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Ver la versión completa : Falta en ciencia, sociología y ética afectiva



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
27/04/2009, 07:12
“La respuesta adecuada a mi pregunta. "¿Cómo podemos detectar y eliminar el error?", es, según creo, la siguiente: "Criticando las teorías y presunciones de otros y -si podemos adiestrarnos para hacerlo- criticando nuestras propias teorías y presunciones". (Esto último es sumamente deseable, pero no indispensable; pues si nosotros no criticamos nuestras propias teorías, puede haber otros que lo hagan.) Esta respuesta resume una posición a la que propongo llamar "racionalismo crítico". Se trata de una concepción, una actitud y una tradición que debemos a los griegos. Es muy diferente del "racionalismo" o "intelectualismo” de Descartes y su escuela, y hasta es muy diferente de la epistemología de Kant, aunque en el campo de la ética, o conocimiento moral, éste se aproximó a ella con su principio de autonomía. Este principio sostiene que no debemos aceptar la orden de ninguna autoridad, por elevada que ella sea, como base de la ética. Pues siempre nos enfrentamos con una orden que emana de una autoridad, debemos juzgar críticamente si es moral o inmoral obedecerla. La autoridad puede tener el poder de obligar a cumplir su orden, y nosotros podemos carecer de él para resistirla. Pero si tenemos el poder físico de elegir, entonces la responsabilidad final es nuestra: depende de nuestra propia decisión crítica obedecer o no un mandamiento, someternos o no a una autoridad.” (Karl R. Popper, Conjeturas y refutaciones; Sobre las fuentes del conocimiento y la ignorancia, pg, 50)

A pesar de no ser un racionalista convengo en la actitud del racionalismo crítico. Aclaré que los que precipitan ideología al carecer del espíritu estricto de la filosofía y la ciencia declaran su incompetencia en temas científicos y filosóficos.

Tomé tres ejes posibles de deformación:

a) Al exigir determinación científica se recurre a supercherías pseudo científico-religiosas. En teoría de la ciencia (Karl R. Popper) y la teoría sociológica (Roy Bhaskar) se hace crítica del fundamento con miras a su posible ampliación. No hay dogmatismos que se sustraigan a la crítica.
b) Las cuestiones centrales de la más moderna sociología son relativas a una mayor complejidad en el objeto del cambio (Ulrich Beck y Zygmunt Bauman). La urgencia sociológica no está en si es o no es sociología; sociología viene dada por la orientación de sus objetos: social.
c) Toda la explicación del efecto solidario, la orientación al otro, se basa en un grado emocional que lo hace asimétrico con su intelección (Giacomo Rizzolatti y Vilayanur S. Ramachandran). Cae la falsa y determinista dicotomía ética del ser/deber; no hay supuestos sobre la naturaleza del bien.

La indeterminación del fenómeno de la precipitación crea una distancia con sus objetos en el vacío de su conciencia. A partir de la semiótica social se hace una dialéctica de significados problemática, esto es, generadora de discontinuidades. Los objetos ya no tienen condiciones de suyo sino de la ampliación sobre la que emergen, es decir, creadora de una nueva condición.

La sociología del conocimiento se hace una condición no sólo institucional sino de generación de dinámicas particulares de su conciencia y urgencia. La expectativa racional se crispa en una ampliación que inicialmente no comprende. Es el objeto de crítica.

Pompilio Zigrino
01/05/2009, 18:33
Respecto de:

Este principio sostiene que no debemos aceptar la orden de ninguna autoridad, por elevada que ella sea, como base de la ética.

Justamente es lo que se propone en ciencia. La validez de una propuesta ética viene dada por sus efectos y por su grado de compatibilidad con la realidad.

Los afectos son la base de la ética y también lo es el propio razonamiento, ya que es el que nos permite seguir con la imagianción la cadena de causas y efectos, de donde podremos prever cuáles srán buenos y cuáles no.

Si los afectos, o los sentimientos, son la base de la ética, entonces quien mejor los describe (y los organiza) es Spinoza. Sino ¿ cuáles son esos fundamentos ?

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
03/05/2009, 04:07
Se ha de insistir de nuevo. El que pretende ciencia no la practica por nombrarla, y, menos, hace filosofía de ella. El principio del ataque al cientificismo fue por querer ser ciencia sin filosofía, es decir, actividad sin conciencia.

