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Ver la versión completa : Ética de los sentimientos, costumbre y la conciencia



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
22/04/2009, 01:35
Cualquiera que rastree el fenómeno de la comprensión se va a encontrar que pretende hacer continuo su objeto; sin ello no es posible hablar de comprensión.

La ética de los sentimientos se ubicó en la estética, una forma tosca de ética que sólo toma por objeto cosas dadas. Los sentimientos nos eximen, no necesitan de una identidad que los ordene a priori pues su tiempo está dictado. Quien encierra toda la ética en ellos vive básicamente su animalidad.

El hombre se ha de batir fuera de sí con el medio en el desarrollo de su historia. Como consecuencia de las formas, que inevitablemente determinan la experiencia, la precipitan, se trata con unos objetos que remiten de manera continua como pautas sujetas a la determinación de su tiempo. La costumbre, esto mismo, es la adquisición de formas. Su sentido es todavía estético, pues es historia como objeto del paso del tiempo.

La conciencia, un salto que permite la falta de continuidad entre representaciones, hace posible el tiempo. Al hacer posible el tiempo se hace posible, a su vez, su elección. Lo que ella implica, que no se puede definir al no estar dada, es el margen de responsabilidad con uno mismo. Eso es ética; como se ve, no una definición sino su objeto, el de la ética.

Es evidente que algunos no sólo precipitan sus conciencias sino que precipitan la suposición de la de los demás. La ética hace todo lo contrario, pone conciencia. A un ser vulgar le será, sin duda, más cómodo tener una regla para actuar y eximirse de su responsabilidad. Aunque tengo en gran estima el fenómeno de la religión, está plagado de buenos ejemplos de ello (defiendo que la totalidad de la experiencia humana significativa es religiosa, aun limitando la religión a la trascendencia y omitiendo a Dios). Los sentimientos y la costumbre no dictan la ética, la moral chapucera, si bien sí le dan cierto contenido sobre el que se trasciende; pero el salto verdaderamente ético es el de la conciencia.

El fenómeno de la comprensión, de una importancia extrema para mitigar los vicios de la ideología, es, en lo básico, ético. No compete absolutamente sino a uno con la trascendencia de uno mismo. No hay objetos que no sean trascendencias de una identidad; por su misma lógica, no son el caso. La falta de comprensión precipita a la expectativa de su recreo causal, es decir, a nihilizar su tiempo.

El cuidado de la conciencia no es un cerdo onanista que vive ligeramente, a costa de sus placeres, su irresponsabilidad; el cuidado de la conciencia es asunto filosófico que comprende sus términos.

dragonfly
22/04/2009, 03:21
Hola Alberto...
es decir, que en otras palabras ¿la ética vendría dada por el manejo adecuado de los sentimientos, la costumbres y la conciencia? ¿Tiene esto relación con la empatía?

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
22/04/2009, 04:09
Tiene una enorme relación; pero, por la misma conciencia, no es un absoluto, sino un problema, como habrás podido ver si has seguido mis temas en los foros de filosofía y sociología. El manejo de los sentimientos no puede ser un mero conductismo; eso lleva a una moral condicionada que poco tiene que ver con la ética, que se ha dicho que la comprende.

El sentido al otro no es una definición absoluta que se indetermine respecto a los objetos que no son ella misma, como mera finalidad; es el problema de que se pretenda absoluta, que no ve más totalidad que la de su roce impúdico.

El efecto empático tiene una gran importancia en la definición de los conceptos que vienen determinados por él. El tiempo de las emociones en relación a la conciencia no sólo es un problema muy complejo sino que hace falsa y absurda la identidad del orden de Spinoza. La fortaleza científica se basa no en que sea verdadero su supuesto, sino en que, por contra y negativamente, se haga falso; lo contrario de ello es imponer sin conciencia, en una falta, la verdad al mundo y por el solo ejercicio de su especulación. La concepción absolutista del orden de Spinoza y su incomprensión son mala teoría de la ciencia que con facilidad, precipitadamente, se confundirá con sus objetos. Las emociones son algo de una extraordinaria complejidad porque hacen, como digo, sutil la ampliación. Sacar un maniqueísmo de ello es negar su enorme interés. La emoción es un tono más complejo, superior, que engloba antes de llegar a la conciencia; su ampliación arrasa, tiñe todo lo que toca, pero no es algo hueco y sin matices; es, más exactamente, general y holista, y no concreto. Que su tiempo no sea el mismo que el de la conciencia está, para empezar, en que uno tiene una forma propia, la emoción, y el otro de ampliación, la conciencia. Las emociones no son conceptualizaciones de sentido sino que no necesitan ni forma ni contenido al serlo por ellas mismas; tienen otro tiempo, uno que, justamente, engloba.

