Eudesc
02/09/2008, 16:33
Su nombre era Hadad, pero se lo conocía con el título, tan frecuente entre los dioses, que significa "Señor": Baal. Los griegos lo llamaban Zeus. Como Zeus, Baal era el dios de la tormenta y la lluvia, habitaba en la cima de una montaña y luchó con muchos dioses menores para imponerse como rey. Como Osiris, era un dios que murió y fue resucitado por su hermana. Posiblemente era originario de Ugarit, al norte de Siria, pero su culto se extendió por toda el área fenicia y por Canán, llegando hasta Egipto.
El AT fue escrito por yahvistas de alrededor del siglo sexto aC, que acomodaron a sus gustos la historia de Israel, reelaborando el mito de Moisés y el pacto del pueblo judío con Yahveh. Pero los hebreos eran politeístas y el yahvismo mosaico no fue diferente al promovido en favor de Atón por Ajenatón. Las razones que hubo detrás del pacto imaginado por los sacerdotes de Yahveh los podemos intuir por la copia que hicieron de él los cristianos con Constantino. Y el alcance de las mentiras históricas escritas por los yahvistas y de la represión sistemática, lo podemos imaginar por las mentiras históricas escritas y la represión llevada a cabo por los cristianos postconstantinianos.
Escribe el cronista de 1 Reyes 16: «30 Ajab, hijo de Omrí, hizo el mal a los ojos de Yahveh más que todos los que fueron antes que él. 31 Lo de menos fue haber seguido los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que, además, tomó por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a servir a Baal postrándose ante él».
Retrocedamos hasta ese malvado Jeroboam y conozcamos sus horrendos crímenes a los ojos de Yahveh.
Yahveh, que todo lo sabe, concedió la sabiduría y la riqueza a Salomón, lo que le permitió a éste costearse un harén de setecientas esposas y trescientas concubinas. Guiado por el don divino de su sabiduría, Salomón postergó a Yahveh, si no es que lo abandonó, y se postró "ante Astarté, diosa de los sidonios, ante Kemós , dios de Moab, y ante Milkom, dios de los ammonitas". Por esa razón (y no por el adulterio con trescientas concubinas), Yahveh, infinitamente justo, dio a conocer, por medio su profeta Ajías, que había decidido quitar a Salomón diez tribus y dárselas a Jeroboam. Animado, supuestamente, por esta profecía, Jeroboam intentó derrocar a Salomón, pero éste descubrió a tiempo la conjura y Jeroboam tuvo que huir a Egipto. Así que Yahveh el justo no le quitó esas diez tribus a Salomón, sino a su hijo Roboam.
El culto del sapientísimo Salomón a Kemós no era casual: su madre era moabita.
Fue así como Israel quedó dividido en dos reinos, el del norte, con capital en Samaria, y el del sur, con capital en Jerusalén. Suponiendo que esa división fue un mal -ambos reinos quedarían debilitados-, no queda muy bien parada la justicia de Yahveh, al castigar en todos los hebreos los pecados de Salomón. Nada novedoso tratándose de Yahveh, que por una simple desobediencia de Adán castigó a todos sus descendientes con el hambre, las enfermedades, las guerras, y el sufrimiento. Y esto es sólo la primera parte del castigo para los que no cumplan sus leyes, que son el cien por cien de los no cristianos (no lo digo yo, sino Pablo) o no tengan fe en Jesucristo, que es el cien por cien de los cristianos (no lo digo yo, lo dijo Jesucristo).
Jeroboam fue nombrado rey de Israel y sólo la tribu de Judá (quizás fusionada con la de Benjamín) siguió fiel a la estirpe de David. Como ya sabemos que los yahvistas escritores del AT eran judíos davídicos, puede que lo que cuenten de Jeroboam y sus seguidores no sea muy parcial o equitativo. Para contrarrestar la influencia de Jerusalén, ciudad a la que Salomón, aconsejado por los yahvistas, hizo un centro religioso privilegiado, Jeroboam hizo construir dos becerros de oro y construyó lugares de culto en los "altos". ¿Ignoraba Jeroboam la historieta mosaica y lo mucho que irritaban a Yahveh los becerros de oro, o los sacerdotes yahvistas se inventaron esta explicación mítica para dar cuenta de la situación religiosa (este tipo de mitos se llaman etiológicos), calumniando a un rey que no les mantuvo su estatus privilegiado?
