prometeo8002
24/04/2009, 09:46
Déjame tomarte como libro antiguo,
como tiempo de tintero y plumas,
que tu carátula de delícadísima piel
sienta, en la palma mía, todo el tacto de la angustia
que acumulo por la letra que me quedas.
Déjame correrte los arroyos de lágrimas,
por todos los suspiros que mandaste al universo
enterándolo de la soberbia de tus truenos,
tiene que existir algún motivo para hacer que me detenga
a tornar la página y degustarnos la sabiduría de los errores.
Déjame instruirme de todos los torrentes,
de la bendición del agua de noria en los templos del recato,
son los sortilegios de la coma, del punto y aparte, del seguido, dibujado en el estruendo
de tus libres versos, de tu presa rima, los que me desbordan todos los afluentes.
Déjame mentirles hasta el último capítulo
para que no me tilden de orate trasnochado,
dicen que es absurdo que entres a mi fiesta
como sabe hacerlo la ingenuidad de los felinos
que perturban la paciencia que puebla los tejados.
Pero finalmente no puedo contentar
las horas de los vivos mostrándole el épílogo
que nunca se leyeron, les falta fantasía y todo el aderezo
que llevo hasta mi cama para llamar el viento,
entonces déjame, déjame leerte, Tristeza, para ser feliz.
como tiempo de tintero y plumas,
que tu carátula de delícadísima piel
sienta, en la palma mía, todo el tacto de la angustia
que acumulo por la letra que me quedas.
Déjame correrte los arroyos de lágrimas,
por todos los suspiros que mandaste al universo
enterándolo de la soberbia de tus truenos,
tiene que existir algún motivo para hacer que me detenga
a tornar la página y degustarnos la sabiduría de los errores.
Déjame instruirme de todos los torrentes,
de la bendición del agua de noria en los templos del recato,
son los sortilegios de la coma, del punto y aparte, del seguido, dibujado en el estruendo
de tus libres versos, de tu presa rima, los que me desbordan todos los afluentes.
Déjame mentirles hasta el último capítulo
para que no me tilden de orate trasnochado,
dicen que es absurdo que entres a mi fiesta
como sabe hacerlo la ingenuidad de los felinos
que perturban la paciencia que puebla los tejados.
Pero finalmente no puedo contentar
las horas de los vivos mostrándole el épílogo
que nunca se leyeron, les falta fantasía y todo el aderezo
que llevo hasta mi cama para llamar el viento,
entonces déjame, déjame leerte, Tristeza, para ser feliz.