jorgesalaz
01/11/2008, 11:52
La señora, medio dormida en su cama, oye llegar a su marido del trabajo y luego siente como él la acaricia suavemente, casi de manera furtiva, recorriendo suavemente la periferia de su cuerpo. Su cuerpo reacciona inmediatamente a las caricias. El marido toma sus manos y las recoge, mete una de sus manos por su espalda y llega atrevidamente hasta sus redondeces más íntimas. Aunque aún no abre los ojos, ya despertó del todo y está que arde. Entonces, sus piernas son abruptamente levantadas. La mujer siente que la pasión perdida por años ha regresado y le encanta sentir cómo su hombre apoya sobre ella todo su peso. La enerva sentir en su nuca el aliento cálido de su marido. Ella se prepara, levanta las caderas; separa y flexiona sus piernas y se dispone a ser tomada, cuando de pronto su marido suelta sus piernas, gira sobre sí mismo y se acomoda en su lado de la cama. La mujer, aturdida y desconcertada, susurra: "¿Qué pasa?" Él responde con suavidad: "Ya." "¿¡Ya qué!?", murmura ella, jadeante. "Ya duérmete, mi cielo. Ya encontré el control remoto."