La verdad no es un término absoluto. Esa misma pretensión, esto es, que sea absoluto, lo hace ridículo. Todo aquel que haya estudiado filosofía de la ciencia debe saber que la verdad no es una autoridad por ella misma; es un historicismo que abstrae sus triunfos y los pretende reproducir para toda otra historia. Su crítica, más allá de su falsación, es poner conciencia a los problemas que comprende.

Uno de los problemas que he traído desde hace meses es el relativo a las sociologías de la ciencia y del conocimiento. Mi tesis es que su verdad no es absoluta sino relativa a su objeto de cambio. Mis posturas son básicamente filosóficas, pero propongo el sentido sociológico como una orientación ética de la mayor relevancia, un significado que se ordena con primacía sobre el resto de los objetos, incluido, por supuesto, la verdad. Cualquiera que haya estudiado en profundidad los autores que menciono verá que me separo mucho de ellos, y es por los que su comprensión no es un mero supuesto de absoluto sino del grado que interviene en la acción. Si he traído un texto de Popper ha sido porque hace clara una responsabilidad que en la comprensión invierto como no sólo causal sino comprensiva. Al aceptar el enfoque objetivo de Popper se presta especialmente bien a mi orientación sociológica. Por otro lado, la sociología de Popper se pretendía mucho más cientificista que la mía, principalmente, porque mi orientación no se pretende absoluta conforme a un delirio, sino que es objetiva no sólo conforme a su racionalidad sino al sentido del mismo objeto, al que hago más importante. Este problema lo traje a los foros hace casi dos años con la polémica Popper-Kuhn. Más allá de las filosofías respectivas, el problema es la síntesis de la sociología del conocimiento y la de la ciencia. Tomar como supuesto la verdad absoluta de uno de sus objetos es especular con el bien de ese objeto. Desde la crítica, es un sinsentido que no comprende ni la urgencia ni la conciencia de los objetos; de definir el bien, nada; ¡lo que se hace es criticarlo!.

Pompilio Zigrino
06/05/2009, 19:16
Que yo sepa, la validez de las teorías verificadas, tiene caracter universal y absoluto, hasta que alguien demuestre lo contrario.

Ejemplo, la ley de Ohm de los circuitos eléctricos tiene validez en la Tierra como en el espacio, y no sólo desde ahora, sino desde 1827 en que se descubrió y antes de que se descubriera. Algo similar puede decirse de la ley de Newton del movimiento y de muchísimas leyes verificadas.

Esa es la realidad. Si alguien quiere negar la realidad, que lo haga. Es gratis....cuesta muy poco.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
06/05/2009, 23:49
Sinceramente, no tiene ningún sentido tomar en serio quien dice de la ciencia que “la validez de las teorías verificadas, tiene caracter universal y absoluto, hasta que alguien demuestre lo contrario”. Así, cualquiera dicta que cualquier cosa es un absoluto; "hasta que alguien pruebe que estoy equivocado, llevo razón". ¡Tremenda majadería y perversión de la ciencia! ¡ahí tienen a los chapuceros! ¡miren quién desprecia la ciencia para lograr su interés!. Eso debiera conllevar a no poder hablar de ciencia nunca más. ¡Qué desvergüenza!. Quien diga eso no sabe nada de epistemología, es decir, de teoria de la ciencia. Sólo es cientitis y no filosofía de la ciencia. Por otro lado, es una conclusión normal de despreciar la filosofía; ya los avisé. Epistemológicamente hablando, no es más que una ingenuidad sin ningún valor filosófico. Insisto, las teorías científicas avanzan crucialmente en su falsación, esto es, en la prueba de su falsedad y límite de su verdad, que es el reclamo sobre el que brota su novedad. Justamente, la inversa de semejante idiotez. Ciencia sin méritos. Así de clarito: ¡demuestren que uno está equivocado! ¡la urgencia es lo que le pasa a uno y no lo que trasciende por ser urgente!. El cálculo infinitesimal de una teoría, la posibilidad de su crítica racional, la hace inteligiblemente infinita, es decir, no falsable en su infinitud, igual que en el absurdo orden de Spinoza. Ahí los tienen, ¡rozándose con total descaro!.

