual, al nacer como consecuencia de la creencia es firme e irrefutable.
Por este convencimiento que yo tengo es por lo que huyo de la confrontación de ideas, pues me parece una perdida de tiempo, prefiero que las ideas no sean meramente ideas, sino que procedan de una creencia y experiencia personal y profunda, ya que me encuentro con mucha frecuencia seudo-intelectuales que pretenden parecer lo que no son, porque lo que dicen no lo han vivido, no nace de la creencia. Charlatanes vacíos siempre han existido.