ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
30/11/2008, 05:59
En La era de la información, uno de los trabajos más importantes sobre sociología del siglo XX, Castells incomprensiblemente no hace uso de la sociología mejor intuida de cuantas haya habido. Como ya le comenté hace meses a serg, Peirce se adelantó a Durkheim y Weber –y a muchísimos más como Schrödinger, Einstein, Heisenberg o Popper-. Sólo el caso reflexivo de Simmel o la interpretación hegeliana que hago de Marx tendrían algo que decir en esa nueva sociología. No veo comprensible que en lugar de decir infantilismos pseudo científicos sobre la sociología no se estudie detalladamente la obra del gran titán.
Mi mujer hizo una brillante tesis hace unos años sobre la aplicación de la semiótica a las representaciones sociales. Dediqué mucha atención a fundamentar su fenomenología. Erróneamente, me sentí atrapado por Husserl, Schulze y Kant cuando debieran haber sido Peirce y Schopenhauer.
La tentación ideológica de Habermas o Apel se queda atrapada, como hice yo, en lo que materializa de la información. La corriente informativa trasciende la unidad física y de apercepción. Emerge sobre las leyes de ayer en una discontinuidad radicalmente metafísica.
Confío en que serg nos amplíe los hallazgos del psicoanálisis en relación a Peirce. No es nuevo que la sociología se interese por el psicoanálisis. Sólo niegan su importancia torpes como Bunge a los que se debieran sellar sus bocas y atar su manos.
La lógica del mundo de la información es primeridad no orgánica, es estrictamente lógica. Al no ser material es líquida, pero no sólo licuada, al modo de Bauman, sino más no local y sí sintética, sólo así segundidad y, sobre todo, terceridad. ¡Es el proceso mismo!.
El mundo de las representaciones sociales es actividad como terceridad, sociología. El psicoanálisis deberá mirar la primeridad y la segundidad. La sociología deberá problematizar el único error grave de Peirce, la nueva categoría que no contenía.
Peirce limitó gravemente las categorías al ampliarlas. Urge filosofía de la interpretación, crítica, la que hace arte sobre la obra del artista.
Mi mujer hizo una brillante tesis hace unos años sobre la aplicación de la semiótica a las representaciones sociales. Dediqué mucha atención a fundamentar su fenomenología. Erróneamente, me sentí atrapado por Husserl, Schulze y Kant cuando debieran haber sido Peirce y Schopenhauer.
La tentación ideológica de Habermas o Apel se queda atrapada, como hice yo, en lo que materializa de la información. La corriente informativa trasciende la unidad física y de apercepción. Emerge sobre las leyes de ayer en una discontinuidad radicalmente metafísica.
Confío en que serg nos amplíe los hallazgos del psicoanálisis en relación a Peirce. No es nuevo que la sociología se interese por el psicoanálisis. Sólo niegan su importancia torpes como Bunge a los que se debieran sellar sus bocas y atar su manos.
La lógica del mundo de la información es primeridad no orgánica, es estrictamente lógica. Al no ser material es líquida, pero no sólo licuada, al modo de Bauman, sino más no local y sí sintética, sólo así segundidad y, sobre todo, terceridad. ¡Es el proceso mismo!.
El mundo de las representaciones sociales es actividad como terceridad, sociología. El psicoanálisis deberá mirar la primeridad y la segundidad. La sociología deberá problematizar el único error grave de Peirce, la nueva categoría que no contenía.
Peirce limitó gravemente las categorías al ampliarlas. Urge filosofía de la interpretación, crítica, la que hace arte sobre la obra del artista.