ArieliSs!!
12/03/2009, 23:35
Apostar en grande
Por Nora Bär
Mientras la decisión de Barack Obama de levantar el veto a la investigación en células madre acaparó ayer la atención de todo el mundo, otras medidas que pasaron bastante inadvertidas son aún más revolucionarias y vuelven a plantear la discusión acerca de cuál es el lugar que la ciencia debería ocupar en la vida de un país.
Dentro del paquete de estímulo anunciado para sortear la crisis y recuperar la colapsada economía de los Estados Unidos, se incluye, según se difundió, una suma monumental para ciencia y tecnología: casi 120.000 millones de dólares. De éstos, unos 20.000 millones serían para investigación básica; casi 50.000, para investigar en energías renovables y eficiencia energética; 10.400, para los institutos nacionales de Salud; 1100, para hacer estudios comparativos sobre los tratamientos médicos actualmente en uso; 24.600, para tecnologías de la información (incluidos desarrollos en banda ancha de última generación y en la historia clínica electrónica), y 11.000, para desarrollar una superred interconectada de electricidad. No sólo eso: gran parte de ese dinero deberá gastarse en dos años.
"Nunca se inyectó tanto dinero tan rápido en un aparato científico", dice en un editorial New Scientist , que subraya que se trata de la mayor inversión en ciencia de la historia de los Estados Unidos, ni siquiera superada por el programa Apolo o el proyecto Manhattan.
Si se tiene en cuenta que los fondos federales motorizan aproximadamente el 9% de la investigación realizada por la industria y alrededor del 60% de la que se produce en las universidades, está claro que un aporte de estas dimensiones abre perspectivas sin precedente. (El primer ministro británico, Gordon Brown, y otros líderes europeos ya temen una "fuga de cerebros" en sus países.) El 50% de estos presupuestos se destinarían a costear la investigación; el 25%, a compras de nuevo equipamiento, y el 25%, a renovar infraestructura.
Por supuesto, semejante apuesta persigue un objetivo más ambicioso que tener contentos a los científicos: se desprende de la idea de que la ciencia y la tecnología pueden ser fuerzas formidables para hacer crecer un país y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. De hecho, un informe de la Information Technology & Innovation Foundation calcula que 20.000 millones de dólares invertidos en investigación e infraestructura científica podrían crear y retener 402.000 puestos de trabajo durante un año.
La jugada no carece de riesgos y los científicos ahora tienen la pelota en su campo. Pero si de apostar se trata, poner a la ciencia en el centro de la escena es como tener un póquer de ases. Y, lógicamente, esto también es válido para países como el nuestro...
Diario Nación
Por Nora Bär
Mientras la decisión de Barack Obama de levantar el veto a la investigación en células madre acaparó ayer la atención de todo el mundo, otras medidas que pasaron bastante inadvertidas son aún más revolucionarias y vuelven a plantear la discusión acerca de cuál es el lugar que la ciencia debería ocupar en la vida de un país.
Dentro del paquete de estímulo anunciado para sortear la crisis y recuperar la colapsada economía de los Estados Unidos, se incluye, según se difundió, una suma monumental para ciencia y tecnología: casi 120.000 millones de dólares. De éstos, unos 20.000 millones serían para investigación básica; casi 50.000, para investigar en energías renovables y eficiencia energética; 10.400, para los institutos nacionales de Salud; 1100, para hacer estudios comparativos sobre los tratamientos médicos actualmente en uso; 24.600, para tecnologías de la información (incluidos desarrollos en banda ancha de última generación y en la historia clínica electrónica), y 11.000, para desarrollar una superred interconectada de electricidad. No sólo eso: gran parte de ese dinero deberá gastarse en dos años.
"Nunca se inyectó tanto dinero tan rápido en un aparato científico", dice en un editorial New Scientist , que subraya que se trata de la mayor inversión en ciencia de la historia de los Estados Unidos, ni siquiera superada por el programa Apolo o el proyecto Manhattan.
Si se tiene en cuenta que los fondos federales motorizan aproximadamente el 9% de la investigación realizada por la industria y alrededor del 60% de la que se produce en las universidades, está claro que un aporte de estas dimensiones abre perspectivas sin precedente. (El primer ministro británico, Gordon Brown, y otros líderes europeos ya temen una "fuga de cerebros" en sus países.) El 50% de estos presupuestos se destinarían a costear la investigación; el 25%, a compras de nuevo equipamiento, y el 25%, a renovar infraestructura.
Por supuesto, semejante apuesta persigue un objetivo más ambicioso que tener contentos a los científicos: se desprende de la idea de que la ciencia y la tecnología pueden ser fuerzas formidables para hacer crecer un país y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. De hecho, un informe de la Information Technology & Innovation Foundation calcula que 20.000 millones de dólares invertidos en investigación e infraestructura científica podrían crear y retener 402.000 puestos de trabajo durante un año.
La jugada no carece de riesgos y los científicos ahora tienen la pelota en su campo. Pero si de apostar se trata, poner a la ciencia en el centro de la escena es como tener un póquer de ases. Y, lógicamente, esto también es válido para países como el nuestro...
Diario Nación