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Ver la versión completa : Sobre el la objetividada de nuestras construcciones mentales



Eduardo Coli
18/01/2009, 21:18
Dese mi humilde entender, o transgresión al imperativo de no pensar, considero que la objetiva realidad social, es producto, creación de la actividad mental.

De aquí que la verdad y la mentira, tato como el bien y el mal, las entienda como meras construcciones, que sirven al orden y a la composición, imposición, del orden, como a la articulación jurídica de la organización de la creación social, mental.

Ay construcciones notables, que se imponen y establecen sobre la actividad y creatividad, tanto como la anulación y negación de los propios creadores.

Es decir, se vuelven como una realidad incuestionable, creadora con su actividad, como un ser superior, sobre la anulación y negación de la actividad de los propios creadores.

Es decir que la creación viene a determinar y definir con su ser, el ver y el sentir como la conciencia y la reflexión significativa, es decir la actividad y la practica de la regularidad productiva de los propios creadores.

Se invierte el sentido y la acción de la creación, cuando esta se vuelve como una realidad, creación regente y determinante, de la actividad de sus propios creadores.

Estos terminan sirviendo a la creación y la creación como actividad termina sirviendo de ellos para su propia constitución.

Ya que la misma o a partir de la misma se permite la organización de un mundo, la organización y experiencia de un mundo, una realidad precisa.

La experiencia necesita de la creación para concebir, apercibir la experiencia de una realidad objetiva.

Por ejemplo, dios, una creación de nuestra mente, nos permite la experiencia precisa, ya que nos permite la constitución, creación, como organización de todo un mundo, de toda una realidad objetiva, que nos consolida como súbitos dependientes de ella, ya que la misma nos consolida a nosotros mismos en la experiencia, permitiéndonos y consolidándonos con un grado de realidad y objetividad perceptible, experimentable, en el contexto de su orden, es decir en la constitución y consolidación y conservación del ser de su mundo.

En el caso de que yo me vuelva y me oponga a la creación de su orden y constitución, me vuelvo y opongo a la experiencia, a la existencia y conciencia objetiva, que obtengo y sustento, o adquiero de mi mismo, en relación a ella y su mundo.

De aquí que el ser de mi experiencia, dependa de la creación en todo momento, para obtener la consolidación de algún grado de experiencia.

Prescindir y proceder en la negación y anulación, o el derribo de la creación, comprende la negación y anulación, como el eminente derrumbamiento de mi experiencia, es decir, sería como proceder a la negación y supresión como aniquilamiento de mi existencia conciencia.

Prescindir de la creación implica la imposibilidad de contar con la posibilidad de alguna forma o clase de experiencia, de aquí, horror de los horrores, de que no pueda prescindir de la creación.

Que implica y comprende los posibles grados y dimensiones, (de aceptación y sometimiento) ante la necesidad de la experiencia, y o alguna forma o clase de existencia.

Sin creación mental, se hace inviable e imposible la experiencia.

De aquí que a nivel cognitivo no se pueda prescindir tampoco de la creación, que nos confiere algún sentido y significado en el orden y la organización de la experiencia.

Como presunta existencia, auto experiencia, a partir del recurso que nos confiere significado y realidad experimental, que nos auto otorgamos, auto conferimos, en y por virtud de la creación.

De aquí que tanto la creación de dios, como de otras tantas cosas, nos confieren he inauguran en la experiencia, de algo o alguien perceptible, con un significado y valor referencial a el mundo, y al contexto, inaugurado por la creación mental. O establecido por el objeto creado.

Atentar o dudar no mas en contra de la creación dadora de la experiencia, de una objetiva realidad, es atentar contra el objeto que nos permite la experiencia.

Es atentar contra los grados de la significación y el valor de nuestra existencia y experiencia personal.

Y créamelo, para proceder en esto ay que tener más que ovarios y huevos.

De aquí que no dude ni discuta sobre al realidad dada, como sobre la experiencia otorgada, como establecida a partir del objeto creado.

Que no puede ser abandonado y que tiene que ser sostenido, mantenido, sustentado y refundado constantemente por nuestra mente.

A riego de perder nuestra significación, los valores de nuestra experiencia, como la consolidación de nuestra, auto otorgada existencia, dada y establecida por el objeto creado, el mundo mentalmente concebido.

De aquí que como creador, no tengo existencia, ni conciencia, la existencia y la conciencia de la misma, me la otorga, me la confiere, la creación, el objeto mentalmente concebido, diseñado, como origen y principio de las posibilidades de mi experiencia.

Aceptada y asumida la experiencia y la conciencia de mi existencia, renuncio y me niego a mi mismo, como creador, que implica el aceptar mi insistencia.


Transfiriendo y relegando de todo el poder de creación, por la experiencia recibida originada por el objeto mentalmente creado concebido.

Concientes de residir en la experiencia y en la existencia que nos concede el objeto creado, creador de la misma, nos remitimos y remontamos al objeto como creador absolutos de nosotros mismos.

Temiendo que el mismo nos abandone, de aquí, el combate acérrimo contra todos aquellos, que atenten y procedan, contra nuestra existencia, experiencia, atentando y militando contra el derrumbe, la duda metódica y relativista de nuestros conocimientos y dioses, objetos otorgantes de nuestra realidad y experiencia.