El concepto solidario se basa en la determinación que lo hace distinto de su mera abstracción; se puede ver en qué consiste su grado ermocional, el que marca la diferencia como contenido inmediato. Ese grado común del efecto solidario no es tan fuerte como para ser un objeto claro de la conciencia, sino que se presta a su determinación científica en un sentido radicalmente fenomenológico, es decir, en coherencia, de ciencia primera; si bien, una ciencia menos sutil y más grosera, como ciencia meramente causal, que estudie órdenes inferiores, esto es, no éticos, podrá aclarar muchas cosas, determinarlas respecto de esos tiempos ya dictados, es decir, los de una seca primeridad o, en esencia, natural inhumanidad; pero debe quedar claro que la ética compete a su propio plano, el de su construcción, es decir, el de la terceridad. En mis temas hay un enfrentamiento con la moral tradicional y la ética del olvido, la moral chapucera, porque en el fondo se deshace de una responsabilidad y la confunde con una aceptación. Sin duda que la responsabilidad se hace problemática desde la identidad y un reduccionismo simplón que no hace sino mirar donde le interesa y no donde se haya su urgencia. El tiempo de la urgencia es ciego y por ello reclama cuidado.

Entenderás que mi oposición radical al orden de Spinoza es por su falta de cuidado, por su total incomprensión. En algunos de los artículos que te he facilitado tienes muchos problemas en relación a la implicación de ese orden y lo que imposibilita su olvido e incomprensión .

Como se vio en el comienzo de mi anterior tema, La falta de objeto ético, hago una crítica de un cierto tipo de historicismo de la verdad, el de su pretensión de absoluto.

He de lamentar que a pesar de dar muchísima importancia al objeto problemático, epistemológica y moralmente, no termine sino abandonando mis propios temas. Confien en que por ello mismo no me decida a abandonar los foros.

Saludos

Pompilio Zigrino
22/04/2009, 19:28
La ética cristiana, con su "amarás al prójimo.....", se basa en los sentimientos humanos.

Cuando algunas personas sufren lesiones en los lóbulos frontales, pierden parte de sus aptitudes éticas por tener deteriorados sus sentimientos.

Spinoza ha hecho una descripción de tipo axiomático respecto de los afectos. Los reduce a sólo tres. Por algo algunos neurocientíficos lo tienen en cuenta...

Mari Paz Pascual
23/04/2009, 16:08
El tema no es tan funcional, representativo, cultural o filosófico del lado de la comprensión y explicación.

Para entender a los hombres, sus necesidades, intereses, orientaciónes y actitudes tenemos que entender los sentimientos humanos, eso que es a veces con naturalidad forma lo inhumano. Esta sería la equivalencia al sentido que se expresa con lo irracional que hemos hablado otras veces entre otros foristas que acuden a este de filosofía, desvirtuando la racionalidad y el análisis.

Una vez dicho esto, ya podemos entrar en la aceptación de Spinoza, dado que la neurociencia coincide con los planteamientos filosóficos del maestro filosófico mencionado y que en esta parte de la materia coincide también y se basan estudios y análisis desde la psicología social y la sociología.

No es por contradecir, en absoluto, cada uno se acoge a la perspectiva que adopta su punto de mira.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
24/04/2009, 04:55
El hombre no es lo que le es dado; el sujeto, desde la autoconciencia, abre una fisura, crea un margen en lo dado. En el sentido de ética, ha llevado a las más importantes teorías sociológicas de la historia.

Nadie ha dicho que no sean importantes los sentimientos, pero no se ha de olvidar que no son más que un margen de lo dado. Sin duda, tienen una orientación, como dije, que no se ha de confundir con una ideología.