El conocimiento, lógica y epistemológicamente, sólo puede ser negativo. En ello se basa que pueda aumentar; y por lo que, cabalmente, no puede ser absoluto, sino que es, más bien, su prueba de totalidad, es decir, su conciencia de restricción, como un negativo de su área de acción; según avanza se pone en evidencia como falso y limitado a su totalidad, y nunca es un absoluto sino encerrado en la resrtricción de su tiempo; el absoluto que se pretende final se prueba falso en cada instante ante todo aquello que no dice, y que abstrae por conveniencia metodológica. Aquí, sí conviene un poco de gramática. La carga contra el fundamento de su supuesto es la intencionalidad que mueve la anterioridad de la teoría con respecto al experimento; evidentemente, la teoría se hace anterior, pero es sólo una hipótesis con arreglo a un constante delirio, una especie de metafísica inmanente que no hace sino darse importancia y ocultar que es un mero supuesto que sólo se sabe en su falla y nunca en un delirio que, por su propia lógica, es esencialmente especulativo. Su alumbramiento, su determinación, es el continuo de la teoría, justamente, en su ampliación.

Se ve que hablar de experimentos y verificaciones sólo tiene sentido burocrático y de mero trámite; no sólo es mucho más elegante hablar de refutaciones, sino que, por la relevancia histórica de la negatividad respecto a la forma temporal de la conciencia, tiene mucho más contenido, aquel del que emerge. El factor creativo en el conocimiento es lo que lo hace tan revolucionario; lo positivo, en términos epistemológicos, no sólo es ingenuo, pasivo e irracional, sino una declaración de despreciable y desvergonzada ignorancia filosófica. Vemos, una vez más, una razón sólo retrospectiva y fundamentalmente irracional, insuficiente por ella misma, la supuesta fuerza del mérito de los bienes que la ciencia traerá, es decir, el mejor de los mundos. Una esperanza que se basa en la falta de objeto, el mismo del que se sirve para crear su distancia con la urgencia.

La fuerza de la ciencia está, sin duda, en la filosofía que contiene y que, por su lógica histórica, está falta, intrínsecamente limitada, lo que conviene llamar, epistemológicamente, objeto científico. El delirio del cientificista no sólo es presunción acomodada y sólo ciencia en el mérito de otros, sino un tipo de gramática que se regodea en lo flaco de su orgullo.

No sólo valen los argumentos históricos sino, en este foro, principalmente los filosóficos. Epistemológicamente, cuando se habla de historia se habla de las condiciones históricas y heurística, y no sólo de historia de la ciencia. ¡Somos filósofos y no secretarias delirantes que creen que su papeleo es hacer ciencia!. El límite de la verificación es en esencia un tema filosófico en tanto genera problemas para el aumento del conocimiento. ¡Problemas y no gramática!, es decir, más contenido a lo que se dice y menos presunción. Como está claro, la ciencia, en este sentido, tiene su sitio, que no su primacía. Su exigencia no sólo es algo filosóficamente disparatado por pretenderse en sí, sino que es, fuera de su caso, alarmantemente inmoral, no en mi sentido de ampliación de márgenes sino de creación de distancia ética.

Y ruego que no se me haga repetir constantemente lo que ya está contenido en mis temas. Ya no es sólo cuestión de gramática sino, simplemente, de no precipitar la lectura.

Pompilio Zigrino
07/05/2009, 11:16
En cuanto a:

Así, cualquiera dicta que cualquier cosa es un absoluto; "hasta que alguien pruebe que estoy equivocado, llevo razón". ¡Tremenda majadería y perversión de la ciencia!

Creo que el que dice cualquier estupidez, sin fundamento, y cree haber dicho una gran verdad, no es el científico, sino el pseudointelectual.

El científico, antes de hablar o afirmar algo, ha experimentado previamente. De lo contrario dice que es una hipótesis, o una conjetura.....bueno, hay que explicar aspectos tan elementales.

Una teoría verificada (por ejemplo, las teorías físicas) tienen igual validez desde que surgieron en adelante. Por ejemplo, la teoría de Newton se sigue estudiando ahora, a pesar de que surgió en el siglo XVIII. Y siempre tendrá la misma validez.

