Coro de ángeles

[prometeo6002]

Por qué Roma enseñó a pedir un ángel
que proteja el agua,
uno más la santísima impaciencia de las alas,
y otros la cama,
la mesa,
el sacrosanto polvo de las horas y el umbral.
Más para secar las azarosas lluvias,
mojar las sequías (del tiempo y el espíritu)
que enternezca el color de las flores del patio
el calor,
el invierno,
las canas del Papa y la esquizofrenia del vecino.
Por qué Roma no te conoció, ni te conoce,
y nos hubiera evitado tanto coro,
tantos ángeles, no digamos inservibles
sino tan especializados que solo nos protegen
de alguna que otra cosa, cuando tú
que eres nuestra Angela,
remedio de toda algarabía,
medicamento para cualquier mal y mar
el sabor de cualquier risa,
entonces para qué queremos
invocar a nadie, si tú, además de ser,
vives muy cerca,
aquí, prendida siempre
de nuestro lado izquierdo.