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lucasz
20/08/2008, 21:03
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La vulnerabilidad de los migrantes


FUENTE: Redacción BBC Mundo

Más de 60 países aplican restricciones de entrada o de permanencia a los portadores de VIH y a los migrantes laborales a nivel internacional se les puede negar la entrada o incluso pueden ser deportados si se detecta que son seropositivos.


La marginalización social y la falta de información pueden aumentar el riesgo de que los migrantes laborales contraigan VIH/SIDA.

Son los migrantes laborales -una población mundial de 86 millones de personas- los que, por las circunstancias que deben enfrentar en muchos casos, presentan un riesgo mayor de contraer VIH/SIDA.

BBC Mundo conversó con la directora del departamento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el SIDA en el Campo Laboral, Sophia Kisting, acerca de la situación actual de los migrantes laborales que padecen esta enfermedad.

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¿Por qué los migrantes laborales enfrentan riesgos particulares de adquirir el VIH/SIDA?


Unas 86 millones de personas migran por causas laborales.
Las personas que migran de país a país lo hacen por causas laborales y en muchos casos sin sus familias. A menudo, estos trabajadores están lejos de su país, aislados en otro que no es el suyo, separados de su comunidad y en una nación en donde no se habla el idioma del migrante. En el país receptor puede existir marginalización social y quizás, los migrantes deben enfrentar condiciones laborales bastante severas.

En muchos casos, los migrantes laborales carecen de información, redes de apoyo y de acceso a los servicios médicos y de seguridad social.



Todos estos factores laborales, sociales, económicos, colocan al migrante bajo una mayor posibilidad de adquirir el VIH, pues precipitan las actitudes de riesgo que en otro caso pudieron haber sido evitadas si las condiciones hubieran sido favorables.

¿Cuál es la situación que en este caso enfrentan las mujeres migrantes y cómo se compara con la de los hombres?

Alrededor del 50% de las personas que migran son mujeres. Precisamente, ellas deben enfrentar situaciones que las exponen aún más al riesgo de adquirir VIH/SIDA. Sus empleos se caracterizan por tener sueldos más bajos que los hombres. No significa que los hombres no tengan sueldos bajos, pero es más pronunciado en las mujeres.

Las mujeres en muchos casos, carecen de acceso a los servicios médicos, y debido a normas sociales en algunos países las mujeres tienen trabajos donde son objeto de discriminación.

Por ejemplo, tienen términos laborales muy arbitrarios y pueden sufrir abusos, lo que las expone al VIH/SIDA.

La mayoría de estas mujeres trabajan en el servicio doméstico lo cual facilita la posibilidad de ser víctimas de abuso sexual aumentando así el riesgo de contraer la enfermedad.

Kisting indicó que las mujeres migrantes presentan un mayor riesgo de contraer el VIH/SIDA.
Actualmente se calcula que existen 85 millones de migrantes laborales ¿Tiene una estimación acerca del número de personas que bajo esta situación son VIH positivo?

Es muy difícil dar una cifra pues el estudio no se ha realizado. Es una cuantificación que todavía no hemos hecho y que necesitará de una gran cooperación entre países de origen y de destino.

Además por la naturaleza del VIH, la confidencialidad del paciente es esencial para la preservación de los derechos humanos pero también los trabajadores no desean que se conozca su situación en torno a la enfermedad. Por ello, es muy difícil tener las cifras y tomará aún bastante tiempo conseguirlas.

¿Cuáles son los derechos de los migrantes laborales sobre la prevención y tratamiento del VIH/SIDA?

Desde la perspectiva de la OIT se hace énfasis en el derecho laboral de los migrantes para que sea igual al de los nacionales. Se trata de que gocen de todos los derechos humanos básicos que tendría un ciudadano del país receptor.

En este sentido, se espera que el paciente tenga acceso a todos los servicios médicos, que la información sea cultural e idiomáticamente apropiada, y de que tendrán acceso al tratamiento.

Esos son los principios básicos. Sin embargo, nosotros complementamos esto con tres convenciones internacionales: el Convenio sobre los trabajadores migrantes de 1949 y el de 1975, y la Convención internacional sobre la protección de todos los migrantes laborales y sus familias, adoptada por la ONU.


Mi mensaje para la región Latinoamericana es que debe haber un sentido de urgencia cuando nos referimos a la prevención. Debemos aprender de las regiones donde la prevalencia es más alta para no repetir los errores
Allí se establece cuáles son los derechos específicos de los migrantes laborales como garantizar el acceso a la seguridad social a través del empleo, y que esto esté incluido en el contrato de trabajo.

Estas son convenciones tripartitas, es decir, acordadas con los gobiernos, los empleadores y los trabajadores.

Pero a pesar de los convenios, aún hay 60 países que restringen el acceso o que incluso pueden deportar a migrantes portadores del VIH/SIDA. ¿Por qué?

El hecho de que existan convenciones no quiere decir que haya adherencia a éstas pero al menos existe una mayor posibilidad de que más países ratifiquen estas convenciones y de que se respeten.

Sin embargo, es un proceso que necesita constancia. Preferiría no tener que nombrar los países en donde se presenta esta situación porque en muchas de estas naciones nosotros estamos involucrados en discusiones muy delicadas para tratar de superar las dificultades.




Muchos migrantes están lejos de sus familias.
En la misma medida en que es difícil saber qué cantidad de migrantes laborales padecen de VIH/SIDA, lo es poder decir qué país es peor que otro en términos de su tratamiento a estos migrantes.

¿Qué está haciendo la OIT para combatir esta situación y cuáles son las recomendaciones que el organismo hace al resto de los sectores de la sociedad?

Nosotros tenemos un código de diez principios que promueve la igualdad de género, la eliminación de estigmas, la preservación de la confidencialidad del paciente, de acceso a tratamiento médico y a la seguridad laboral.

Estos son aspectos importantes para un acuerdo, pero encontramos que tenemos que intervenir a nivel de las empresas. Es necesario que exista un acuerdo de política entre empleadores y empleados.

Como por ejemplo, que a través del lugar de trabajo haya acceso a la confidencialidad, a los análisis médicos, al tratamiento y que también se brinde asistencia psicológica.

Esto es lo que necesitamos acordar en varios casos para que al mismo tiempo exista la garantía de que habrá una fuente de empleo continua y estable.

¿Y usted cree que ante la situación actual, será posible alcanzar la meta del milenio de revertir la propagación del VIH/SIDA para el año 2015?

Por supuesto, este es un punto de vista muy positivo. Nosotros queremos revertir esa tendencia. Yo soy del sur de África y en lo personal he trabajado en lugares donde he visto la total devastación causada por la epidemia.

Pero lo que ha sido un elemento inspirador durante los últimos años es el acceso al tratamiento, el hecho de que ahora tenemos aproximadamente tres millones de personas que tienen acceso al tratamiento con antirretrovirales para combatir el VIH.

El mensaje que desde África -donde la prevalencia del VIH/SIDA es mayor- se envía al mundo es que debemos centrarnos en la prevención. Nunca podemos ser complacientes porque la prevalencia sea menor en una región determinada.

Mi mensaje para la región Latinoamericana es que debe haber un sentido de urgencia cuando nos referimos a la prevención. Debemos aprender de las regiones donde la prevalencia es más alta para no repetir los errores. Y creo que si no existe este sentido de la urgencia, no lo haremos.

A raíz de este acceso al tratamiento para combatir el VIH/SIDA es que existe confianza de que realmente lograremos esa meta.