Otra vez por medio del viejo Ajías, Yahveh le dijo a su elegido Jeroboam: «Tú has hecho más mal que todos los que fueron antes que tú, y has ido a hacerte otros dioses, imágenes fundidas, para irritarme, y me has arrojado detrás de tus espaldas.» Evidentemente Jeroboam no fue peor en este aspecto que Salomón. El peor de sus pecados, el que lo hacía más malvado que cualquier otro, parece que fue nombrar sacerdotes de entre la gente del pueblo, y no exclusivamente de la casta sacerdotal, los levitas. (¿Quiénes diríais que están contado esta truculenta historia?) Después "elegirlo" para que reinara nada menos que sobre diez tribus del pueblo elegido este fue el final que reservó a su estirpe (pánico da ser un elegido de Yahveh, si no que se lo pregunten a Jesús de Nazaret):
1 Reyes, 14: 10 «por esto, voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam y quitaré a Jeroboam todos los varones, esclavos o libres en Israel, barreré a fondo la casa de Jeroboam como se barre del todo la basura. 11 Los de Jeroboam que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y los que mueran en el campo, serán comidos por las aves del cielo, porque ha hablado Yahveh.»
¿Qué estaba haciendo mientras tanto la tribu fiel a la estirpe davídica, la detentora del único templo a Yahveh, en Jerusalén, su ciudad consagrada? Pues exactamente lo mismo que el malvado Jeroboam: seguían con los cultos “cananeos” a la par del de Yahveh.
«22 Judá hizo el mal a los ojos de Yahveh. Irritaron su celo más que lo hicieron sus padres por los pecados que cometían: 23 también ellos se construyeron altos, estelas y cipos en toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso. 24 Hasta consagrados a la prostitución hubo en la tierra. Hicieron todas las abominaciones de las gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas.»
¿Maldijo Yahveh a la casa de Roboam igual que a la de Jeroboam, con ser exterminados y comidos por los perros? No. Yahveh "daba una lámpara en Jerusalén" a los descendientes de David, por amor a éste. Los yahvistas, aunque no habían conseguido el deseado henoteísmo, era una clase sacerdotal privilegiada en Jerusalén. Su poder se acrecentó con Asá, quien "hizo lo recto a los ojos de Yahveh, como David su padre". Una pequeña mancha, sin embargo: «Pero no desaparecieron los altos».
Yahveh, a quien tanto le gustaba intervenir personalmente en los asuntos humanos al principio de los tiempos, fue delegando cada vez esas intervenciones en los hombres, a quienes ya no se manifestaba ni siquiera por medio de ángeles, sino por medio de sueños y profetas. Esta vez fue Basá la mano terrenal encargada de dar cumplimiento a la “profecía” de exterminar la casa de Jeroboam. Basá fue rey de Israel cuando Asá lo era de Judá. Pero «hizo el mal a los ojos de Yahveh y fue por el camino de Jeroboam y por el pecado con que hizo pecar a Israel».
O sea, para castigar la desobediencia de Jeroboam, Yahveh eligió un sucesor que se comportó exactamente lo mismo que Jeroboam. Asombroso el Yahveh omnisciente y omnisapiente. Pero hay que reconocer que, si no justo, al menos es equitativo en sus castigos. Preocupado por alimentar los perros sin amo y las avecillas carroñeras, le aplicó la misma pena que a Jeroboam: «Los de Basá que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y a los que mueran en el campo los comerán las aves del cielo».
Siguen sucediéndose las conjuras y matanzas "esponsoradas" por Yahveh, hasta llegar a Omrí. «Omrí hizo el mal a los ojos de Yahveh y fue peor que cuantos le precedieron. Fue en todo por el camino de Jeroboam, hijo de Nebat, y por el pecado que hizo cometer a Israel irritando a Yahveh, Dios de Israel, con sus vanos ídolos.»