El científico no es el idiota, que es el cientificista; si es ingenuo es porque especula, porque, por su propia lógica, no puede saber, su saber está limitado a la continuidad, como forma, de su conciencia. La lógica del conocimiento no puede ser sino negativa, hace en su ejercicio su propio límite. Cuando alguien ha hablado de aportes del conocimiento lo ha hecho en un sentido muy vulgar y que muestra una brutal ignorancia filosófica y una descarada ingenuidad científica. La falta de conocimiento hecha actitud se indetermina en ideología que ha de contener, hacer el tiempo intensivo, hacia sí mismo, para hacer posible su comprensión.

Spinoza hizo una ética maravillosamente compleja al abrir la posibilidad de los absolutos a las totalidades, y, éstas, a sus grados. Como de ello se deriva el cálculo infinitesimal, hay una infinidad especulativa de posibles condiciones. El científico, como he dicho, no es el que las hace positivas sino falsas, un problema que para algunos no es más que de lenguaje, es decir, que creen que la filosofía es la gramática del idiota; es lo que hace que una teoría sea ciencia y no especulación. Los otros, son problemas de los que se hace un lío al nombrar y crear distancias con ellos. La trascendencia, como también he dicho, es una condición de recreo del hombre.

Lo irracional, como también se ha dicho, es una postura crítica de la misma falta de razón. La razón no es una condición absoluta, y es, por ello, que urge crítica en ella.

Miren ustedes quiénes crean márgenes y se irresponsabilizan de ellos. La comprensión, como la uso, en un sentido altamente pragmático, es teoría de la acción en su conciencia. No es conciencia de uno mismo, como una autoconciencia singular, sino sociológicamente, de los demás. Su razón y conciencia es cuidar ésta, la de los demás.

Está quedando claro que la presunción cietificista es bien flaca en cuanto se le exige el fundamento de su saber. Serg, quien ha sido mirado con la misma desconfianza en estos temas, llamado también pseudofilósofo y sofista, sí ubicó que no pude ser muy anticientífico alguien tan influido por Kant, Peirce o Popper, que está claro que no se utilizan como historia sino como lógica. Alguien se está viendo desbordado y no sabe hacer conciencia de su causa.

Se está sugiriendo que la neurociencia es spinozista, lo cual es falso. Que haya algunos científicos que hayan convenido en Spinoza no hace la totalidad científica de esta especie. Uno de los mayores intereses de la ciencia es hacer posible la determinación del conocimiento, un valor restringido y no ético por su independencia sino, más bien, un descuido.

Si se estudian los avances más importantes de la neurociencia se ve que no son importantes cuando dicen lo que ya se sabía, su historia, sino cuando sorprenden con novedades. El sentido de determinación e indeterminación es esto mismo, posibilidad de ampliación o restricción de márgenes.

La simetría esperada, el orden de Spinoza, es mostrada falsa con cierta frecuencia en neurociencia; en términos del falibilismo no ingenuo, la determinación no absoluta de la falsación, es no dar por agotados los márgenes de su ejercicio. Esto se hace en filosofía de la ciencia, lo contrario del cientificismo. Su ejercicio no exime del todo la ideología, pero, al menos, su ejercicio es cuidado.

Se ha señalado que el tiempo de las emociones es un tema muy complejo; y es muy complejo porque no depende sólo de ellas. He llamado repetidamente a la falta de filosofía en la neurociencia neurociencia descerebrada. Las emociones tienen la particularidad que su orientación no sólo dirige sino engloba; hacen a sus objetos pasión de ellas. En sentido fenomenológico, es un problema muy complejo porque deshace la identidad de los tiempos, hace totalmente ridículo el orden de Spinoza. Sus tiempos no sólo son relativos a la terceridad, el ejercicio lógico de la conciencia, sino que su primeridad tiene una actividad velada en la que las sinápsis tienen una forma no sólo particular de su fijación sino de la irregularidad y característica de la genética concreta que determinan cierto margen de su acción; se hacen, en un importante sentido, indeterminados, en el sentido causal de indeterministas. Esta idea, que ha llevado a que cierren las bocas muchos necios que atacaron en el pasado ideológicamente el psicoanálisis, no sólo hace asimétrico ese orden sino que lo hace un problema filosófico de primerísimo orden. ¿Quieren neurociencia?, ¡pues aprendan primero en qué es tonto el cerebro!.

Mari Paz, no me importa que me contradigas, no me contradices; critico que me malinterpretes. Mi postura filosófica es bastante radical, pero su crítica requiere mucho más que presunción.

Pásenlo bien.

Mari Paz Pascual
24/04/2009, 07:04
El tema viene expresado desde un punto de vista crítico por lo cual esa critica es el reclamo de otra critica a su vez en contra de la oposición que en definición lo positivo en este caso de Spinoza y demás.... recupera la no determinación que la critica otorga.

En este plano de una vez has hecho critica a varios que yo en suma englobaria el positivismo.

Solo en una consideración no un análisis valorativo.

En los juicios intervienen los diferentes planos para poder realizar las prácticas de ensayo y error que no es sinónimo de absoluto.

Saludos

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
24/04/2009, 07:35
O sea, que después de tanto exigir ciencia, dais un paso para atrás y precipitáis ideología. Eso no compete a este foro, o no es el objeto que trata. Desde la postura fenomenológica, para desgracia del cientificismo, las cosas no son ni tan claras ni tan apresuradas; son, más bien, críticas desde ellas mismas. Y no te líes con expresiones vacías sobre valores que no se cuestionan ni con positivismos que no vienen al caso. Eso fue tratado en otros temas.

El cientificismo empezó siendo criticado por ello, porque no es en esencia científico, sino un modo que oculta que su actividad es ciencia irracional, trámite de secretarias delirantes; no es más que gramática de idiota que dicta verdad sobre el mejor de los mundos.

El ensayo y error no es una forma a priori de la ciencia sino del tiempo del juicio que en su dialéctica hace síntesis con su historia. Son términos muy sencillos. Sólo he mostrado que además de presunciones no hay más que caradura.

Ruego que si se quiere tratar este tema se traigan problemas para el mismo. Si no se hace desde este mismo, he abierto muchos otros que hacen posible otra orientación. Si se habla de ciencia, se viene con cuentos; si de sociología, que si eso no es sociología; si de neurociencia, de unas emociones que no se comprenden, … ¿esto qué es?. No soy yo el que tiene que demostrar nada en estos temas, sino vosotros. El presuntuoso afamado sólo presume, y tú, sinceramente, no sé qué criticas más que lo dicho.

Y acerca de la no determinación de Spinoza que la crítica otorga, ¿no he dicho que es falso, ridículo e ideológico?. ¿Por qué en lugar de discutir en círculo no lo problematizas desde la sociología de la vida cotidiana y su tiempo?. Creo que dais un valor filosófico a Damasio y su spinozismo que en coherencia no comprendéis. ¿No ves que su suposición de simetrías es, en térrminos científicos, falsa?.

¿Y has sospechado, acaso, que mi teoría de los comprendidos era en esencia spinozista?. No es la primera vez que lo aclaro. Para hablar no sólo hace falta disponer de una gramática.

¿De dónde te has sacado tú lo que no entra en la comprensión?. Extraña manera tienes de ver lo que significa. ¿Qué haces, ciencia de ella a modo falsacionista?. Me temo que no entiendes ni el significado de comprensión ni de falsación. Es una pena, porque sin ello no es posible llegar muy lejos en nada de esto.

Cuídate.

Pompilio Zigrino
25/04/2009, 12:07
La neurociencia todavía no ha dado una visión clara y precisa del cerebro, pero va en ese camino.

Es la esperanza que tiene el ser humano para conocer algo concreto sobre nuestro comportamiento, ya que desde la filosofía especulativa se admite cualquier cosa (todo vale). Y sigue teniendo cabida hasta el mayor disparate, algo que no ocurre en la ciencia (luego critican a la ciencia por la tarea depuradora) (????)

Uno de los pocos que ha escrito algo claro y organizado es Spinoza, pero, quienes tienen cierta aversión por la claridad y el orden, se oponen duramente..(es como tiene que ser).