dragonfly
27/02/2009, 23:19
¡EN TRATAMIENTO!
Estaban en una reunión familiar y les dicen a los abuelos:
-Bueno, y ¿cómo va su vida sexual?
A lo cual la viejita contesto:
-Pues estamos en tratamiento.
-¿Cómo que en tratamiento?
- Pues sí: él trata y yo miento.
VISITA CONYUGAL
Llega una viejita a la cárcel el día de la visita conyugal y le dice al guardia:
-Señor yo vengo a la visita conyugal
El guardia asombrado le pregunta:
-¿Pero señora, con quién?
-Con cualquiera, con cualquiera.
LA RANA Y EL VIEJO
Estaba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz. Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:
-Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
-¿Qué? ¿No me vas a besar?
-¡No! - Respondió el viejecito - A mí edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual.
Estaban en una reunión familiar y les dicen a los abuelos:
-Bueno, y ¿cómo va su vida sexual?
A lo cual la viejita contesto:
-Pues estamos en tratamiento.
-¿Cómo que en tratamiento?
- Pues sí: él trata y yo miento.
VISITA CONYUGAL
Llega una viejita a la cárcel el día de la visita conyugal y le dice al guardia:
-Señor yo vengo a la visita conyugal
El guardia asombrado le pregunta:
-¿Pero señora, con quién?
-Con cualquiera, con cualquiera.
LA RANA Y EL VIEJO
Estaba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz. Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:
-Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
-¿Qué? ¿No me vas a besar?
-¡No! - Respondió el viejecito - A mí edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual.