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karlacris
21/01/2009, 11:05
Lola es una belleza y ella lo sabe.


Los clientes pagan por horas para disfrutar de su compañía. Usualmente se conforman con acariciarla, y ella a veces recompensa a sus favoritos apoltronándose cómodamente encima de ellos con los ojos cerrados, pose que a veces adopta para los fotógrafos.


Lola es una gata persa que puede alquilarse en el Ja La La Café, en el bullicioso barrio de Akihabara, en Tokio, la capital japonesa.

El negocio forma parte de la moda en auge de los "Gato-Cafés" que prestan a los clientes un servicio rápido, pero íntimo, con mascotas entrenadas.

Cuando visité el café había 12 felinos y siete clientes, la mayoría hombres solteros.

Un hombre, de escasamente 30 años, trataba de atraer a un ejemplar de gato de Angora sirviéndose de un ratón de goma.

Yutsuke, quien habla con ceceo, es una persona tímida que desearía tener un gato como mascota, pero sus frecuentes viajes de negocios se lo impiden. Como vive solo, Ja La La Café es su oportunidad de disfrutar de los felinos.

Más que gato

La compañía de un gato se cobra al equivalente a US$10 la hora.
Perro la puesta en boga de los "Gato-cafés" no es más que la punta del iceberg de un fenómeno mayor.

Aquellos que no se sienten particularmente atraídos por los felinos tienen también oportunidad de disfrutar de otro tipo de mascotas. Y esto incluye conejos, hurones y, para los más exigentes, hasta escarabajos, que resultan más baratos.

Hay más de 150 compañías en Tokio que tienen licencias para alquilar animales de varios tipos, y como podría suponerse, los perros están entre los más populares.

El procedimiento con los canes es el siguiente: primero uno paga un depósito y luego la tarifa. Entonces recibe una correa, papel higiénico y una bolsa plástica, además de instrucciones sobre cómo tratar al nuevo amigo de cuatro patas.

Kaori es una mesera atractiva que suele, en las tardes de domingo, pasear por el parque a un Labrador si el clima lo permite. Si llueve, ambos se acurrucan frente al televisor en el apartamento de la chica.
"Cuando le miro a los ojos pienso que es mi perro", dice Kaori. "Pero cuando lo devuelvo a la tienda, él corre y mueve la cola para saludar al próximo cliente. Entonces me percato de que es sólo un perro de alquiler".


http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7839000/7839763.stm