ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
03/09/2008, 08:11
El fenómeno social acomodado, encauzado y posibilitado en la definición de su carácter estructural y formal es, sin duda, su mayor interés como lugar asible epistemológicamente. La dialéctica que podríamos desarrollar entre las diferencias entre problema epistemológico y urgencia sería negar la importancia de la misma epistemología y la urgencia, sería hacer de nuestra filosofía un cientificismo con el único mérito de sus resultados y toda la calamidad de su ridícula falsedad, su modo de reducción, reproducción y recreación basada en su principio de incomprensión.
El sociólogo Parsons indagó en el significado de la orientación de la acción social. El mayor mérito de Weber fue llamar la atención sobre la fenomenología de la acción social; es interesante fenomenológicamente porque su modo de relación es el marco que se nos da como posibilidad. Si la acción social se hubiese visto como un problema fenomenológico se podría haber adelantado la lectura de Parsons, al menos, a las Investigaciones Lógicas de Husserl. Ello fue el sentido de Schulze, pero Parsons buscó con mayor interés el modelo formal que facilitaba la estructura. Como defiendo, si en lugar de pensar los problemas en sus casillas los pensamos en sus raíces hubiéramos hecho de la fenomenología un reto científico –epistemológico- y no un discurso que reclama la conciencia del problema de la indeterminación de la acción social –la limitación de la trascendencia-. Al menos, era la intención original de Husserl, quien se centró en la indeterminación como problema atrapado en su ser en sí, cosa en sí como cosa y no como su correlato auténticamente orientado moralmente –socialmente-. Ese sentido no privado sino hacia fuera es el que reclamo como la conciencia de la sociología.
El sociólogo Parsons indagó en el significado de la orientación de la acción social. El mayor mérito de Weber fue llamar la atención sobre la fenomenología de la acción social; es interesante fenomenológicamente porque su modo de relación es el marco que se nos da como posibilidad. Si la acción social se hubiese visto como un problema fenomenológico se podría haber adelantado la lectura de Parsons, al menos, a las Investigaciones Lógicas de Husserl. Ello fue el sentido de Schulze, pero Parsons buscó con mayor interés el modelo formal que facilitaba la estructura. Como defiendo, si en lugar de pensar los problemas en sus casillas los pensamos en sus raíces hubiéramos hecho de la fenomenología un reto científico –epistemológico- y no un discurso que reclama la conciencia del problema de la indeterminación de la acción social –la limitación de la trascendencia-. Al menos, era la intención original de Husserl, quien se centró en la indeterminación como problema atrapado en su ser en sí, cosa en sí como cosa y no como su correlato auténticamente orientado moralmente –socialmente-. Ese sentido no privado sino hacia fuera es el que reclamo como la conciencia de la sociología.