Ello no significa que no se admita otra teoría mejor, más ajustada a la realidad. Esto es lo que pasa en la ciencia (algo que los pseudointelectuales ignoran).

En cuanto a que alguien pretende adquirir méritos de otros, creo que ello es propio de los que no buscan la verdad, los pseudointelectuales que denigran todo lo que no conocen y creen que alabando o imitando personajes oscuros que razonan en circuito cerrado (nada tiene sentido para una persona normal), los ubica en la cima del conocimiento.

Si uno dice "la ciencia ha logrado muy buenos resultados" o "la ciencia es algo grandioso", está reconociendo una obra de otros (cualquier persona sensata se da cuenta de ello).

Pompilio Zigrino
07/05/2009, 11:24
En cuanto a:

la teoría se hace anterior, pero es sólo una hipótesis con arreglo a un constante delirio, una especie de metafísica inmanente que no hace sino darse importancia y ocultar que es un mero supuesto que sólo se sabe en su falla y nunca en un delirio que, por su propia lógica, es esencialmente especulativo.

La ciencia propone hipótesis que luego se han de demostrar, o no. Eso es todo. Los que deliran son los pseudointelectuales......Cualquier persona que conozca algo de ciencia observará que en ciencia se dice: de esto sabemos, de tal cosa no sabemos.

Esto es lo que distingue la ciencia del palabrerío hueco. Se puede afirmar algo verificado y se puede decir "no se sabe". Los que suponen que esto es un delirio, no tienen ni la menor idea de lo que es la ciencia (y hacen daño al lector desprevenido cuando comparan la ciencia con el palabrerío hueco de los pseudointelectuales).

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
07/05/2009, 12:56
Se ve claramente que no sólo no se comprenden mis textos sino que no se tiene muy claro el objeto de la ciencia, uno que por muy complicado que sea de comprender, se amplía en su acción y por lo que fue llamado pragmático. De nada vale, entonces, tratar de filosofía de la ciencia si lo único que se está dispuesto a hacer es esconderse bajo la esperada aceptación del delirio, esto es, la autoridad universal y absoluta. La negatividad, como se ha visto, es una condición formal de su concepción, o sea, de su mera posibilidad. Las exigencias, como peticiones a gritos, quedan no más que como brotes de un ardor que se extralimitó en sus ansias.

Ha quedado claro a ojos de todos que no sólo es una majadería sino un sentido inmoral y provinciano. Teniendo en cuenta el estricto sentido sociológico de mis últimos temas, los que definen lo moral en su primeridad, es una tontería presuntuosa que se pretende en un vacío que, en coherencia, no se acepta como absoluta finalidad.

La urgencia es anterior a su historia, de ahí que haya reclamo en ella. Por mucho que la ciencia pretenda ser su absoluto, como exigencia de primacía, no recibe más que una despedida acompañada hasta la puerta, si no es que, más bien, se vea lanzada por la ventana, cual ramera despreciada.

No soy Karl Popper, aunque lo conozco lo suficientemente bien como para defender todo lo que cite de él. Como el cientificismo se cuestiona por la misma ciencia, es un tema de gran interés para exhibir las exigencias descontroladas de los presuntuosos.

Insisto, no se sabe:

a) defender la legitimidad de la ciencia en cuanto al sentido de la sociología del conocimiento, ni
b) defender los objetos problemáticos de la ética de la sociología de la ciencia, la que dice ser primera, pero que no puede argumentar sino como exigencia de principio, o autoridad por ella misma.

Defiendo que además de no superar la fase gramática, es decir, la que formaliza los objetos comprendidos, se anda a ciegas sobre los objetos perdidos, sobre los que se creó una distancia y se precipitó su falta de objeto ético, su vacío de sentido, y los que, desesperadamente, opta por exigir.

A pesar de que la ciencia sin filosofía cae repetidamente en movimientos no sólo generalmente falsos sino sin conciencia e indeterminantes, la ciencia pertenece a la actividad filosófica, razón por la que el filósofo aprecia su determinación. El desajuste moral de la ciencia se debe básicamente a esto: ensimismamiento. El mismo onanismo que tanto reparo suscita.