Ya se ve cuál es la fórmula seguida por los cronistas yahvistas: todos fueron malvados idólatras, siguiendo el modelo de Jeroboam, pero cada uno peor que el anterior.
(Sigue)
El AT fue escrito por yahvistas de alrededor del siglo sexto aC, que acomodaron a sus gustos la historia de Israel, reelaborando el mito de Moisés y el pacto del pueblo judío con Yahveh. Pero los hebreos eran politeístas y el yahvismo mosaico no fue diferente al promovido en favor de Atón por Ajenatón. Las razones que hubo detrás del pacto imaginado por los sacerdotes de Yahveh los podemos intuir por la copia que hicieron de él los cristianos con Constantino. Y el alcance de las mentiras históricas escritas por los yahvistas y de la represión sistemática, lo podemos imaginar por las mentiras históricas escritas y la represión llevada a cabo por los cristianos postconstantinianos.
Escribe el cronista de 1 Reyes 16: «30 Ajab, hijo de Omrí, hizo el mal a los ojos de Yahveh más que todos los que fueron antes que él. 31 Lo de menos fue haber seguido los pecados de Jeroboam, hijo de Nebat, sino que, además, tomó por mujer a Jezabel, hija de Ittobaal, rey de los sidonios, y se fue a servir a Baal postrándose ante él».
Retrocedamos hasta ese malvado Jeroboam y conozcamos sus horrendos crímenes a los ojos de Yahveh.
Yahveh, que todo lo sabe, concedió la sabiduría y la riqueza a Salomón, lo que le permitió a éste costearse un harén de setecientas esposas y trescientas concubinas. Guiado por el don divino de su sabiduría, Salomón postergó a Yahveh, si no es que lo abandonó, y se postró "ante Astarté, diosa de los sidonios, ante Kemós , dios de Moab, y ante Milkom, dios de los ammonitas". Por esa razón (y no por el adulterio con trescientas concubinas), Yahveh, infinitamente justo, dio a conocer, por medio su profeta Ajías, que había decidido quitar a Salomón diez tribus y dárselas a Jeroboam. Animado, supuestamente, por esta profecía, Jeroboam intentó derrocar a Salomón, pero éste descubrió a tiempo la conjura y Jeroboam tuvo que huir a Egipto. Así que Yahveh el justo no le quitó esas diez tribus a Salomón, sino a su hijo Roboam.
El culto del sapientísimo Salomón a Kemós no era casual: su madre era moabita.
Fue así como Israel quedó dividido en dos reinos, el del norte, con capital en Samaria, y el del sur, con capital en Jerusalén. Suponiendo que esa división fue un mal -ambos reinos quedarían debilitados-, no queda muy bien parada la justicia de Yahveh, al castigar en todos los hebreos los pecados de Salomón. Nada novedoso tratándose de Yahveh, que por una simple desobediencia de Adán castigó a todos sus descendientes con el hambre, las enfermedades, las guerras, y el sufrimiento. Y esto es sólo la primera parte del castigo para los que no cumplan sus leyes, que son el cien por cien de los no cristianos (no lo digo yo, sino Pablo) o no tengan fe en Jesucristo, que es el cien por cien de los cristianos (no lo digo yo, lo dijo Jesucristo).
Jeroboam fue nombrado rey de Israel y sólo la tribu de Judá (quizás fusionada con la de Benjamín) siguió fiel a la estirpe de David. Como ya sabemos que los yahvistas escritores del AT eran judíos davídicos, puede que lo que cuenten de Jeroboam y sus seguidores no sea muy parcial o equitativo. Para contrarrestar la influencia de Jerusalén, ciudad a la que Salomón, aconsejado por los yahvistas, hizo un centro religioso privilegiado, Jeroboam hizo construir dos becerros de oro y construyó lugares de culto en los "altos". ¿Ignoraba Jeroboam la historieta mosaica y lo mucho que irritaban a Yahveh los becerros de oro, o los sacerdotes yahvistas se inventaron esta explicación mítica para dar cuenta de la situación religiosa (este tipo de mitos se llaman etiológicos), calumniando a un rey que no les mantuvo su estatus privilegiado?
