ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
09/09/2008, 14:37
El magnífico sociólogo Simmel, gran conocedor de Kant, vio que los objetos sociales llevaban a unas formas que se hacían posibles en su conciencia, su trascendencia o indeterminación. Éramos sujetos trascendentales en un océano de solidaridad. ¡Objeto social!.
El complicado ejercicio de la Filosofía del dinero miraba a éste en su pura fenomenología social. Sin duda, para entender esa modernísima obra (¡1900!) debemos mirarla desde la variación que propongo de su título, Fenomenología del dinero, tal vez, más acertado. En resumen, el dinero como objeto social en nuestra indeterminación y en sus formas de posibilidad, el cauce de su emergencia, son pura acción social.
No debiera hacer falta aclarar que Simmel no es entendible sin haber pensado los objetos de Kant -las condiciones trascendentales-, Hegel –la negatividad de la dialéctica-, Marx –la condición material de la relación social-, Schopenhauer –la naturaleza esencialmente irracional de la voluntad- y Nietzsche –el nihilismo al que conduce el olvido de sí- . No es de extrañar, pues, que nadie se atreva a decir que Simmel no es actual.
Tomemos conciencia de lo que trata nuestro discurso; de los objetos, no de las casillas.
El complicado ejercicio de la Filosofía del dinero miraba a éste en su pura fenomenología social. Sin duda, para entender esa modernísima obra (¡1900!) debemos mirarla desde la variación que propongo de su título, Fenomenología del dinero, tal vez, más acertado. En resumen, el dinero como objeto social en nuestra indeterminación y en sus formas de posibilidad, el cauce de su emergencia, son pura acción social.
No debiera hacer falta aclarar que Simmel no es entendible sin haber pensado los objetos de Kant -las condiciones trascendentales-, Hegel –la negatividad de la dialéctica-, Marx –la condición material de la relación social-, Schopenhauer –la naturaleza esencialmente irracional de la voluntad- y Nietzsche –el nihilismo al que conduce el olvido de sí- . No es de extrañar, pues, que nadie se atreva a decir que Simmel no es actual.
Tomemos conciencia de lo que trata nuestro discurso; de los objetos, no de las casillas.