Pompilio Zigrino
07/05/2009, 18:06
Hay una forma de hablar de ciencia: conocerla, haberla estudiado. No hay que basarse en opiniones ajenas.

Hay que escribir cosas concretas y con sentido, al menos este es el requisito que se impone en cualquier ámbito científico, algo que parecen desconocer por estos lugares.......

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
08/05/2009, 04:58
Se están repitiendo las discusiones en mis temas en cuestiones que no son su objeto. La ciencia tiene un interés enorme en relación a unas posibilidades que se conviene en girar alrededor de su verdad; ir más allá del carácter restringido de su verdad hasta la verdad, propuesta explícitamente como absoluta, es un escándalo desproporcionado, infinitamente inductivo e intrínsicamente inmoral, esto es, radicalmente noumenal, en lo que crece de su delirante raíz.

En mis temas se habla de filosofía, sociología y ética, que son una misma manera de decir, con varios términos, un mismo objeto. Evidentemente, la ciencia tiene su sitio, como se ha señalado en el fundamento de la solidaridad y el orden de las representaciones respecto al orden volitivo; cuestiones que, por mucho que se haya hablado gramaticalmente de neurociencia y psicología social, con mucha presunción y poco contenido, y sólo en términos librescos y de aprendiz, no se han actualizado con algún interés sino en mis temas, y con una orientación mucho más problemática y reflexiva que la falta de contenido del estilo presuntuoso que sólo tiene mera forma, su eco y su expectativa. He traído investigaciones científicamente cruciales al respecto y algunas reflexiones que no por ser menos conocidas y populares, esto es, que están frescas, son menos importantes. Más allá de decir que la ciencia es una bendición y exigir el orden de Spinoza como principio en un arrebato claramente anticientífico que pone por delante los principios a su comprobación, imponiendo la restricción de su ampliación, una exigencia de simetrías no sólo falsa sino ridícula, no se ha hecho nada sino estorbar con la repetición obsesiva de ciencia, ciencia, ciencia. Estamos en un foro de filosofía, no de ciencia; la ciencia sin filosofía se va por donde vino. ¡No hay ciencia sin filosofía que no sea una degeneración de su gramática!.

La especulación tiene un límite que he proporcionado a las filosofías de Schopenhauer, Peirce, Durkheim, Simmel y Weber. Ellos intuyeron con admirado genio, pero no se sabían falsos; Peirce, quizá, casi lo supo, pero no lo pudo determinar. En ello, como defiendo, se distingue el principio epistemológico de la ciencia; la experimentación es un paso precipitado y sin apenas filosofía ni conciencia.

De modo que en mis temas la ciencia es algo accesorio. Lo que desarrollo dice que no es la primacía, no es el sentido moral, sino que es su distancia. La ciencia no es el único objeto de este foro, y menos de mis temas. La ciencia cabe en la filosofía, pero no es su totalidad. Con insistencia maníaca se interrumpe exigiendo por doquier cientificidad. Aún así, dadas las insistencias, se ha mostrado que es, en su principio, inmoral, o sólo moral a costa de cargarse de nuevo de más supuestos, y de ahí mis insitencias en la dialéctica entre las sociologías del conocimiento y la ciencia. Como ya mostré, ese supuesto es mera esperanza, un vacío que se precipita en el tiempo, esto es, un delirio. Produce una actitud cínica, irresponsable, infantil, idólatra y nihilista hacia los problemas.

Con ello quiero decir que se cuide uno de hacer filosofía de lo que hace y no sólo de precipitarse en su ejercicio como si fuera un absoluto, porque es un delirio esencialmente indeterminado en la especulación; discurre, pues, no de forma absoluta sino circunscrita al margen de su totalidad, su restricción de condiciones no sólo del delirio de su verdad sino de las que dan contenido a su formalización. En lugar de hacerse tautológicas, o sea, decirse a ellas sólo lo que en verdad se pueden decir, su analiticidad, decirse lo que tiene algún sentido decir en ellas y no sólo que sea verdad, su sinteticidad. Ese margen, en el que el contenido se comprende, amplía y no sólo reduce, tiene un sentido no sólo por él mismo, sino por lo que es además de él mismo; es decir, que no sea sólo sí-mismo.