Otra vez por medio del viejo Ajías, Yahveh le dijo a su elegido Jeroboam: «Tú has hecho más mal que todos los que fueron antes que tú, y has ido a hacerte otros dioses, imágenes fundidas, para irritarme, y me has arrojado detrás de tus espaldas.» Evidentemente Jeroboam no fue peor en este aspecto que Salomón. El peor de sus pecados, el que lo hacía más malvado que cualquier otro, parece que fue nombrar sacerdotes de entre la gente del pueblo, y no exclusivamente de la casta sacerdotal, los levitas. (¿Quiénes diríais que están contado esta truculenta historia?) Después "elegirlo" para que reinara nada menos que sobre diez tribus del pueblo elegido este fue el final que reservó a su estirpe (pánico da ser un elegido de Yahveh, si no que se lo pregunten a Jesús de Nazaret):
1 Reyes, 14: 10 «por esto, voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam y quitaré a Jeroboam todos los varones, esclavos o libres en Israel, barreré a fondo la casa de Jeroboam como se barre del todo la basura. 11 Los de Jeroboam que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y los que mueran en el campo, serán comidos por las aves del cielo, porque ha hablado Yahveh.»
¿Qué estaba haciendo mientras tanto la tribu fiel a la estirpe davídica, la detentora del único templo a Yahveh, en Jerusalén, su ciudad consagrada? Pues exactamente lo mismo que el malvado Jeroboam: seguían con los cultos “cananeos” a la par del de Yahveh.
«22 Judá hizo el mal a los ojos de Yahveh. Irritaron su celo más que lo hicieron sus padres por los pecados que cometían: 23 también ellos se construyeron altos, estelas y cipos en toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso. 24 Hasta consagrados a la prostitución hubo en la tierra. Hicieron todas las abominaciones de las gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas.»
¿Maldijo Yahveh a la casa de Roboam igual que a la de Jeroboam, con ser exterminados y comidos por los perros? No. Yahveh "daba una lámpara en Jerusalén" a los descendientes de David, por amor a éste. Los yahvistas, aunque no habían conseguido el deseado henoteísmo, era una clase sacerdotal privilegiada en Jerusalén. Su poder se acrecentó con Asá, quien "hizo lo recto a los ojos de Yahveh, como David su padre". Una pequeña mancha, sin embargo: «Pero no desaparecieron los altos».
Yahveh, a quien tanto le gustaba intervenir personalmente en los asuntos humanos al principio de los tiempos, fue delegando cada vez esas intervenciones en los hombres, a quienes ya no se manifestaba ni siquiera por medio de ángeles, sino por medio de sueños y profetas. Esta vez fue Basá la mano terrenal encargada de dar cumplimiento a la “profecía” de exterminar la casa de Jeroboam. Basá fue rey de Israel cuando Asá lo era de Judá. Pero «hizo el mal a los ojos de Yahveh y fue por el camino de Jeroboam y por el pecado con que hizo pecar a Israel».
O sea, para castigar la desobediencia de Jeroboam, Yahveh eligió un sucesor que se comportó exactamente lo mismo que Jeroboam. Asombroso el Yahveh omnisciente y omnisapiente. Pero hay que reconocer que, si no justo, al menos es equitativo en sus castigos. Preocupado por alimentar los perros sin amo y las avecillas carroñeras, le aplicó la misma pena que a Jeroboam: «Los de Basá que mueran en la ciudad serán comidos por los perros, y a los que mueran en el campo los comerán las aves del cielo».
Siguen sucediéndose las conjuras y matanzas "esponsoradas" por Yahveh, hasta llegar a Omrí. «Omrí hizo el mal a los ojos de Yahveh y fue peor que cuantos le precedieron. Fue en todo por el camino de Jeroboam, hijo de Nebat, y por el pecado que hizo cometer a Israel irritando a Yahveh, Dios de Israel, con sus vanos ídolos.»
Ya se ve cuál es la fórmula seguida por los cronistas yahvistas: todos fueron malvados idólatras, siguiendo el modelo de Jeroboam, pero cada uno peor que el anterior.
(Sigue)